domingo, 31 de enero de 2016

¿NO ES ESTE EL HIJO DE JOSÉ?

Lc 4, 21-30

En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

NINGÚN PROFETA ES ACEPTADO EN SU PUEBLO

Todos tenían a Jesús como un profeta. El pueblo judío entendía a los profetas como predicadores y mediadores entre Dios y los hombres, facilitando un diálogo entre ellos, haciendo llegar a través de ellos su palabra al pueblo. 

Nosotros, desde el momento de nuestro Bautismo, participamos de la misión profética de Cristo anunciándole con nuestra vida, siendo consecuentes con nuestra condición de creyentes y viviendo en la verdad, sin esconder ante los otros nuestra fe.

El evangelio de hoy nos dice que nadie es profeta en su tierra, Aun así, Cristo siguió predicando y viviendo en la verdad. Nosotros, como profetas, aun sin ser comprendidos por nuestro entorno, sigamos predicando y viviendo en la verdad. 



sábado, 30 de enero de 2016

VAMOS A LA OTRA ORILLA

Mc 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dice Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡ Silencio, enmudece! »
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?»
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: « ¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen! »

¿AÚN NO TENÉIS FE?

El nacimiento de un bebé, el milagro de la primavera, el despertar de cada día, la inmensidad del mar...¿aún no tenéis fe?

La alegría en el dolor, la sonrisa de un niño, el don de los amigos, el azul del cielo, el amor de una madre...¿aún no tenéis fe?

La maternidad de una Virgen, un Dios hecho niño, los panes multiplicados, el Pan y el Vino entregado, un Dios crucificado por amor... ¿aún no tenéis fe?


viernes, 29 de enero de 2016

EL GRANO DE MOSTAZA

Mc 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»
Dijo también: « ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar en su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

VA CRECIENDO SIN QUE ÉL SEPA CÓMO

La parábola del crecimiento de la semilla sin que el sembrador sepa cómo crece tiene su comparación, como parábola que es, con nuestro crecimiento interior.

Ha habido personas en nuestra vida que han ido sembrando semillas del Reino en nosotros y, sin que ellos supieran cómo, han ido creciendo.

El agua del Espíritu y el sol de la palabra, hecha oración y vida, hacen que esta semilla del Reino crezca en nosotros y fructifique.



jueves, 28 de enero de 2016

AL QUE TIENE SE LE DARÁ

 Mc 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no haya nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»


 LA MEDIDA QUE USÉIS

¿Cuál es la medida que usamos habitualmente en la vida? ¿Somos tacaños en todo lo que hacemos con o para los demás?

¿Qué medida usaría Jesús? Nos lo dice en otro lugar del evangelio: "una medida buena, apretada, remecida, rebosante..." Una medida generosa, abundante, con la medida del corazón de Cristo.

Seamos así de generosos, usemos una medida copiosa y fértil. Como decía san Agustín: "la medida del amor es amar sin medida."


miércoles, 27 de enero de 2016

EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR, QUE OIGA

Mc 4, 1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos: «Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»
Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando se quedó solo, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen. “»
Y añadió: «¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

A VOSOTROS SE OS HA DADO EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS

Somos unos privilegiados. Hijos de Dios, miembros de la Iglesia y se nos ha dado conocer el misterio del Reino.

Estamos en primera fila, somos protagonistas de una aventura apasionante a la que hemos sido convocados por nuestro Bautismo, la aventura del Reino.

Con tan buen "Capitán", como decía santa Teresa, quién no se decide y se atreve a empeñar la vida y el corazón en seguirle a donde quiera que vaya, sembrando semillas del Reino...




martes, 26 de enero de 2016

LA MADRE Y LOS HERMANOS DE JESÚS

Mc 3, 31-35

Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar.
Estaba mucha gente sentada a su alrededor.
Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.»
El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»
Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»


EL QUE CUMPLE LA VOLUNTAD DE DIOS

¡Qué difícil es a veces discernir cuál es la Voluntad de Dios en nuestra vida diaria! Y otras, ¡qué fácil!

Nuestra conciencia tiene algo que ver en eso, y nuestro ser cristiano y evangélico que va implícito en nosotros desde nuestro Bautismo.

Siguiendo a Cristo y su enseñanza siempre estaremos seguros de cumplir la Voluntad de Dios y así, como Él dijo, seremos su madre y sus hermanos. ¡Qué orgullo para nosotros! ¡Y qué responsabilidad...!



lunes, 25 de enero de 2016

EL QUE CREA Y SE BAUTICE, SE SALVARÁ

Mc 16, 15-18

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»


ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO

Esta es la misión de la Iglesia. Y nosotros somos Iglesia. Tenemos el mandato de proclamar el Evangelio, la Buena Noticia de Jesús.

Y la historia de Jesucristo empieza con las palabras del ángel a María: "¡Alégrate!" En la noche de su nacimiento los ángeles también repetían: "Os anunciamos una gran alegría".  Y continuamente Jesús nos viene a decir que vino a traernos una buena nueva, que es el núcleo de su mensaje: "Dios está aquí, os ama y es para siempre."

Vayamos al mundo entero, o a nuestro pequeño o gran círculo social, a proclamar la Buena Nueva de la Alegría. 



domingo, 24 de enero de 2016

III DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Lc 1, 1-4; 4, 14-21
Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo después he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:  «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.»
LOS OJOS CLAVADOS EN ÉL

Jesús entró en la sinagoga de Nazaret y se disponía a hablar. Todos clavaron los ojos en Él. Me imagino la escena: silencio profundo, todos agolpados y expectantes, con los cinco sentidos atentos y los ojos clavados en Jesús.

Esperaban una palabra de vida, una razón para sus vidas, un rayo de esperanza que les hiciera levantarse de su vida anodina y sin esencia. 

Es lo que Jesús nos ofrece: vida, esperanza, pasión, En este domingo tengamos un rato para orar y, clavando nuestros sentidos en Él, dejémosle entrar y que nos hable...


sábado, 23 de enero de 2016

NO LOS DEJABAN NI COMER

Mc 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que no estaba en sus cabales.

DECÍAN QUE NO ESTABA EN SUS CABALES

Si nos tomamos en serio nuestra vida de cristianos y lo demostramos con hechos y palabras muchos nos dirán lo mismo que le decían a Jesús, que estamos locos.

Porque hoy, y podemos decir que siempre, quien sigue a Jesús fiel e íntegramente, viviendo en Cristo las experiencias diarias, orientando hacia Dios toda su vida es visto como un loco, un raro, un extraño a este mundo y a esta sociedad.

¡Seamos cristianos auténticos, vivamos en la locura del Amor, por Cristo, con Él y en Él! Y que el mundo nos llame locos...


viernes, 22 de enero de 2016

LLAMÓ A LOS QUE QUISO

Mc 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar demonios.
Simón, a quien puso de nombre Pedro, Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


SUBIÓ AL MONTE

También la montaña es uno de los lugares favoritos de Jesús para contarnos o enseñarnos algo importante. Incluso para orar, como en el episodio del Monte Tabor.

Desde la altura se tiene otra perspectiva. Allí, en la soledad y en compañía de la naturaleza, también se encuentra a Dios. Y el cielo está más cerca.

Jesús subió al monte, oró al Padre y eligió a los Doce, que se fueron con Él y los envió a predicar. Y bajaron del monte para acercar ese cielo a la tierra.




jueves, 21 de enero de 2016

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS

Mc 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él, y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

CON SUS DISCÍPULOS A LA ORILLA DEL MAR

El mar está muy presente en los evangelios y en las enseñanzas de Jesús. En esta ocasión Jesús quiso retirarse con sus discípulos a la orilla del mar. Quizá porque en el silencio y paz de la playa se profundiza en la inmensidad del mar, esa inmensidad que nos lleva a la inmensidad del amor de Dios.

Le seguían gentíos, una muchedumbre de gente que se agolpaba alrededor de él. No era extraño que se escaparan a la orilla del mar a descansar del día. Sería fácil hacer la comparación: Dios... el mar... Algo que sentimos especialmente los que hemos nacido al lado del mar. 

Que Dios nos sacie a todos de Sí mismo, tan plenamente, tan absolutamente como cubren las aguas el mar.


miércoles, 20 de enero de 2016

LA DUREZA DE CORAZÓN

Mc 3, 1-6

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.


¿QUÉ ESTÁ PERMITIDO?

¿Hacer lo bueno o hacer lo malo? Evidentemente, lo bueno. Aun así, ellos callaban. Y Jesús se sintió dolido.

¡Cómo no sentirse dolido siendo tan sencillo el haber dicho que hay que hacer siempre lo bueno! ¡Qué dureza de corazón! De eso mismo se quejó Jesús en otra ocasión. 

No seamos duros de corazón, hagamos siempre el bien, seamos misioneros de la Misericordia fieles a la presencia interior del Espíritu que fecunda la vida. 

martes, 19 de enero de 2016

IBAN ARRANCANDO ESPIGAS

Mc 2, 23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde: « ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»

SEÑOR TAMBIÉN DEL SÁBADO

Durante su vida pública Jesús nos demostró muchas veces con palabras y obras que la caridad está por encima de la ley. 

Los discípulos caminaban arrancando espigas, probablemente porque tenían hambre. Y les preguntaron porqué quebrantaban la ley... Importaba más la ley que el hambre que pudieran pasar ... Como hoy. Nada ha cambiado en el corazón de algunas personas. Importa más el cumplimiento de la ley que hacer una obra de caridad. 

Jesús es Amor. Jesús no es Ley. Jesús es Misericordia. 


lunes, 18 de enero de 2016

EL AYUNO Y EL ESPOSO

Mc 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no? 
Jesús les contestó: «¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. Llegarán días en que les arrebatarán al esposo; y entonces ayunarán en aquel día. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto - lo nuevo de lo viejo - y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»

A VINO NUEVO, ODRES NUEVOS

Los niños pequeños primero gatean, luego andan, después corren... Todo lo va dando el crecimiento y la edad. 

Cuando somos pequeños tenemos fe de niños; al ir creciendo, hacemos la Primera Comunión, nos confirmamos y vamos creciendo también en estatura y en fe. Sería un error si, de mayores, siguiéramos gateando. Y sería un error también si, de mayores, siguiéramos creyendo con nuestra fe de pequeños. 

Deberíamos ser odres nuevos al ir creciendo y nuestra fe ir madurando, como el vino. Pues " a vino nuevo, odres nuevos". 


domingo, 17 de enero de 2016

II DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Jn 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:  «No tienen vino.»
Jesús le dice:  «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dice a los sirvientes:  «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:  «Llenad las tinajas de agua.»
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:  «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al esposo y le dice:  «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora. »
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

HACED LO QUE ÉL OS DIGA

En Caná de Galilea Jesús comenzó a mostrar sus signos y señales. Y allí nos manifestó lo que sería la Eucaristía, sacramento de AMOR. 

Es Jesús, en este sacramento, el que se da a sí mismo en recuerdo a su comunidad y transmite su presencia. Jesús se hace presente en la Palabra y en el sacramento, presencia permanente. 

Esta presencia y comunión crea una profunda relación con Cristo: somos por Cristo, con Él y en Él. Y por esta unión estamos al servicio de los demás. Como María, que nos sigue repitiendo "Haced lo que Él os diga".  



sábado, 16 de enero de 2016

SÍGUEME

Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme.»
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa, de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que los seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores».

¿POR QUÉ COME CON PUBLICANOS Y PECADORES?

Los contemporáneos de Jesús se hacían esta pregunta probablemente porque no supieron ver a los demás con los ojos del Señor. No sabían que Dios no hace acepción de personas, que para Él todos somos igual de queridos.

A todos nos ama con la misma intensidad, con la misma ternura y con la misma compasión. El corazón de Jesús es misericordia y por ello quiere que todos nos salvemos.

Seamos como Él, amemos a todos por igual, sin distinción, miremos al mundo con sus ojos y nuestro corazón también será misericordia. 


viernes, 15 de enero de 2016

TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS

Mc 2, 1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados quedan perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:- «Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados te son perdonados" o decir: "Levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados-dice al paralítico-: ”Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa” ».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».

TE DIGO: LEVÁNTATE

Jesús te dice "¡Levántate!" Sé fuerte para superar dificultades, para realizar aquello que entiendas es la Voluntad de Dios.

No pongamos la confianza en nuestros propios esfuerzos, dejémonos guiar por Él y nuestra seguridad se fundará en Cristo y no en el mundo o en nosotros. 

Levántate, sé firme ante un ambiente que muchas veces es contrario al evangelio, para dar testimonio de Jesucristo. Y Él nos dará fortaleza para amarle de verdad y decidirnos a lo que nos pide. ¡Levántate!


jueves, 14 de enero de 2016

SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME

Mc 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu, purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio ».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a el de todas partes.

QUEDÓ LIMPIO

Jesús limpió a los leprosos, para ellos fue como el agua pura que lava y limpia lo que está manchado.

El agua no sólo lava, sino que también riega y fecunda la tierra, hace posible que broten las plantas, florezcan los árboles y maduren los frutos. ¡Tantas veces nos sentimos secos, sin vida, sin flores, sin frutos...! 

El agua de Jesús riega en nosotros lo que está seco y lo hace florecer y fructificar. Agua fresca para nuestro espíritu que nos alivia y serena. 


miércoles, 13 de enero de 2016

CURÓ A MUCHOS ENFERMOS

Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

TODO EL MUNDO TE BUSCA

El esperado de los siglos vino en carne humana a revelar el plan salvífico de Dios para la humanidad llevando a plenitud la revelación de un Padre que es Misericordia.

No es extraño que todo el mundo le buscara en Galilea. Lo que extraña es que actualmente no sea tan buscado siendo la Palabra, el Logos...

Deberíamos buscarlo sin descanso, con anhelo vivo haciendo realidad el encuentro personal con Dios, contemplándolo en la seguridad de ser amados por el mismísimo Amor. Busquémosle...


martes, 12 de enero de 2016

SU FAMA SE EXTENDIÓ

Mc 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaum, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: « ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen.»
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.


ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

¿Habéis visto con qué asombro esperan los niños los regalos la mañana de Reyes? Deberíamos aprender, como en tantas ocasiones,  de esa capacidad de asombro de los más pequeños. 

Jesús enseñaba predicando la venida del Reino y la urgencia de la conversión, por eso veían el Él a un profeta, a alguien que les hablaba en nombre de Dios. 

Y dejaba asombrados a los que le escuchaban. Sorprendía y enseñaba con autoridad, como el que sabe de qué habla, porque tenía la mejor de las experiencias: su unión indeleble con el Padre.







lunes, 11 de enero de 2016

CONVERTÍOS Y CREED

Mc 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

LOS LLAMÓ

Nadie nos puede nombrar con toda la plenitud de lo que somos, hemos sido y seremos si no es Jesucristo. Es el único que nos conoce 

Él los llamó e inmediatamente lo siguieron. Lo dejaron todo ante su llamada. ¡Qué fuerza tendrían esa voz y esa mirada! 

Para escucharle hay que hacer silencio y en ese silencio Él pronuncia nuestro nombre. Que en ese silencio orante nos cautive para ir en pos de Él adondequiera que vaya. 


domingo, 10 de enero de 2016

TÚ ERES MI HIJO, EL AMADO

Lc 3,15-16.21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos: “Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino un voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco.”

ÉL OS BAUTIZARÁ CON ESPÍRITU SANTO Y FUEGO

En la escena evangélica del Bautismo en el Jordán Jesús aparece como Mesías. Lo esperaban, por eso pensaban que el Mesías era Juan. Pero él les dijo que vendría el que nos bautizaría con Espíritu Santo y fuego.

Jesús dijo en otra ocasión que había venido a traer fuego a la tierra y estaba deseando que ardiese. Pues bien, que arda nuestro corazón, que arda nuestra vida en su servicio. Sólo así podremos ser luz del mundo.

Y todo ello porque en nuestro bautismo nos convertimos en criaturas nuevas y nos renovamos según la imagen de Dios en Cristo... Durante el día de hoy demos gracias a Dios por nuestro bautismo ya que desde entonces nos incorporamos al Cuerpo glorioso de Cristo. 


sábado, 9 de enero de 2016

SOY YO, NO TENGÁIS MIEDO

Mc 6, 45-52 

Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. 

Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él hablo enseguida con ellos y les dice: - «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.» Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.


SE RETIRÓ AL MONTE A ORAR

Jesús nos enseña con su actitud lo necesario de la oración. Si nos dejamos llevar por el Espíritu nuestra oración llegará siempre al corazón de Dios y, desde allí, a todos los hombres.

Orar es aceptar ese diálogo que Dios nos propone. La oración presupone la conversión hacia una vida de interioridad y enseña a considerar al Señor en lo más íntimo del alma.

Dios no está lejos de nosotros, está en nosotros. Por eso, podemos descansar en Él con confianza y amor. Eso es orar. Podemos presentar a Dios nuestra vida, nuestros deseos, nuestros sufrimientos, nuestras esperanzas, nuestras ilusiones... eso es orar.

Como Jesús, con Jesús, por Jesús, en Jesús... recojámonos en oración.


viernes, 8 de enero de 2016

SE PUSO A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS


Mc 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
El les replicó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que la gente se recostará sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.



DADLES VOSOTROS DE COMER

En el Año de la Misericordia, esta invitación del Señor tiene una significación especial. Muchas veces asociamos la misericordia con una limosna mal entendida que despreocupe a nuestra conciencia.

¿De qué tenemos hambre, de qué tienen hambre los que esperan que les demos de comer? 

Hambre de silencio, de amor, de cariño, de hogar, de compasión, de ternura, de formación, de abrazos, de esperanza, de compañía, de iglesia comprometida, de fe, de misericordia....definitivamente, de Dios. 

Dadles vosotros de comer. 


jueves, 7 de enero de 2016

COMENZÓ JESÚS A PREDICAR

Mt 4, 12 - 17. 23 - 25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

Y ÉL LOS CURÓ

Jesús curó muchas enfermedades corporales, pero también muchos sufrimientos espirituales. Y a veces ambos se dan a la vez.

Jesús es fuego que cura, nos renueva interiormente y nos impulsa a vivir con plenitud. Es fuego que transforma, que nos transforma y nos hace ser luz.

Jesús es bálsamo que cura, suavidad activa que nos reactiva para ser sal del mundo. Jesús sigue curando hoy, el Doctor Único que cura con su Misericordia entrañable. Dejémonos curar por su amorosa mano.


miércoles, 6 de enero de 2016

ENCONTRARON AL NIÑO CON MARÍA

Mt 2, 1 - 12


Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". 
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. "En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: 
Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel". 
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". 
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. 
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. 

SERÁ EL PASTOR DE MI PUEBLO

Reflexionando sobre este tiempo de Navidad vivido cabe pararse a preguntarnos en nuestro interior sobre quién es este Niño para nosotros... Rey, Palabra, Mesías, Pastor... Nuestro Dios se hizo hombre por nosotros, por amor hacia nosotros. Y nos bendice cada día en nuestras fatigas, trabajos y alegrías. 

Nuestro Rey se hace Siervo, la Palabra muchas veces es obligada a ser silencio, a nuestro Mesías muchas veces no le reconocemos el habernos salvado, el cayado de nuestro Pastor lo vemos como una carga insoportable para nuestros hombros y nuestra conciencia....

Y todo es más sencillo. Él vino para decirnos que todo eso es más sencillo. Se hizo niño y en ese hacerse niño nos lo explicó todo.