lunes, 29 de febrero de 2016

EN TIEMPOS DE ELÍAS

Lc 4, 24-30 

Habiendo llegado Jesús a Nazaret , le dijo al pueblo en la sinagoga: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

SE ABRIÓ PASO ENTRE ELLOS Y SE ALEJABA




Causa lástima y estupor que Jesús, después de predicar en la sinagoga de su pueblo, Nazaret, tuviera que abrirse paso entre sus paisanos porque querían despeñarlo.


Y se alejaba. Porque, como dijo en otra ocasión, estaban ciegos y no habían entendido nada de las Escrituras.

Pidámosle a Jesús que nunca se aleje de nosotros, que nunca estemos ciegos para reconocer su amor y misericordia. Que siempre sea profeta en nuestra tierra. 





domingo, 28 de febrero de 2016

III DOMINGO DE CUARESMA

Lc 13, 1-9 

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Y les dijo esta parábola:  «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?". Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar"».




FUE A BUSCAR FRUTO EN ELLA


Si Dios viniera a buscar fruto en nosotros, ¿qué encontraría? ¿Seríamos como la higuera del evangelio a la que se acercó su dueño durante tres años y no encontró fruto? Si así fuera, el divino "Viñador" convencería al dueño para que nos diera otra oportunidad.

Él nos cuida con su amor, nos abona con el Espíritu, cava a nuestro alrededor quitando las piedras que estorban a nuestro crecimiento. Él espera nuestro fruto, ¿qué encontrará?


sábado, 27 de febrero de 2016

UN HOMBRE TENÍA DOS HIJOS


Lc 15, 1-3. 11-32 


En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. "Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, " Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." El se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».


ME PONDRÉ EN CAMINO ADONDE ESTÁ MI PADRE


La espiritualidad del camino no es nueva. Jesús caminó hacia su misión, en actitud de ponerse en camino a cada momento.

Para nosotros Él es la Verdad, la Vida y el Camino: la Verdad a creer, la Vida a llevar y el Camino a seguir. Caminamos por Él, junto a Él, hacia Él, con Él.

Será nuestro compañero de camino en nuestro caminar hacia el Padre. Y al llegar al Corazón de ese Padre misericordioso habrá fiesta, como nos explica el Evangelio de hoy.



viernes, 26 de febrero de 2016

UN PROPIETARIO PLANTÓ UNA VIÑA


Mt 21, 33-43. 45-46


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”» Le contestan: - «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.


TENDRÁN RESPETO A MI HIJO


Una actitud fundamental en la vida es el respeto. Y siendo cristianos debería formar parte de nuestros propósitos diarios. Respetar al prójimo y al lejano, al próximo en ideas y sentimientos y al lejano en convicciones.

Por eso el Padre pensó "Tendrán respeto a mi Hijo" y hoy, como hace 2000 años, seguimos flagelándolo, escupiéndole y crucificándolo. A Él, sí, cada vez que no le respetamos. Y a Él, sí, cada vez que no respetamos a nuestros hermanos. 



jueves, 25 de febrero de 2016

HABÍA UN HOMBRE RICO


Lucas 16,19-31 


En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo: "Padre Abrahán, ten piedad de mi y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. " Pero Abrahán le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros." Él dijo: "Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento". Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen". Pero él le dijo: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto."»



NO HARÁN CASO NI AUNQUE RESUCITE UN MUERTO


Muchas veces pedimos a Dios pruebas de su existencia, de su presencia, de su acción y vida entre nosotros. Le "exigimos" que nos envíe una señal del mundo futuro y, casi, casi que se nos presente en persona como prueba de fe.

"Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen". Vayamos a las Escrituras, que allí nos habla Dios y se hizo Palabra para nosotros. Allí nos encontraremos con Él, con su amor infinito, con su misericordia y su corazón.

Adentrémonos en la Palabra y la Palabra nos llevará a Dios.




miércoles, 24 de febrero de 2016

ESTAMOS SUBIENDO A JERUSALÉN

Mateo 20, 17- 28 

En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará». Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:  «¿Qué deseas?». Ella contestó:  «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» Pero Jesús replicó:  «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron:  «Lo somos.» Él les dijo:  «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».


LO CONDENARÁN A MUERTE



Jesús sabía que sería condenado a muerte y aun así siguió adelante con su misión de servicio y entrega. Los apóstoles seguían sin enterarse ya que, después de que el Maestro anunciase su muerte, le pidieron el privilegio de sentarse a su derecha y su izquierda.

Para ello hace falta beber de su cáliz, lo dijo Él. Y dijo que lo beberíamos, siendo los privilegios servir a todos para ser grandes, al igual que Él vino para servir. El discípulo no es más que su Maestro...



martes, 23 de febrero de 2016

NO OS DEJÉIS LLAMAR MAESTRO

Mt 23, 1-12 

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:  «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».



EL PRIMERO ENTRE VOSOTROS SERÁ VUESTRO SERVIDOR

La actitud de servicio no está muy de moda en la sociedad actual. En realidad, ninguna de las actitudes evangélicas están de moda. Al contrario, parece que ser moderno es sinónimo de antievangélico. Y ser atento, amable, servicial, bueno... es sinónimo de ser tonto.

Jesús nos pone ante nuestros ojos el camino a seguir: la humildad de no dejar que nos llamen maestro, de no dejar que todo lo que hagamos sea para que nos vea la gente, no ocupar los primeros puestos en los banquetes y en las iglesias y que no nos guste que nos hagan reverencias. Actitud de humildad y servicio, porque el que quiera ser el primero, que sea el primero en servir.




lunes, 22 de febrero de 2016

TÚ ERES PEDRO

Mt 16, 13-19 

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:  «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó:  «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».



Y VOSOTROS, ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?

La pregunta que Jesús hizo a los discípulos nos la hace hoy a cada uno de nosotros: ¿quién decís que soy Yo? De nuestra fe y nuestra vivencia del evangelio depende la respuesta a esa pregunta.

Él es el Mesías, el Enmanuel, el Unigénito, el Hijo, el Salvador, el Sumo Sacerdote, el Alfa y Omega, el Amén del Padre, nuestra esperanza, el hijo de María, el Maestro, el Señor... 

Démosle a Dios la respuesta con nuestra fe y nuestras obras y a los que nos pregunten quién es Jesús para nosotros démosle razones por las que creer. 




sábado, 20 de febrero de 2016

II DOMINGO DE CUARESMA


Lc 9, 28b-36 

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:  «Maestro ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabia lo que decía. Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.



ESTE ES MI HIJO, ESCUCHADLO

El Padre nos dice que escuchemos al Hijo, a su Hijo, el Elegido, a Jesucristo. Y seguidamente no cabe otra pregunta que esta: ¿Escuchamos a Jesús? 

Para escuchar hace falta silencio, exterior e interior. Hagamos silencio interior, oremos en constante actitud de búsqueda ofreciendo a Dios un corazón puro con el que oír y escuchar lo que tenga que decirnos.

Y en esa oración, ante la grandeza humana de Jesús y su excelsa majestad, nos asombrará la suavidad de un Dios Amor y su ternura. Entonces diremos como Pedro: ¡Qué bien se está aquí! Dejémonos cautivar por esa ternura y escucharemos su voz.



HACE SALIR SU SOL SOBRE MALOS Y BUENOS

Mt 5, 43-48 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».


SED PERFECTOS, COMO VUESTRO PADRE CELESTIAL


El evangelio de hoy bien podría ser el propósito de todos los cristianos. No es fácil, pero nadie dijo que lo fuera. Pero también, visto desde otra perspectiva, puede ser sencillo.

Porque si amamos a los que nos aman...si saludamos sólo a nuestros hermanos... Hay que dar un paso más, darle a nuestro proyecto de vida el matiz cristiano de amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen.

A los primeros cristianos los distinguían por el amor que se tenían y que tenían al prójimo. El amor de palabra y de obra, practicado con sencillez y humildad está ese matiz. "Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto".


viernes, 19 de febrero de 2016

PERO YO OS DIGO


Mt 5, 20-26 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:  «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la “gehena” del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».


VETE PRIMERO A RECONCILIARTE CON TU HERMANO

Reconciliarse, perdonar, olvidar... La reconciliación entre Dios y los hombres la realizó Cristo con su muerte y resurrección. Él perdona el pecado del mundo que llevó sobre Él hasta la muerte en Cruz.

Y a nosotros nos encomendó reconciliarnos con nuestro hermano cuando éste tenga quejas contra mí. ¿Quién se libra? Siempre habrá quien tenga quejas de nosotros...

Antes de presentarnos ante el altar procuremos estar reconciliados con todo aquel que tenga alguna queja contra nosotros. Seamos conciliadores y reconciliadores a imagen y ejemplo de Jesús.



jueves, 18 de febrero de 2016

LA LEY Y LOS PROFETAS


 Mateo 7, 7-12 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los profetas».

PEDID Y SE OS DARÁ

Dios es Padre. Y un padre bueno que, si le pedimos, nos atiende con misericordia y solicitud, pues somos sus hijos.

Dios también es Madre. Una madre jamás se olvida del hijo de sus entrañas. Y nosotros somos hijos de Dios y estamos grabados en las palmas de sus manos, como dice Isaías.

Pedid y se os dará. Tengamos confianza en Dios Padre-Madre y pidámosle todo lo que necesitemos, porque ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!



miércoles, 17 de febrero de 2016

ESTA GENERACIÓN PIDE UN SIGNO


Lucas 11, 29-32 


En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:  «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


AQUÍ HAY UNO QUE ES MÁS QUE SALOMÓN

Muchas veces vamos por la vida con la convicción de que no hay nadie como nosotros, con la soberbia del que se cree que es mejor que cualquiera.

Jesús viene entonces a decirnos que, con su ser hombre como nosotros, un hombre "normal", se puede ser excepcional.

"Uno que es más que Salomón". ¡Era Dios! Dios hecho hombre para enseñarnos que su signo es la "normalidad" en la vida cotidiana. Hacer normal lo excepcional.  







martes, 16 de febrero de 2016

PADRE NUESTRO


Mt 6, 7-15 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal". Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


CUANDO RECÉIS, NO USÉIS MUCHAS PALABRAS

En la sociedad en que vivimos estamos saturados de imágenes, palabras, ruidos,,,que no nos dejan ver ni oír lo esencial de la vida. Para verlo hay que cerrar los ojos y para oírlo hay que hacer silencio.

Nuestra oración no puede ser vacío, sino estar llena de vida y amor. Para ello no hacen falta muchas palabras, sino un deseo intenso. San Agustín decía que la oración es búsqueda y deseo. Búsqueda de Dios y deseo de  seguir buscándole.

No uséis muchas palabras porque Dios es Amor y Misericordia y "Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis, Vosotros rezad así: Padre nuestro..."



lunes, 15 de febrero de 2016

VENID VOSOTROS

Mt 25, 31-46 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "En verdad os digo: lo que no lo hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo." Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

CADA VEZ QUE LO HICISTEIS


El evangelio de hoy podría llamarse "el evangelio de las obras de misericordia" porque nos habla de dar comer al hambriento, de beber al sediento, visitar al enfermo... 

Y Jesús nos dice que cada vez que lo hacemos a cualquiera de nuestros hermanos, se lo hacemos a Él en persona, y cada vez que dejamos de hacerlo, dejamos de hacérselo a Él.

Veamos a Jesús en el hermano, en el compañero, en el prójimo. Y todo lo bueno que hagamos se lo haremos al mismo Jesús. Ama, perdona, comparte, sirve, entrégate...



domingo, 14 de febrero de 2016

SI ERES HIJO DE DIOS

 Lc 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer, y al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:  «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"». Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".» Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». Acabada toda tentación el demonio se marchó hasta otra ocasión.


TODOS LOS REINOS DEL MUNDO

El evangelio de hoy es el pasaje de las tentaciones de Jesús en el desierto. Causa sorpresa ver que el diablo le ofrezca a Jesucristo "todos los reinos del mundo". A Él, que es el Rey, le ofrecía todos sus reinos...  Es ridículo.

Y muchas veces nos pasa a nosotros que nos dejamos llevar por ridiculeces que nos confunden y nos hacen no seguir el camino de la Verdad. Pero ese es el precio de la libertad.

Dios nos creó libres y ahí se la jugó. Porque somos libres de hacer el bien y de no hacerlo, de hacer una cosa o la contraria. ¿Cómo actuar entonces? Nos lo dice el evangelio de hoy: "Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto". 



viernes, 12 de febrero de 2016

SÍGUEME


Lc 5, 27-32 


En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos, de Jesús:  «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»


COMÉIS Y BEBÉIS CON PUBLICANOS Y PECADORES

Jesús nunca hizo acepción de personas. Si por algo se caracterizó fue por eso. Y cuanto más despreciados y denostados por la sociedad de entonces, más mostraba aceptación hacia ellos.

Y hoy la sociedad actual sigue haciendo lo mismo. Hay personas que por enfermedad, ideas, religión...son menospreciados. Y nosotros, cristianos, seguidores de Jesús debemos aceptarlos tanto más cuanto menos son queridos.

Seremos criticados por comer y beber con "publicanos" y "pecadores", pero lo mismos hicieron con el Maestro. El mejor ejemplo.


LLEGARÁ UN DÍA EN QUE SE LLEVEN AL NOVIO

Mt 9, 14-15 

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole:  «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»

Jesús les dijo:  «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».



ENTONCES AYUNARÁN

La Iglesia, en el tiempo de Cuaresma recomienda la práctica del ayuno como medio voluntario de conversión. Pero, ¿cuál es el ayuno agradable a Dios?

El ayuno debe estar unido a la conversión del corazón. ¿De qué sirve ayunar si seguimos teniendo una conducta impropia de cristianos? Es fácil ayunar de alimentos, pero es más difícil ayunar de lo que sabemos que, con nuestra conducta, hace daño a los demás.

Ayunemos de envidias, de injusticias, de lo que hacemos incorrectamente y hagamos este mundo mejor practicando ese ayuno. 



jueves, 11 de febrero de 2016

EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA


Lc 9,22-25 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». Entonces decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?»

EL QUE PIERDA SU VIDA POR MI CAUSA

El evangelio de hoy nos habla del seguimiento de Jesús y Él nos lo explica con claridad: "El que quiera seguirme, cargue con su cruz de cada día."

Cada día tiene su afán, sus alegrías y también su cruz. Muchas veces a "cruz" le damos un sentido negativo cuando por la Cruz vino la salvación al mundo. Dios podría habernos salvado con una sonrisa, en cambio, quiso hacerlo por medio de una Cruz.

Sigamos a Jesús desde la cruz de cada día, puesto que el que pierda su vida por la causa de Jesús, la salvará. 


miércoles, 10 de febrero de 2016

NO SEÁIS COMO LOS HIPÓCRITAS

Mt 6, 1-6.16-18 



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


CUANDO AYUNES, PERFÚMATE LA CABEZA

En este primer día de Cuaresma la liturgia nos ofrece una perícopa del evangelio de Mateo en la que nos invita a ser auténticos y no hipócritas en nuestra vida de caridad con el prójimo y de relación con Dios.

Comienza un tiempo en el que la Iglesia nos invita a la oración, el ayuno y la limosna Y el evangelio nos apremia a que lo hagamos desde la alegría y la discreción.

Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha; si haces el bien, que no sea para que te vean; si rezas, entra en tu cuarto y ora a tu Padre, y cuando ayunes, perfúmate y que no se te note en la cara. Como decía san Agustín: CANTA Y CAMINA. 





martes, 9 de febrero de 2016

EL CULTO QUE ME DAN ESTÁ VACÍO


Mc 7, 1-13 


En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) 
Y los fariseos y los escribas le preguntaron: «¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?». Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres». Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". Pero vosotros decís: “Si uno le dice a su padre o a su madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

COMÍAN CON MANOS IMPURAS

Jesús se distinguió por poner el acento en la caridad y no en la ley y eso no se entendió por algunos en su época, tan acostumbrados a "las tradiciones de los mayores", como nos dice el evangelio hoy.


Comer sin haberse lavado las manos era caer en impureza más que no dar de comer al hambriento que se encontraban en su vida diaria. 


Que nunca nos pase a nosotros como a los fariseos. No seamos de los que dan importancia a formulismos creados por los hombres y no se la dan a la ley del amor que vino a traer Cristo. La caridad siempre está por encima de la ley.


lunes, 8 de febrero de 2016

LOS QUE LO TOCABAN, SE CURABAN


Mc 6, 53-56 


En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.

LA ORLA DE SU MANTO

Los contemporáneos de Jesús, al irse extendiendo su fama, lo seguían por todos los pueblos, ciudades o aldeas y le llevaban enfermos para que los curase. 

Se agolpaba tanta gente que se conformaban con tocarle la orla del manto. Pensaban que aunque fuera un poquito, al tocarle, algo de su fuerza les llegaría. 

A nosotros este pasaje del evangelio de hoy nos debería enseñar esa fe tan profunda que tenían entonces y esas ganas por conocer a Jesús y seguirle a donde fuera con tal de experimentar un poco de su compañía. Busquemos hoy a Jesús con ese empeño, en nuestra familia, en un Sagrario, en nuestro trabajo, en cualquier hermano necesitado, en la oración... y que al "tocarle" en cualquiera de esas realidades, nos cure.




domingo, 7 de febrero de 2016

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. PESCADOR DE HOMBRES


Lucas 5, 1 -11 

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo:  «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. 
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:  «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

LA GENTE SE AGOLPABA

El evangelio de hoy nos habla de fe. La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios. Creaba expectación y su palabra y sus gestos llamaban la atención de tal manera que todos estaban pendientes de lo que decía y hacía.

¿De qué estamos pendientes nosotros? ¿Alrededor de qué o de quién nos agolpamos para oír o ver lo que nos tiene que enseñar? 

Tengamos fe en Jesús para estar pendientes de su palabra, para estar expectantes ante lo que nos enseña cada día, para remar mar adentro y echar nuestras redes en su nombre, aunque hayamos estado bregando toda la noche sin pescar nada. 



sábado, 6 de febrero de 2016

NO ENCONTRABAN TIEMPO NI PARA COMER


Mc 6, 30-34 


En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

A SOLAS

Jesús se llevó a sus discípulos a solas. Allí, en la soledad sonora es donde mejor se escucha la música callada de Dios.

Cuando quieras orar, procura estar a solas. Dios habita en el silencio, en la soledad y en lo escondido. Y en esa soledad y silencio despierta en nosotros un deseo profundo por Él.

Y desde esa interioridad trascendente, después de haber sentido la suavidad de Dios, llevemos esa suavidad a los hermanos, donde también habita Dios, amándolos a manos llenas.






viernes, 5 de febrero de 2016

LA MUJER DE SU HERMANO


Mc 6, 14-29 


En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Otros decían: «Es Elías». Otros: «Es un profeta como los antiguos». Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.»
 Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?». La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista». Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista». 
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

JUAN, EL BAUTISTA

Juan precedió a Jesús en su nacimiento, en su vida pública, en su predicación, en su Bautismo y, como nos relata el evangelio de hoy, también lo precedió en su muerte. 

Decapitado por decir la verdad, por denunciar situaciones ilícitas, por ser auténtico en sus convicciones, en sus palabras y sus obras.  Y eso es algo que no se estilaba entonces y tampoco ahora.

Nosotros, también discípulos de Jesús, debemos ser auténticos, genuinos, verdaderos en nuestras palabras y obras, consecuentes con nuestra fe. 



jueves, 4 de febrero de 2016

LOS FUE ENVIANDO DE DOS EN DOS


Mc 6, 7-13 


En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. 
Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

SALIERON A PREDICAR

El evangelio que hoy nos ofrece la liturgia es el resumen de la vida del cristiano que quiere vivir en el eje de la misión que se nos ha encomendado: Id y predicad.

Pero no de cualquier modo. Jesús lo deja claro: un bastón y sandalias, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto... siendo la viva imagen de la sencillez y la alegría. 

Y él ya lo previó: aunque les llevéis la mejor noticia que jamás escucharán y el más grandioso de los anuncios, puede que no os reciban ni os escuchen. No nos debería extrañar entonces, si nos ocurre algo así. También nos dio la pauta a seguir: cuando eso os pase, sacudíos el polvo de los pies y seguid predicando en otros lugares.


miércoles, 3 de febrero de 2016

¿DE DÓNDE SACA TODO ESO?


Mc 6, 1-6


En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:  «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». 
Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» 
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.


LES RESULTABA ESCANDALOSO

Ante Jesús, a la sociedad de su época, todo le resultaba escandaloso. Escandaloso en su obrar y escandaloso en su doctrina.

Jesús vino a traer algo nuevo, un Nueva Alianza entre Dios y los hombres, sellada con su sangre en la Cruz. Y no lo entendieron. Hasta su muerte fue un escándalo porque la Cruz era muerte de bandidos.

Entendamos siempre a nuestro buen Jesús para que no nos escandalicemos nunca de Él ni de su Cruz.