jueves, 30 de junio de 2016

LE PRESENTARON UN PARALÍTICO


Mt 9, 1-8


En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En eso le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados - entonces dice al paralítico -: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.


LEVÁNTATE Y ECHA A ANDAR


La gente presentaba enfermos a Jesús para que los curase. Tenían fe en que Él podía hacerlo. Y Jesús los curaba por dentro y por fuera.

No sólo curaba al enfermos, sino a todos los que presenciaban la curación. Por eso nosotros también podemos aplicarnos las enseñanzas que decía entonces a aquellos discípulos y seguidores.

"Levántate y echa a andar", nos dice también hoy a nosotros. Levantémonos por la fe en Jesús y echemos a andar con la caridad vivida en servicio al prójimo.



miércoles, 29 de junio de 2016

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


Mt 16, 13-19


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».



PIEDRA Y LLAVES


En este día en el que la Iglesia recuerda de manera especial a san Pedro y san Pablo puede ser una buena ocasión para meditar sobre su vida.

Sobre todo fueron unos enamorados de Cristo. Lo siguieron hasta el extremo y predicaron su vida y su mensaje por todo el mundo. 

Pedro y Pablo nos enseñan a vivir con intensidad nuestra vida diaria, unidos a Cristo, el Hijo de Dios vivo, llevándolo con nuestras palabras y obras a nuestros prójimos. 



martes, 28 de junio de 2016

¡SEÑOR, SÁLVANOS, QUE PERECEMOS!


 Mt 8, 23-27


En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»



HASTA EL VIENTO Y EL MAR LE OBEDECEN


Las tempestades de la vida nos hacen sentir un cierto temor. Y en la vida, tarde o temprano, siempre habrá tempestades, como en el evangelio de hoy.

Los discípulos, ante la fuerte tormenta del lago, piden ayuda a Jesús, que dormía. Les entró miedo y Él les reprochó su falta de fe. ¿No veían que estaba allí con ellos? Con Jesús al lado nada se puede temer.

Así también en la vida. Y no dejamos de sorprendernos ante un Dios omnipotente que domina el viento y el mar. Siendo así, ¿qué temer, teniéndolo en nuestra barca?



lunes, 27 de junio de 2016

MAESTRO, TE SEGUIRÉ ADONDE QUIERA QUE VAYAS


Mt 8, 18-22


En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulos, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos».


TÚ, SÍGUEME


Jesús hoy nos hace una invitación cariñosa y firme, amable y cordial: "Tú, sígueme". No se lo dice al compañero, ni al vecino...nos lo dice a todos.

Cada uno debemos seguir a Jesús según nuestra vocación, por eso nadie está exento. Todos estamos llamados a vivir una vida cristiana amando hasta el extremo, desde lo profundo, con las entrañas.

Si no es así, no estaríamos siguiendo a Jesús tal como nos Él nos lo pide. Él amó entregando la vida, sirviendo a todos...Sigámosle así, radicalmente enamorados de Jesús. 



domingo, 26 de junio de 2016

XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 9, 51-62


Cuando se completaron los días en que iba de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y les regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo: «Sígueme».
Él respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».



EL SEGUIMIENTO Y EL REINO


En este domingo el evangelio nos propone el tema del seguimiento de Cristo. Varios judíos le pidieron seguirle, a lo que Jesús respondió de diferentes formas.

No se le pueden poner condiciones al seguimiento de Jesús, como hicieron ellos. Seguirle debe hacerse desde el desprendimiento total. Como hoy nos dice Jesús, sin mirar atrás.

Y ese seguimiento se relaciona con el Reino, de hecho el compromiso del seguimiento será tanto mayor cuanto más sea nuestro compromiso de implantar aquí el Reino de Dios.




sábado, 25 de junio de 2016

QUE TE SUCEDA SEGÚN HAS CREÍDO


Mt 8, 5-17


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo. »
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Y dijo Jesús al centurión: «Vete, que te suceda según has creído».
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; la tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».


CURÓ A TODOS LOS ENFERMOS


A Jesús pronto se le conoció por los milagros que hacía con los enfermos. Pero Él no se queda en lo físico del milagro, sino que le interesa más la actitud de la persona a la que cura o la que le pide que haga esa curación.

En el evangelio de hoy curó al criado del centurión. Centurión al que recordamos a diario puesto que le dijo a Jesús: "Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo..." Lo que decimos en la liturgia eucarística.

Pensemos en esa frase. Seamos humildes con fe y "una palabra suya bastará para sanarnos" de todo aquello que esté enfermo en nosotros.


viernes, 24 de junio de 2016

NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA


Lc 1, 57-66. 80


A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan. »
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.


JUAN, EL BAUTISTA


En la Solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista el evangelio nos presenta a unos padres firmes en su fe y que, al nacer su hijo entienden que Dios quería algo grande para ese niño.

Un evangelio que nos habla de la alegría por el nacimiento de un hijo muy deseado y esperado, sabiendo Isabel que Dios le había hecho una gran misericordia.

Juan fue el precursor del Señor, quien le preparó el camino para su vida de predicación. La voz que precedió a la Palabra, pues, lo dijo Jesús, no ha nacido nadie tan grande como Juan, el Bautista.



jueves, 23 de junio de 2016

LES ENSEÑABA CON AUTORIDAD


 Mt 7, 21-29


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad"
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa ; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.


EDIFICAR SOBRE ROCA


En nuestra vida y nuestra realidad debemos construir, nunca destruir, y construir con una base firme. Esta base, para los cristianos, es indudablemente, Cristo. 

Cristo es nuestra Roca, nuestro cimiento firme, el que nunca falla, nuestro fundamento. Podemos edificar nuestra vida sobre arena, pero se hundirá tarde o temprano.

Debemos discernir qué queremos para nuestra vida y nuestra realidad, roca o arena. Pensemos qué proyecto de vida quiere Dios para nosotros y decidamos en consecuencia. 



miércoles, 22 de junio de 2016

LAS OVEJAS Y LOS LOBOS


Mt 7, 15-20


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.


UN ÁRBOL SANO NO PUEDE DAR FRUTOS MALOS


Esta verdad, que conocen bien los que se dedican al campo, Jesús la aplica a lo espiritual. El cristiano que tiene una vida sana no puede dar frutos malos.

¿Y qué frutos podemos ofrecer nosotros? Sencillamente, los frutos del Espíritu, que son: amor, alegría, paz, paciencia... Como nos dice hoy Jesús: "por sus frutos los conoceréis".

Seamos árboles buenos que demos buenos frutos para el Reino de Dios, puesto que lo importante es el Reino de Dios y su justicia. Lo demás vendrá por añadidura. 



martes, 21 de junio de 2016

LAS PERLAS Y LOS CERDOS


Mt 7, 6. 12-14


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.

Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»


ENTRAD POR LA PUERTA ESTRECHA


Cuando pasamos por una puerta estrecha por la que casi no cabemos debemos dejar todo lo que llevamos en las manos o colgado de los hombros para poder pasar sin dificultad.

Hoy Jesús nos anima a entrar por la puerta estrecha. Espiritualmente debemos dejar todo lo que nos estorba para llegar a Jesús y poder atravesar esa puerta.

Porque, como nos dice hoy, "el camino que lleva a la vida es estrecho. Y pocos dan con él." Busquemos ese camino estrecho, sin nada que nos impida acceder a él y llegaremos a la Vida.



lunes, 20 de junio de 2016

SERÉIS JUZGADOS COMO JUZGUÉIS VOSOTROS


Mt 7,1-5


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».


NO JUZGUÉIS


Hoy la Liturgia nos ofrece una ocasión para reflexionar sobre la relación que tenemos con nuestros hermanos. ¿Por qué juzgamos a nuestros hermanos?

Jesús fue muy claro: No juzguéis. No se nos invitó a juzgar, sino a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, tal como les ama Dios. 

Juzgar, juicios, acusaciones.... son palabras con una connotación negativa, perjudiciales, que dañan nuestro interior. Y nuestro interior debe ser una especie de sagrario donde la Verdad, el Amor y la Misericordia, que es Dios habiten siempre. No dañemos el espacio de Dios, nuestro interior, con juicios vanos sobre nuestro prójimo.


domingo, 19 de junio de 2016

XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 9, 18-24

Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió: «El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:  «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará».


EL MESÍAS DE DIOS


Si a nosotros nos preguntase Jesús, como a los discípulos, "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?", probablemente contestaríamos con respuestas aprendidas o conocidas.

Pero, pensemos en profundidad, dediquemos algún tiempo en el día de hoy a preguntarnos quién es Jesús de Nazaret para nosotros y qué repercusiones tiene esa respuesta en nuestra vida.

Porque de la respuesta que demos dependerá cómo vivamos, porque quién sea Jesús para nosotros debe dominar nuestra vida de tal manera que el que nos vea pueda decir que vivimos en Cristo.



viernes, 17 de junio de 2016

FIJAOS CÓMO CRECEN LOS LIRIOS DEL CAMPO


Mt 6, 24-34


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos».


NO ANDÉIS AGOBIADOS


Hoy Jesús nos habla sobre nuestra preocupación diaria con respecto a lo material. Y todo su afán es quitarnos esa inquietud, puesto que la intranquilidad sobre ello no es propia de la confianza que tenemos puesta en Dios.

Nuestro Padre celestial sabe lo que necesitamos. Cuida de la hierba del campo, de las flores, de los pájaros... ¿y no va a cuidar amorosamente de nosotros, sus hijos?

Busquemos sobre todo el reino de Dios, como nos dice Jesús, pero aquí. Hagamos vida el reino en nuestro vivir diario y lo demás " se nos dará por añadidura". 



LA POLILLA Y LA CARCOMA


Mt 6, 19-23


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».


DONDE ESTÁ TU TESORO, ALLÍ ESTARÁ TU CORAZÓN


Un tesoro es aquella persona o cosa de mucho precio o muy digna de estimación. Eso nos dice el diccionario. Y en el evangelio hoy Jesús nos recomienda que no busquemos tesoros en la tierra, sino en el cielo.

Porque aquí los tesoros materiales se corrompen, no así los del cielo. Pongamos nuestro corazón en los bienes del cielo, levantemos el corazón hacia el Señor.

Desprendámonos de nuestro apego a lo material y atesoremos tesoros espirituales, donde sólo Dios basta. ¿Dónde está tu tesoro? 



jueves, 16 de junio de 2016

VUESTRO PADRE SABE LO QUE OS HACE FALTA


Mt 6, 7-15


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros orad así: "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal".
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


PADRE NUESTRO


En el evangelio de hoy Jesús nos enseña a orar y cómo orar. El Padre Nuestro podemos decir que es la oración más universal. Y en ella hay tesoros escondidos que se descubren al meditarla.

Quizá lo más sorprendente es que si Jesús no lo hubiera dicho, no nos hubiéramos atrevido  llamar Padre a Dios. Padre nuestro... Padre, esa palabra tan hermosa... Y nuestro, sí nuestro, de todos, que nos hace a todos hermanos, seamos como seamos y seamos de donde seamos.

Somos hijos de Dios y muchas veces no caemos en la cuenta de tan gran honra y dignidad. Sintámonos orgullosos de un Padre tan bueno, que nos ama hasta el extremo, con un amor que nunca se apaga. 


miércoles, 15 de junio de 2016

Y TU PADRE, QUE VE EN LO ESCONDIDO, TE RECOMPENSARÁ


Mt 6, 1-6- 16-18


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


CUIDAD DE NO PRACTICAR VUESTRA JUSTICIA DELANTE DE LOS HOMBRES


Jesús hoy nos exhorta a no hacer el bien para que lo vean los demás. El bien, la limosna, el ayuno, la oración... debemos hacerla sin que nos importe el ser vistos. La hipocresía no se compagina con el amor.

Y hacerlo con rostro alegre, con el ánimo de quien sabe en su interior que está practicando la justicia, la caridad. No actuemos por apariencias, que ya el mundo juega bastante con el qué dirán.

Somos lo que somos delante de Dios y nadie nos ama como Él. Vivamos nuestra vida cristiana por amor a Dios y Él, que ve en lo escondido, nos recompensará.



martes, 14 de junio de 2016

SI AMÁIS A LOS QUE OS AMAN, ¿QUÉ PREMIO TENDRÉIS?


Mt 5, 43-48


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».



HACE SALIR SU SOL SOBRE MALOS Y BUENOS



Hoy la Liturgia comparte con todos esta preciosa perícopa del evangelio de Mateo. Jesús siempre nos habla del amor incondicional y a todos, sin excepción. Porque Dios no hace acepción de personas.

Porque si amamos a quienes nos aman, ¿qué de diferente hacemos de las personas que no siguen a Cristo? El amor incondicional y desinteresado a todos debe ser un valor insustituible en nuestra vida.

Y Jesús nos propone que seamos perfectos, como el Padre. Nuestra perfección debe ser en el amor, ser perfectos en la misericordia y en la bondad. 




lunes, 13 de junio de 2016

NO HAGÁIS FRENTE AL QUE OS AGRAVIA


Mt 5, 38-42


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».


A QUIEN TE PIDE, DALE


Muchas veces lo que mueve al mundo es el egoísmo, el "¿qué me ofreces si te doy?", intercambio de intereses, regateo y negocio de favores...

Pareciera que aún estuviéramos bajo patrones del Antiguo Testamento, como nos dice el evangelio de hoy: "se dijo: ojo por ojo, diente por diente". Pero Jesús vino a cambiar el egoísmo por la gratuidad, el interés en las acciones por el desvelo hacia el prójimo.

"Al que te pide, dale". Gratuidad y generosidad deberían ser dos características por las que poder distinguir a los cristianos. 



domingo, 12 de junio de 2016

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


 Lc 7, 36-8, 3


En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».
Jesús respondió y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte».
Él contestó: «Dímelo, maestro».
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le mostrará más amor?»
Respondió Simón y dijo: «Supongo que aquel a quien le perdonó más».
Le dijo Jesús: «Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».
Y a ella le dijo: «Han quedado perdonados tus pecados».
Los demás convidados empezaron a decir entre ellos: «¿Quién es este, que hasta perdona pecados?»
Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».
Después de esto iba él caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que le servían con sus bienes.


TENGO ALGO QUE DECIRTE


Muchas veces nos gustaría escuchar del mismo Jesús lo que le dijo a Simón, el fariseo: "Tengo algo que decirte". Y, si así fuera, ¿qué nos diría? 

Quizá nos diría lo mismo que a Simón, nos hablaría del amor y del perdón, que sin perdón no hay amor y que, si amamos como Él nos amó, perdonar sería lo más natural a nosotros.

No juzguemos por apariencias, como hizo Simón con la mujer que entró en su casa a ungir los pies a Jesús, sino amemos desde el perdón y la misericordia, como Jesús, mirando el interior de las personas, más allá de las apariencias. 



sábado, 11 de junio de 2016

NO PUEDES VOLVER BLANCO O NEGRO UN SOLO CABELLO


Mt 5, 33-37


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor".
Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


QUE VUESTRO HABLAR SEA SÍ, SÍ, NO, NO


En el evangelio de hoy Jesús nos invita a ser auténticos. La autenticidad es una virtud que nos hace ser luz, como se nos apremia en el evangelio, ser "luz del mundo". 

Ser auténticos es ser verdaderos, mostrarnos tal y como somos. Y si somos cristianos nuestra autenticidad será mayor cuanto más lo seamos.

Claridad, luz, autenticidad... Seamos cristianos auténticos. Llevemos el fuego y la vida de Cristo, su ardor y deseo de autenticidad allá donde vayamos. 





viernes, 10 de junio de 2016

SI UNO REPUDIA A SU MUJER


Mt 5, 27-32


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo "No cometerás adulterio". Pues yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio". Pues yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se case con la repudiada comete adulterio».


HABÉIS OÍDO QUE SE DIJO


En tiempos de Jesús, como vemos en este evangelio, ya había controversias y discusiones sobre el matrimonio y cómo la pareja tenía que vivirlo y mantener la fidelidad.

En definitiva Jesús nos dice que lo importante es tener un corazón puro, que no dañe la unidad; un corazón sano y afectuoso en el que reine el bien. 

Debemos tener una mirada limpia, que será consecuencia de un corazón limpio. Un corazón puro para estar cada vez más cerca del corazón de Dios.





jueves, 9 de junio de 2016

PERO YO OS DIGO

Mt 5, 20-26


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».


VETE PRIMERO A RECONCILIARTE CON TU HERMANO


En el evangelio de hoy Jesús deja claro que Él ha venido a dar sentido a todo lo que el Antiguo Testamento dijo. Él es la plenitud de la Revelación, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin.

Por eso tiene autoridad para completar el Antiguo Testamento diciendo: "Pero Yo os digo..." Y nos dice cómo amar al prójimo, como sólo Él nos enseñó: hasta el extremo.

Si no amamos al prójimo, a quien vemos, ¿cómo vamos a amas a Dios a quien no vemos? Por eso, vete primero a reconciliarte con tu hermano y entonces, cuando ames a tu prójimo hasta el extremo, experimentarás el amor a Dios de una manera única. 



miércoles, 8 de junio de 2016

HE VENIDO A DAR PLENITUD


Mt 5, 17-19


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


QUIEN LOS CUMPLA Y ENSEÑE


Jesús mismo nos dice hpy que no ha venido a acabar con la Ley y los profetas, sino a darles plenitud. En Él se cumplieron todas las promesas y esperas de tantos años y años del pueblo de Israel.

Él es la plenitud de la Revelación, la culminación. Vino a revelarnos el amor del Padre misericordioso y a dar plenitud a los preceptos.

Por eso nos dice que no sólo quien los cumpla, sino quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino. Por tanto, realicemos y enseñemos el amor insondable de nuestro Dios llevado hasta el extremo en la salvación por la que Jesús murió en una Cruz por nosotros.



martes, 7 de junio de 2016

ALUMBRE ASÍ VUESTRA LUZ A LOS HOMBRES


Mt 5, 13-16


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».


EN LO ALTO DE UN MONTE


Los montes, las montañas tienen una relevancia especial en la historia de Israel en el Antiguo Testamento: el monte Sinaí y los diez mandamientos, el monte Moria e Isaac...

Y también en el Nuevo; el monte Tabor, donde se transfiguró Jesús delante de sus discípulos, el monte de los Olivos, el Gólgota... En lo alto de un monte siempre pasa algo especial.

Por eso nos dice hoy Jesús que "no se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte". Nosotros somos esa ciudad, para que el mundo crea con nuestras obras, para que consigamos que la humanidad se eleve también hacia ese monte santo de la morada de Dios.



lunes, 6 de junio de 2016

BIENAVENTURADOS


Mt 5, 1-12


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran , porque ellos serán consolados
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


LOS LIMPIOS DE CORAZÓN


Hoy el evangelio nos regala uno de las enseñanzas más clarificadoras de la doctrina de Jesús, las bienaventuranzas. Bienaventurado quiere decir, dichoso, feliz. Y así debe ser y estar un cristiano siempre, feliz. No cabe otra: felices por creer en Jesús.

Y de entre las bienaventuranzas hay una que ensalza a los limpios de corazón. ¡Cuánta necesidad tiene la sociedad de hoy de corazones limpios! Jesús, José, María... vivieron con corazón limpio. 

Y un corazón limpio nos hace tener una mirada limpia. "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Tengamos un corazón limpio y seremos luz para nuestros hermanos.