jueves, 31 de agosto de 2017

EL DÍA Y LA HORA

Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».


EL ESPOSO TARDABA

Una de las parábolas más conocidas de Jesús es la de las vírgenes y el esposo. El esposo tardaba y las vírgenes lo esperaban, siempre, hasta que llegó.

El esposo y Jesús y, es verdad, muchas veces nos parece que tarda ante lo que le pedimos, lo que queremos o lo que nos gustaría que ocurriese en nuestra vida o en la de los demás.

Pero Él llega siempre. Lo que hace falta es que nosotros estemos siempre a la espera, siempre con las mismas ganas de que regrese, para que, cuando lo haga, estemos con nuestras lámparas encendidas y entremos con Él al banquete.




ESTAD TAMBIÉN VOSOTROS PREPARADOS

Mt 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijese aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».


FIEL Y PRUDENTE

Así nos quiere Jesús, fieles y prudentes. Fieles, pues la fidelidad es una virtud de valientes y de personas constantes y fuertes. Prudentes, ya que la prudencia es como la educación hecha suavidad. 

Los cristianos debemos ser esos criados fieles y prudentes de los que nos habla hoy el evangelio, responsables y serviciales en todo lo referente a su Señor. 

Jesús les llama bienaventurados, dichosos, a los que su Señor los encuentre así, fieles y prudentes, porque, cuando llegue, les confiará administrar sus asuntos, los asuntos de Dios. 






miércoles, 30 de agosto de 2017

ESCRIBAS Y FARISEOS

 Mt 23, 27-32 

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"!Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».


POR FUERA PARECÉIS JUSTOS

En el evangelio de hoy Jesús habla a los escribas y fariseos poniéndoles claro que la hipocresía no tiene nada que ver con el ser cristiano. 

"Por fuera parecéis justos", les dice. Sería triste que Jesús nos dijera eso a nosotros. Debemos ser coherentes y pensar y hacer siempre lo que es justo, no solo vivirlo hacia fuera, sino vivirlo en profundidad. 

Ser justos como nuestro Padre celestial, ser como Jesús, que amó hasta el extremo, sin hacer distinción de personas, sin hipocresía alguna, siendo coherentes con nuestra fe.



lunes, 28 de agosto de 2017

HERODES HABÍA MANDADO A PRENDER A JUAN

Mc 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy».
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?».
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.


EL REY SE PUSO MUY TRISTE

Hoy la Iglesia recuerda el martirio de san Juan Bautista, a quien mataron por orden de Herodes, pillado por sus propias palabras. Palabras que le importaron más que la vida de Juan.

Y Herodes se puso triste, porque pensar que hacemos las cosas mal, pensar que hacemos cosas contrarias al bien solo produce tristeza.

La vida debe estar llena de la alegría que nos da el ser verdaderamente ser discípulos de Cristo. Pasemos por la vida haciendo el bien, como el Maestro. 



¡AY DE VOSOTROS!

 Mt 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga” ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

GUÍAS CIEGOS

En verdad, nadie que no vea no puede guiar a otro, como nos dice el evangelio hoy. Debemos llenarnos de la luz, que es Cristo, para dar luz y así poder guiar a los demás en el camino cristiano.

El evangelio nos da luz, y Jesús es a luz misma. Sin ella no podemos caminar y menos en la oscuridad. Y dando luz haremos de este mundo un mundo mejor.

Como san Agustín, cuya fiesta celebramos hoy en la Iglesia, ha sido luz para todo el que se ha acercado a él a través de sus obras. Agustín iluminó porque se llenó de la luz de Cristo.





sábado, 26 de agosto de 2017

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 16, 13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.


JESÚS PREGUNTÓ A SUS DISCÍPULOS

En este domingo en el que la Iglesia recuerda a santa Mónica, madre de san Agustín, el evangelio nos regala el pasaje de Cesarea de Filipo. Jesús pregunta sobre quién piensan los discípulos que es Él. Y Pedro, el primero, le dijo que Él era el Mesías.

Hoy, para nosotros, ¿Jesús es el Mesías, nuestro Salvador? El mundo vive como si fuera salvado por cualquier otro, incluso por cosas materiales, pero no por Jesús.

Debemos volver a darle al mundo la esperanza de un Salvador, de Jesús, el Hijo de Dios, que dio su vida por nosotros. Pongamos en práctica lo que creemos.


DICEN, PERO NO HACEN

 Mt 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


PARA QUE LOS VEA LA GENTE

Hoy en día se echa en falta la coherencia. Una actitud que debería ser una de las virtudes de todo ser humano que se precie de serlo.

Decir lo mismo que pensamos y hacer lo mismo que decimos. Tampoco es tan difícil. Actuar conforme a unos ideales y a una religión practicada y no para que nos vea la gente.

Ser coherentes con el evangelio y con todo lo que significa es tarea del cristiano de todos los tiempos, pero especialmente hoy cuando la coherencia y la rectitud no son todo lo comunes que debieran.


jueves, 24 de agosto de 2017

¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO PRINCIPAL DE LA LEY?

Mt 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente".
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».


COMO A TI MISMO

Dos mandamientos sostienen el Antiguo y el Nuevo Testamento. Amar a Dios y al prójimo como a ti mismo, no menos, sino igual que nos amamos a nosotros mismos.

Si viviésemos fielmente el "como a ti mismo", el mundo daría un giro de 360 grados. Todo lo bueno que quiero para mí, también lo quiero para el prójimo. ¿Te imaginas? ¡Cómo cambiaría todo!

Podemos hacerlo realidad, en nuestra vida, en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestro día a día, incluso con aquel prójimo que no conocemos... El Reino ya habría llegado a plenitud. Hagámoslo realidad. 


¿DE NAZARET PUEDE SALIR ALGO BUENO?

Jn 1, 45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó: «Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó: « ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».


¿DE QUÉ ME CONOCES?

Hoy la Iglesia celebra a san Bartolomé y hoy también lo nombran en el evangelio. Al encontrarse con Jesús, Bartolomé le preguntó: "¿De qué me conoces?"

Supongo en el interior de Jesús una gran sonrisa, pensando: "¿Que de qué te conozco, si desde antes que nacieras te soñé, si te amo con amor eterno, desde antes del principio del mundo?"

Nosotros muchas veces ponemos en duda si Dios nos conoce, si se preocupa de nosotros, si conoce nuestra realidad... Y Él, en nuestras dudas, nos sigue amando con amor eterno.



miércoles, 23 de agosto de 2017

AMIGO, NO TE HAGO NINGUNA INJUSTICIA

Mt 20, 1-16a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido".
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña".
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».


QUIERO DARLE A ESTE ÚLTIMO IGUAL QUE A TI

Hoy el evangelio de san Mateo nos relata la parábola de los jornaleros: el dueño pagó lo mismo a los últimos que llegaron a trabajar que a los que estuvieron desde primera hora.

Y los primeros se enfadaron. No sabían que la justicia divina no es la justicia de los hombres. La justicia de Dios es misericordia.

El amor de Dios es tan diferente al nuestro... Su amor, su justicia, su misericordia solo nos demuestran que Dios es amor infinito.


lunes, 21 de agosto de 2017

MÁS FÁCIL LE ES A UN CAMELLO

Mt 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».


DIOS LO PUEDE TODO

La sociedad actual nos arrastra a las idea de que los poderes y súperpoderes los tienen los héroes de las películas, héroes inventados en la mente creativa de algunas personas.

¿Quién más héroe que Jesús? ¿Qué poderes son mayores que los suyos? Y Él no es inventado, es real y nos quiso tanto que quiso hacerse uno de nosotros.

Dios lo puede todo, es Omnipotente. Y no acabamos de creerlo. Si confiásemos de verdad en la omnipotencia divina, nada nos sería imposible. 



domingo, 20 de agosto de 2017

UN TESORO EN EL CIELO

 Mt 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? »
Jesús le contestó: « ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó: «¿Cuáles?».
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.


¿QUÉ ME FALTA?

Aquel joven se acercó a Jesús para preguntarle qué de bueno tenía que hacer para obtener la vida eterna. Lo que le dijo Jesús ya lo hacía, así que preguntó qué le faltaba por hacer.

¿Qué nos falta en verdad para ser perfectos? Somos buenos, o lo intentamos a diario, somos amables, no robamos, no matamos....

Demos un paso más, subamos un peldaño más para conseguir la santidad, cada cual el que considere que debe subir. Afinemos en nuestra vida cristiana para conseguir la perfección.





sábado, 19 de agosto de 2017

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mi, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó: «Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame».
Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.


SEÑOR, AYÚDAME

En este domingo en que la liturgia nos sigue regalando pasajes del evangelio de san Mateo nos encontramos con la historia de la mujer cananea que mendigaba compasión para si hija a los pies de Jesús.

Y Él, en principio, con su respuesta parece que rechazó ayudarle. Solo era su pedagogía divina puesto que la mujer no se rindió y le volvió a insistir con más razones.

El ejemplo de esta mujer nos debe llevar a insistir una y otra vez ante el Señor de la Misericordia en todo aquello que le pidamos y deseamos conseguir. Señor, ayúdanos.



viernes, 18 de agosto de 2017

DE LOS QUE SON COMO ELLOS

 Mt 19, 13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.


LE PRESENTARON A UNOS NIÑOS

Los niños, en tiempos de Jesús, no contaban para prácticamente nada. Eran invisibles. Por eso cuando unos niños se acercaron a Jesús los discípulos intentaron apartarlos.

Muchas veces a los invisibles, a los que no cuentan, a los que no son importantes para la sociedad también intentamos apartarlos y hacerles invisibles.

Pero precisamente esas personas son la más importantes y las más visibles para Jesús y, como consecuencia, deben serlo para nosotros. Que nunca haya nadie invisible para un cristiano.



jueves, 17 de agosto de 2017

UNA SOLA CARNE

Mt 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió: « ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
Ellos insistieron: « ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla? ».
Él les contestó: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron: «Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo: «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».


¿NO HABÉIS LEÍDO...?

Hoy Jesús nos "tira un poco de las orejas". Porque para entender el Nuevo Testamento es necesario conocer, aunque sea mínimamente, el Antiguo.

Los judíos conocían bien las Escrituras. Jesús les hizo una pregunta retórica. ¡Claro que Él sabía que lo habían leído! Por eso, si las conocían, no entendía cómo no comprendían lo que les anunciaba.

Y nosotros, ¿hemos leído el Antiguo Testamento? ¿Y lo hemos entendido? ¿Y lo hemos orado? Orar con las Escrituras es una forma entrañable de hacer oración. Oremos hoy con las Escrituras y ofrezcamos su fruto en nuestra vida diaria. 



miércoles, 16 de agosto de 2017

¿HASTA SIETE VECES?

Mt 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo".
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?".
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.


PERDONA DE CORAZÓN

El evangelio de hoy nos dice que tenemos que perdonar hasta setenta veces siete, o sea, siempre y para siempre. Porque no es solo perdonar, sino perdonar de corazón.

Perdonar de verdad, sinceramente y para siempre, olvidando y borrando de la memoria el mal que nos hayan hecho o que creamos que nos han hecho.

Perdonar de corazón es mucho más que perdonar. Es incluso más bonito, más auténtico, más profundo. Perdonar de corazón es como perdona Cristo.