lunes, 31 de diciembre de 2018

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

Lc 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

MARÍA
Es imposible pronunciar ese nombre y no pensar en Ella. Es imposible decir madre y no pensar en Ella. María, Madre de Dios, humilde y sencilla, cercana y trabajadora, viviendo una vida profundamente contemplativa en la actividad.
Hoy la recuerda especialmente la liturgia. Durante el año también la recordamos, pero hoy destacamos uno de los dogmas marianos, su maternidad divina. Madre de Dios. Tres palabras que resumen cinco letras: María.
Nadie podría haberlo hecho igual. Nadie podría haber respondido igual. Nadie como Ella para ser la Mediadora entre Jesús y nosotros. Nadie como Ella para sostener a Jesús entre sus brazos. Nadie como Ella. María.


DÍA VII DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

Jn 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

LA LUZ VERDADERA
En este último día del año y de la Octava de Navidad el evangelio nos habla de la luz, del Verbo, de Jesús, que es el principio y el fin, el Alfa y la Omega.
Todo tiene su inicio y su fin en Él, todos tenemos nuestro pasado, presente y futuro en Él. Sin Él no existe nada, sin Él no somos nada.
Él es la Luz. Que el año que ha pasado nos deje su resplandor y que en el año que comienza llevemos su luz y su calor a todo aquel que lo necesite. Seamos luz en su Luz. 


domingo, 30 de diciembre de 2018

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

Lc, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que se enteraran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todas esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura, y en gracia ante Dios y ante los hombres.

FAMILIA
Hoy celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. Jesús quiso nacer en una de ellas y así ser también en ese sentido, uno de nosotros, como nosotros. La familia fue importante para Él, estando presente en cada momento importante de su vida.
Toda familia es sagrada por lo que es y por lo que representa; por lo que supone para cada uno y por su fuerza en la sociedad. Nada ni nadie podrá contra ella.
Como María, conservemos todo en nuestro corazón; como Jesús, crezcamos en gracia; como José, busquemos siempre a Jesús. Familia, bella palabra para ser vivida.

viernes, 28 de diciembre de 2018

DÍA V DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

Lc 2, 22-35
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción - y a ti misma una espada te traspasará el alma - para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

MIS OJOS HAN VISTO A TU SALVADOR
Los que vieron a Jesús pudieron decirlo con razón: habían visto al Salvador, a Jesús, al Dios con nosotros hecho Niño en Belén.
Nosotros, que no pudimos vivir aquel acontecimiento, ¿dónde podemos ver al Salvador? ¿En quién podemos verlo? 
Esas son las preguntas que hoy, en un rato de oración, podemos hacernos. Y desear verlo con todo el corazón allá donde Él se nos muestre.


jueves, 27 de diciembre de 2018

LOS SANTOS INOCENTES, MÁRTIRES. OCTAVA DE NAVIDAD

Mt 2, 13-18
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

JOSÉ SE LEVANTÓ
Un protagonista de todo lo vivido en Adviento y en este tiempo de Navidad es José. Discreto, en su lugar, humilde y fiel, pendiente de María y de Jesús.
Atento a la Voluntad de Dios, en cuanto Dios le comunica su mensaje, "se levantó". Y aun siendo de noche, se llevó a María y al Niño a un lugar seguro.
Así nosotros, atentos a la Voluntad de Dios debemos levantarnos y actuar para llevarla a cabo, para cumplir lo que el Señor quiere para nuestras vidas. 



FIESTA DE SAN JUAN EVANGELISTA. OCTAVA DE NAVIDAD

Jn 20, 1 a. 2-8
El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

LLEGÓ PRIMERO
Hoy celebramos a san Juan evangelista y el evangelio nos relata el pasaje la Resurrección cuando él y san Pedro corrieron al sepulcro. Juan "llegó primero", nos dice.
El amor es raudo y veloz, está siempre atento y, como dice san Juan de la Cruz, nunca está ocioso, sino en continuo movimiento, como el fuego, echando siempre llamaradas acá y allá.
Que el amor nos tenga en vela, nos tenga siempre en movimiento hacia las necesidades de los demás. Que el amor nos dé vida y vida en abundancia. 


miércoles, 26 de diciembre de 2018

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR. OCTAVA DE NAVIDAD

Mt 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

NO OS PREOCUPÉIS
Contemplando a Jesús Niño, recién nacido y ya bendiciendo al mundo y a la humanidad hoy el evangelio nos dice "No os preocupéis".
Nada os preocupe en exceso. Jesús está aquí, ya nada es ni será igual. Ya toda nuestra vida estará cruzada por Aquel que nos ama más que nadie.
Sigamos contemplando y sigamos viviendo el Reino. Sigamos llevando a Jesús Niño recién nacido a todos los corazones.


martes, 25 de diciembre de 2018

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

Jn 1. 1-18
En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

LLEGÓ
Llegó por fin, en el silencio de la noche, en medio de la más profunda paz, para nosotros, sin ruido, sin ostentaciones, llegó el Verbo y se hizo carne.
Contemplemos el misterio en silencio, reflexionemos en profundidad qué significa en nuetsras vidas tal acontecimiento y, con gran alegría, cantemos villancicos en su honor compartiendo nuestra fe y nuestra alegría de ser salvados por un Niño.
¡Feliz y santa Navidad a todos!


EL SOL QUE NACE DE LO ALTO

 Lc 1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«”Bendito sea el Señor, Dios de Israel”, porque ha visitado y “redimido a su pueblo”, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza” y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

EL SOL QUE NACE DE LO ALTO
Último día de Adviento, resuena en el corazón lo vivido en estas semanas tan intensas de espera y esperanza activa.
Vivir con intensidad el Adviento nos ha preparado para recibir al Niño que está a punto de llegar.
Esperando con todo nuestro corazón en el día de hoy tengamos las lámparas encendidas y el corazón bien dispuesto.



IV DOMINGO DE ADVIENTO

Lc 1, 39-45
En aquellos días, María se levanto y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

OH, EMMANUEL
Ya en el IV domingo de Adviento, la liturgia nos ofrece unas lecturas preciosas. Ya llega, está a punto de llegar y viene para salvarnos, para amarnos desinteresadamente y siempre.
Belén, la aldea más pequeña, en la que nadie se fijaba fue la elegida. La humildad fue la premisa desde antes de nacer. esa debe ser también nuestra manera de ser.
Esperemos con María, anhelantes por la venida del mayor regalo que Dios hizo a la humanidad.

¡OH, EMMANUEL, REY Y LEGISLADOR NUESTRO, ESPERANZA DE LAS NACIONES Y SALVADOR DE LOS PUEBLOS, VEN A SALVARNOS, SEÑOR DIOS NUESTRO!

MAGNIFICAT

Lc 1, 46-56
En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

MAGNIFICAT

Hoy el Evangelio nos ofrece una de sus mayores joyas: el Magnificat. Oración de María compartida con Isabel en la que nos ofrece la visión de un Dios misericordioso.
Deseado de los puebloS y esperado por María y si pueblo desde siglos. La espera se hizo larga, pero llegará y llegará pronto.
Nos formó del barro de la tierra para ofrecernos el mayor tesoro: Él mismo.

¡OH, REY DE LAS NACIONES Y DESEADO DE LOS PUEBLOS, PIEDRA ANGULAR DE LA IGLESIA, QUE HACES DE DOS PUEBLOS UNO SOLO, VEN Y SALVA AL HOMBRE QUE FORMASTE DEL BARRO DE LA TIERRA!

jueves, 20 de diciembre de 2018

¡OH, SOL!

Lc 1, 39-45
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

RESPLANDOR DE LA LUZ ETERNA
Hoy la antífona del Magníficat nos habla de luz, de luz eterna, resplandor que nos deslumbra ante su majestuosidad y nos lleva a la luz verdadera.
Dios de Dios, Luz de Luz, rezamos en el Credo. La luz de un Dios que es llama, fuego ardiente que ilumina los corazones con su fuerza.
Sol de justicia que nos hace arder en amor hacia el prójimo. Sol que nunca se apaga, Sol que venció a las tinieblas y a la oscuridad para ofrecernos un Reino de luz.
¡OH, SOL QUE NACES DE LO ALTO, RESPLANDOR DE LA LUZ ETERNA, SOL DE JUSTICIA, VEN AHORA A ILUMINAR A LOS QUE VIVEN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE!

miércoles, 19 de diciembre de 2018

FIAT

Lc 1, 26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
FIAT
Hoy es el evangelio del Fiat. Nos cuenta cómo María dijo Sí al Señor. Un Sí de entrega, de servicio, de humildad y de confianza ciega en el Señor.
Se fió, dijo "Hágase" y Dios se hizo hombre. Hoy también la liturgia nos regala una Antífona del Magníficat en el que llama a Jesús Llave y Cetro. 
Donde Él abre nadie puede cerrar y donde cierra, nadie puede abrir. Él fue la Llave que nos abrió las puertas del Reino y desde entonces resuena el Fiat de María.
¡OH, LLAVE DE DAVID Y CETRO DE LA CASA DE ISRAEL, QUE ABRES Y NADIE PUEDE CERRAR, CIERRAS Y NADIE PUEDE ABRIR, VEN Y LIBRA A LOS CAUTIVOS QUE VIVEN EN TINIEBLAS Y EN SOMBRA DE MUERTE!



martes, 18 de diciembre de 2018

¡OH, RENUEVO!

Lc 1, 5-25

En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».

COMO UN SIGNO PARA LOS PUEBLOS
Los días pasan, la Navidad se acerca y las lecturas de la liturgia nos los gritan: ¡Ya está cerca!, y como dice la Antífona de hoy, vendrá como un signo para los pueblos.
Porque, ¿qué mayor signo que un Dios hecho hombre? ¿Qué mayor signo que un Niño en medio de la noche? Un niño cambió la Historia.
Anunciado por profetas, de la estirpe de David, asombrará a todos con su venida, como ya asombró con su nacimiento en carne. 
¡OH, RENUEVO DEL TRONCO DE JESÉ, QUE TE ALZAS COMO UN SIGNO PARA LOS PUEBLOS, ANTE QUIEN LOS REYES ENMUDECEN Y CUYO AUXILIO IMPLORAN LAS NACIONES, VEN A LIBRARNOS, NO TARDES MÁS!

lunes, 17 de diciembre de 2018

¡OH, ADONAI!

 Mt 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta.
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

EN LA ZARZA ARDIENTE
18 de diciembre, día de la Esperanza. ¿Y qué es el Adviento, sino esperanza activa ante el Mesías que llega y que nos salvará definitivamente de todo lo negativo?
Hoy la Antífona del Magníficat nos habla también de esperanza, de vida, de fuerza. Zarza ardiente ante Moisés, estupefacto ante tanta belleza.
Señor del mundo, Señor de la fe, Señor de nuestras vidas, Adonai, ¡ven con poder, ven con tu poder infinito y con suavidad llévanos a ti!
¡OH, ADONAI, PASTOR DE LA CASA DE ISRAEL, QUE TE APARECISTE A MOISÉS EN LA ZARZA ARDIENTE Y EN EL SINAÍ LE DISTE TU LEY! ¡VEN A LIBRARNOS CON EL PODER DE TU BRAZO!


domingo, 16 de diciembre de 2018

¡OH, SABIDURÍA!

Mt 1, 1- 17
Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo catorce.

CON FIRMEZA Y SUAVIDAD
Hoy, 17 de diciembre, empieza la última semana antes de Navidad. Por ello la liturgia pone especial énfasis en celebrarlo solemnemente y estos 7 días que faltan para la llegada de Jesús son muy especiales.
Sobresale en todos estos días la antífona del Magníficat, en Vísperas. Son como piropos, elogios a Jesús, flores que le regalamos, preparando su venida, rogándole con cariño que llegue ya. Son especialmente bonitas y profundas. La de hoy nos habla de Jesús como Sabiduría y que lo ordena todo con firmeza y suavidad.
Y así me imagino a Jesús: firme y suave, juez y misericordioso, fuerte y sencillo. ¡Ven, Señor y no tardes!
¡OH, SABIDURÍA, QUE BROTASTE DE LOS LABIOS DEL ALTÍSIMO, ABARCANDO DEL UNO AL OTRO CONFÍN Y ORDENÁNDOLO TODO CON FIRMEZA Y SUAVIDAD! ¡VEN Y MUÉSTRANOS EL CAMINO DE LA SALVACIÓN!



III DOMINGO DE ADVIENTO. DOMINGO GAUDETE

Lc 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?».
Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

DOMINGO GAUDETE
El tercer domingo de Adviento es conocido como domingo "Gaudete", o de la alegría porque la primera palabra del Introito de la Misa es esa palabra, Gaudete, en español, "Regocijaos". Regocijarse es como alegrarse en grado sumo, mucho más que alegrarse. Y a eso nos invita la liturgia de este domingo porque el Señor cada vez está más cerca, ya no queda nada para que se haga presente en el mundo.
Y todas las lecturas nos hablan de la alegría: "Alégrate" , "el Señor se alegra contigo", "gritad jubilosos", "Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito: alegraos". La actitud propia del cristiano es esa, la alegría de sabernos queridos, de sabernos amados hasta el extremo, amados por nosotros mismos, de sabernos salvados por amor.
Vivamos con alegría, con esperanza alegre, sin que nada nos preocupe en exceso, como dice san Pablo hoy, haciendo que nuestras súplicas y acción de gracias sean siempre presentadas a Dios con la esperanza cristiana, dejándonos guiar por el Espíritu tal como nos recomienda san Juan Bautista, el precursor del Señor. 


sábado, 15 de diciembre de 2018

CUANDO BAJABAN DEL MONTE

Mt 17, 10-13
Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»
Él les contestó: «Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

Y NO LO RECONOCIERON
¡Cuántas veces Jesús pasa a nuestro lado y no lo reconocemos! Nuestras prisas, nuestro mundo, nuestros miedos, nuestras preocupaciones... no nos dejan verlo.
Y Jesús está, viene y pasa a nuestro lado en tantas y tantas cosas, en tantos y tantos hermanos, en tantas y tantas ocasiones... solo hay que estar atentos para verlo y reconocerlo.
Interioridad, oración y una buena dosis de humildad y misericordia nos harán ver a Jesús en todo aquello que pase y en todos aquellos que pasen por nuestra vida. 


viernes, 14 de diciembre de 2018

COMILÓN Y BORRACHO

Mt 11, 16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «¿A quién se parece esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado".
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio". Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores".
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

LA SABIDURÍA SE HA ACREDITADO POR SUS OBRAS
Tradicionalmente se llama a Dios "la Sabiduría". Y nos dice hoy Jesús que la Sabiduría se acredita por sus obras. Y es que no hay fe sin obras.
Jesús les dijo a sus adversarios que, si no le creían a Él, creyeran a sus obras. Porque una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo, como dice el refranero.
"Por sus obras los conoceréis", y así deberían conocernos, por nuestras obras, por nuestras  buenas obras y así reconocer a los cristianos, por sus obras.




jueves, 13 de diciembre de 2018

TENÍA QUE VENIR

Mt 11,11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista, hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos que oiga».

EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA
Muchas veces no oímos o no queremos oír todo lo que tienen que decirnos. Y aun sabiendo lo que nos dicen y oyéndolo, no hacemos caso.
Jesús hoy nos invita a oír y a oír su Palabra. Precioso mensaje que a diario nos envía para nuestro bien. La Palabra nunca nos hará ser peores.
Debemos leer, escuchar y oír a diario su Palabra, para interiorizarla y poder así llevarla a los demás. El Reino estará entonces más cerca. 


miércoles, 12 de diciembre de 2018

VENID A MÍ

 Mt 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo::
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

CANSADOS Y AGOBIADOS
Fin de año, fin de trimestre. Es normal estar cansados y agobiados por tantas cosas que, en realidad, muchas veces no podemos cambiar por nuestros propios medios.
Aun así Jesús no nos dice que no tendremos ese cansancio y agobio, sino que Él nos lo aliviará. Como buen hermano, sabe de nuestra realidad mucho más que nosotros.
Con tal compañía, en agobio y el cansancio deben llevarse de otra manera, sabiendo que Él llevó nuestras cargas y nuestras penas para redimirlas y redimirnos. 


lunes, 10 de diciembre de 2018

SI UNA SE LE PIERDE

Mt 18, 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

NI UNO DE ESTOS PEQUEÑOS
Es  curioso que en la época de Jesús, en la que tan poco contaban los niños, Él les dio una importancia especial. Estos pequeños no pueden perderse.
Y para que no se pierdan debemos tener especial cuidado en trasmitirles el amor infinito con que Dios les ama, hacérselo saber. Que conozcan al Amor de los amores.
Los pequeños son los que más cerca están del Corazón de Dios. Hagámonos pequeños, humildes y sencillos para no apartarnos nunca de su Corazón.



HOY HEMOS VISTO MARAVILLAS

Lc 5, 17-26
Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil: decir "Tus pecados te son perdonados", o decir “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados - dijo al paralítico -: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

LEVÁNTATE Y ECHA A ANDAR
Muchas veces es lo que necesitamos después de haber caído o de no sentirnos a gusto con nosotros mismos o de haber hecho algo que no nos ha gustado del todo.
Levantarnos y echarnos a andar otra vez, porque Dios no es un dios castigador. Dios perdona y perdona siempre. Lo dijo Jesús.
Cada vez, a cada momento, cada día levantémonos con alegría y echemos a andar sabiendo que el camino no lo hacemos solos: Él camina con nosotros.