miércoles, 30 de mayo de 2018

FIESTA DE LA VISITACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Lc 1, 39-56
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES
El saludo de Isabel a la Virgen María en su encuentro en Ain Karem ha permanecido en la historia en el rezo del Ave María: ¡Bendita!
Bendecida María por Dios y por su hijo, que quiso hacerse carne en su vientre, en sus entrañas purísimas. La "tota pulchra", la sin mancha fue la Madre de Dios.
Y por ello el servicio fue su ley y el amor su norma de vida. Por ello acudió a ayudar a su prima Isabel sin pensárselo dos veces sabiendo su situación. Que María sea nuestra guía en el amor y servicio al prójimo.


martes, 29 de mayo de 2018

IBAN SUBIENDO HACIA JERUSALÉN

Mc 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo por el camino hacía Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron: «Podemos».
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

NO HA VENIDO A SER SERVIDO
¡Qué claro lo tenía Jesús y con qué transparencia nos lo transmitió con su vida y sus palabras! Él no había venido a ser servido.
Lo suyo era servir, y servir hasta dar la vida. Quizá a nosotros no se nos pida dar la vida como a Él, pero quizá se nos pide darla de otra manera.
Cada cual sabe cómo: en nuestra vida cotidiana, en la familia, en el trabajo, con los amigos, en el día  a día, sirvamos dando la vida por los demás. 


lunes, 28 de mayo de 2018

LO HEMOS DEJADO TODO

 Ma 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones - y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

LOS ÚLTIMOS Y LOS PRIMEROS
Nos habla hoy Jesús de los últimos y de los primeros, del seguimiento y de dejarlo todo. La primacía en el servicio debe ser algo fundamental en el cristiano.
Porque Él fue quien nos lo enseñó en su vida terrena. Darse en totalidad, sin cálculos ni intereses; darse para siempre sin mirar atrás.
Así, aunque seamos los últimos, seremos los primeros en poner nuestro corazón, nuestras manos y nuestra vida entera al servicio del prójimo.


domingo, 27 de mayo de 2018

HEREDAR LA VIDA ETERNA

Mc 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».
Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡ Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

UNA COSA TE FALTA
En el evangelio de hoy Jesús le dice al joven rico que le falta una cosa para heredar la vida eterna: desprenderse de sus riquezas. Y le pareció tan difícil o tan duro que se dio la vuelta y se marchó.
¿Qué nos falta a nosotros para heredar la vida eterna, qué nos diría Jesús a nosotros si le hubiéramos hecho la misma pregunta que aquel joven?
Probablemente cada uno sepamos qué es. Pues hagámoslo y, como siguió diciendo Jesús al joven rico, "luego, ven y sígueme".




sábado, 26 de mayo de 2018

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Mt 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

HASTA EL FINAL DE LOS TIEMPOS
Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Y Jesús, en el evangelio de hoy nos dice que estará con nosotros, todos los días, hasta el final de los tiempos.
Si hay alguna certeza en esta vida, es esa. Jesús nos acompaña siempre, está siempre con nosotros y lo estará hasta el final.
La presencia del Hijo, junto al Padre y al Espíritu Santo, en comunidad de amor y vida se hacen uno en nosotros, hasta el final de los tiempos. 


viernes, 25 de mayo de 2018

NO SE LO IMPIDÁIS

 Mc 10, 13-16
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

DE LOS QUE SON COMO ELLOS
Insistir, como solo sabe hacerlo un niño. Soltar carcajadas como un bebé, pleno de alegría. Asombrarse, como un niño en la mañana de Reyes.
Nos lo dijo Jesús: de los que son como ellos, es el Reino de los Cielos. Recibir ese Reino como un niño, con su inocencia y su sencillez.
Seamos como ellos, vivamos nuestro cristianismo sencillamente, con alegría, con infinito asombro ante la Bondad infinita de Dios. Así, como los niños. 


jueves, 24 de mayo de 2018

SEGÚN COSTUMBRE, LES ENSEÑABA

Mc 10, 1-12
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordanía; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
El les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

LE PREGUNTABAN PARA PONERLO A PRUEBA
Hoy hemos escogido esa frase del evangelio como cabecera a este comentario porque, a dos mil años vista, nos puede parecer graciosa.
Poner a prueba a Jesús, a Dios, que es omnipotente, omnisciente,... Pero, pensándolo bien, también nosotros, en ocasiones, queremos ponerlo a prueba.
Algo habremos aprendido después de veinte siglos, algo habremos conocido de su Providencia y su Amor hacia nosotros, de su Misericordia. Por ello, no pongamos a prueba su lealtad hacia nosotros.


miércoles, 23 de mayo de 2018

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

Mc 14, 12a. 22-25
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

PRONUNCIÓ LA ACCIÓN DE GRACIAS
Jesús, el mismo Dios en la Tierra, daba las gracias por tantas y tantas cosas. Y si Él, siendo quien era, daba las gracias, ¿qué no tendremos que hacer nosotros?
Agradecer debería ser algo connatural a nosotros. Y agradecer a Dios todo aquello que nos regala debería ser connatural a nuestro ser cristiano.
Eucaristía significa "acción de gracias". Y es lo principal por lo que debemos dar las gracias a Dios: por permitirnos participar de ÉL.


martes, 22 de mayo de 2018

UNO QUE ECHABA DEMONIOS EN TU NOMBRE

Mc 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

NO SE LO IMPIDÁIS
En el evangelio de hoy los discípulos contaron a Jesús que a los que se encontraban echando demonios en nombre de Jesús y no eran "de los suyos" se lo impedían.
Pero Jesús no hace esos cálculos. De hecho, las matemáticas, lo calculado es bastante opuesto a la predicación del Señor. 
Todo aquel que haga cosas buenas por el nombre de Jesucristo no puede estar en su contra. Todo cuenta para hacer vida en este mundo el Reino de Dios.



lunes, 21 de mayo de 2018

IBA INSTRUYENDO A SUS DISCÍPULOS

Mc 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

SI QUIERES SER EL PRIMERO
Por el camino los discípulos discutían sobre quién era el primero y la respuesta de Jesús no pudo ser más contundente. ¿Quieres ser el primero? Se el último de todos y el servidor de todos.
No hay otro camino, no hay otra manera. El servicio a todos y ser último entre los últimos te hace ser el primero en la clasificación divina.
Busquemos cómo ser los primeros en ese ranking, el único que debe importarnos en la vida, puesto que así llegaremos al Corazón de Dios.



domingo, 20 de mayo de 2018

¡GENERACIÓN INCRÉDULA!

Mc 9, 14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó: «Maestro, te he traído a mí hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice: «¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: « ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar: «Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración».

CON ORACIÓN
Hoy Jesús nos habla de la importancia de la oración en nuestra vida. Y es que no se entiende la vida de un cristiano sin la oración.
Hablar con Dios, hablar de lo cotidiano y de lo extraordinario, ser en Él desde el corazón, y dejar que habite en nosotros.
No dejemos la oración diaria, ese lugar donde encontrarnos a nosotros mismos en compañía del Amado. 


sábado, 19 de mayo de 2018

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

Jn 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

PAZ A VOSOTROS
Pentecostés, Pascua granada, días en que los frutos ya se nos presentan para ser disfrutados. Y uno de los frutos del Espíritu es la paz.
Jesús hoy nos lo recuerda en el evangelio: Paz a vosotros. La paz,  tan anhelada en nuestro tiempo, es lo que nos desea Jesús al enviarnos al Espíritu.
Espíritu de paz, sé nuestro guía. Espíritu de amor, habítanos, que nos impregnemos de ti para poder ofrecer paz a todos nuestros hermanos. Paz a vosotros. 


TÚ, SÍGUEME

Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?».
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

NI EL MUNDO ENTERO
Nos dice el evangelio de hoy que ni el mundo entro podría contener los libros que contasen, una por una, todas las cosas que hizo Jesús.
Ni el mundo entero podría contener todo el amor que nos da, ni el mundo entero podría entender la profundidad de su entrega, ni el mundo entero sería suficiente para comprender su servicio desinteresado.
No, Dios es siempre más. Y es tan auténtico su ser, su amor, su verdad que todo ello desborda lo que podamos comprender. Ni el mundo entero...


jueves, 17 de mayo de 2018

SÍGUEME

Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó: «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice: «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme».

TÚ SABES QUE TE QUIERO
En estas palabras de Pedro del evangelio de hoy hemos de vernos reflejados todos los cristianos, pues hemos conocido al Amor de los amores.
Sí, Señor, Tú sabes que te quiero. Te quiero como no quiero a nadie. Te quiero en lo bueno y en lo malo, siempre contigo.
Lo sabes desde siempre, incluso desde antes de que yo naciera ya sabías cuánto te querría. Tú sabes que te quiero.



miércoles, 16 de mayo de 2018

QUE TODOS SEAN UNO

Jn 17, 20-26
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:
«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

QUE SEAN UNO
Fue el deseo de Jesús en la Última Cena antes de su entrega total en la Cruz. Y así se lo pidió al Padre en su oración.
Pero. ¿qué es ser uno? La unidad, la comunión, la intensa vivencia de la comunidad eclesial, la unión de corazones y almas, orientándolas hacia Dios.
Si lo viviéramos así, estaríamos cumpliendo la petición intensa de Jesús, su testamento espiritual en el que nos deja un mensaje: Unidad.


martes, 15 de mayo de 2018

PARA QUE SE CUMPLIERA LA ESCRITURA

Jn 17, 11b-19
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

MI ALEGRÍA CUMPLIDA
Jesús, en el evangelio de hoy quiere que su alegría cumplida esté en nosotros. A riesgo de caer en una antropomorfización de Dios, podemos preguntarnos cuál es la alegría cumplida de Jesús.
¿Qué le proporcionaba alegría? ¿Con qué se alegraba Jesús? ¿Cómo pensamos que se cumpliría esa gran alegría de Jesús en nosotros?
Él fue hombre como nosotros, y se alegraría de las mismas cosas con las que nos alegramos nosotros pero, su Corazón desborda todo corazón humano. En su Corazón es donde nuestra alegría está cumplida. 

lunes, 14 de mayo de 2018

QUE TE CONOZCAN A TI

Jn 17, 1-1 la
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los que le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti».

LA OBRA QUE ME ENCOMENDASTE
Hoy Jesús en el evangelio nos dice que en su venida a la tierra ha llevado a cabo la obra que le encomendó el Padre.
¿Y cuál es la obra que nos ha encomendado el Padre a cada uno de nosotros? ¿La llevamos a cabo para el bien de nuestros hermanos y el nuestro propio?
Busquemos cuál es esa obra y cumplámosla con todas nuestras fuerzas y todo nuestro corazón para encontrar, en ella, a Cristo.


domingo, 13 de mayo de 2018

PERMANECED EN MI AMOR

Jn 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».

AMIGOS
Así es como nos llama Jesús hoy en el evangelio, porque hacemos gustosamente lo que Él nos dijo cuando estuvo entre nosotros.
Amigo es aquel que está con nosotros en las buenas y en las malas. aquel que, aun sabiendo nuestros fallos, nos sigue queriendo como somos.
Aquel que nos conoce como ninguno y que sabe todo de nosotros. Pues mucho más nos quiere Jesús, como al amigo más amado. 


sábado, 12 de mayo de 2018

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Mc 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Hoy es un día grande en la Iglesia. Jesús asciende al Padre y con Él lleva a todos nosotros en el corazón. Se va y nos lleva con Él.
Pero por otra parte, al ascender a los cielos, nos encomienda la gran misión de llevar el evangelio y a toda criatura, en todas las realidades de las que participamos.
Es una gran responsabilidad. Y es que Jesús se fía de nosotros hasta el punto de confiarnos su obra y su Palabra, su espíritu y su misión. No desaprovechemos la oportunidad. 


viernes, 11 de mayo de 2018

PEDID, Y RECIBIRÉIS

 Jn 16, 23b-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

PARA QUE VUESTRA ALEGRÍA SEA COMPLETA
Una de las cosas que quizá echamos de menos en nuestra realidad cotidiana es la alegría. Vemos a gente seria, ensimismada, que no sonríe.
Los cristianos somos los que más razones tenemos para estar alegres. Si lo pensamos, no podemos tener un momento de tristeza.
Conocer a Jesús, saber de Él, haber conocido su Palabra, formar parte de la Iglesia, poder participar de los sacramentos, poner nuestra vida al servicio de los demás... y tantas maravillas como tenemos a diario. No podemos estar tristes.


jueves, 10 de mayo de 2018

VOLVERÉ A VEROS

Jn 16, 20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo, vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

NADIE OS QUITARÁ VUESTRA ALEGRÍA
La alegría que debe tener un cristiano no viene de nada material. La alegría del cristiano debe provenir de saberse hijo de Dios.
Porque ese es el mayor honor que podemos tener, algo que no nos puede quitar nadie. Debemos alegrarnos de ello.
La alegría que da el sabernos servidores de las personas que lo necesiten, servidores y testigos de la alegría. Así nos quiere Dios.

DENTRO DE POCO YA NO ME VERÉIS

Jn 16,16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver", y eso de "me voy al Padre"?»
Y se preguntaban: «¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver"? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».Ç

NO ENTENDEMOS LO QUE DICE
Eso que les pasaba a los discípulos nos pasa también a nosotros muchas veces. No entendemos a Jesús.
Quizá porque no vivimos en su onda, porque no estamos en su Corazón, porque nos falta ese Amor insondable.
Para entenderlo mejor solo tenemos que profundizar en su Palabra y en su Corazón. Y eso lo conseguiremos en la oración.


martes, 8 de mayo de 2018

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD

Jn 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

OS GUIARÁ
Cuando venga el Espíritu os guiará hasta la verdad plena. Fue una promesa de Jesús y sabemos que Él cumple lo que promete.
Debemos dejarnos guiar por el Espíritu, tenerle como guía en nuestra vida, a aquel que es el mejor huésped de nuestra alma.
Así viviremos más cerca del Corazón de Dios, de su Voluntad, de todo aquello que Dios quiere para nosotros. Dejémonos guiar por el Espíritu.