viernes, 30 de noviembre de 2018

FIESTA DE SAN ANDRÉS

Mt 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

LO SIGUIERON
En el día en que la Iglesia celebra a san Andrés, apóstol y compañero de Jesús, hermano de san Pedro, el evangelio nos ofrece un ejemplo de seguimiento del Señor.
"Inmediatamente lo dejaron todo y lo siguieron". Inmediatamente, sin más. Y lo dejaron todo, no solo una parte, sencillamente todo.
Pensemos en ello. ¿Qué es o quién nos haría dejarlo todo inmediatamente? Actuemos en consecuencia.




jueves, 29 de noviembre de 2018

HABRÁ SIGNOS

Lc 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».

CON GRAN PODER Y GLORIA
No puede ser de otra manera. El Hijo de Dios volverá con gran poder y gloria puesto que vendrá resucitado, vencedor y Rey.
Él es el único que puede salvar, el único que tiene poder y autoridad sobre todos los pueblos y naciones. Y nos asombraremos de su venida.
Poder, gloria, honor y majestad. Así vendrá en los últimos tiempos. A nosotros nos queda tener confianza en Él puesto que su justicia es la misericordia. 


martes, 27 de noviembre de 2018

OS PERSEGUIRÁN

Lc 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

YO OS DARÉ PALABRAS
A veces podemos llegar a pensar que no somos capaces de evangelizar con nuestras palabras por no tener suficientes recursos para ello, pero el mayor recurso que tenemos es Dios mismo.
Él ha prometido que nos dará la palabra oportuna en el momento oportuno para poder hacer frente a todo aquellos ante los que hay que dar testimonio.
No hace falta mucho más. Solo nuestras ganas de llevar a todo el mundo el Reino de Dios y su justicia misericordiosa.



lunes, 26 de noviembre de 2018

MIRAD QUE NADIE OS ENGAÑE

Lc 21, 5-11
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra caliza y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "Está llegando el tiempo"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

NO VAYÁIS TRAS ELLOS
Hoy el evangelio nos habla sobre los últimos tiempos. En esos momentos surgirán falsos profetas que intentarán engañarnos, pero Jesús nos dice: "no vayáis tras ellos".
Porque al único que debemos seguir es a Él, el único ejemplo que debemos seguir es el suyo, la única Palabra que debemos creer es la suya.
Que nadie nos engañe, como también nos dice Jesús hoy. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Y no hay más. 

domingo, 25 de noviembre de 2018

DOS MONEDILLAS

Lc 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
LO QUE LES SOBRA
Desde el principio del cristianismo, los que seguimos a Jesús nos hemos destacado por no dar de lo que nos sobra, al contratio de como hicieron unos ricos en tiempo de Jesús.
La generosidad es un don y una virtud. Dar de lo que tenemos, y no solo lo material. Somos ricos en tiempo, en abrazos, en alegría... y todo ello lo podemos dar con generosidad.
Jesús se destacó por ello, como por tantas cosas. También para no juzgar por las apariencias, porque la viuda, echando dos monedillas, dio más que los que echaban más que ella. 


SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Jn 18, 33b-37
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»

Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

SOY REY
En el último domingo del Tiempo Ordinario celebramos la Solemnidad de Cristo Rey. Recordamos que Jesucristo es el Rey del universo, soberano de todo, Príncipe de la Paz. A él se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. Su poder es un poder terno y no cesará. Su reino no acabará. Es lo que nos dice hermosamente el profeta Daniel. 
El Antiguo Testamento nos ofrece estampas bellísimas sobre la majestad de Dios. "El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder. Tu trono está firme y Tú eres eterno". Y no se podría expresar mejor que Jesús es el Rey de nuestro mundo, de nuestras vidas y así hay que reconocerlo con humildad. Como dijo Pilato: "Entonces, ¿tú eres rey?" Y Jesús le contestó con una de las mayores expresiones de su autoridad: "Tú lo dices: soy rey."
Y Juan, el díscípulo amado, en el libro del Apocalipsis nos deja la fuerza de su testimonio: "Jesucristo es el p´rincipe de los reyes de la tierra". "A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos". Y ante ello debe resonar en nuestros corazones un ¡Amén! grande y poderoso. Sí, amén, tú, que eres Rey, reina también en mi vida. 




sábado, 24 de noviembre de 2018

YA NO PUEDEN MORIR

Lc 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano.” Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que lo muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos»
Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro».
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

BIEN DICHO, MAESTRO
Es curioso que, en el evangelio de hoy, unos escribas, enemigos de Jesús y de lo que predicaba, lo alaben por lo que dijo, ya que estaba de acuerdo con lo que ellos pensaban.
A veces puede ocurrir que, personas no creyentes, ante la coincidencia de que Jesús dijo o hizo algo de acuerdo con ellos, lo alaben, aunque no crean en Él ni en lo que predicó. 
Nosotros, en cambio, no debemos ser así. Los dichos y palabras de Jesús deben iluminar siempre nuestra vida y nuestro quehacer diario.


jueves, 22 de noviembre de 2018

CASA DE ORACIÓN

Lc 19, 45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándolo.

ESCUCHÁNDOLO
Todo el pueblo estaba pendiente de Jesús, escuchándolo. Todo lo contrario de lo que pasa hoy en nuestra sociedad. 
¿Quién escucha a Jesús? ¿Quién está pendiente de Él? Pocas personas. Todo lo contrario que Jesús hace con nosotros. Él está pendiente de nosotros y nos escucha siempre que le hablamos.
Este mundo (y nosotros mismos, nuestro corazón) necesita que hagamos más oración, que escuchemos más a Jesús. Solo así podremos llegar a ser uno con Él. 


LLORÓ SOBRE ELLA

 Lc 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

ESTÁ ESCONDIDO A TUS OJOS
¡Cuántas cosas no estarán escondidas a nuestros ojos! Y hoy nos lo recuerda Jesús en el evangelio. También los designio que Él tiene sobre nosotros.
Por ello debemos preguntarnos, ante las circunstancias que nos toque vivir en nuestra realidad diaria, qué espera Dios de nosotros, qué es lo más correcto y evangélico.
No juzguemos, no nos enfademos cuando algo no sale como nos gustaría. Oremos por qué y para qué y encontraremos respuesta. 


martes, 20 de noviembre de 2018

TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS

 Lc 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?»
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

ALABANDO A DIOS
En el día en que la Iglesia celebra la Memoria de la Presentación de la Virgen María, nos ofrece un pasaje del evangelio en el que nos habla de la fe.
María fue un ejemplo de fe, de amor, de oración. El Magnificat es alabanza, alegría de entrega, de acción de gracias y fe convencida en Dios.
Fijémonos en María, en su oración de alabanza y en su entrega generosa. Así estaremos más cerca del Corazón de Dios, como Ella.




lunes, 19 de noviembre de 2018

ZAQUEO

 Lc 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

EN CASA DE UN PECADOR
Cuando Jesús quiso quedarse en casa de Zaqueo todos murmuraban diciendo que había ido a hospedarse en casa de un pecador. 
Y pienso: ¿quién de nosotros no es pecador? ¿Acaso Jesús no escoge la casa de nuestro interior para hospedarse allí cada vez que comulgamos?
Ven a mi casa, Señor, aunque sea pecador. Ven a mi casa siempre. Yo procuraré tenerla llena de nombres y misericordia para que quieras volver a ella. 


domingo, 18 de noviembre de 2018

¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?

Lc 18, 35-43
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mi!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

PASA JESÚS EL NAZARENO
San Agustín dijo en una ocasión: "Temo que pase Jesús". Y es que, como hoy nos dice el evangelio, informaron a un ciego de que pasaba por allí Jesús.
Agustín temía que Jesús pasase a su lado y no darse cuenta. El ciego del evangelio no lo veía, pero gritó, y repetidas veces, para que le atendiera y le curase.
Cuando Jesús pase a nuestro lado, gritemos fuerte. Se parará y nos dirá, como al ciego: "¿Qué quieres que haga por ti?"


sábado, 17 de noviembre de 2018

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mc 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo el cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».

SABED QUE ÉL ESTÁ CERCA
En este penúltimo domingo del Tiempo Ordinario el evangelio nos recuerda que Jesús, el Hijo del hombre, volverá con gran poder y gloria. Y entonces, como está escrito en la profecía de Daniel, se salvará su pueblo y brillarán como estrellas por toda la eternidad.
Si Jesús está cerca estaremos saciados de alegría perpetua y de gozo en su presencia, según el salmo. Nos debería reconfortar el pensar en ello. Dios no es tristeza ni angustia, sino todo lo contrario. 
Y nadie conoce el día ni la hora de su vuelta, solo se nos dice que está cerca. Por eso no dejemos de hacer el bien, estemos preparados a su venida haciendo realidad aquí y ahora el Reino de Dios. El cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán. 


viernes, 16 de noviembre de 2018

EL JUEZ INJUSTO

 Lc 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

ES NECESARIO ORAR SIEMPRE
Eso es lo que Jesús intenta decir a sus discípulos en el evangelio de hoy. Les enseñó la parábola del juez injusto. La viuda le insistió hasta que cedió a sus peticiones.
Y la oración de petición tiene su parte de insistencia, su parte de fe ciega en quien puede hacer todo lo que le pidamos, su parte de ser persistentes.
Así se forjará nuestra esperanza, nuestra certeza en Dios, nuestro saber firme que Dios es el más necesario en nuestra vida para que, de verdad, sea vida.


jueves, 15 de noviembre de 2018

ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT

Lc 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?».
Él les dijo: «Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

EL QUE LA PIERDA
La vida es el gran don que se nos ha concedido. Vida para darla, vida para emplearla en servicio. Nos dice Jesús hoy que el que la pierda, la recobrará.
¿Cómo perdemos la vida? ¿En realidad la "perdemos"? ¿O la ganamos cuando la empleamos en ser misericordiosos con nuestros prójimos?
No nos guardemos la vida avaramente. Seamos generosos en darla. Y en "perderla". 


miércoles, 14 de noviembre de 2018

¿CUÁNDO VA A LLEGAR EL REINO DE DIOS?

Lc 17, 20-25
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?»
Él les contestó: «El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán:” “Está aquí “o “Está allí”; porque mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y ser reprobado por esta generación».

EL REINO DE DIOS NO VIENE APARATOSAMENTE
Las sucesos más importantes de la Historia de la Salvación se produjeron sin ruido, en silencio, como la Encarnación, el nacimiento de Jesús, la Resurrección...
Porque Dios no necesita el ruido para hacerse presente, como suele ocurrir entre nosotros. En el mundo, cuanto más ruido se hace, parece que se es más importante.
La sencillez, el silencio habitado, la música callada son signos del Reino, que no vendrá aparatosamente, sino con humildad. 


martes, 13 de noviembre de 2018

TU FE TE HA SALVADO

Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
 Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS
La misericordia, la compasión deben ser características y virtudes inherentes a la condición de cristiano, siguiendo el ejemplo de Jesús.
No hubo persona, ni la habrá jamás, más misericordiosa ni compasiva que Jesús. Y nosotros, que vivimos en Él debemos ser como Él.
Pidámosle esa compasión que tuvo con todos, su misericordia infinita y su servicio desinteresado a todo aquel que se le acercaba. 

lunes, 12 de noviembre de 2018

HEMOS HECHO LO QUE TENÍAMOS QUE HACER

 Lc 17, 7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando; le dice cuando vuelve del campo: "Enseguida, ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis más bien: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».

LO MANDADO
Desde pequeños sabemos que lo que tenemos que hacer es el bien. Los mandamientos, lo mandado son la Alianza que hizo Dios con Moisés y así Israel se convirtió en el Pueblo de Dios.
Y nosotros, miembros de ese Pueblo de Dios, sellamos la Alianza. Lo mandado es multiplicarse en el servicio y el amor, darlo todo sin esperar nada a cambio. 
Así, cuando hayamos hecho todo lo que se nos ha mandado podremos decir:"Hemos hecho lo que teníamos que hacer". 

domingo, 11 de noviembre de 2018

LO PERDONARÁS

Lc 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del quien los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le atacaran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Me arrepiento", lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." y os obedecería».

TENED CUIDADO
Jesús, como buen hermano, nos dice que tengamos cuidado ante los escándalos y que también lo tengamos en no ser nosotros, o nuestros actos, motivo de escándalo.
Se puede hacer mucho daño con lo que decimos o hacemos a aquellas personas que confían en nosotros o que , sencillamente nos están viendo.
Pero también podemos hacer mucho bien si lo que hacemos o decimos está en completa coherencia con nuestro ser cristianos. Tengamos cuidado, el ejemplo arrastra.


sábado, 10 de noviembre de 2018

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 12, 38-44
En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

DOS MONEDILLAS
La viuda pobre del evangelio echó dos monedillas en el tesoro del Templo y Jesús dijo que fue la que más echó. Y es que no depende de cuánto se eche, sino de lo que represente para ti esa ayuda que haces.
Como el trozo de pan y el poco de agua que el profeta Elías le pidió a otra viuda. Ella se lo dio y no faltó ni aceite ni harina. Y es que Dios siempre está atento a la generosidad, al amor y la entrega hasta el extremo. Lo que des volverá a ti multiplicado por cien.
Como nos dice el Salmo de hoy, el Señor mantiene su fidelidad perpetuamente. Y en eso debemos poner nuestra esperanza, ya que Dios es el único que conoce cuáles son nuestras dos monedillas que ponemos al servicio de los demás.


viernes, 9 de noviembre de 2018

FIEL EN LO POCO

Lc 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo: «Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

DIOS CONOCE VUESTROS CORAZONES
Eso nos dice hoy Jesús en el evangelio, ¡y vaya si los conoce! En el corazón se gestan todas nuestras acciones, lo bueno y lo malo, lo que nos agrada y lo que no.
Ese corazón, así, con sus defectos y sus maravillas es el que ama Jesús, tal como somos, pues Él conoce que somos débiles y comprende esa debilidad.
Dios nos conoce. Y Dios es misericordioso. 


EN TRES DÍAS

Jn 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»

Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».

Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.


¿QUÉ SIGNOS NOS MUESTRAS?

No nos debe extrañar que las personas que no creen nos pidan signos, evidencias incontestables de la existencia de Dios, de la fe, de los dogmas...

Pero eso ya lo hicieron en tiempos de Jesús sus contemporáneos. Todos exigen signos porque vivimos en la época de lo visible, lo tangible, lo que se puede comprobar científicamente. Si no es así, no existe, nos dicen ellos.

La fe es confianza, la fe es esperanza, la fe es creer en Aquel que dio la vida por nosotros y que no ofreció más signo que el de la Resurrección. 



jueves, 8 de noviembre de 2018

LOS PUBLICANOS Y LOS PECADORES

Lc 15, 1-10
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola: «Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: "¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿que mujer tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: "¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido".
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

PUBLICANOS, PECADORES, ESCRIBAS Y FARISEOS
Nos dice el evangelio de hoy que los publicanos y pecadores se acercaban a escuchar a Jesús y que los fariseos y escribas murmuraban sobre Él porque los acogía.
¿Hoy puede haber alguien que murmure sobre aquellos que hacen el bien? ¿Sigue habiendo cristianos perseguidos por darlo todo en el servicio a los demás?
Pues aunque así sea, aunque haya quien murmure, quien critique, o quien nos critique, el amor siempre vencerá a los escribas y fariseos. 


miércoles, 7 de noviembre de 2018

SI ALGUNO SE VIENE CONMIGO

Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

QUIEN NO CARGA CON SU CRUZ
Es cierto. Cada cual tiene su "cruz" y cada uno debe cargar con la suya. Pero no debemos verla como un castigo o una pena. Las cruces son oportunidades.
Oportunidad para crecer, para reflexionar, para acompañar en Jesús en su Pasión, oportunidad para solidarizarnos con las cruces de los demás.
La cruz debe convertirse en luz. Luz que alumbre a los demás, luz que alumbre nuestras vidas, luz para dar vida y calor a todo aquello que no tenga vida.