martes, 31 de diciembre de 2019

VERBUM CARO FACTUM EST


Jn 1, 1-18

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

VERBUM CARO FACTUM EST

No hay frase más hermosa. No hay realidad más auténtica. El Verbo se hizo carne. Todo un Dios hecho uno de nosotros.

Nunca habríamos ni llegado a soñar tal acontecimiento. Y pasó, y sucedió. Y es el que vertebra nuestras vidas y les da vida.

Porque él es la Vida, la Palabra. Palabra que se hizo silencio en la noche de Belén. Palabra que gritó Vida en la Resurrección.


lunes, 30 de diciembre de 2019

LA PROFETISA ANA


 Lc 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, y se lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

LA PROFETISA ANA

El evangelio de hoy nos habla sobre la profetisa Ana. Nunca se cansó de esperar y cuando vio a Jesús no le recriminó su tardanza, sino que le alabó.

Nuestra espera puede suponernos un largo tiempo y un cansancio pesado que quizá nos haga reaccionar con contrariedad al llegar "lo esperado".

Tomemos nota de la espera de Ana. Dios se hace de rogar, pero llega. Dios se hace esperar, pero viene. Sepamos esperar en fidelidad.






domingo, 29 de diciembre de 2019

LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ


Mt 2, 13-15. 19-23

Cuando se retiraron los magos, el ángel del señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atacaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.


LA SAGRADA FAMILIA

El primer domingo de Navidad la Iglesia lo dedica a recordarnos la vida de la Sagrada Familia. Con sus inquietudes y problemas, alegrías y vivencias diarias. Una familia en la que la unión era Jesús. Así deben ser también las nuestras.

Los padres, haciendo todo lo que pueden por su hijo, siempre con la mirada en Dios Padre y la humildad del servicio a los más necesitados. Cada uno de ellos intentando seguir la voluntad de Dios. Meditando en ello debemos preguntarnos qué quiere Dios de nosotros como familia.

Que Dios nos bendiga en familia, que nos dé calor de hogar, que nos otorgue confianza, paciencia y amor los unos en los otros y que nuestra mirada y vida estén ancladas en Dios.



sábado, 28 de diciembre de 2019

LOS SANTOS INOCENTES


Mt 2, 13-18

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

LOS SANTOS INOCENTES

La festividad de hoy nos recuerda a todos aquellos niños que fallecieron siendo totalmente inocentes. La historias de los mayores siempre repercuten en los pequeños.

"Dejad que los niños se acerquen a mí", nos dijo en otra ocasión Jesús. Sus corazones inocentes y alegres cautivan a cualquier persona con un poco de sentimiento. 

Pidamos hoy por todos los niños que sufren, por aquellos oprimidos por guerras o por situaciones familiares. Pidamos por la inocencia de los niños.




viernes, 27 de diciembre de 2019

SAN JUAN EVANGELISTA


Jn 20, 2-8

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

SAN JUAN EVANGELISTA

Hoy la Iglesia celebra a san Juan, el evangelista. Y en su fiesta el evangelio que compartimos habla de la Resurrección.

El acontecimiento de su vida, pues llegó al sepulcro y creyó. Resucitar, volver a nacer, volver a ser es lo que nos pide la fiesta de hoy.

Resucitemos, día a día, momento a momento para ser criaturas nuevas y renovadas en el Espíritu y en el servicio. 


jueves, 26 de diciembre de 2019

SAN ESTEBAN


Mt 10, 17-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».


CUANDO OS ENTREGUEN

Hoy la Iglesia rememora a san Esteban. Nos dice el evangelio que "cuando os entreguen" (...) "el Espíritu hablará por vosotros".

Da por sentado que alguna vez seremos entregados. Él sabía de nuestras tribulaciones, presentes o futuras, y quiso darnos ánimos para ese momento.

Esteban padeció persecución y martirio. Y recibió el consuelo de Jesús con la certeza de su fe en un Dios Salvador. Hoy nos lo recuerda.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR


Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

NAVIDAD

Llegó. Y llegó a nuestros corazones, llegó a nuestras casas, llegó a nuestras vidas con la fuerza de un ciclón. Transforma todo, hazlo de nuevo y cumple en nosotros tus esperanzas en nosotros, Señor.

Que tu Bondad y Misericordia abunden siempre en todo lo que nos rodea, que tu Corazón de niño reine en el mundo, en la Historia y en las historias de cada uno de nosotros. Para eso viniste, para eso llegaste.

Rey en un pesebre, Profeta desde el vientre de María, Sacerdote ofreciéndote desde el primer día. Por tu venida todos hemos recibido gracia tras gracia. Por tu venida bendícenos, Jesús.




martes, 24 de diciembre de 2019

BENDITO SEA EL SEÑOR


 Lc (1,67-79)

EN aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».



POR EL CAMINO DE LA PAZ

Ya a punto de celebrar la Navidad el evangelio nos regala la oración de Zacarías, padre de Juan, el Bautista. Y su oración al final nos habla de la paz.

Y es que la venida de Jesús es la llegada de la paz, paz a nuestros corazones, a nuestras vidas, sosiego en la mente, necesario para llevar las cargas de la vida.

Caminemos siempre por el camino de la paz hacia la patria definitiva, hasta llegar al abrazo definitivo en el que también todo quedará en paz.








lunes, 23 de diciembre de 2019

¡OH, EMMANUEL!


Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

¡OH, EMMANUEL!

Y llegamos al día final de "las Oes". Emmanuel, Dios con nosotros. Solo pronunciar esas tres palabras debería hacernos reflexionar que todo un Dios quisiera venir a nosotros, hacerse uno de nosotros. 

Acojámoslo como lo hizo María, con sencillez y humildad y, a la vez, con decisión. En nuestro interior, sabiendo que Dios está con nosotros y en nosotros. Guardemos, como Ella, todas las cosas en nuestro corazón para mostrarle al mundo el Dios que llega.

¡Oh, Emmanuel, rey y Legislador nuestro, Esperanza de las naciones y Salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!


domingo, 22 de diciembre de 2019

IV DOMINGO DE ADVIENTO. ¡OH REY!


Mt 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.




¡OH, REY!

En este cuarto y último domingo de Adviento la Antífona nos regala un nuevo título para el Señor: Rey. El Rey del universo, el Rey de nuestras vidas, el Rey que reinó desde un pesebre y una Cruz. 

Reinado de amor el que vino a implantar en  nuestros corazones y nuestro mundo desde hace dos mil años y seguimos sin saber cómo hacer el bien. O sí lo sabemos, pero se nos olvida con la vorágine del mundo.

Piedra angular de la Iglesia sobre la que se construye el edificio. Sin él no podemos hacer nada.

¡Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!





sábado, 21 de diciembre de 2019

¡OH, SOL!

 Lc 1, 39-45


En aquellos días, María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

¡OH, SOL!

Necesitamos la luz para caminar en la vida, nuestro corazón debe estar iluminado por la luz de Cristo para poder derramar amor por el prójimo.

La luz que nos brinda Dios, su calor hace que arda en nosotros el deseo de servicio y entrega desinteresada. Resplandor de la luz eterna que nos lleva a la luz.

 ¡Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!


viernes, 20 de diciembre de 2019

¡OH, LLAVE!

Lc 1,26-38


En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.



¡OH, LLAVE!

Jesús mismo es la llave para entrar en nuestra casa, en la casa de nuestro corazón. Él tiene la clave para hacernos sentir en nuestro interior.

Si Él abre, nadie puede cerrar. Si venció a la muerte, abriendo las puertas del cielo, ya nadie podrá cerrarlas. Si Él abre nuestro corazón al amor, ya nadie podrá cerrarlo. 

¡Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombras de muerte!


jueves, 19 de diciembre de 2019

¡OH, RENUEVO!


Lc 1, 5-25


En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».

¡OH, RENUEVO!

La antífona de hoy hace referencia a los antepasados de Jesús. Jesé fue el padre de David, del cual descendía san José. Y de ahí, de ese viejo tronco saldrá un brote nuevo y renovado: Jesús.

El Adviento es un tiempo de silencio, en el que germina el mayor amor de la Historia de la humanidad, brota la entrega y la ilusión de una humanidad nueva.

¡Oh renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más!


miércoles, 18 de diciembre de 2019

¡OH, ADONAI!


Mt 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta.
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


¡OH, ADONAI!

Los hebreos pensaban que el nombre de Dios demasiado sagrado para nombrarlo y utilizaban la palabra Adonai para referirse a Dios. Adonai significa Señor.

La antífona de hoy recuerda a Moisés ante la zarza ardiente, lo que nos recuerda el fuego del amor de Dios, que se manifiesta como un Dios cercano y preocupado por su pueblo.

Pidámosle a Dios que la llama del amor siga ardiendo en nuestros corazones, que los llene de su Misericordia, del fuego de su compasión.

¡Oh, Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo!




martes, 17 de diciembre de 2019

¡OH, SABIDURÍA!


 Mt 1, 1-17


Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.


OH, SABIDURÍA


La Iglesia, en su Liturgia, hoy empieza una semana especial. Falta una semana para Navidad. En las Antífonas del Magníficat se empieza con la exclamación "¡Oh!", seguida de una serie de alabanzas "piropeando" a Nuestro Señor.

Por eso se les llama "las Oes", y de ahí María de la O. Expectación creciente ante la inminente llegada del Salvador. A Él, al Mesías, se refieren esas Antífonas. Especialmente indicadas para meditar en silencio.

"Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación".






lunes, 16 de diciembre de 2019

¿CON QUÉ AUTORIDAD?


Mt 21, 23-27

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?»
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos "del cielo", nos dirá: "¿Por qué no le habéis creído?" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».


OS VOY A HACER YO TAMBIÉN UNA PREGUNTA

Jesús le dijo esa frase a los sumos sacerdotes y ancianos. Habían tomado la costumbre de preguntarle para poder acusarlo de algo.

Hoy Jesús, aunque nosotros no vayamos a acusarlo de nada, también nos hace preguntas a las que nos es irrenunciable contestar.

Conversemos con él en nuestra oración y respondamos a sus preguntas. No quedaremos defraudados. 




domingo, 15 de diciembre de 2019

III DOMINGO DE ADVIENTO. GAUDETE


Mt 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle. «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»

Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! »

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti".

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».


GAUDETE

Hoy es el domingo Gaudete, el domingo de la alegría. Tercer domingo de Adviento en el que vivimos la alegría de saber con certeza que pronto estará con nosotros el Salvador. La lectura de hoy de Isaías es un canto a la esperanza, la alegría y el amor. "Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción". 

Ante una espera así el Señor quiere corazones fuertes, entregados, que esperen contra toda esperanza, que alberguen la  mayor de las alegrías y que entiendan la entrega y el servicio como el mayor regalo. Resistencia y paciencia, como nos dice Santiago en su carta.

Y el evangelio nos habla de la espera, espera activa. Esperamos al Salvador, sí, pero hasta que llegue tenemos que anunciar al mundo su mensaje y su misión. Y hacerlo con alegría, con sencillez, con la certeza del que ama. ¡Alegrémonos, el Señor está cerca!


sábado, 14 de diciembre de 2019

PRIMERO TIENE QUE VENIR ELÍAS


Mt 17, 10-13

Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

NO LO RECONOCIERON

El mismo Jesús les dijo a sus discípulos que los escribas no le habían reconocido. Por mucho que habían estudiado las Escrituras no lo reconocieron.

Reconocer a Jesús en lo cotidiano, en el hermano, en cada situación de nuestra vida es una tarea diaria a realizar.

Reconocer a Jesús y hacerlo presente. Jesús pasa continuamente a nuestro lado, solo hacen falta ver con otros ojos.


viernes, 13 de diciembre de 2019

¿A QUIÉN SE PARECE ESTA GENERACIÓN?


 Mt 11, 16-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«¿A quién se parece esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

AMIGO DE PUBLICANOS Y PECADORES

Y la historia se repite. La acusación, los acusadores, los acusados. Y Jesús, el manso y humilde, sigue compartiendo con quien el mundo acusa de ser pecadores.

Ejemplo de sabiduría y paciencia. De mansedumbre y humildad. De misericordia y compasión con los acusados y con los acusadores. 

Jesús. Corazón inigualable, abrazo universal en el que todos cabemos. Ejemplo de acogimiento. 


jueves, 12 de diciembre de 2019

EL QUE TENGA OÍDOS


 Mt 11,11-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista, hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos que oiga».

EL QUE TENÍA QUE VENIR

El que tenía que venir. Ellos lo sabían, por eso no les extrañaban las noticias sobre un Mesías. Lo esperaban de otra manera, es verdad, por eso les confundía.

Vendría y vino. Llegó y vino a contarnos la Verdad, la única Verdad: que Dios nos ama y nos ha amado desde siempre. Y nos ama como nadie lo hará jamás.

El que tenía que venir. Y no solo a nuestra tierra, también a nuestros corazones. Dejémosle entrar y que lo renueve todo en este Adviento.


martes, 10 de diciembre de 2019

CANSADOS Y AGOBIADOS


Mt 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

A MÍ

Venid a mí, nos dice hoy Jesús. Nos invita a ir a Él, a su Corazón, a entrar en Él, a estar en Él, que será lo más a lo que podemos aspirar en esta vida.

Venid a mí. No encontraréis sitio mejor, no encontraréis mejor descanso. Venid a mí y comprotiremos un yugo ligero.

Venid a mí. Venid, suavemente o impetuosamente, pero venid.


UN HOMBRE TIENE CIEN OVEJAS


Mt 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

NOVENTA Y NUEVE A UNO

Jesús nos tiene acostumbrados a sus matemáticas evangélicas. Es curioso cómo incluye números y parábolas, números y milagros, números y personas.

Hoy hay noventa y nueve ovejas con el pastor y se pierde una. Con mentalidad economista daría igual una, importan más las noventa y nueve.

Pero Jesús trae la novedad de lo pequeño, lo humilde, lo que no cuenta es lo que cuenta para Él. Así nosotros, antepongamos en nuestra vida lo pequeño y humilde.




lunes, 9 de diciembre de 2019

Y EL PODER DEL SEÑOR ESTABA CON ÉL


 Lc 5, 17-26

Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos:
«¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?»
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil: decir "Tus pecados te son perdonados", o decir “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados - dijo al paralítico -: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

HOY HEMOS VISTO MARAVILLAS

Esta frase del evangelio la podríamos repetir a diario los que creemos en Dios-Amor. Y es verdad, cada día vemos maravillas.

Solo hay que estar un poco atento y tener una mirada más profunda, un corazón más atento para poder ver las maravillas que Dios hace a diario en nosotros y en nuestro alrededor.

Y compartir esas maravillas con nuestros hermanos. 


domingo, 8 de diciembre de 2019

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN. II DOMINGO DE ADVIENTO


Lc 1.26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

INMACULADA CONCEPCIÓN

El segundo domingo de Adviento este año queda solapado por la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Madre, Inmaculada y Virgen. Madre de Dios, la no-mancha-da. Nunca. Desde los primeros siglos del cristianismo los Padres de la Iglesia defendieron este dogma. Nuestra Madre, la Madre de Dios no tuvo relación al pecado. Así debía ser su Madre.

Escogida, pero se le pidió permiso para ser Madre de Dios, a lo que Ella contestó un Sí sin vacilaciones que nos regaló lo mejor de nuestras vidas: Jesús. En su sencillez nos hizo libres, en su respuesta debe estar implícito nuestro agradecimiento. Madre, no hay nombre más bonito.

Consciente, sabedora de la historia de Israel, conocedora de las Escrituras, sabía lo que le estaba pidiendo el ángel Gabriel. Y creyó. Y Dios, que podía hacerlo, que quiso hacerlo, lo hizo posible con su SÍ. Porque para Dios no hay nada imposible.


sábado, 7 de diciembre de 2019

RECORRÍA TODAS LAS CIUDADES


Mt 9, 35-10, 1. 6-8


En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«ld a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».


DAD GRATIS

La gratuidad debería ser una de las características del ser cristiano. Dar gratis lo que hemos recibido gratis.

Y gratis, de parte de Dios, lo hemos recibido todo. Así debemos dar gratis todo aquello recibido para el bien de nuestros hermanos.

Así el mundo sería mejor. La gratuidad, el hacer las cosas sin esperar nada a cambio es una de las mayores alegrías. Cambiemos el mundo.