jueves, 31 de enero de 2019

EL CANDELERO

Mc 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerlo en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

LA MEDIDA
En nuestra vida todo es media, todo lo medimos, todo lo contamos, todo lo pesamos... números, medidas y cuentas...
¿También medimos en amor, la misericordia, la compasión, los abrazos...? La medida del amor es amar sin medida, dijo san Agustín.
No midamos el amor, no midamos las obras buenas que hacemos. No llevemos cuentas del mal, pero tampoco del bien. Se trata de hacer el bien sin mirar a quién. 


miércoles, 30 de enero de 2019

¿NO ENTENDÉIS ESTA PARÁBOLA?

Mc 4, 1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñó muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos: «Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados"».
Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

A VOSOTROS SE OS HA DADO
Muchas veces no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos al haber conocido la salvación que Jesucristo vino a ofrecernos para nuestro bien.
A nosotros se nos ha dado conocer el misterio del Reino, dice hoy el evangelio. ¡A nosotros! y debemos estar agradecidos por ello y tener la suficiente humildad como para compartirlo.
A nosotros se nos ha dado, pero no para quedárnoslo egoístamente. Compartamos la alegría de ser cristianos, compartamos la alegría de conocer a Jesús.


lunes, 28 de enero de 2019

MI MADRE Y MIS HERMANOS

Mc 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
El les pregunta: «¿Quienes son mi madre y mis hermanos?»
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice : «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

LA VOLUNTAD DE DIOS
El evangelio de hoy lo dice claro, otra vez: "El que haga la voluntad de Dios es mi hermano". Lo dice el mismo Jesús.
Pero ¿cómo saber cuál es la voluntad de Dios en nuestras vidas, en nuestro trabajo, en nuestro trato con los amigos, con la familia...?
La Voluntad de Dios nos la dijo Jesús: amaos como Yo os he amado. Su Voluntad es el amor. Y el que haga la Voluntad de Dios es su hermano. 

domingo, 27 de enero de 2019

UN REINO DIVIDIDO

Mc 3, 22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: « ¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra si mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

TODO SE LES PODRÁ PERDONAR
Muchas veces nos preocupa el saber si seremos perdonados, si Dios será tan indulgente con nosotros como nosotros quisiéramos, si su Misericordia es mayor que su Justicia.
Nos preocupa ser perdonados por Dios. Nos preocupa ser perdonados por los hombres. Cuando quizá lo que menos nos preocupa es si sabemos perdonar. 
Dios es misericordioso y justo. Su justicia es su misericordia. ¿Somos nosotros justos? ¿Somos misericordiosos como Él?


III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 1, 1-4; 4, 14-21
Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

ÉL ME HA UNGIDO
Si algo tuvo claro Jesús fue que había sido enviado por el Espíritu a la misión de mostrar el verdadero Rostro de Dios y su Corazón. Este domingo nos los presentan en Nazaret, su pueblo y en su sinagoga. Todos pendientes de lo que decía o hacía.
Y les dijo lo que era obvio, que había venido a evangelizar, a proclamar la libertad de los hijos de Dios. Y nosotros también podemos hacerlo. Nos dice san Pablo en la lectura de hoy que todos somos  miembros de un cuerpo y todos somos importantes. No es más el ojo que la mano.
Lo debemos tener claro: todos somos evangelizadores, todos allí donde estemos y en nuestras realidades, nuestro pueblo, nuestra familia, nuestro trabajo... Y proclamar a los cautivos la libertad, dar vista a todos aquellos ciegos que no ven o no quieren ver. Que todo el mundo sepa que Jesús es el Señor de la vida. 


sábado, 26 de enero de 2019

DE DOS EN DOS

Lc 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa."
Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros"».

LA MIES ES ABUNDANTE
Una frase muy conocida del evangelio es la de la mies y los obreros. Pero no por tan conocida es menos verdad. Hay mucho trabajo que hacer y pocas manos dispuestas a ello.
Mies abundante. Mucho que cosechar, mucho por hacer, mucho por evangelizar... ¿Y cuántos de nosotros dispuestos a darlo todo por el Reino?
Roguemos al dueño de la mies que envíe obreros, y también que nosotros seamos enviados a lo que Él considere oportuno para que el Reino llegue a todo el mundo. 


viernes, 25 de enero de 2019

FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO

Mc 16, 15-18
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

A LOS QUE CREAN
En la Fiesta de la Conversión de san Pablo el evangelio nos habla de fe, de creer. Y a los que crean les acompañarán una serie de signos.
La fe no está de moda, creer en Dios, ni siquiera creer está de moda. Pero nosotros sabemos que no es cuestión de moda, sino de dos corazones, el nuestro y el de Dios, encontrados.
Busquemos ese Corazón para poder comprender y entender nuestra fe. Creamos sin titubeos, como María, como Pablo. Y nuestra fe cambiará al mundo.

jueves, 24 de enero de 2019

A LA ORILLA DEL MAR

Mc 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS
Es curioso que en el evangelio los espíritus inmundos son los que proclaman que Jesús es el Hijo de Dios y, sin embargo, los escribas y fariseos, estudioso de la ley, no supieron reconocerlo.
Muchas veces tenemos la verdad delante de nosotros y no somos capaces de verlo. Muchas veces Jesús está delante de nosotros, de muchas maneras, y no somos capaces ni de intuirlo.
Debemos tener un sexto sentido, una fina sensibilidad para ello. Y una de las maneras para crecer es la oración, la meditación diaria en el amor inmenso de Dios hacia nosotros. 




miércoles, 23 de enero de 2019

EXTIENDE LA MANO

Mc 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano».
Lo extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

LA DUREZA DE SU CORAZÓN
Nos dice el evangelio de hoy que a Jesús le dolió la dureza de corazón de sus contemporáneos en la sinagoga cuando antepusieron la ley a la caridad.
Un corazón duro es inexpugnable. Un corazón duro levanta muros entre nosotros y el resto de personas y es incapaz de sentir.
No seamos duros de corazón, sino que, a ejemplo del Maestro, tengamos un corazón manso y humilde, misericordioso y compasivo en el que quepa todo el que quiera entrar.


martes, 22 de enero de 2019

ARRANCANDO ESPIGAS

 Mc 2, 23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde: « ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?»
Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

EL SÁBADO
Jesús lo deja bien claro hoy también: lo importante no es la ley, es la caridad, el amor que se ponga en las cosas que decimos y hacemos.
Por eso se hizo el sábado para el hombre, y no al revés. Se hizo la ley para el hombre, y no al revés. La caridad siempre está por encima de la ley.
El amor es el ceñidor de la unidad consumada, como dice san Pablo. Nuestra única ley: el amor.


lunes, 21 de enero de 2019

ODRES NUEVOS

Mc 2, 18-22
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta: «¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

LOS AMIGOS DEL ESPOSO
El evangelio de hoy nos llama "amigos del Esposo". ¡Qué honor y que honra que Jesús nos considere sus amigos! Eso nos debe reconfortar mucho.
Y es que todos sabemos lo que significa tener una amistad verdadera. Fidelidad, felicidad, lealtad, compartir, ser uno con el amigo...
Y esa es la especial relación que Jesús ha querido tener con nosotros. Los amigos del Esposo se alegran porque el Esposo está con ellos. 


domingo, 20 de enero de 2019

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Jn 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».
Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo». Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al esposo y le dice: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

CANÁ DE GALILEA
En este segundo domingo del Tiempo Ordinario la liturgia nos ofrece uno de los pasajes con más significado sobre la misión de Jesús. Y la de María. Agua que se convierte en vino, María firme en su convicción de que Jesús puede hacer el milagro, y la frase que puede inspirar toda una vida: "Haced lo que Él os diga". 
La fe de María vence el tiempo de Jesús. Una buena lección para nuestra fe y nuestra manera de creer y de pedir a Jesús. "Así manifestó su gloria", nos dice el evangelio. Y es que la gloria de Jesús es que se cumpla la Voluntad de Dios en nosotros.
"Y sus discípulos creyeron en Él". Si no vemos, no creemos, nos dijo en otra ocasión Jesús. Creamos con o sin milagros, pero creamos fuerte, como María, que no dudó aunque Jesús, en un principio pareciera que no le hiciera mucho caso. Como nos dice el salmo "Aclamemos la gloria y el opoder del Señor". 


sábado, 19 de enero de 2019

SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ

 Mc 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él, y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

ERAN MUCHOS
Siempre tendremos la impresión de que las iglesias están vacías, que somos pocos los que nos tomamos el cristianismo en serio en nuestra vida.
Pero hoy el evangelio nos dice que, ya entonces, en la época de Jesús, eran muchos los que le seguían. ¡Cuánto más ahora que somos millones.
Somos muchos y podemos hacer mucho bien. Somos muchos y Dios está con nosotros. SEamos auténticos cristianos, para que muchos más sigan a Jesús.


viernes, 18 de enero de 2019

LA FE QUE TENÍAN

Mc 2, 1-12
Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra. Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decir al paralítico "tus pecados te son perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados - dice al paralítico: «Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa». Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».

LEVÁNTATE
¡Cómo debió resonar esa palabra en boca de Jesús! Levántate, yo te lo digo. Camina, sigue, no te rindas, la vida te espera.
Levántate, que merece la pena. Levántate, que te estoy esperando donde menos pienses para hacerte ver la Misericordia que brota de mi Corazón.
Levántate. Por ti, por los demás, por los que te quieren y por los que no te quieren. Porque siempre habrá alguien que necesite que te levantes.


miércoles, 16 de enero de 2019

SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME

 Mc 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

EMPEZÓ A PREGONAR BIEN ALTO
Quizá deberíamos perder el miedo a pregonar bien alto las maravillas de Dios sobre nosotros, los milagros diarios a los que asistimos sin darnos cuenta y el amor que Dios nos regala a cada momento.
Quizá cambiaría todo, quizá nos llamarían locos y nos perseguirían y hasta nuestros familiares se pondrían en contra... como pasó con Jesús.
Él pregonó bien alto el amor de Dios, con palabras y obras. Sigamos su ejemplo y alcemos la voz alabando a Dios y compartiendo su amor. 



RECORRIÓ TODA GALILEA

 Mc 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca».
Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

TODO EL MUNDO TE BUSCA
Los discípulos le dijeron a Jesús que todo el mundo le buscaba. Algunos por interés, otros por curiosidad, otros por necesidad, otros porque creían que en verdad era el Mesías esperado por Israel.
Podríamos preguntarnos si hoy también buscamos a Jesús, si los cristianos y no cristianos buscamos a Jesús y el por qué de nuestra búsqueda: ¿interés, curiosidad, necesidad...?
En la oración de hoy intentemos responder a estas preguntas. ¿Buscamos a Jesús? ¿Ayudamos a que los demás busquen a Jesús con nuestras palabras y obras?


lunes, 14 de enero de 2019

EL SANTO DE DIOS

Mc 1, 21-28
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros, contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA
Es normal que los contemporáneos de Jesús se asombraran de todo lo que hacía y decía. Hacía mucho tiempo que no se manifestaba un profeta entre ellos. Y menos con los dignos que Jesús demostraba.
A muchos siglos de distancia también a nosotros nos siguen asombrando sus enseñanzas y sus actitudes, sus palabras y sus obras, incomparables siempre.
Y más incomparable su amor, con el y por el que siempre hizo lo que hizo y habló como habló. Nadie nos ama como Él. Sigamos asombrándonos. 


domingo, 13 de enero de 2019

PESCADORES DE HOMBRES

Mc 1, 14-20
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón. echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

CREED EN EL EVANGELIO
Evangelio, buena noticia, buen mensaje que Jesús nos dejó para que, en todo tiempo, pudiéramos conocerlo, compartirlo y vivirlo.
Y en ese mensaje, esa buena noticia, debemos creer. Jesús es esa Buena Noticia, la mejor que podemos saber y la mejor que podemos compartir.
Cree en el evangelio, cree en Jesús. Él no defrauda. 


sábado, 12 de enero de 2019

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

Lc 3,15-16.21-22
En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino un voz del cielo:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

CON ESPÍRITU SANTO Y FUEGO
Litúrgicamente hoy acaba el tiempo de Navidad. Celebramos el Bautismo del Señor. El que no tenía pecado ninguno quiso ser bautizado por Juan. El limpio quiso ser limpiado. El impecable quiso hacerse uno más ante Juan. 
"Hice alianza con mi pueblo", como nos dice hoy Isaías, y esa Alianza comienza en nuestro Bautismo. Al bautizarnos nos hacemos, como Jesús, sacerdotes, profetas y reyes. Sacerdotes, pues podemos ofrecer toda nuestra vida al Señor; profetas puesto que podemos predicar su nombre y reyes porque podemos vivir el servicio hasta el extremo en nuestra vida. 
Recordemos hoy nuestro Bautismo y demos gracias por pertenecer a Jesús. Naciendo por el agua y el Espíritu nos injertamos en Jesús y desde ese día nos unimos a la gran familia de la Iglesia. Que el recuerdo de nuestro Bautismo nos haga vivir en alegría y esperanza.


Y BAUTIZABA

Jn 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba.
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. A Juan todavía no le habían metido en la cárcel.
Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; ellos fueron a Juan y le dijeron: «Rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ese está bautizando, y todo el mundo acude a él».
Contestó Juan: «Nadie puede tomarse algo para sí si no se lo dan desde el cielo. Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: “Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él." El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar».

ÉL TIENE QUE CRECER
Siempre. Siempre Jesús tiene que crecer, en nuestra vida, en nuestras vivencias, en nuestro corazón. También en la sociedad, en el trabajo cotidiano.
Depende de nosotros si Él crece ne nuestro interior. Cuanto más le conozcamos, más crecerá y más podremos hacer que crezca en los demás.
Juan prosiguió: "Y yo tengo que menguar". Porque el importante en Jesús, no nosotros. Si Él crece, nuestra alegría estará colmada.




viernes, 11 de enero de 2019

ACUDÍA MUCHA GENTE A OÍRLE

Lc 5, 12-16
Sucedió que, estando Jesús en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio».
Y enseguida la lepra se le quitó.
Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo: «Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación según mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírle y a que los curara de sus enfermedades.
Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración.

SE HABLABA DE ÉL CADA VEZ MÁS
En tiempos de Jesús fue toda una revolución social que Él apareciera en aquel momento y en aquellas circunstancias. Imposible que Jesús no fuera tema de conversación en todas las casas y familias.
Se hablaba de Él cada vez más. Hoy es todo lo contrario. Solo se habla de Jesús en ciertos círculos, o en las reuniones de Parroquia, catequesis...
¿Y si habláramos cada vez más de Jesús? ¿Y si empezamos a contar al mundo las maravillas de Dios? ¡A por ello!

jueves, 10 de enero de 2019

SE ADMIRABAN DE LAS PALABRAS QUE SALÍAN DE SU BOCA

Lc 4, 14-22a
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca.
Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

LOS OJOS CLAVADOS EN ÉL
Cuando Jesús fue a la sinagoga de Nazaret todos tenían los ojos clavados en Él. Unos, para interrogarle, otros, para ver en qué se equivocaba y otros, esperando con ganas su discurso.
Es una forma bonita de vivir cada acontecimiento: teniendo los ojos clavados en Él, esperando su palabras, contemplando su rostro, adorando.
Y no solo los ojos. "Clavemos" el corazón en Él, poniendo siempre en sus manos la vida, poniendo en su Corazón todo lo que somos. 


miércoles, 9 de enero de 2019

ANDAR SOBRE EL MAR

Mc 6, 45-52
Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos y les dice:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

Y JESÚS, SOLO, EN TIERRA
Jesús se retiró al monte a orar mientras los discípulos pescaban en el lago. Nos dice el evangelio que Jesús estaba solo en tierra.
¿Cuántas veces nos hemos sentido así, solos, en tierra, mientras el resto del mundo seguía su vida? ¿Cuántas veces Jesús se habrá sentido así ante nuestra actitud?
Acompañemos a Jesús, en la oración. Acompañemos a Jesús, en el prójimo que nos requiera. Que nunca se encuentren solos por no haberlos acompañado.


martes, 8 de enero de 2019

DADLES VOSOTROS DE COMER

Mc 6, 34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
El les replicó: «Dadles vosotros de comer».
Ellos le preguntaron:«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces».
Él les mandó que la gente se recostará sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.

SE PUSO A ENSEÑARLES
Ya en aquel tiempo Jesús enseñaba al pueblo, a todo aquel que quería escuchar sus enseñanzas. Y no todo el mundo las entendía y no todo el mundo las aceptaba.
Como hoy. Han pasado tantos años y todo sigue igual: Jesús sigue enseñando a través de su Palabra a todo aquel que le escucha y no todos lo entienden ni lo aceptan. 
¿Y nosotros? Solo debemos seguir sus enseñanzas, que no han cambiado en tantos cientos de años. Escuchar, bella palabra.