jueves, 28 de febrero de 2019

VIVID EN PAZ UNOS CON OTROS

Mc 9, 41-50
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”.
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

LA SAL SOSA
Jesús, como siempre, hoy nos pone un ejemplo al alcance de todos para entender cómo debe ser nuestra vida cristiana a diario en medio del mundo.
Debemos ser sal, pero una sal con todo su sabor, no una sal sosa a la que, después de conocer cómo es, nadie quiere.
Sal que dé ese toque diferente a todo aquello en lo que está presente. Así debemos ser, así nos quiere Él.


miércoles, 27 de febrero de 2019

NO SE LO IMPIDÁIS

Mc 9,38-40
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

ECHAR DEMONIOS
El evangelio nos habla en ocasiones de demonios y del poder que tenía Jesús sobre ellos. Curó a muchos endemoniados y se le sometían.
Algunos, en su nombre, con ese poder que tiene su nombre, echaban demonios. Y Jesús insistió en que no se lo impidieran, aunque no fueran del grupo de los Doce.
¿Qué "demonios" son los que debemos echar hoy de nuestra vida? ¿Qué "demonios" debemos ayudar a echar en nuestro prójimo con el poder del nombre de Jesús?


lunes, 25 de febrero de 2019

¿DE QUÉ DISCUTÍAIS EN EL CAMINO?

Mc 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y,después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

EL SERVIDOR DE TODOS
El servidor de todos fue Jesús, el auténtico servidor, aquel a quien no le importaba quién tenía delante, sino que ante él había una persona a la que amaba.
Servir es amar y amar es servir. El servicio desinteresado a todo aquel que lo necesite es una de las virtudes que deben destacar en los seguidores de Jesús, a ejemplo del Maestro.
Ser el servidor de todos, ésa debería ser la realidad diaria de todo cristiano. 




domingo, 24 de febrero de 2019

ESTA ESPECIE SOLO PUEDE SALIR CON LA ORACIÓN

 Mc 9, 14-29
En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?»
Uno de la gente le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen, no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice: «¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuando os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho gritó: «Creo, pero ayuda a mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
El les respondió: «Esta especie solo puede salir con oración».

CREO, PERO
Quizá la falta de fe sea el mayor de los problemas espirituales de nuestra época. No creemos lo que no vemos, aunque, curiosamente, la fe es creer lo que no se ve.
Y los que creemos, los que tenemos fe solemos poner un pero a aquello que creemos. Así es. La fe no es fácil, pero no creemos por facilidad.
Y los cristianos no creemos en algo, creemos en Alguien, en Aquel que se entregó por nosotros.


VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 6, 27-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida que midiereis se os medirá a vosotros».

LOS DEMÁS
Hoy el evangelio se centra en los demás, nuestros prójimos, el resto del mundo. Y Jesús nos da una serie de consejos para convivir, y no solo convivir, sino amar a todas las personas que se crucen con nosotros. En resumen, amar hasta el extremo, como hizo Él con nosotros. Solo seguir su ejemplo.
La Misericordia, la benevolencia, el querer bien a los demás sin esperar nada a cambio, sin desear el mal y sin esperar venganza por nuestra parte o la de otros. Perdonar todo y a todos, dar a todo aquel que lo necesite.
Y entonces estaremos plenos, con una medida tan generosa como solo Dios puede serlo, tan colmada como solo Dios puede colmar, tan rebosante como espléndido es Dios. Así, con esa medida se nos medirá. La generosidad de Dios no tiene medida.


viernes, 22 de febrero de 2019

CONVERSANDO CON JESÚS

Mc 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado, y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Les contestó él: «Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito. acerca de él».

¡QUÉ BUENO ES QUE ESTEMOS AQUÍ!
Hoy el evangelio nos relata la Transfiguración. Tres tiendas quería hacer Pedro y, en su entusiasmo, dijo una frase que resume nuestra vida en Jesús.
"¡Qué bueno que estemos aquí!" Y es verdad, la vida nos arrastra muchas veces y no nos damos cuenta de lo bueno que tenemos en el aquí y ahora.
Qué bueno es estar en familia, ser cristiano, tener amigos con los que disfrutar y compartir, poder hacer buenas obras, conversar a solas con Jesús... ¡qué bueno es estar aquí!



TÚ ERES EL MESÍAS

 Mt 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Jesús Dios vivo»
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Y VOSOTROS
Según solía hacer Jesús, primero explicaba, se hacía entender, hablaba con un idioma y unas parábolas que entendían todos y, al final, preguntaba: "¿Y vosotros?"
Vosotros, con lo que habéis entendido, con lo que os ha llegado al corazón, ¿qué os toca hacer, ver, sentir, predicar, amar...?
¿Y nosotros? Con el tesoro de su predicación, con la certeza de que se nos ha encomendado una misión, ¿qué haremos hoy?

jueves, 21 de febrero de 2019

¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?

Mc 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Ellas; y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: « Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO?
Jesús preguntó a los discípulos por cómo opinaban de Él. No tanto por vanidad, sino por la pregunta que luego les haría a ellos. Pedagogía de Jesús.
Nosotros muchas veces no sacamos el tema de conversación sobre la Religión o sobre Jesús o sobre la Iglesia por no meternos en líos. ¿Qué necesidad hay?
Pero debemos preguntar a nuestros amigos, compañeros, familiares... qué opinión tienen sobre Jesús para darles razón de nuestra fe. Una fe fundada en Jesús como Mesías, el Hijo de Dios hecho hombre. 


miércoles, 20 de febrero de 2019

LE TRAJERON A UN CIEGO

Mc 8, 22-26
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Y le trajeron a un ciego, pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en lo ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?»
Levantando lo ojos dijo: «Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa, diciéndole que no entrase en la aldea.

¿VES ALGO?
Hoy Jesús le pregunta a un ciego, después de imponerle las manos si veía algo. Aunque solo fuera un poco, como ocurrió, este hombre lo acogería como si fuese la mayor visión.
Nosotros, ciegos muchas veces porque nos negamos a ver, y vemos solo lo negativo. Y, tocados por Dios, nos pregunta: ¿ves algo?
Y seguimos sin ver y sin ver a Jesús, aunque Él está y está siempre. Quitémonos la venda. 





lunes, 18 de febrero de 2019

¿Y NO ACABÁIS DE COMPRENDER?

 Mc 8,14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo: «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».
Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?»
Ellos contestaron: «Doce».
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
Le respondieron: «Siete».
Él les dijo: «¿Y no acabáis de comprender?»

ESTAD ATENTOS
En más de una ocasión Jesús nos exhorta a estar atentos, a no dejar pasar oportunidades, a mirar más que a ver y a escuchar más que a oír.
Estar atentos significa estar alerta para saber por dónde va a llegar su providencia, su Misericordia o su amor infinito hacia nosotros.
Las cosas buenas de la vida nos deben hacer estar atentos para dar gracias por ello a Dios y compartirlas con nuestros prójimos. ¿Compartimos?


domingo, 17 de febrero de 2019

NO SE LE DARÁ UN SIGNO A ESTA GENERACIÓN

Mc 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

SE FUE A LA OTRA ORILLA
Jesús muchas veces necesitaba descansar, estar solo. Y esto no significaba que le importara menos su misión o que le importaran menos las personas.
Necesitamos estar solos para enfrentar mejor las situaciones diarias que nos ofrece la vida. Necesitamos momentos de oración.
Irnos a la otra orilla, ver la vida desde otra perspectiva, orar la vida desde una actitud contemplativa nos hará más fuertes y coherentes. 


VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 6, 17. 20-26
En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya habéis recibido vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».

BIENAVENTURADOS
Las Bienaventuranzas son de sobra conocidas por todos, aunque conocerlas no suponga vivirlas por nuestra parte. Es más fácil predicar que dar trigo. Pero, en cierto modo, somos bienaventurados, somos agraciados con nuestra realidad de cada día, sea buena o mala. Bienaventurados seremos cuando no nos salga todo como hemos pensado, cuando no nos entiendan y nos persigan por ello. Entonces es cuando más debemos reír y sonreír. 
Entonces es cuando más debemos disfrutar de la vida y de sus circunstancias, porque por encima de todo ello, por encima de lo que pase y de lo que nos pase, confiamos en el Señor y ponemos en Él su confianza, por lo que seremos benditos, como dice el Salmo.
Y seremos dichosos, bienaventurados, porque hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, en que si Él resucitó, resucitaremos nosotros. Tengamos la mirada puesta mucho más allá de lo simplemente mundano y ordinario. Si deseamos lo más en Jesús, seremos bienaventurados. 


sábado, 16 de febrero de 2019

¿CUÁNTOS PANES TENÉIS?

Mc 8, 1-10
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

DIJO LA ACCIÓN DE GRACIAS
Hoy el evangelio nos relata la multiplicación de los panes. Antes de ello, Jesús "dijo la acción de gracias". Era Jesús, la segunda Persona de la Santísima Trinidad, y daba gracias.
Hoy nos cuesta mucho dar las gracias. Quizá menos a las personas cercanas, un poco más a ls desconocidas y prácticamente nunca le damos las gracias a Dios.
Seamos agradecidos y agradezcamos a Dios todo aquello que nos regala a diario su Misericordia infinita. 


viernes, 15 de febrero de 2019

CAMINO DEL MAR DE GALILEA

Mc 7, 31- 37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá» (esto es: «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

TODO LO HA HECHO BIEN
En verdad, todo lo hizo bien. Jesús fue inapelable en su conducta, en sus hechos, en sus palabras, en sus silencios, en sus milagros...
Todo lo hizo bien. Y lo sigue haciendo en el paso de los siglos. Y aunque nos surjan preguntas que, para nosotros, son difíciles de responder o entender, Él sigue haciendo el bien.
Confiemos. Él está. Él nos ama y nadie nos amará tanto como Él. Confiemos en su Bondad, que nunca se agota.


jueves, 14 de febrero de 2019

SAN CIRILO Y SAN METODIO, PATRONOS DE EUROPA

Lc 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, en ella y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros"».

LA MIES
Hoy la Iglesia celebra la Fiesta de san Cirilo y san Metodio, Patronos de Europa. Proclamaron a Cristo por el continente sin descanso y con generosidad.
Gracias a personas como ellos, que fueron personas como nosotros, nos ha llegado la fe a nosotros y en nuestros días. Obreros que sembraron la mies y dio sus frutos.
Sigamos su ejemplo y sembremos a Cristo en nuestro mundo, tan necesitado de apóstoles comprometidos con la Verdad y la Misericordia.


miércoles, 13 de febrero de 2019

LO QUE SALE DE DENTRO HACE IMPURO AL HOMBRE

Mc 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo: «¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

¿TAMBIÉN VOSOTROS SEGUÍS SIN ENTENDER?
Es pregunta nos la podría hacer Jesús a cada uno de nosotros en algún momento de nuestra vida. Acontecimientos, personas, alegrías, penas, nacimientos, muertes...
¿También nosotros seguimos sin entender que Dios es el dueño de la vida, el Señor del mundo, el Amor en persona y la Misericordia infinita?
Entendamos siempre que Dios es Amor y a partir de ahí repensemos nuestra vida. 


lunes, 11 de febrero de 2019

COMÍAN CON MANOS IMPURAS

Mc 7, 1-13
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron: «¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos."
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". Pero vosotros decís: “Si uno le dice a su padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la Palabra de Dios, con esa tradición que os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

EL CULTO QUE ME DAN ESTÁ VACÍO
Ya lo dijo Isaías. Esto viene de lejos. El profeta se quejaba ante el pueblo que el culto dado a Dios estaba vacío, sin sentido, porque se olvidaba de lo principal.
Las apariencias, lavarse las manos era más importante que la caridad. Lo secundario y lo principal no pueden tener la misma importancia.
¿Hacemos eso mismo ahora? ¿Le damos la importancia a lo principal o a lo secundario? ¿Ponemos por delante la ley o la caridad?




domingo, 10 de febrero de 2019

LE LLEVABAN LOS ENFERMOS EN CAMILLAS

Mc 6, 53-56
En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

LO RECONOCIERON
Ya comenzada su vida pública, la fama de Jesús se extendía hacia todos lados. La gente le reconocía e iba en su busca para que le sanase o simplemente verle. 
Me pregunto si en el mundo de hoy reconoceríamos a Jesús si viniera o seguiríamos con nuestra vida tan insulsa a veces y tan anodina que no nos da para pararnos y reflexionar ante todo lo bueno que tenemos. 
Parémonos un poco ante la vida y reconozcamos que Jesús está mucho más de lo que podamos imaginar. Pongamos contemplación en nuestra vida.




V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 5, 1 -11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

POR TU PALABRA
En este quinto domingo del Tiempo Ordinario el Maestro nos llama a echar las redes. Y muchas veces no vemos la barca, ni el mar, ni los peces, ni siquiera la razón por la que debemos echar las redes, pero "por su Palabra" seguimos adelante y lo dejamos todo para ser pescadores de hombres.
Nos puede pasar como a Isaías, que no se sentía digno de ser uno de los elegidos para predicar y hablar de las maravillas de Dios, aunque al final digamos, como él, "Aquí estoy, mándame", mándame a anunciar al mundo tu misericordia y tu lealtad, como nos dice el salmo. 
"Por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí". Que siempre podamos decir esa frase de Pablo, que, habiéndolo dejado todo, echó las redes sin descanso y llevó a multitud de personas a conocer a Jesús. Quizá nosotros no podamos tanto, pero en nuestra realidad de cada día, por su Palabra, echemos las redes. 


sábado, 9 de febrero de 2019

A UN LUGAR DESIERTO

 Mc 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

VENID
Jesús nos quiere en su compañía. De hecho, una de las primeras cosas que hizo en su vida pública fue llamar a los Doce para que estuvieran con Él.
Jesús nos quiere con Él. Venid a estar conmigo, nos dice repetidamente en el Evangelio. Y estar con Él es el mayor de los honores.
Y estando con Él, orando con Él llegaremos a estar en Él, en su Corazón.


viernes, 8 de febrero de 2019

¿QUÉ LE PIDO?

Mc 6, 14-29
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían: «Juan el Bautista ha resucitado, de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Otros decían: «Es Elías».
Otros: «Es un profeta como los antiguos».
Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

LA CABEZA DE JUAN, EL BAUTISTA
En tiempos de Jesús la hija de Herodías le pidió a Herodes la cabeza de Juan, el Bautista. Y él, por una falsa imagen hacia los demás, se lo concedió.
Nos escandalizamos, pero hoy en día, también hay "Herodías" que piden cabezas de gente buena y "Herodes" que se rinden a sus deseos.
Hagamos un mundo en el que el odio, la envidia, el mal... no sea lo que venza, sino que hagamos un mundo donde el Reino de Dios sea una realidad.