Jn 6, 16-21
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafárnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.
Habían remado unos veinticinco o o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
SOY YO, NO TEMÁIS
Siempre, siempre es Él, pero no temáis. Siempre a nuestro lado, por eso, no temáis.
Nunca falla, aunque no lo veamos, aunque ni siquiera lo sepamos, siempre está.
Es Jesús, no temáis.
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