domingo, 22 de diciembre de 2024

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 Lc 1,39-45

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

VEN, SEÑOR


La Navidad está muy, muy cerca. María y José tienen que ir a Belén a empadronarse, y ella, a puto de dar a luz. Había tanta gente empadronándose en Belén que solo les pudieron ofrecer un establo. Ellos, seguro, lo habían pensado diferente, pero no Dios.


El Señor nació allí y se convirtió en uno de los lugares más emblemáticos del mundo. Allí nació la paz, allí nació la esperanza, allí nació la luz. Nuestra vida, a veces, puede parecer la suma imperfección, pero Dios sabe por qué viene a iluminarnos en esas circunstancias.


Jesús llega, está llegando. Nuestra casa, nuestro establo es un desastre, pero ven, no dejes de venir, no dejes de nacer en mí. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.

domingo, 15 de diciembre de 2024

III DOMINGO DE ADVIENTO

 Lc 3,10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«Entonces, ¿qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias.
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

¿QUÉ DEBEMOS HACER?
El tercer domingo de Adviento es el domingo "Gaudete". Ya se acerca el día, debemos estar con esperanza alegre aguardando al Hijo de Dios, aguardando a un Dios hecho hombre. 
¿Y qué debemos hacer? le preguntaban a Juan, el Bautista. El pueblo expectante, sabiendo que el Mesías llegaría pronto, querían saber cómo recibirlo en sus vidas, qué hacer para estar mejor preparados.
Y eso es lo que debemos preguntarnos también hoy cada uno de nosotros. ¿Qué debo hacer para prepararme mejor a la venida de mi Salvador, del Mesías, del Señor? Que cada uno, desde lo más profundo de su corazón, encuentre la respuesta, con alegría. 

domingo, 8 de diciembre de 2024

II DOMINGO DE ADVIENTO

 Lc 3,1-6

En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajados;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».

INMACULADA Y ADVIENTO
En este Adviento ha coincidido la celebración del segundo domingo con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. María, nuestra Madre, no se entiende sin la espera del Adviento y el Adviento no se entiende sin María.
El evangelio de hoy nos anima y exhorta a preparar los caminos y allanar los senderos por los que vendrá la salvación de Dios, el Mesías, el Señor. 
Practiquemos el perdón, la misericordia, la conversión y seremos voz que grita en el desierto, como Juan, voz que grita al corazón de la humanidad que Cristo va a llegar y nos salvará. 

jueves, 5 de diciembre de 2024

EL QUE ESCUCHA

 Mt 7,21.24-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

EL QUE ESCUCHA
Dice hoy el evangelio que aquel que escucha las palabras de Jesús y las pone por obra es una persona prudente y juiciosa.
Debemos seguir su Palabra, ponerla por obra, así seremos verdaderamente cristianos de palabra y obra.
Seamos coherentes, seamos honestos con nosotros mismos y con los demás. Seamos cristianos, seguidores de Cristo, escuchando y actuando. 


lunes, 2 de diciembre de 2024

DE ORIENTE Y OCCIDENTE

 Mt 8,5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

DE ORIENTE Y OCCIDENTE
Empezando el Adviento el evangelio nos recuerda que la salvación es para todos. Y todos es todos, sin excepción.
De oriente y occidente, de norte y sur, Dios nos ama a todos como solo Él sabe. Nadie está excluido del Amor de Dios.
Tomemos ejemplo y no excluyamos a nadie de nuestro amor y ayuda. Todos somos hijos en el Hijo. 

domingo, 1 de diciembre de 2024

I DOMINGO DE ADVIENTO

Lc 21,25-28.34-36: Se acerca vuestra liberación.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo
del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».


ADVIENTO


Espera, esperanza. Algo no ha llegado todavía, pero sabemos que va a llegar.  Adviento nos enseña a esperar, nos enseña el valor de la paciencia.  Y Dios nos trata con paciencia, a nosotros, que vivimos en el tiempo.


En estos tiempos actuales, hay quien está esperando la paz. Y Adviento es un tiempo, también de especial paz. Tiempo de luz, de brillar, de ser luz y dejarse iluminar por Dios, esperando su gloria esplendorosa.


Y Adviento es tiempo de Amor. No se puede vivir sin ser amado y sin amar. El Amor de los amores se manifestará, vendrá, por eso en este Adviento le pedimos: Ven, Señor, no tardes.