Jn 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Este domingo en la Iglesia se recuerda especialmente el mayor Misterio en el que creemos: la Santísima Trinidad. Un misterio cuya explicación no es otra que el Amor. Amor inefable entre las divinas personas que se traduce en un Amor inefable hacia nosotros, infinito y desinteresado,
Si por un momento comprendiéramos la Trinidad (podemos llegar a entenderlo con nuestra inteligencia) nos habríamos hecho iguales a Dios, incluso estando por encima. Por ello Dios es siempre más, siempre mayor que lo pudiéramos llegar a imaginar. Y con un Amor mayor del que nunca pudiéramos llegar a vivir y sentir.
Unirnos a la Trinidad en la oración , en el amor al prójimo, en el cumplimiento de nuestro trabajo, en nuestra vivencia familiar... hacernos uno en Ellos sería, sencillamente la mayor obra que podríamos hacer como cristianos.
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