Lc 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
FUEGO A LA TIERRA
Ser cristiano es sentir arder nuestro corazón al escuchar las Escrituras, como los discípulos de Emaús. Ser cristiano es sentir fuego interior.
Y ese fuego, que debe encender otros fuegos, es el que nos da vida, el que nos anima, con el Espíritu a la santidad.
Prendamos fuego a los corazones, prendamos el fuego de Cristo y la humanidad cambiará.
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