Jn 12, 24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sierva, el Padre lo honrará».
DONDE ESTÉ YO
¡Que mejor lugar para estar, vivir, sentir, amar que donde esté Jesús! Y hoy nos dice que donde esté Él, allí estará su servidor.
Ser servidor de Jesús. ¿Cabe mayor honor y delicia en esta vida? Servir a Dios y al prójimo, con elegancia, con transparencia y serenidad.
Servir es reinar. Seamos grano de trigo fecundo y el Padre nos honrará.
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