domingo, 19 de mayo de 2024

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

 Jn 20,19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

PENTECOSTÉS
Lo hemos oído y proclamado hoy en las lecturas. El Espíritu es brisa, fuego, agua, suave rocío. En nuestra vida, en ocasiones seca, apagada, necesitamos el agua y el fuego de Dios que nos refresca y, a la vez, enciende. Brisa suave, que es descanso para nuestro corazón.
San Pablo nos habla de la unidad del Espíritu. En esta sociedad tan enfrentada y dividida necesitamos del Espíritu para mover en el otro un enemigo, no un hermano. El Espíritu santo nos reúne en un solo cuerpo.
Nos hace uno, como una es la Iglesia, como uno es Dios. Comunión para avanzar, unidad para dar testimonio. Espíritu santo, danos tu fuerza y luz para ser valientes viviendo el seguimiento de Jesús


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