domingo, 29 de noviembre de 2015

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Lucas 21,25-28
 “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”.

QUE TU PALABRA NOS CAMBIE EL CORAZÓN…
A menudo mantenernos de pie es ir más allá de las contradicciones de nuestra vida, e incluso de nuestra existencia que se mueve entre el miedo y la inseguridad, entre la incertidumbre del mañana y la precariedad, la lucha, el desaliento y el ir contracorriente… Para dejar nacer dentro de nosotros al Hijo de Dios, a Aquel que se hace carne de nuestra propia carne.
Otro Adviento, preparación de un encuentro desde dentro con el Hijo del Hombre, que hará de nuestro corazón ese hogar que fue para Él, el establo de Belén: allí donde cada uno se encuentra consigo mismo, lucha por vivir, por trascenderse, por ser íntegro en su vida, en cada paso, con la mirada fija en el Autor invisible de la vida, que dibuja en ella grandes pinceladas de eternidad, con diferentes colores, como sueños que tuvo de cada uno de nosotros. Seguir a pesar del cansancio, sintiéndonos llamados a ser como el Creador nos soñó, únicos e irrepetibles, especiales siempre para ÉL.
Sólo desde ese encuentro podemos construir esa tierra y ese mundo de paz y de justicia de la que nos habla la liturgia de hoy. Que lejos de asustarnos por los signos que nos muestra el Evangelio, debemos encontrar la ESPERANZA de que Jesús nace, llega, con el poder del AMOR que lo transforma todo y lo llena todo.

Vivamos el AHORA, como ese tiempo en el que Dios nos quiere con y para Él, para transmitir a cada persona con la que crucemos una palabra un mensaje de VIDA, porque Cristo es la vida que cada día encontramos en la sencillez del PAN que se parte, se entrega y se comparte. Mensajeros de su MISERICORDIA, al servicio de nuestra comunidad y de cada hermano. Mirando con COMPASIÓN  y FE, cualquier oscuridad, debilidad o contratiempo, sabiendo que en ellos se encuentra Aquel que es AMOR, AMANTE Y AMADO, para que juntos podamos ser corazón, hogar, espacio… como MARÍA, para sanar las heridas de los hombres que ayude a traer un NUEVO ADVIENTO en el mundo actual, vigilantes para descubrir los signos de la nueva venida de JESÚS en la vida de hoy, Él viene cuando quiere por eso hay que estar atentos a cada mirada, acontecimiento… no sabemos si llamará a nuestra puerta como mendigo, inmigrante, refugiado, como poderoso o como niño o mujer…Entremos en el Adviento de nuestro tiempo, ya que es NUESTRO TIEMPO, EL TIEMPO DEL NACIMIENTO DE JESÚS.



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