lunes, 30 de noviembre de 2020

SAN ANDRÉS

 Mt 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

SAN ANDRÉS

Apóstol, hermano de san Pedro y valiente defensor de Dios. Hombres como él hacen falta hoy en nuestra sociedad.

Mujeres y hombres que hablen de Cristo, de su Bondad y Misericordia, no solo con los labios, sino con las obras y con el corazón.

Apóstol san Andrés, haznos ser apóstoles valientes y alegres en la misión de llevar a Cristo a todas las almas.

domingo, 29 de noviembre de 2020

I DOMINGO DE ADVIENTO

 Mc 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

¡VELAD!

 "Jamás se oyó ni se escuchó, ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por quien espera en él". Así nos lo dice el profeta Isaías comenzando este nuevo Adviento. Y así fue, un Dios hecho hombre, un Dios hecho uno de nosotros, por Amor, porque nos ama con misericordia infinita. 

Comienza en Adviento y el evangelio nos anima a velar para que cuando Dios llegue no nos encuentre dormidos. ¿Qué es lo que nos duerme hoy y no nos deja estar alerta y vigilantes ante su venida? ¿Qué es lo que nos aparta de esa alegre esperanza que debe ser vital en nuestra vida?

Todo se nos ha dado en Cristo, en Él hemos sido enriquecidos en todo, como nos dice Pablo y Él nos mantendrá firmes hasta el final. Que el Amor hecho niño no nos encuentre dormidos al llegar. 




DESPIERTOS

 Lc 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

DESPIERTOS

Es la recomendación de hoy en el evangelio, que estemos despiertos en todo tiempo. Despiertos y atentos.

Porque está a punto de empezar la espera más ilusionante, el Adviento, espera activa a la venida de Jesús.

Estemos despiertos, vigilantes, porque no sabemos en qué circunstancia o persona se nos hará presente Jesús. 


MIS PALABRAS NO PASARÁN

 Lc 21, 29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola :
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

MIS PALABRAS NO PASARÁN

Es Palabra de Dios y sus palabras no pasarán, nunca. Son verdaderas, veraces y sólidas como ninguna.

Su Palabra es Amor, su Palabra es Misericordia. Y  i el Amor ni la Misericordia pasarán.

Todo pasa, menos su Palabra.

jueves, 26 de noviembre de 2020

LEVANTAOS

 Lc 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».

CON GRAN PODER Y GLORIA

Así será siempre cuando se trate de Jesús. Poder y gloria de Dios, el Único, el Primogénito que se humilló hasta el extremo muriendo por nosotros.

Nadie más lo hizo ni lo hará jamás. Por eso el poder y la gloria son suyos por siempre. Rey del mundo y de todo lo creado.

Y nos ama con el mismo Poder, con Misericordia infinita y compasión. Correspondamos a ese amor. 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

PERSEVERANCIA

  Lc 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

PERSEVERANCIA

La perseverancia es la firmeza y constancia en la manera de ser o de obrar. Y así debemos ser los cristianos: perseverantes.

Firmes y constantes en el ser y en el obrar. Ser coherentes en el amor, en la misericordia. Y constantes en el amor, como decía san Pablo.

Perseveremos, adelante siempre, hacia el hogar que es el Corazón de Cristo. 


QUE NADIE OS ENGAÑE

  Lc 21, 5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra caliza y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "Está llegando el tiempo"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

QUE NADIE OS ENGAÑE

Es difícil, sí. Alguna vez en la vida nos engañarán, nos mentirán, intentarán contarnos todo lo contrario a lo que la razón ve.

El Único que nunca nos engañará es Jesús, la Verdad, la Palabra, Aquel que nunca falla.



lunes, 23 de noviembre de 2020

ALZANDO LOS OJOS

 Lc 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


ALZANDO LOS OJOS

"Jesús, alzando los ojos, vio", así empieza el evangelio de hoy. Muchas veces no nos fijamos en lo principal porque vamos cabizbajos, mirando al suelo.

Y de ahí no salimos, tristes y aletargados, vencidos por nuestro propio peso. Hay que alzar la vista, alzar los ojos y ver.

Y entonces, veremos. Con claridad y transparencia. Levantemos la mirada y el corazón a Dios.

domingo, 22 de noviembre de 2020

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

 Mt 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

CRISTO REY

Llegamos al final del Tiempo Ordinario, celebrándolo con la Solemnidad de Cristo, Rey del Universo. Él es Rey, Él es el Rey del mundo y de nuestras vidas. Honramos a Jesús teniéndolo como Rey también en el día a día, sabiendo que nos cuida, que rige nuestro caminar y  es al que debemos honor y gloria. A nadie más. 

Es Rey, pero un Rey justo, buenos y misericordioso. Nuestro Pastor, como dice el salmo, junto al que nada nos falta. Pastor que cuida, que pastorea a su grey con justicia por años sin término. 

Cristo reina hasta en la muerte, pues la venció y la vencerá siendo todo en todos, como nos dice san Pablo. Rey que se refleja en todos aquellos que necesitan misericordia, en los más pequeños, aquellos en los que volcar nuestra misericordia. Rey absoluto, Pastor eterno, haznos semejantes a tu Corazón soberano.

PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

 Lc 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano.” Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que lo muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos»
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

PRESENTACIÓN

En el día de la Presentación de María recordamos aquellas palabras de Jesús sobre su madre y sus hermanos. Ya, a estas alturas, no deberíamos aclarar lo que significa y saber a qué se refiere.

Su madre y sus hermanos son todos aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. 

Seamos madre y hermanos de Jesús en todos los sentidos.

TODOS LOS DÍAS ENSEÑABA EN EL TEMPLO

  Lc 19, 45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándolo.

TODOS LOS DÍAS ENSEÑABA EN EL TEMPLO

En este caso también Jesús nos da ejemplo. Predicaba todos los días, sin cansarse, en el Templo, donde probablemente encontraría oposición.

No debemos olvidar que también debemos predicar la misericordia tiempo y a destiempo.

Hablar de Dios siempre nos traerá paz interior.


jueves, 19 de noviembre de 2020

LO QUE CONDUCE A LA PAZ

  Lc 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

LO QUE CONDUCE A LA PAZ

En estos tiempos tan convulsos hay necesidad de encontrar y tener paz. Paz interior y exterior. Para que todo no sea enfrentamientos y malentendidos.

Seamos pacíficos y pacificadores, sembradores de paz. Auténticos apóstoles del Corazón pacífico de Jesús.

Sembremos paz y recogeremos aquello que sembramos. Ama la paz y tendrás lo que amas (San Agustín).

POR TU BOCA TE JUZGO

 Lc 19, 11-28

En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestase enseguida.
Dijo, pues:
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:
“Negociad mientras vuelvo”.
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quien había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu mina ha producido diez”.
Él le dijo:
“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.
El segundo llegó y dijo:
“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.
A ese le dijo también:
“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.
El otro llegó y dijo:
“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente, que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.
Él le dijo:
“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.
Entonces dijo a los presentes:
“Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”.
Le dijeron:
“Señor, si ya tiene diez minas”.
“Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no me querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

CAMINABA DELANTE DE ELLOS

Así es siempre, camina delante, siempre antes que nosotros, adelantándose a todo lo que nos suceda, bueno o malo.

Camina delante, por nosotros, para cuidarnos, pot amor.

martes, 17 de noviembre de 2020

EN CASA DE UN PECADOR

 Lc 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

EN CASA DE UN PECADOR

Más de dos mil años después y a veces parece que no hemos aprendido nada. Envidias, juicios sobre conductas, que resultan en la frase de hoy: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".

No se nos pidió juzgar, se nos pidió amar, y amar hasta el extremo, hasta a nuestros enemigos. Aprendamos a amar y no tanto a juzgar.

Así, amando, viviremos otra frase de Jesús que hoy nos comparte: "Hoy ha sido la salvación de esta casa". 


TU FE TE HA SALVADO

 Lc 18, 35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mi!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

TU FE TE HA SALVADO

Es curioso que el evangelio de hoy, hablando sobre el ciego, acabe diciendo que la fe es lo que salva.

La fe no se ve, pero se siente. La fe no se toca, pero se vive. La fe está presente transversalmente en toda nuestra vida, aunque no nos demos cuenta.

La fe es la que nos salva.


domingo, 15 de noviembre de 2020

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Mt 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo:
"Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo:
"¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabia que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».


NO VIVÍS EN TINIEBLAS

Es una frase que nos dice hoy san Pablo escribiendo a los Tesalonicenses. Y es verdad, los cristianos no vivimos en tinieblas. Las tinieblas son frías, no nos dejan ver con claridad, ni disfrutar de lo bueno y bonito que tenemos delante de nuestros ojos.

No vivimos en tinieblas, vivimos en la Luz. Dios es Luz, y nosotros somos hijos de la luz e hijos del día. La luz nos guía, nos hace caminar seguros y nos indica el camino hacia la verdadera luz de nuestras vidas y que nos hace ser siervos buenos y fieles, como nos dice el evangelio.

La fidelidad y la bondad son signos de que la luz brilla en nosotros y a través de nosotros. Seamos luz, siervos transparentes que llevemos la luz de la esperanza y la misericordia a todos. Sin miedo, sirviendo y reinando. 


¿ENCONTRARÁ ESTA FE EN LA TIERRA?

  Lc 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer:
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

¿ENCONTRARÁ ESTA FE EN LA TIERRA?

Estamos faltos de fe, de esperanza, de ilusión e ilusiones. Y sólo hay Uno que nos la puede devolver si nosotros queremos.

Cuando vuelva Jesús, ¿encontrará fe en la tierra? Y es una pregunta que tiene su parte de tristeza y desilusión.

Que no nos falte la ilusión para vivir en la fe y la esperanza necesarias para una vida centrada en Dios.

¿DÓNDE, SEÑOR?

  Lc 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

¿DÓNDE, SEÑOR?

Cuando Jesús habló de los últimos tiempos a los discípulos, estos quisieron saber dónde y cuándo sería aquello, el din de los tiempos.

Esperaban al mesías y lo tenían delante. Muchas veces esperamos que Dios se manifieste y lo tenemos delante.

No nos despistemos. Dios está siempre. Y muchas veces, de la manera más sencilla. Estemos atentos de por dónde viene.

viernes, 13 de noviembre de 2020

APARATOSAMENTE

 Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?»
Él les contestó:
«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán:” “Está aquí “o “Está allí”; porque mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y ser reprobado por esta generación».

APARATOSAMENTE

El Reino de Dios no vendrá aparatosamente, nos dice el evangelio. El Reino es sencillez y paz.

Todo lo que sea ruido desmedido y exageración tiene poco que ver con el Reino.

Y tampoco debemos tener una "aparatosa mente" para imaginarlo. La alegría, el amor y la paz serán las señales del Reino. 

UNO DE DIEZ

 Lucas 17, 11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«ld a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

UNO DE DIEZ

Jesús curó a diez personas que padecían lepra. Los diez saltaron de alegría cuando se vieron curados.

Pero solo uno de ellos volvió a darle gracias y dar gracias a Dios. ¿Nos suena la historia?

Todos a diario recibimos gracia de Dios, dones invisibles, casi imperceptibles, que solo los más contemplativos saben apreciar. Seamos agradecidos y sepamos dar gracias a Dios. 

SIERVOS

 Lc 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando; le dice cuando vuelve del campo:
"Enseguida, ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis más bien:
"Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
"Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».

SIERVOS

Así, sin más. Siervos somos. Y dice el evangelio que, cuando hayamos hecho lo que debemos, nos identificaremos con los siervos inútiles.

"Hemos hecho lo que teníamos que hacer". No hay más. Esa es nuestra misión. 

Y sabemos de sobra cuál es. Amar, amar y amar. Sin medida, sin interés, hasta el extremo. Amar es servir. 

lunes, 9 de noviembre de 2020

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

 Jn 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

TU CASA

Hoy, que vivimos tiempos convulsos por la pandemia, en la que se están limitando aforos y cerrando iglesias, celebramos la Dedicación de la Basílica de Letrán.

La madre de todas las iglesias, la Casa, tu Casa, Señor. La que hoy se ve vacía y que solo nosotros podemos llenar. 

Es tu casa, Señor, y la nuestra. Acudamos a ella en toda circunstancia. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!"
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.”
Pero las prudentes contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
"Señor, señor, ábrenos."
Pero él respondió:
"En verdad os digo que no os conozco."
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

VELAD

La luz es uno de los símbolos que más relaciona la Biblia con Dios y todo lo divino. Ser luz para los demás forma parte de la misión de un cristiano. Llevar luz, la luz de Dios y velar para que no se apague es responsabilidad de cada uno de nosotros.

El Esposo va a llegar, y lo hará sin avisar. Por eso no podemos relajarnos en la espera, en la ilusión y la esperanza, en la misión de velar y ser luz. Estar preparados, como las vírgenes del evangelio, con las lámparas encendidas del amor y la misericordia.

"Señor, ábrenos", le diremos. Y si hemos velado y perseverado, abrirá y cenaremos juntos.



SERVIR A DOS SEÑORES

 Lc 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

SERVIR A DOS SEÑORES

A dos señores... ¿Y a cuántos "señores servimos hoy nosotros? ¿Cuántas veces lo hemos pensado?

Hoy, "señores" que pretenden dominarnos los hay por todos lados. Pero nosotros tenemos un solo Señor.

No hay más señorío que el suyo para nuestras almas, Y Él es nuestro único Señor.

LOS HIJOS DE LA LUZ

 Lc 16, 1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acosaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
El le dijo:
“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dijo:
“Aquí está tu recibo, escribe ochenta”.
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

LOS HIJOS DE LA LUZ

Dios de Dios; Luz de Luz. Eso rezamos en el Credo. Y nosotros somos hijos de la Luz.

Y, como tales, dar luz, iluminar, ser faros y guías para todos aquellos que estén perdidos y en oscuridad.

Seamos luz, seamos vida. Seamos transparentes y dejemos que la luz de Dios pase a tavés de nosotros hacia el mundo. 

¡ALEGRAOS CONMIGO!

  Lc 15, 1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿que mujer tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido".
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

¡ALEGRAOS CONMIGO!

Jesús nos anima a alegrarnos con Él cuando un hermano vuelve a su Corazón. Alejarse de Jesús es sinónimo de tristeza.

Y acercarse supone alegría, y una alegría inmensa. Estar en Cristo, ser en Dios debe ser compartido.

Y al compartirlo, dar profundas gracias a Dios. La alegría compartida es sinónimo de cristiano.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

MUCHA GENTE ACOMPAÑABA A JESÚS

 Lc 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
"Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

NO PUEDE SER DISCÍPULO MÍO

¿Quién puede ser discípulo de Jesús? Honor que, por nuestras propias fuerzas, no podríamos conseguir. Ser discípulo de Jesús es todo un regalo.

Pero debemos entender cómo ser discípulos. Seguir su ejemplo, hasta la muerte. Seguir su camino, hasta la extenuación.

Siempre en las medida de nuestras posibilidades, dar lo más y mejor de nosotros mismos. Así seremos discípulos.

martes, 3 de noviembre de 2020

UN BANQUETE

  Lc 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!»
Jesús le contestó:
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados:
"Venid, que ya está preparado".
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo:
"He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor"
Otro dijo:
"He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor".
Otro dijo:
"Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir".
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
"Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".
El criado dijo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio".
Entonces el señor dijo al criado:
"Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene mi casa.
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"».

UN BANQUETE

La idea del banquete es repetitiva en el evangelio, incluso en la Biblia. Siempre en los banquetes pasan cosas importantes sobre las que Dios nos quiere enseñar algo.

Banquete es participar de la Carne y Sangre de Jesús. Banquete que nos hace salir a las plazas a compartir nuestra dicha con los olvidados de la sociedad.

A los que no olvida Dios y prefiere en sus banquetes. No lo olvidemos. Y preparémonos para el banquete final.

FIELES DIFUNTOS

 Jn 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no; os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

OS LLEVARÉ CONMIGO

En el día en que recordamos a los Fieles Difuntos, el evangelio nos recuerda esas palabras de Jesús tan esperanzadoras.

Vendrá y nos llevará con Él. Toda una promesa que cumplirá, sin duda alguna. ¡Y qué mejor que estar con Él para siempre!

Seamos fieles ahora para vivir para siempre en su Corazón misericordioso.




domingo, 1 de noviembre de 2020

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 Mt 5,1-12


Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

SANTOS Y ALEGRES

Así nos quiere Dios, santos y alegres. Santos haciendo vida las bienaventuranzas que nos recuerda hoy el evangelio de Mateo y alegres cuando se cumplan en nuestra vida. De hecho, van unido. No se puede ser santo sin ser alegre.

Bienaventurados seremos si somos mansos, hambrientos, misericordiosos y limpios de corazón. Cuando nos injurien y seamos perseguidos. Pero el mundo no lo entiende así, el mundo no está preparado para que todos vivamos las bienaventuranzas.

El mundo no está preparado para que seamos santos. Santos y alegres. Probemos a vivir las bienaventuranzas y probemos a cambiar el mundo.