domingo, 15 de noviembre de 2020

¿DÓNDE, SEÑOR?

  Lc 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

¿DÓNDE, SEÑOR?

Cuando Jesús habló de los últimos tiempos a los discípulos, estos quisieron saber dónde y cuándo sería aquello, el din de los tiempos.

Esperaban al mesías y lo tenían delante. Muchas veces esperamos que Dios se manifieste y lo tenemos delante.

No nos despistemos. Dios está siempre. Y muchas veces, de la manera más sencilla. Estemos atentos de por dónde viene.

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