miércoles, 31 de enero de 2024

LA MULTITUD ASOMBRADA

 Mc 6,1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

LA MULTITUD ASOMBRADA
La multitud que oía a Jesús estaba asombrada de que su paisano estuviera haciendo y diciendo lo que sus ojos veían.
Quizá hoy a nosotros nos falte capacidad de asombro, de novedad, de alegría y esperanza en el mensaje y la persona de Jesús.
Seamos como los niños la noche de Reyes: que nunca nos falte ese asombro ante la obra y mensaje de Jesús. 

martes, 30 de enero de 2024

SE LE REUNIÓ MUCHA GENTE ALREDEDOR

 Mc 5,21-41

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:
«Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

SE LE REUNIÓ MUCHA GENTE ALREDEDOR
La gente que iba a ver a Jesús se arremolinaba en torno a Él. Iban por ver si hacía algún milagro, y los hacía, sí. Iban por lo extraordinario del hecho. 
A nosotros puede que nos pase lo mismo. Esperamos algo extraordinario de nuestra vida con Jesús y, si no ocurre así nos sentimos frustrados.
Debemos recordar que nuestra relación diaria y personal ya es en sí lo extraordinario. Que un Dios quiera estar con nosotros es un milagro diario. 

lunes, 29 de enero de 2024

TODOS SE ADMIRABAN

 Mc 5,1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

TODOS SE ADMIRABAN
Ante lo extraordinario, siempre reaccionamos. El evangelio nos lo cuenta hoy. Si Jesús hacía un milagro, tenía la admiración de todos.
A veces, también, la envidia y la sospecha de otros. Es lo que ocurre en la vida diaria. Si lo hicieron con Él, ¿qué no harán con nosotros?
Lo importante es admirarle, tenerle en el centro del Corazón. Y actuar en consecuencia. 

domingo, 28 de enero de 2024

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 1,21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

NO ENDUREZCÁIS EL CORAZÓN
En el evangelio de hoy Jesús deja claro a todo viviente, hombre o espíritu inmundo con el corazón endurecido, que es el Santo de Dios.  
El precioso salmo de la liturgia de hoy nos lo recuerda: "No endurezcáis vuestro corazón", porque un cristiano no puede ser de corazón duro, inerte. Un cristiano no puede tener un corazón de ladrillo.
Dejarse inundar del amor, dejar que nuestro corazón rebose de la enseñanza de Cristo y, después, volcar todo ese amor en todo aquel que lo necesite. 

sábado, 27 de enero de 2024

HASTA EL VIENTO Y EL MAR LE OBEDECEN

 Mc 4,35-41

Aquel día, al atardecer, dice Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

HASTA EL VIENTO Y EL MAR LE OBEDECEN
En el proceso de conocimiento hacia Jesús que tuvieron los apóstoles se iban sorprendiendo de todo aquello que veían.
En el evangelio de hoy aparecen admirados por el poder de Jesús de dominar las fuerzas de la naturaleza.
"El viento cesó y vino una gran calma". Así, después del paso de Jesús por nuestra vida, viene una gran calma. 

viernes, 26 de enero de 2024

SEMILLA

 Mc 4,26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

SEMILLA
En el evangelio se menciona en varias ocasiones a la semilla, el sembrador, la tierra buena. Jesús sabía a quién hablaba.
Y nosotros somos esa tierra a la que sembrar, en la que cae la semilla para dar fruto de buenas obras.
Dejémonos sembrar por el sembrador.

jueves, 25 de enero de 2024

AL MUNDO ENTERO

 Mc 16,15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

AL MUNDO ENTERO
Muchas veces tenemos tan escuchadas y leídas las palabras de Jesús que no les ofrecemos la atención que merecen.
Hoy, en el evangelio, nos dice: "Id al mundo entero". No hace acepciones, no excluye a nadie, nos quiere consigo a todos.
Y al mundo entero tenemos que hablarle de Jesús, a tiempo y a destiempo, como nos dijo san Pablo. Pongamos nuestro granito de arena para el Reino. 

miércoles, 24 de enero de 2024

EL SEMBRADOR

 Mc 4,1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados"».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

EL SEMBRADOR
¡Qué acierto tuvo Jesús al explicar la parábola del sembrador! Entendida esta, se entienden muchas cosas.
Por eso les reprochó que si no entendían esta, ¿cuál iban a entender? El Sembrador estaba sembrando.
Seamos tierra buena, dejémonos sembrar y el Reino germinará. 

martes, 23 de enero de 2024

EL QUE HAGA LA VOLUNTAD DE DIOS

 Mc 3,31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

EL QUE HAGA LA VOLUNTAD DE DIOS
Hoy Jesús compara con su Madre y hermanos a aquel que haga la voluntad de Dios, así de importante debe ser su Voluntad.
Hay que hacerse Uno con Él para llegar a comprender su Voluntad sobre nosotros, aunque no nos guste.
Hacer su Voluntad contribuirá a que el Reino llegue.  

lunes, 22 de enero de 2024

LES HABLABA EN PARÁBOLAS

Mc 3,22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

LES HABLABA EN PARÁBOLAS
Jesús era todo un pedagogo. Les explicaba todo en parábolas, para que entendieran que el Reino estaba cerca, incluso ya entre ellos.
Muchas veces cuando hablamos de Jesús a los demás no se nos entiende. Quizá debemos hablarles "en parábolas".
Y la mejor parábola es el Amor, tratar con Amor, hablar con Amor, actuar con Amor. Es la diferencia. 

domingo, 21 de enero de 2024

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 1,14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.
Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


VENID
Otra de las palabras que se repiten en los evangelios y que dice Jesús es "venid". Él quiere que vayamos con Él, que estemos con Él. Nos llamó a estar con Él. 
Estando con Jesús, escuchando su Palabra, viviendo su mensaje, así nos quiere. Y así podremos ser pescadores de hombres, haciendo crecer el Reino.
Siempre en pos, siempre jornaleros del amor de Dios, sembrando todo aquello que nos acerque más a nuestro destino definitivo. 

sábado, 20 de enero de 2024

NO LOS DEJABAN NI COMER

 Mc 3,20-21

En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

NO LOS DEJABAN NI COMER
Hoy llama la atención esta frase del evangelio. Tenían tanto que predicar, acudía tanta gente a ellos que no tenían tiempo ni para comer.
En verdad, así debería ser la vida diaria de todo aquel que se tomara en serio su seguimiento de Jesús.
Que estemos tan entregados a la llegada del Reino que no nos quede tiempo para nosotros. 


viernes, 19 de enero de 2024

PARA QUE ESTUVIERAN CON ÉL

 Mc 3,13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


PARA QUE ESTUVIERAN CON ÉL

En el evangelio de hoy Jesús elige a los apóstoles para que fueran sus compañeros fieles en su misión de dar a conocer el Reino.

Y los eligió "para que estuvieran con él". Instituyó a doce hombres para que fueran las columnas de la Iglesia.

De nosotros también quiere que estemos con Él y demos a conocer el Reino.

jueves, 18 de enero de 2024

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS

 Mc 3,7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.


TÚ ERES EL HIJO DE DIOS
La verdad siempre y solo tiene un camino. La verdad es la que debe prevalecer. Y la Verdad la proclamaban hasta los espíritus inmundos
"Tú eres el Hijo de Dios" debemos decirlo siempre y a todos. Es la Verdad que abre corazones.
Abramos el nuestro a Jesús. 

miércoles, 17 de enero de 2024

¿HACER LO BUENO O LO MALO?

 Mc 3,1-6

En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano.»
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

¿HACER LO BUENO O LO MALO?
Ante la decisión de hacer el bien o hacer el mal todos nosotros nos inclinaríamos a hacer el bien. No solo por ser cristianos, sino, sencillamente, por ser personas.
El mal siempre está presente y siempre en el horizonte, pero ante la contemplación del bien, de la Verdad infinita, no puede haber color.
Tengamos como guía a Jesús, como ejemplo a todos aquellos que le siguieron con fidelidad y hagamos siempre el bien.

martes, 16 de enero de 2024

LAS ESPIGAS Y EL SÁBADO

 Mc 2,23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?»
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»

LAS ESPIGAS Y EL SÁBADO
El evangelio de hoy nos recuerda de alguna manera la importancia que tenía la ley en tiempos de Jesús, más que la caridad.
Cumplir la ley era lo más significativo para distinguir a un buen judío. Pero Jesús vino a enseñarnos lo verdaderamente importante.
Amar, el amor, la misericordia es más importante que todas las leyes que pueda haber. Ama y haz lo que quieras, como nos dijo san Agustín. 

lunes, 15 de enero de 2024

AYUNO

 Mc 2,18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»

AYUNO
Los fariseos le preguntan a Jesús por el ayuno. Los contemporáneos de Jesús siempre atendían más a lo material que a lo espiritual.
Como hoy, también. Los que critican a los cristianos o a la Iglesia a veces lo hacen atendiendo más a lo secundario.
Por ello, para que nadie tenga qué decir, pongamos toda nuestra atención e intención en lo principal: amor a Dios y al prójimo. 

domingo, 14 de enero de 2024

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Jn 1,35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

¿QUÉ BUSCÁIS?
Esta es una de las preguntas que debemos hacernos todos alguna vez en la vida. La búsqueda del sentido de la vida es algo básico para nosotros.
En verdad, ¿qué buscamos, hacia dónde vamos, qué es lo que queremos? Y los apóstoles le preguntaron a Jesús: "¿dónde vives?". Buscamos raíces, buscamos estabilidad. 
Jesucristo sabía de la inquietud del corazón humano, tan preciosamente descrita por san Agustín, y les dijo ( y nos dice): "Venid y veréis". Vayamos con Él y encontraremos lo que siempre hemos estado buscando: el Amor de Dios. 

sábado, 13 de enero de 2024

TODA LA GENTE ACUDÍA A ÉL

 Mc 2,13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme.»
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

TODA LA GENTE ACUDÍA A ÉL
La gente iba enterándose de que Jesús estaba predicando por toda Galilea y Judea y tenían ganas de escuchar sus enseñanzas.
Y acudían a Él todos, sanos y enfermos, publicanos y pecadores, porque Él nunca hizo acepción de personas.
Acogía a todos. Así debemos ser nosotros. Acoger siempre y a todos. 

viernes, 12 de enero de 2024

LEVÁNTATE

 Mc 2,1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-: "Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».

LEVÁNTATE
Jesús siempre quiere que nos pongamos en camino. Que, si caemos,  nos levantemos. Él siempre nos da su mano. 
Es lo que le dijo al paralítico: "levántate". Dios nos quiere en pie, construyendo nuestro presente y nuestro futuro.
No nos estanquemos, no nos paremos nunca. Siempre de la mano de Jesús. 

jueves, 11 de enero de 2024

QUEDA LIMPIO

 Mc 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

QUEDA LIMPIO
En tiempos de Jesús la lepra era una enfermedad maldita de la que huían todos. Se relacionaba con la infidelidad personal.
Nosotros sabemos que no hay causa efecto entre enfermedad física y fidelidad. Y eso fue lo que quiso decirnos Jesús.
Tengamos sana el alma, seamos fieles a Dios. 

miércoles, 10 de enero de 2024

CURÓ A MICHOS ENFERMOS

 Mc 1,29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


CURÓ A MUCHOS ENFERMOS

Una de las cosas que más llamaba la atención de los contemporáneos de Jesús era su capacidad de sanar enfermedades.

En aquel entonces las enfermedades eran sinónimo de no ser fieles a Dios. Pero Jesús vino a aclararles que el Amor era más fuerte y que las enfermedades no tenían nada que ver con el pecado.

Jesús, Tú que eres el gran Sanador, el Salvador, sana nuestros corazones para que sepan amar. 



martes, 9 de enero de 2024

ENSEÑABA CON AUTORIDAD

 Mc 1,21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

ENSEÑABA CON AUTORIDAD
Jesús enseñaba a todos, pero no enseñaba como todos y la gente lo notaba y lo sabía. "Enseñaba con autoridad". 
Los escribas y maestros de la Ley no enseñaban así, con aplomo, creyéndose lo que enseñaban. Pero Él era la misma Palabra, la Sabiduría. 
Es el cómo enseñaba, con energía, con fuerza, con Espíritu. Esa fuerza anima los corazones, los de entonces y los de ahora. 

lunes, 8 de enero de 2024

CONVERTÍOS Y CREED

 Mc 1,14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.
Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

CONVERTÍOS Y CREED
Recomenzamos el Tiempo Ordinario después de la Navidad y la celebración del Bautismo del Señor.
Fue ese momento con el que empezó su vida pública y a partir de ahí comenzamos a conmemorar la historia de la salvación.
Convertíos y creed. Es el consejo de hoy. Convertirse al Amor y creer. No hay otro camino. 

domingo, 7 de enero de 2024

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

 Mc 1,7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos:
«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».


BAUTISMO
El Hijo de Dios quiso hacerse hombre. Y con todas las consecuencias, menos en el pecado. Quiso también bautizarse.
Agua que sana, agua que limpia, Espíritu presente que nos indica por dónde ir. Jesús y el Espíritu siendo guías.
Con su bautismo Jesús nos enseñó cómo acercarnos a Dios y cómo vivir para Él llenos de humildad y nuestra necesidad de él, de su perdón y de su amor.

sábado, 6 de enero de 2024

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 Mt 2,1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel"».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

ADORAR AL REY
Los Magos llegaron a adorar al Rey. Y le ofrecieron sus dones. El evangelio de hoy nos debería hacer reflexionar sobre cómo adoramos al Dios, nuestro Rey, en lo cotidiano de la vida y qué dones le ofrecemos.
Adorar, honrar, querer, amar, estimar. Todo ello se lo debemos a Dios sin excepción. Amar porque Él nos amó. Adorar al Rey con toda nuestra vida, nuestro corazón.
Y ofrecerle nuestras manos, nuestros pies, nuestra inteligencia y trabajo para que todos, todos adoren al Rey de Israel, nuestro Rey. 

viernes, 5 de enero de 2024

TÚ ERES EL REY DE ISRAEL

 Jn 1,43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
«Sígueme».
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

TÚ ERES EL REY DE ISRAEL
En verdad es el Rey de Israel, el Rey del mundo, el Rey de Reyes. Y hoy, en la noche mágica del año, lo sigue siendo.
Eso que confesó Natanael debemos confesarlo y proclamarlo a diario ante todo y ante todos. Él es Rey.
Nuestro Rey, que se ha hecho niño. Nuestro Rey, que se ofrecerá por nosotros. Nuestro Rey, dejémosle reinar en nuestros corazones.  

jueves, 4 de enero de 2024

VENID Y VERÉIS

 Jn 1,35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

VENID Y VERÉIS
Son dos acciones que nos pide Jesús: ir y ver. Tenemos que ir adondequiera que vaya, siguiendo su estela y si ejemplo.
Y ver, no solo mirar. Ver más allá. Contemplar todo aquello que, a primera vista y sin fijarnos, no hacemos.
Ven y verás. Aceptemos su invitación. Es sencillo y no nos arrepentiremos nunca.