lunes, 31 de agosto de 2020

SEGUÍA SU CAMINO

 Lc 4, 16-30

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos los clavados en él.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían:
«¿No es este el hijo de José?»
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

SEGUÍA SU CAMINO

Y Jesús seguía su camino después de predicar a Dios y predicar la verdad. Sabía bien y tenía muy claro cuál era su misión y nadie  ni nada lo paraba.

Aun cuando querían despeñarlo, como nos relata hoy en evangelio, seguía su camino, firme, profundamente convencido de la Voluntad del Padre.

Sigamos su ejemplo. Aunque nos persigan, aunque haga frío o calor fuera y dentro de los corazones, seguir el camino marcado por Jesús.

 

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 16, 21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«¡Quítate de mi vista, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Entonces dijo a sus discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

NO OS AMOLDÉIS A ESTE MUNDO

Es lo que decía san Pablo en su Carta a los Romanos. El mundo tiene sus normas y leyes, que normalmente poco tienen que ver con el Evangelio. Por eso no debemos amoldarnos a este mundo, sino transformarnos renovando la mente, discerniendo cuál es la Voluntad de Dios.

Así podremos decir con el Salmo: "mi alma está unida a Ti, mi alma está sedienta de Ti". Sed de Dios, el mundo tiene sed de Dios, aun sin saberlo. Nosotros, con más razón, al conocer la fuente de esa sed. Pues, como dice el evangelio, ¿de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?

No nos entenderán, porque el mundo no piensa como nosotros. Pero siguiendo en pos de Jesús, negándonos a nosotros mismos, tomando la cruz, nos amoldamos a Dios para saber qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto, 

sábado, 29 de agosto de 2020

MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

 Mc 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo, quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

AHORA MISMO

Parece la actitud de la sociedad actual, la generación del "ahora mismo". Todo lo queremos ya, sin dilación. Si no hay cobertura o el ordenador tarda un poco más de lo normal en conectarse o buscar, ya nos inquietamos.

Y hay que tener corazón inquieto, pero para el encuentro con Dios. Las prisas, la celeridad, no van con la vida interior del cristiano. 

Ahora mismo, lo que importa, es estar en paz consigo mismo y con Dios. Ahora mismo, lo que importa, es el servicio desinteresado al prójimo.


viernes, 28 de agosto de 2020

SAN AGUSTÍN

  Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

SAN AGUSTÍN

Día especial en nuestra Comunidad. San Agustín, el santo amigo y sabio, en un día como hoy llegó al seno del Padre, Dios amado por ese corazón inquieto que, por fin, descansaba en Él.

Siempre en vela, como las vírgenes del evangelio de hoy. Eso le hizo vivir un amor grande y profundo a la Trinidad, Amante, Amado y Amor, como bellamente la definió.

Seamos también personas de corazón inquieto, como Agustín, siguiendo su estela de pasión por la verdad, por la interioridad. "Conózcame a mí, conózcate a Ti". 



SANTA MÓNICA

 Mt 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

EN VELA

Estar en vela. Así está Dios con nosotros, pendiente de nosotros, de nuestras circunstancias y nuestros caminos.

En vela, como una madre amorosa, valiente y segura, como lo fue santa Mónica. En vela, como un padre amoroso y fiel Así Dios con nosotros.

En vela. Así debemos también nosotros estar pendientes de las necesidades y preocupaciones de nuestros prójimos. Estad en vela.


miércoles, 26 de agosto de 2020

ESCRIBAS Y FARISEOS

  Mt 23, 27-32

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!” Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»

ESCRIBAS Y FARISEOS

A los dos Jesús les llamó hipócritas y sepulcros blanqueados. Apariencia, nada más, y por dentro, nada de nada, vacío, abismo de nada.

Escribas y fariseos de entonces y escribas y fariseos de ahora. Nosotros debemos procurar no estar vacíos por dentro, ni ser hipócritas.

Al contrario, la interioridad debe ser una cualidad cristiana, llenándolo todo, nuestro interior e iluminar nuestras obras en la verdad. 


martes, 25 de agosto de 2020

POR DENTRO Y POR FUERA

 Mt 23, 23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

POR DENTRO Y POR FUERA

Hoy Jesús lo vuelve a dejar claro. ¡Qué más da estar limpios "por fuera" si "por dentro" rebosamos de lodo y suciedad!

Las apariencias no nos salvarán. Lo que vivamos por dentro y que se refleje hacia afuera será lo que quede para la eternidad.

No seamos hipócritas, como llama Jesús a los fariseos. Seamos cristalinos por dentro y eso se reflejará fuera. 

lunes, 24 de agosto de 2020

¿DE QUÉ ME CONOCES?

 Jn 1, 45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
-«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
« ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

¿DE QUÉ ME CONOCES?

Cuando Bartolomé le hizo esa pregunta a Jesús habría que haber visto su cara. ¿Que de qué le conocía? ¡Si nos ama desde siempre!

Sabe de nuestra existencia antes que nuestros padres, nos conoce mejor que nadie y nos tiene tatuados en la palma de sus manos.

¡Qué magnífico sería conocer a Jesús tanto como Él nos conoce! Decía san Agustín: "Conózcame a mí, conózcate a Ti". 

domingo, 23 de agosto de 2020

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mateo 16, 13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡ Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

TU MISERICORDIA ES ETERNA

En a liturgia de hoy nos hemos fijado especialmente en una frase del Salmo: "Señor, tu misericordia es eterna". Eterna, una palabra que solo podemos llegar a tocar con la puntita de los dedos en este mundo. Eterna, como Dios. Misericordia, como Dios.

Él no descansa de ser misericordioso, su Ser es Misericordia y eso es lo que intenta decirnos a través de los acontecimientos, de la Palabra, de su Hijo, de la elección de María, de sus dones y de nuestra existencia.

Y san Pablo abunda en ello en su Carta a los Romanos: "¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios!" Ese abismo de misericordia es el que nos ama eternamente, desde siempre, para siempre y por siempre porque su Misericordia es eterna. 

sábado, 22 de agosto de 2020

MARÍA REINA

  Mt 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

MARÍA REINA

Una semana después de la celebración de la Ascensión de María celebramos a nuestra Madre como Reina. 

Ella, la humilde esclava, la que está siempre dispuesta a servir, la que no le gustan los primeros puestos es aclamada como Reina.

La lógica de Dios: la virgen Madre, la esclava Reina. 


CORAZÓN, ALMA Y MENTE

 Mt 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

CORAZÓN, ALMA Y MENTE

Así debemos amarle, con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente. Todo nuestro ser en la mejor manera de ser; amando a Dios.

La vida cambiará, la vida se pondrá a punto para amar al prójimo, para convertirla en misericordia volcada hacia todos.

Amar a Dios. Amor al prójimo. Manos a la obra.


EL VESTIDO DE BODA

Mt 22, 1-14

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

EL VESTIDO DE BODA

En la parábola de hoy Jesús hace una pregunta:¿cómo estás aquí sin vestido de fiesta? Y es que en la vida futura estaremos de fiesta.

Para entrar hay que ir con vestido apropiado. ¿Qué vestido sería el nuestro? ¿Qué tendría que cambiar en mí para poder entrar adecuadamente en la Vida?


SU VIÑA

  Mt 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
“Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”.
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”
Le respondieron:
“Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo:
“Id también vosotros a mi viña”.
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
“Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”
Así, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos».

SU VIÑA

El mundo es la viña del Señor y nos envió a trabajar en ella. Lo que no debemos perder de vista es que es su viña.

Nos la entregó para cuidarla, trabajarla, mimarla. Con Amor y Misericordia plantando semillas de Dios.

Las semillas fructificarán y darán fruto de confianza, fe y esperanza en el que es el Dueño, el Amor infinito, Dios.

martes, 18 de agosto de 2020

CIEN VECES MÁS

 Mt 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar? »
Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».

CIEN VECES MÁS

Como siempre con nosotros, Dios no se deja ganar en generosidad. "¿Qué nos va a tocar?", le dicen los discípulos a Jesús.

Siempre entendiendo el servicio en forma de transacción. Y Jesús solo lo entiende en forma de amor.

¿Que qué os va a tocar? "Cien veces más" en todo y además la vida eterna. ¿Os parece poco?


lunes, 17 de agosto de 2020

UNO SOLO ES BUENO

  Mt 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó:
«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó:
«¿Cuáles?».
Jesús le contestó:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo:
«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó:
«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo - y luego ven y sígueme».

UNO SOLO ES BUENO

La palabra bueno es una de las más repetidas. Pero, ¿qué, quién es bueno? Es lo que le preguntó Jesús al discípulo.

Pero solo Uno es bueno, es más, es la misma Bondad. Dios no puede ser malo, no puede hacernos nada malo, no es malo con nosotros.

Es bueno, sencillamente, en la mejor acepción de la palabra. Limpiemos su significado y podremos vislumbrar la Bondad de la que nos habla hoy el evangelio.

domingo, 16 de agosto de 2020

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mi, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

CASA DE ORACIÓN

La oración es una constante en la predicación de Jesús. Al Templo le llama casa de oración y así debe ser. Allí vamos a orar, a encontrarnos con Él, con el silencio fecundo, la Palabra que nos llena y que nos hace saborear su Presencia para poder ofrecerla a los demás.

Nosotros, en las circunstancias actuales, debemos hacer de nuestros hogares también "casa de oración". Donde encontrarnos con Dios, descansar en Él. Y hacer de nosotros también casa de oración donde Él habite.

Él tendrá misericordia de nosotros, como nos dice san Pablo, y nos llevará a su monte santo, como nos dice Isaías. Seamos casa de oración, hagamos del templo casa de oración. Y Él será uno en nosotros.

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA

 Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

SE PUSO EN CAMINO

En la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, fiesta de alegría inigualable por lo que supone para nosotros, el evangelio nos dice que María "se puso en camino". María, la Madre de Dios, se puso en camino para servir.

Ella, que podría haber optado por quedarse en casa, que no tenía por qué demostrar nada, se puso en camino porque el amor inmenso que la inundaba no podía traducirse de otra manera que en servicio.

El amor está siempre en movimiento, como nos decía san  Juan de la Cruz, no puede estarse quieto. Y María vivió desbordad de Amor y fue ascendida al Cielo desbordada de Amor llegando a la morada del mismo Amor.


NO TODOS ENTIENDEN ESTO

 Mt 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».
El les respondió:
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».

NO TODOS ENTIENDEN ESTO

Y es verdad, como todo lo que nos dice Jesús. No todos entienden lo que nos dice Jesús en las Escrituras.

Como no todos entendieron lo que hizo san Maximiliano María Kolbe entregándose por otro en el campo de concentración. 

Pero Jesús lo entendió. Él fue su Maestro y el discípulo simplemente siguió sus pasos.

SI MI HERMANO ME OFENDE

 Mt 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

SI MI HERMANO ME OFENDE

A veces nos sentimos ofendidos por bien poco o por lo que nosotros entendemos por una ofensa. Estamos tan pendientes de nosotros mismos que no vemos más allá.

En realidad, ¿quién nos ofende? ¿Quién tiene el poder de hacerlo? ¿Quién puede hacer, decir, o no hacer o no decir algo que nos ofenda?

Y aunque sea así, el evangelio hoy nos dice que perdonemos y que lo hagamos siempre. Sin vacilar, sin dudar.

ALLÍ ESTOY YO

 Mt 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

ALLÍ ESTOY YO

Suenan con rotundidad las palabras de Jesús en el evangelio de hoy. Donde estamos reunidos en su nombre, allí está Él.

Así. Rotundo. Comunión, unión de almas y corazones, siendo uno, siendo Uno, porque Él está. Y Jesús no miente.

Palabra que no podemos obviar, palabra que nos hace vivir la comunión como fundamental en nuestras vidas.

COMO NIÑOS

 Mt 18, 1-5. 10. 12-14

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

COMO NIÑOS

Nos dice Jesús que los que son como niños entrarán en el Reino de los cielos. Ser como niños, no debe ser difícil.

Los niños se fían de sus padres, duermen serenos con la seguridad de que mañana todo estará bien, porque son cuidados.

A los niños siempre los vence el amor.Por eso, si somos como niños, confiemos en que el Amor y la Misericordia del Padre nunca nos faltarán.

lunes, 10 de agosto de 2020

MUCHO FRUTO

 Jn 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sierva, el Padre lo honrará».

MUCHO FRUTO

Para dar fruto la semilla debe caer en tierra y morir. Dejarse tratar, dejarse regar, y dejar que el tiempo dé su fecundidad para servir como semilla.

Así nosotros. Si queremos dar fruto y que ese fruto no sea infecundo, debemos morir. Cada cual sabe a qué debe morir. Y dejarnos cuidar para fructificar.

Fiarnos del sembrador. Él sabe que demos mucho fruto. 

domingo, 9 de agosto de 2020

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 14, 22-33

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».


UNA BRISA SUAVE

En la lectura de hoy del primer libro de los Reyes nos dice que Dios se hizo presente como "el susurro de una brisa suave". El Antiguo Testamento nos tiene acostumbrados a un Dios guerrero, duro, severo. Y hoy nos lo presentan como una brisa suave.

Dios bendito por los siglos, como nos dice san Pablo, misericordioso y pacífico no puede dejar de ser Bondad. Brisa suave que recuerda al Espíritu que nos impulsa al servicio y amor desinteresado en favor de los demás.

El mismo que anduvo por las aguas, el que nos invita a no tener miedo, el que nos invita a caminar con Él, el que nos pregunta por qué dudamos es la misma brisa suave ante el que nos postramos reconociendo en él al Hijo de Dios. 

SI TUVIERAIS FE

 Mt 17, 14-20

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas le dijo:
«Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo».
Jesús contestó:
«¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, ¿hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo».
Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte:
«¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Les contestó:
«Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: “Trasládate desde ahí hasta aquí”, y se trasladaría. Nada os sería imposible».

SI TUVIERAIS FE

Si tuviéramos fe, toda nuestra vida cambiaría. Si tuviéramos fe, el mundo tendría otra cara más amable.

La fe nos hace tener esperanza, confiar. Aunque todo se vuelva del revés, nos hace mirar hacia adelante y seguir avanzando.

Creer. Poner toda la vida en manos de Dios.


VENDRÁ

 Ma 16, 24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí ,la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».

VENDRÁ

A veces, con la vorágine de la vida, se nos olvida una de las promesas más impactantes de Jesús: nos dijo que volvería.

El pueblo judío, sabiendo que el Mesías estaba por llegar, lo esperaba anhelante, y sin dudar de la palabra. Cada día podía ser el de su llegada.

Así deberíamos nosotros esperar su vuelta, con ganas, anhelantes, con alegría y esperanza. Porque vendrá.

UN MONTE ALTO

 Mt 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

UN MONTE ALTO

Hoy celebramos la Transfiguración del Señor, San Salvador. Y nos dice el evangelio que Jesús, son Pedro, Santiago y Juan, subieron a un monte alto.

Desde la altura se ve mejor, hay mejor perspectiva y más silencio, más tranquilidad. Por eso subieron a encontrarse con Dios.

Subamos, subamos siempre más alto y desde allí, con la perspectiva de una vida cristiana, que el SEñor nos transfigure.

SE POSTRÓ ANTE ÉL

 Mt 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

SE POSTRÓ ANTE ÉL

Postrarse ante Dios, pedir su misericordia, que nos inunde su amor y su bendición fue lo que hizo la protagonista del evangelio de hoy.

Postrarse de rodillas ante el Sagrario, suplicar por que la misericordia reine en el mundo puede ser una buena decisión en nuestra oración diaria.

Postrarse es confiar en Dios, que todo lo puede. Postrarse ante Dios es poner todo en sus manos. 

LO QUE MANCHA

 Mt 15, 1-2. 10-14

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntaron:
«¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?».
Y, llamando a la gente, les dijo:
«Escuchad y entended: no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre».
Se acercaron los discípulos y le dijeron:
«¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?».
Respondió él:
«La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo».

LO QUE MANCHA

A Jesús, como no podía ser de otra manera, no le importa lo que mancha lo exterior, sino lo que mancha nuestro interior.

No debemos dejar en el olvido limpiar y limpiarnos por dentro, limpiar el alma y el corazón.

No nos dejemos manchar por el mal. Seamos siempre personas de corazón blanco.

VEN

 Mt 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
-«¡ Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! »
Pedro le contestó:
-«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
-«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
-«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
-«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?»
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
-«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

VEN

En el evangelio de hoy, después de que Pedro le pidiese una señal de que verdaderamente era Él quien estaba allí, le dijo: "Ven".

Una respuesta clara que espera la fe y la confianza de quien la oye para ir adonde está el Señor.

Ven, aquí estoy. Tú solo ven.


XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Mt 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

NOS SACIAS

El único que puede saciarnos, el único que puede llenarnos a rebosar y aún le sobra, el único que se desborda en amor para con nosotros.

Él, que es "cariñoso con todas sus criaturas", como nos dice el Salmo de hoy. ¡Qué imagen tan preciosa y verdadera de Dios! Siempre pendiente de nosotros, de derramar su amor.

Señor, sigue saciándonos, sigue amándonos, sigue siendo Dios con nosotros.

TUVO MIEDO DE LA GENTE

 Mt 14, 1-12

En aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos:
«Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera.
Ella, instigada por su madre, le dijo:
«Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey lo sintió, pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

TUVO MIEDO DE LA GENTE

Herodes, nos cuenta hoy el evangelio, tuvo miedo de la gente. Y ese miedo le hizo actuar en contra de su conciencia y de las leyes divinas.

Tener miedo de la gente, del qué dirán, de la opinión de los demás también nos puede hacer tener la misma reacción de Herodes.

Seguir a Jesús, imitarle, hacer lo que Él nos dice, siendo sus discípulos fieles nos hará obrar en consecuencia y no como opinen los demás.

POR SU FALTA DE FE

 Mt 13, 54-58

En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
la gente decía admirada:
«¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No vivin aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?»
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.

POR SU FALTA DE FE

Dice el evangelio en el pasaje de hoy que Jesús no hizo milagros por la falta de fe de los que le veían y escuchaban. Ellos no tenían excusa, lo estaban viendo y tocando.

Nosotros no lo vemos ni tocamos como ellos, pero lo podemos ver y tocar en nuestros hermanos y en la Eucaristía.

Ellos nos ayudan en la fe.

LA RED

 Mt 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?»
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

LA RED

La parábola del Reino en la que Jesús habla de la red para pescar nos debe servir para comprender nuestra misión.

Palabras como pescar, red, han devenido en un significado negativo y malicioso. Pero Jesús habló de ellas y las puso como ejemplo del Reino.

Salgamos a pescar discípulos con la red del amor y la misericordia. El ejemplo será la red para una buena pesca.

¿CREES ESTO?

  Jn 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.
Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».
Jesús le dice:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

¿CREES ESTO?

En el día de santa Marta el evangelio nos recuerda la Resurrección. Creer en Jesús es creer en la Resurrección.


Como dijo san Agustín, somos hijos de la Resurrección. Así como Cristo resucitó, resucitaremos nosotros.

¿Crees esto? Actúa en consecuencia.