martes, 30 de agosto de 2022

SE QUEDABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

 Lc 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal! de él».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

SE QUEDABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

En la época de Jesús, en la que se tenía un sentido religioso más acusado, que esperaban al Mesías y la religión formaba parte de toda la vida, sus contemporáneos se quedaban asombrados.

En nuestra época, en la que se tiene un sentido religioso bastante vago, en la que la esperanza brilla por si ausencia, así como la religión, seguimos asombrándonos de la enseñanza de Jesús.

No importa lo exterior; lo importante es el interior. Volvamos al corazón.

lunes, 29 de agosto de 2022

MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

 Mc 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo doy».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

DESCONCERTADO

Así se quedaba Herodes cuando escuchaba a Juan, el Bautista. Hoy recordamos su martirio. Por capricho lo mataron, por capricho se acabó con su vida.

Y desconcertados deberíamos quedarnos, anonadados al escuchar a Jesús. Sus palabras son palabras de vida eterna.

A ese desconcierto debe seguir el seguimiento incondicional de Jesús, llevándolo a todos los lugares donde se produzcan injusticias. Seamos apóstoles de Jesús. 

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 14, 1. 7-14

Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga:
“Cédele el puesto a éste”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

AMIGO, SUBE MÁS ARRIBA

El evangelio de este domingo nos habla de la humildad. Y la humildad también tiene que ver con la misericordia. Cuando te hagan honores, sé humilde.

Así quedará de manifiesto tu misericordia. La misericordia es amor y el Amor con mayúsculas es humilde y cercano. No se puede temer al Amor.

Hoy celebramos al gran Agustín, doctor de la Iglesia. Y de su corazón convertido, que conocía a Dios por propia experiencia, salió este sentimiento apasionado: "toda mi confianza, Señor, está en tu gran misericordia". Amén.

SIERVO BUENO Y FIEL

  Mt 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
- "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor le dijo:
- ”Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
- "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo:
- "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó el que había recibido un talento y dijo:
- "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
- "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes"».

SIERVO BUENO Y FIEL

Cuando sea el encuentro definitivo con nuestro Señor, el abrazo eterno, a todos nos gustaría que nos llamase así: siervo bueno y fiel.

De esa manera pasaríamos al banquete del Reino, siendo invitados de honor a su mesa, en la que nunca se pasa hambre ni nadie se siente abandonado.

Pero para ellos debemos ser buenos y fieles. Debemos ser coherentes con nuestro servicio cristiano, dando testimonio siempre de su Bondad y Fidelidad.

SALID A SU ENCUENTRO

  Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió:
"En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

SALID A SU ENCUENTRO

El evangelio nos invita hoy a salir al encuentro de Dios. ¿Y cómo salir a su encuentro si no sabemos dónde está?

labor de los cristianos es encontrarle, en cada situación, en cada persona, en cada circunstancia. Allí estará, aunque escondido.

Salgamos a su encuentro, salgamos a buscarle. Y cuando le encontremos, hagamos que los demás también salgan a su encuentro. Seamos apóstoles.

ESTAD EN VELA

  Mt 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

ESTAD EN VELA

Totalmente cierto. No sabemos el día ni la hora. Por eso debemos estar atentos a vivir, con todas las fuerzas, el momento.

Siempre con la vista y el corazón en Jesús y su reino, vivir, en el sentido más amplio de la palabra. Vivir, en sentido cristiano.

Estamos en vela. Jesús vendrá. Que nos encuentre haciendo vida el evangelio.

LO HEMOS ENCONTRADO

 Jn 1, 45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
- «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».


LO HEMOS ENCONTRADO


Después de mucho tiempo buscando a algo o a alguien da  mucha alegría y satisfacción comunicar a los demás que lo has encontrado.

Podemos imaginar con qué alegría comunicaron los apóstoles que habían encontrado al Mesías esperado desde siglos y anunciado por profetas.

El corazón de mucha gente espera a Jesús, el Señor. Espera a que alguien le anuncie que lo ha encontrado. Seamos nosotros.

JUSTICIA, MISERICORDIA Y FIDELIDAD

 Mt 23, 23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

JUSTICIA, MISERICORDIA Y FIDELIDAD

Hoy Jesús nos insiste en que debemos poner el acento en lo importante, lo mejor, lo más profundo. Las virtudes que nos enseñó.

Justicia, misericordia y fidelidad nos hablan de Dios, puesto que su justicia es su misericordia y Él es el siempre fiel.

Sigamos su ejemplo. Son tres virtudes muy necesarias en nuestra sociedad. Seamos justos, misericordiosos y fieles y el mundo cambiará.

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA REINA

 Mt 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

NECIOS Y CIEGOS

Hoy Jesús llama ciegos y necios a todos aquellos que entienden el seguimiento como un negocio o como un "hacer para la galería".

Necios, por no saber que el Amor es algo muy diferente que hacer que queremos, y ciegos por no ver más allá y no saber qué es lo verdaderamente importante.

No seamos necios ni ciegos en el Amor. En el Amor con mayúscula.

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salven?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:
“Señor, ábrenos”; pero él os dirá:
“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir.
“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a lsaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

LA PUERTA ESTRECHA

Clarísimo. Hay que pasar por la puerta estrecha para entrar en el Reino de los cielos, para salvarse. A veces nos relajamos en nuestra vida cristiana y pensamos que tenemos algo así como el carnet de un club y ya no hay nada más que hacer.

¿Qué es pasar por la puerta estrecha? La salvación es un regalo de Dios, pero nosotros debemos hacer lo que nos toca, y hacerlo bien. Convertir nuestra vida a Dios permanentemente.

Cada uno sabrá por qué puerta estrecha pasar. Ninguna será igual, pero debemos pasar por ella. Dejemos lo superfluo y las seguridades, amemos con su mismo Amor.


PARA QUE LOS VEA LA GENTE

 Mt 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
« En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

PARA QUE LOS VEA LA GENTE

Hoy Jesús habla claro, como siempre, de las apariencias. Lo que sus seguidores no deben hacer ni pensar . No podemos vivir de una determinada manera "para que nos vea la gente2. 

Las apariencias engañan. Y vivir "para la galería" no debe ser el propósito de nuestra vida. ¡Somos cristianos! Nuestra meta es muy alta.

No debemos dejarnos llevar nada más que por el amor de Dios, aquel Amor que nos enseñó muriendo en la Cruz por nosotros. Tomemos nota.


EL PRINCIPAL Y PRIMERO

  Mt 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

EL PRINCIPAL Y PRIMERO

Jesús nos dice hoy que el mandamiento principal y primero es el de amar a Dios con todo el corazón y el alma. Y bien lo sabía Él.

Amar a Dios sobre todas las cosas debe ser una prioridad en nuestra vida de cristianos, por encima de muchas necesidades que añadamos a nuestra vida.


Amemos a Dios y amemos a nuestra vida y la de los demás cambiará a mejor. ç

LOS LLAMADOS Y LOS ESCOGIDOS

 Mt 22, 1-14

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

LOS LLAMADOS Y LOS ESCOGIDOS

Nosotros fuimos llamados a formar parte de la familia de la Iglesia. Y fuimos escogidos para realizar grandes misiones.

Y eso no quiere decir irnos a países lejanos a evangelizar. El vecino, el amigo, el compañero de trabajo también son país de misión.

Y somos escogidos y llamados a predicar a Jesús allá donde estemos y en las circunstancias que vivamos. 

ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA

 Mt 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
“Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”.
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”
Le respondieron:
“Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo:
“Id también vosotros a mi viña”.
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
“Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”
Así, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos».

ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA

Dios no hace acepción de personas. Nos llama a todos, porque para todos tiene un plan y una misión.

No dejemos de buscar esa misión. La oración personal es un buen medio para encontrarla.

UN CAMELLO

 Mt 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».

UN CAMELLO

Hoy Jesús nos pone una comparación que ha pasado a la historia. Un camello es imposible que pase a través del agujero de una aguja, ¿no?

Pero para Dios nada es imposible. ¿Cuándo nos convenceremos de eso? Es Dios y es Omnipotente. Algo que escapa a nuestra mente cuadrada y práctica.

La fe es la diferencia. Un camello puede pasar por el agujero de una aguja. Porque para Dios nada es imposible.




SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA

 Lc 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

ASUNCIÓN DE MARÍA

Hoy es un día grande en la iglesia y en muchos pueblos que celebran a su Patrona. María ha estado constantemente en la vida de la Iglesia y de los cristianos.

Desde el principio, en Pentecostés hasta su Asunción, dogma mariano que hoy recordamos. Ella nos lleva de la mano en nuestro camino a Jesús.

Hasta el final, hasta llegar al cielo en cuerpo y alma poniendo en nuestras manos la esperanza de llegar nosotros también a ese abrazo eterno. Llegar es nuestra meta.


domingo, 14 de agosto de 2022

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».

¿PENSÁIS QUE HE VENIDO A TRAER PAZ A LA TIERRA?

Sorprende que Jesús, el Pacífico, el que predicó la paz y el Amor, es más, que era el mismo Amor nos haga esta pregunta. Y que Él mismo se responda diciendo que no, que ha venido a traer guerra y división.

El salmo de hoy nos propone a un Dios cercano, salvador "tú eres mi auxilio y mi liberación", "el Señor se cuida de mí". Y es así, ese es nuestro Dios. Pero, ¿vino a traer paz?

La guerra interior que vivimos a diario nos debe llevar siempre a la paz de un Dios que es Amor. Pero nadie se libra de esa guerra. Llevemos la paz a todos puesto que tenemos paz en nosotros siguiendo al mismo Amor.

sábado, 13 de agosto de 2022

LES IMPUSO LAS MANOS

 Mt 19, 13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo:
«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.

LES IMPUSO LAS MANOS

Jesús tenía unas manos curativas, así como era su mirada y su Corazón. Todo Él curaba, salvaba. Era el Salvador.

Manos curativas, manos que son bálsamo, así tenemos que ser los cristianos, bálsamo y medicina para los que lo necesiten.

Seamos como las manos de Nuestro Señor, nacidos para amar y sanar.

EL QUE PUEDA ENTENDER, QUE ENTIENDA

 Mt 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a uno repudiar a su mujer por cualquier motivo?»
El les respondió:
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla? »
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
- «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».

EL QUE PUEDA ENTENDER, QUE ENTIENDA

Los que elegimos ser "eunucos por el reino de los cielos" muchas veces somos incomprendidos por la sociedad e incluso la propia familia.

Pero, como dice hoy Jesús, el que puede entender, que entienda. Una llamada a la castidad consagrada no se decide en un momento, hay que  entenderlo y decidirse.

Pidamos para que haya muchas llamadas al seguimiento integral de Jesús. Que el que pueda entender, entienda.

¿NO DEBÍAS TÚ TAMBIÉN TENER COMPASIÓN?

 Mt 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

¿NO DEBÍAS TÚ TAMBIÉN TENER COMPASIÓN?


Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos. Eso rezamos en el Padrenuestro y eso es lo que quiere decirnos hoy Jesús en el evangelio.

El Compasivo nos pide compasión, el Compasivo nos pide que tengamos compasión de nuestro prójimo. En Él tenemos el mayor ejemplo.

Seamos apóstoles de la Compasión.

SI MUERE, DA MUCHO FRUTO

 Jn 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sierva, el Padre lo honrará».

SI MUERE, DA MUCHO FRUTO

Hoy celebramos a san Lorenzo. Entendió muy bien que, si el grano muere da fruto, siendo el mismo grano que murió para dar fruto con su martirio.

Todos morimos un poco cada día. Por eso debemos dar frutos cada día, fruto de misericordia, fruto de compasión, fruto de amor.

Demos fruto en nuestra tierra buena, demos fruto con nuestras buenas obras, demos fruto con un alma limpia ofrecida al Amor.

QUE LLEGA EL ESPOSO

 Mt 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes.
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».


QUE LLEGA EL ESPOSO

El evangelio de hoy nos habla de la parábola de ls vírgenes. Celebramos a santa Teresa benedicta de la Cruz, Edith Stein.

Vivió como judía y se convirtió hasta entrar en un convento de Carmelitas. Hizo suya la espiritualidad de la Cruz. Murió mártir.

El Esposo llegó y Edith salió a recibirlo. Así debemos recibirlo nosotros cuando sea nuestro encuentro con Él. Un abrazo eterno.

PARA NO DARLES MAL EJEMPLO

 Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo:
«Al Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó:
«Si».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó:
«A los extraños».
Jesús le dijo:
«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

PARA NO DARLES MAL EJEMPLO

El evangelio de hoy nos habla de pescar, de echar el anzuelo, de ser coherentes y no dar mal ejemplo.

Todo va unido. Lo que los demás ven en nosotros es "iglesia". Lo que hagamos, es lo que ven y piensan que lo hace la comunidad entera.

Seamos responsables y no demos mal ejemplo. 

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Lc 12, 32-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
- «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió:
- «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que les reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijese para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».

UN TESORO INAGOTABLE

El evangelio de este domingo nos anima a tener y procurarnos un tesoro inagotable en el cielo. Nuestra vida no puede ser pasiva, debe ser una pasión activa haciendo vida la misericordia y la compasión.

Un tesoro inagotable en el cielo. Inagotable. Que no se agote, como el amor que se da, que nunca se agota. El tesoro más valioso es el amor que damos, ser pan partido y repartido, como Jesús.

Él nos cuida con amor, por eso, como Él, debemos estar atentos y acoger. Amor como Él nos amó y nos ama. Así tendremos un tesoro inagotable en el Corazón de Cristo.

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

  Lc 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban al resplandor.
De repente, dos hombres conservaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que lo cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

SU ROSTRO CAMBIÓ

Hoy celebramos la Transfiguración del Señor. Dice el evangelio que, mientras oraba, el rostro de Jesús cambió. Y no nos debería extrañar.

Al orar todo rostro cambia, toda alma cambia. Cambia el exterior y el interior y eso se nota hacia afuera, en nuestra cara y en nuestras acciones.

Oremos de tal forma que nos transfiguremos y transfiguremos a la vez nuestro entorno hasta que todo y todos cambien al orar a Dios.

EL HIJO DEL HOMBRE, VENDRÁ

  Mt 16, 24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».

EL HIJO DEL HOMBRE, VENDRÁ


Jesús nos dejó también la promesa de que volvería. Y volverá. Lo hará en toda su gloria y con todo el poder.

Nos sorprenderá, como sorprendió a todos la primera vez que vino entre nosotros, Nos sorprenderá, porque  nos ama.

Él siempre cumple lo que promete, porque es Dios, leal y fiel. Tomemos ejemplo y seamos siempre fieles a Aquel que más nos amó.


ÉL ERA MESÍAS

 Mt 16, 13-23

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mi piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

ÉL ERA MESÍAS

El evangelio de hoy nos deja claro que Jesús es el Mesías esperado, el Salvador, aquel que vino a mostrarnos la gracia que Dios nos regala.

¿Y vosotros?, nos pregunta. Nosotros también debemos considerar y contestar esa pregunta. ¿Quién es Jesús para nosotros?

Y según sea la respuesta, así debe ser nuestra respuesta personal y vocacional. Actuemos en consecuencia.

miércoles, 3 de agosto de 2022

TEN COMPASIÓN DE MÍ

 Mt 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

TEN COMPASIÓN DE MÍ

La compasión es pasión-con, padecer-con. Y de eso sabe mucho Jesús. Acertó la cananea al pedirle compasión para que la curase.

Jesús cargó con todas nuestras enfermedades, nos dice el Antiguo testamento en el libro de Isaías, padeció-con-nosotros.

Y hoy lo sigue haciendo, a nuestro lado, siempre con nosotros el Compasivo.

martes, 2 de agosto de 2022

ANDAR SOBRE EL AGUA

 Mt 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?»
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

ANDAR SOBRE EL AGUA

Imposible, ¿verdad? Pero la confianza y la fe en Dios de Pedro hizo el milagro. Todo cambia cuando dejamos todo en manos de Dios.

Confiar, fiarnos, saber que hay un Dios que vela por nosotros y en el cual ponemos toda nuestra esperanza. Él está siempre.

Nunca nos deja en visto, siempre alerta por nosotros. Fiémonos de quien nos ama con locura. 

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?»
Y les dijo
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha.
Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.
Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mi mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”
Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

GUARDAOS DE TODA CLASE DE CODICIA

La codicia es todo lo contario a la generosidad. Los cristianos deberíamos destacarnos por ser generosas en todo tiempo, lugar y situación. De ahí que Jesús hoy nos dice que nos guardemos de toda codicia.

Ser codicioso es algo feo, es no compartir, es un no ser con los otros, es querer ser más que los demás a toda costa. En una palabra, lo contario a una existencia cristiana coherente.

No seamos codiciosos. La generosidad que tuvo Jesús durante su vida y su Muerte debe ser ejemplo a seguir por todos nosotros. Por eso, guardaos de toda clase de codicia. 

SALIÓ A SU ENCUENTRO

 Jn 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dice:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
«Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

SALIÓ A SU ENCUENTRO

Hoy celebramos a santa Marta. Y nos dice el evangelio que, muerto su hermano Lázaro y llegando Jesús a ver a su querido amigo, Marta salió a su encuentro.

Así nosotros. Debemos salir al encuentro de Jesús, no solo en las circunstancias adversas, sino también en toda aquella circunstancia de nuestra vida.

Salgamos a su encuentro. Recibamos su abrazo y allí nos reconfortará de todo aquello que nos preocupe.

LA RED

 Mt 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?»
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

LA RED

"El Reino se parece a una red". Hoy entendemos "red" por las redes de comunicación, internet, tan omnipresente en nuestras vidas.

Ojalá el Reino, esa otra red, esté tan omnipresente en nuestras vidas también. Aunque algo tienen que ver.

Hoy se puede evangelizar por las redes. Y, en ese caso, esas "redes" también son cauce y gracia para llegar a Dios. Repartamos evangelio por las redes.

UN TESORO ESCONDIDO

 Mt 13, 44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».

UN TESORO ESCONDIDO

Si tuvieras un tesoro escondido, ¿se lo dirías a alguien para que pudiera encontrarlo, disfrutar de él y compartirlo?

El egoísmo muchas veces nos hace ser individualistas, cerrados y, como consecuencia, tristes y decaídos. Un cristiano no puede ser egoísta.

Porque compartimos el mayor tesoro, que es Dios, y, con Él, la mejor y mayor de las noticias: su amor incondicional hacia nosotros. No escondamos más ese tesoro.