lunes, 29 de agosto de 2022

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 14, 1. 7-14

Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga:
“Cédele el puesto a éste”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

AMIGO, SUBE MÁS ARRIBA

El evangelio de este domingo nos habla de la humildad. Y la humildad también tiene que ver con la misericordia. Cuando te hagan honores, sé humilde.

Así quedará de manifiesto tu misericordia. La misericordia es amor y el Amor con mayúsculas es humilde y cercano. No se puede temer al Amor.

Hoy celebramos al gran Agustín, doctor de la Iglesia. Y de su corazón convertido, que conocía a Dios por propia experiencia, salió este sentimiento apasionado: "toda mi confianza, Señor, está en tu gran misericordia". Amén.

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