jueves, 30 de agosto de 2018

AL ENCUENTRO DEL ESPOSO

Mt 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: ¨¡ Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

NO SABÉIS EL DÍA NI LA HORA
Dejar la vida en manos de Dios, pero toda la vida, no a trocitos implica una fe sin condiciones en el Padre, abandonados absolutamente a su Voluntad.
Así, aunque nos sepamos el día ni la hora en la que nos saldrá al encuentro para darnos el mayor abrazo de amor, confiaremos en que será el mejor día y la mejor hora.
Amar e confiar y confiar en Dios es confiar en el Amor mismo. Nada es imposible para Él y nada puede salir mal si nis dejamos en sus manos.


ESTAD EN VELA

Mt 24, 42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

ESTAD TAMBIÉN VOSOTROS PREPARADOS
Los cristianos debemos vivir en la tensión esperanzada de la venida del Reino. Tensión que se va actualizando al vivirlo ya en el ahora.
Debemos estar preparados para ese momento, la vuelta del Señor, porque volverá, y el Reino se hará realidad absolutamente,
Entretanto, vivamos con la mente puesta en ese futuro y con los pies en este presente que vivimos aquí y ahora haciendo vida el Amor. 

martes, 28 de agosto de 2018

MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

Mc 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo, quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?».
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

POR EL JURAMENTO Y LOS CONVIDADOS
Hoy la Iglesia celebra el Martirio de san Juan Bautista. Cómo la hija de Herodías, aconsejada por su madre, le pide a Herodes la cabeza de Juan.
Herodes apreciaba a Juan Bautista, pero por "el qué dirán" hizo lo que no debía ni estaba bien hacerlo. ¿A veces actuamos nosotros así? ¿Hacemos lo que está mal por quedar bien ante los demás?
Un cristiano no debe actuar así. La verdad a la que Dios nos llama empieza por la coherencia de hacer, decir y pensar en cristiano, evangélicamente.


lunes, 27 de agosto de 2018

DESCUIDÁIS LO MÁS GRAVE DE LA LEY

Mt 23, 23-26
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

LA JUSTICIA, LA MISERICORDIA Y LA FIDELIDAD
Hoy la Iglesia celebra a san Agustín, el gran Obispo de Hipona. Convertido al cristianismo y Doctor de la Gracia. 
Y precisamente hoy el evangelio no habla de gracia porque la justicia, la misericordia y la fidelidad son tres dones inenarrables que Dios nos regala a manos llenas.
Que nunca nos olvidemos de vivir intensamente estas tres virtudes, que nos acercarán cada día más al Corazón de Dios. 

LA OFRENDA O EL ALTAR

Mt 23, 13-22
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

¡AY DE VOSOTROS!
Nos puede llegar a sorprender esta frase de Jesús por parecer que está amenazando. Pero simplemente está avisando de lo que podemos acarrear a nuestra vida con nuestros actos.
Lo que hacemos o decimos tiene consecuencias y de ello tenemos pruebas a diario. Solo hace falta que esas consecuencias sean buenas porque nuestros actos hayan sido coherentes con nuestra fe.
Procuremos que nuestros actos sean lo suficientemente elocuentes como para que nuestro ejemplo arrastre a quien nos vea a colaborar a que el Reino se haga realidad. 


sábado, 25 de agosto de 2018

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Jn 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, a ¿quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?
La liturgia de este domingo nos trae una de las preguntas más directas que le hizo Jesús a sus discípulos y que también nos podemos aplicar a nosotros mismos. 
El discurso sobre el Pan de Vida asustó a muchos y dejaron de seguirle. Otros le siguieron con más fuerza y más fe. 
"¿También vosotros queréis marcharos?" Impresiona esa pregunta. ¿Qué responderíamos ante esa mirada de Jesús? 


TODOS VOSOTROS SOIS HERMANOS

Mt 23, 1-12
En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: « En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

NO OS DEJÉIS LLAMAR RABBÍ
Sublime lección de humildad la que hoy nos da Jesús. Una más. Siendo Dios fue el mejor ejemplo de humildad, otra muestra de la pedagogía divina.
No os dejéis llevar por la soberbia del "yo sé más que tú" o "yo tengo más que tú". Todos somos iguales y todos somos hermanos en Cristo.
Alegrémonos por los dones de nuestros prójimos, y no nos dejemos llamar "maestro" en ninguna circunstancia. Solo Dios es nuestro Maestro. Aprendamos de Él.


viernes, 24 de agosto de 2018

VEN Y VERÁS

Jn 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».

Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

EL HIJO DE DIOS
Jesús vino a nosotros, queriendo hacerse uno de nosotros, para enseñarnos con obras y palabras que Él era el Hijo de Dios encarnado.
Los Apóstoles, como san Bartolomé, cuya fiesta celebramos hoy, que habían convivido con Él durante mucho tiempo, proclamaron después de la Ascensión, al mundo entero esa gran verdad.
Y nosotros somos sucesores de esos Apóstoles. Seamos también apóstoles y compartamos con alegría a la humanidad la presencia de Dios entre nosotros por medio de su Hijo.


jueves, 23 de agosto de 2018

VENID A LA BODA

Mt 22, 1-14
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
"Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

ID A LOS CRUCES DE LOS CAMINOS
No es la primera vez que Jesús nos dice "Id". Nos envía, nos manda a predicar su Reino a todos, sin excepción. A los cruces de los caminos, donde siempre hay gente.
¿Cuáles serían hoy los cruces de los caminos a los que nos envía Jesús? Quizás las encrucijadas en las que se encuentran tantas y tantas personas.
Encrucijadas de todo tipo, cruces de la vida en los que las personas no saben por dónde ir o qué hacer. En esos cruces ofrezcámos a Jesús a todo aquel que encontremos.


miércoles, 22 de agosto de 2018

NO TE HAGO NINGUNA INJUSTICIA

Mt 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido."
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado".
Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña".
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.
Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos».

¿VAS A TENER TÚ ENVIDIA PORQUE YO SOY BUENO?
Los hombres somos buenos a veces y de vez en cuando. Dios es la Bondad, la Suma Bondad. No cabe nada malo en Él ni nada que tenga que ver con la maldad.
Si Él es bueno, ¿tendremos nosotros envidia de su Bondad, de su Misericordia? Al contrario, deberíamos tomar nota y ejemplo y, en lo posible, ser lo mejor que podamos.
Así, como dice el salmo, su Bondad y su Misericordia nos acompañarán todos los días de nuestra vida. ¡Qué mejor compañía...!


martes, 21 de agosto de 2018

DIOS LO PUEDE TODO

Mt 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».

PASAR POR EL OJO DE UNA AGUJA
A veces lo difícil para nosotros es fácil para Dios. Imposible para nosotros es que un camello pase por el ojo de una aguja. Ni siquiera un camello, sino un hilo un poco más grueso de lo normal no pasa por el ojo de una aguja.
Pero lo que a nosotros nos parece imposible, Dios lo hace posible. En cualquier situación de la vida Dios está más presente de lo que nos parece, haciéndolo todo más fácil.
Solo hace falta confiar con fe, confiar conscientemente, confiar en Aquel que todo lo puede y que nos ama más que nadie lo hará jamás. 


lunes, 20 de agosto de 2018

SE FUE TRISTE, PORQUE ERA RICO

Mt 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó: «¿Cuáles?».
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo - y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

¿QUÉ ME FALTA?
Un joven se acercó a Jesús. Y le preguntó qué le faltaba para ser bueno, porque ya cumplía todos los mandamientos y preceptos de su religión.
Ese joven podríamos ser cualquiera de nosotros. Cumplimos, somos buenos, a veces un poco más que buenos y pensamos que ya es suficiente.
¿Qué nos falta para ser perfectos? Pensemos cada cual y oremos sobre ello. Allí, en la oración, escuchemos nuestra conciencia y su Corazón para saber cómo ser perfectos. 


sábado, 18 de agosto de 2018

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Jn 6,51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE
En este domingo la liturgia sigue ofreciéndonos "el discurso del Pan de vida" en el que nos da una catequesis sobre la Eucaristía.
Y es Él quien nos habla de Pan, Vino, Carne, Sangre hablando de la suya y aun así hay quien no cree en la Eucaristía, el milagro cotidiano al que asistimos casi sin darnos cuenta.
Somos unos privilegiados que comemos su carne y bebemos su sangre. Vivámoslo así, como un privilegio y la Eucaristía tendrá un nuevo significado para nosotros.


viernes, 17 de agosto de 2018

LES IMPUSO LAS MANOS

Mt 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.

DE LOS QUE SON COMO ELLOS
Ser como niños, a eso nos invita hoy Jesús. Porque los que tienen una inocencia, un cariño, una sonrisa, un corazón blanco como los niños entienden mejor el Reino.
Insistir como solo un niño sabe hacer, esperar impacientes la llegada de la noche de Reyes y asombrarse como solo ellos saben a la mañana siguiente.
Tender la mano como ellos lo hacen y no pensar en más que en que la persona que tienen delante les devuelva la mejor de sus sonrisas. De los que son como ellos es el Reino. 


EL QUE PUEDA ENTENDER, ENTIENDA

Mt 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».
El les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron: « ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla? ».
Él les contestó: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron: «Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo: «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».

NO TODOS ENTIENDEN ESTO
Hoy Jesús, nos da una catequesis sobre el matrimonio y la castidad. En esta época en la que el matrimonio no está de moda y mucho menos la castidad, las palabras de Jesús siguen teniendo vigor.
Los que se comprometen en matrimonio tienen la misión de hacer ver la unión de Cristo y la Iglesia. Y los que se comprometen en la castidad ofrecen al mundo otra visión del amor entregado por los demás.
No todos entienden esto, como nos dice hoy el evangelio. Por eso hay que dar testimonio en la opción que cada cual haya decidido en su vida: la riqueza del matrimonio y la riqueza de la castidad consagrada. 

jueves, 16 de agosto de 2018

AL OTRO LADO DEL JORDÁN

Mateo 18, 21-19, 1
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

¿HASTA SIETE VECES?
El perdón no está muy de moda actualmente; aunque probablemente tampoco lo haya estado en otras épocas. Si no, la historia de la humanidad hubiera sido otra muy distinta.
Y quizá nuestra historia personal también hubiera sido diferente si hubiéramos practicado más el perdón. Deberíamos reflexionar sobre ello.
Pero nunca es tarde para pedir perdón. Y para recibirlo. Porque también debemos ser generosos para aceptar el perdón que nuestros hermanos nos ofrecen y aceptarlo hasta setenta veces siete. 


martes, 14 de agosto de 2018

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

 Lc 1, 39-56
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” - como lo había prometido a “nuestros padres” - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

¡BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES!
Hoy es un día grande de celebración en la Iglesia. María fue ascendida al cielo en cuerpo y alma para que pudiéramos saber que allí donde están Ella y Jesús estaremos un día nosotros.
Nos han abierto el camino y María nos cuida desde allí y nos espera. Ella, bendita entre las mujeres por ser la madre de Jesús, nos anima al camino de seguimiento fiel de su Hijo.
Fue la primera en conocer la Encarnación y nos enseñó la gran lección en Caná de saber escuchar a Jesús. La primera en el seguimiento, la primera en el servicio, la primera en la humildad. 


EL MAYOR

Mt 18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

ESTOS PEQUEÑOS
Así nos llama Jesús hoy en el evangelio. Somos pequeños en sus manos, cuidándonos en sus brazos como niños pequeños que se fían de su Padre.
Y con la inocencia de los niños debemos comportarnos con todos y, principalmente, con Dios. Despertarnos con una sonrisa agradecida, como los pequeños.
Y siendo pequeños, tener un corazón grande, enorme para acoger a todos y para que allí quepan todos, como en el Corazón de Dios. 


lunes, 13 de agosto de 2018

¿VUESTRO MAESTRO NO PAGA?

Mt 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».
Contestó:«Sí».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».
Contestó:«A los extraños».
Jesús le dijo:
«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

PARA NO DARLES MAL EJEMPLO
Jesús hoy nos da otra lección de bondad y atención hacia los hombres. Él era ejemplo de buen judío, y de buen ciudadano. Aun así, "para no darles mal ejemplo..." mandó a Pedro pagar las dos dracmas.
Muchas veces, como dice la sabiduría popular, no solo hay que ser buenos, sino, parecerlo. Actuar conforme a nuestra religión, conforme al amor y a la misericordia.
Así, aparte de hacerlo porque queremos y porque así seguimos mejor al Maestro y a sus preceptos, daremos buen ejemplo a todo aquel que nos pida razón de nuestra fe.


sábado, 11 de agosto de 2018

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Jn 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.
Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

NO CRITIQUÉIS
Aunque en este domingo Jesús sigue su catequesis sobre el Pan de vida, en esta ocasión hay una frase del evangelio que no debería pasarnos desapercibida: "No critiquéis".
Y es que la crítica, por el simple hecho de criticar no es positiva. Podemos usar otras soluciones para resolver los problemas entre nosotros.
La vida del mundo no se sostiene sobre la crítica, sino, como también nos dice el evangelio hoy, la vida del mundo es la carne de Cristo hecho Pan vivo y verdadero.


NADA OS SERÍA IMPOSIBLE

Mt 17, 14-20
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas le dijo: «Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo».
Jesús contestó: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, ¿hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo».
Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: «¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Les contestó: «Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: “Trasládate desde ahí hasta aquí”, y se trasladaría. Nada os sería imposible».

DE RODILLAS
En el evangelio de hoy un hombre le pide por su hijo enfermo a Jesús. Y lo hace de rodillas, en señal de adoración, de sincera fe y futuro agradecimiento.
Desde hace siglos los cristianos adoramos a Dios de rodillas, y orando así, le rendimos culto como signo de su Reinado y Majestad.
De rodillas, ante un Sagrario. Allí, en silencio, corazón con Corazón se recuerda la mayor prueba de amor de Dios a los hombres.