viernes, 31 de enero de 2020

SEMILLA EN LA TIERRA


Mc 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

ANIDAR A SU SOMBRA

La semilla de mostaza es la más pequeña, pero al crecer los pájaros pueden anidar a su sombra. Es una bella comparación que hizo Jesús al hablar del Reino.

Nuestra fe a veces también es pequeña y en ocasiones crece tanto que los demás pueden "anidar a su sombra" cuando nos piden ayuda, opinión o consejo. 

¡Qué bello que los demás puedan anidar a nuestra sombra! Así también haremos realidad el Reino y con él a Jesús en medio de nosotros. 




jueves, 30 de enero de 2020

LA LUZ


Mc 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae el candil para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».


ATENCIÓN A LO QUE ESTÁIS OYENDO

Hoy Jesús nos pide atención a lo que oímos, atención al evangelio, a la Buena Noticia, a la Palabra que Él mismos nos dejo como legado.

¿Realmente estamos atentos a su Palabra, a sus palabras? Deberían removernos hasta lo más profundo y salir en estampida a sembrar de ella el mundo.

Hoy se celebra en día de la paz y no habrá paz en nosotros y entre nosotros hasta que no oigamos de verdad el evangelio con el corazón y lo hagamos vida con nuestras manos. 


miércoles, 29 de enero de 2020

EL SEMBRADOR


 Mc 4, 1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó solo, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».


EL SEMBRADOR SIEMBRA LA PALABRA

A todos aquellos que estamos empeñados en divulgar la Palabra, extenderla y hacer que sea conocida, ¿podríamos llamarnos sembradores?

Una buena misión: ser sembradores de la Palabra. Plantarla, regarla y abonarla en el corazón de los hermanos para que produzca frutos de buenas obras.

Conozcamos la Palabra para poder ofrecerla en fidelidad y que fructifique en el mundo entero.


martes, 28 de enero de 2020

ÉL LOS INVITÓ A ACERCARSE


 Mc 3, 22-30


En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.


ÉL LOS INVITÓ A ACERCARSE

Jesús vino a realizar una misión: dar a conocer al Padre y su inmensa misericordia. Por eso invitaba a acercarse a todos.

Incluso a los que lo consideraban enemigo, blasfemo y contrario a la Ley. Jesús quería acercara todos al Padre, son distinción alguna.

Siguiendo su ejemplo nosotros también deberíamos hacer lo mismo en nuestra vida de evangelización. La misión de la Iglesia, la misión de los católicos es dar a conocer la misericordia del Padre.

LA VOLUNTAD DE DIOS


Mc 3, 31-35


En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dijo:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?»
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».


TE BUSCAN

En varias ocasiones el evangelio nos dice que la gente, las multitudes buscaban a Jesús. En esta ocasión también nos lo dice de su Madre, María.

Buscar a Jesús, buscarle con todas las fuerzas, buscarle a pesar de todo, a pesar de todos. La vida cristiana es una continua búsqueda de Jesús.

Y después de la búsqueda llegará el encuentro, el abrazo eterno. Sigamos buscando a Jesús.


domingo, 26 de enero de 2020

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Mt 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaúm, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftali, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

UNA LUZ GRANDE

En este tiempo de oscuridad, de futuro en tonos gris marengo, el evangelio de hoy nos ofrece la luz, una luz grande que nos hace ver, que nos hace creer, que nos hace esperar. Al pueblo que estaba en tinieblas le brilló una luz, la luz de Cristo, la luz del amor. 

Pablo nos habla de la luz de la unidad, unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Reflesionemos sobre ello al estar celebrando la Semana de Unidad de los cristianos. La unión es un testimonio para los no cristianos, la unión entre nosotros y con Cristo. Así el mundo también verá la luz.

Porque como dice el Salmo "El Señor es mi luz y mi salvación" y siendo así, "¿a quién temeré?" No hay mayor defensa ni mayor dulzura. Que la luz de Cristo nos haga ver el camino para llegar a Él en unión con los hermanos. 


sábado, 25 de enero de 2020

CONVERSIÓN DE SAN PABLO


Mc 16, 15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

CONVERSIÓN DE SAN PABLO

Pablo, Apóstol de los gentiles, por él muchos conocieron a Cristo. Un auténtico seguidor del Maestro en tiempos difíciles. 

Defendió a Jesús incluso en la cárcel, pasó por desprecios, juicios, odios, tormentas, viajes interminables en aquellos tiempos. Y aun así llevó a Cristo a muchos corazones.

Estos tiempos se parecen mucho a aquellos y Pablo nos puede enseñar mucho. Aprendamos de él a no desfallecer y a sembrar el evangelio a tiempo y a destiempo. 

viernes, 24 de enero de 2020

Y SE FUERON CON ÉL


 Mc 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyo doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar demonios:
Simón, a quien puso de nombre Pedro, Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


PARA ENVIARLOS A PREDICAR

Jesús escogió a los Doce para enviarlos a predicar. Apóstoles, evangelizadores, algunos evangelistas y todos entregados a la misión de expandir el Reino.

Los escogió para una misión, como a nosotros. Expandir el Reino con su testimonio. Quizá pensemos que no somos tan capaces como ellos, pero pensemos que también hemos sido elegidos.

Si no podemos hacer tanto como ellos, hagamos lo mejor que podamos en nuestra pequeña parcelilla, ya sea predicar o dar testimonio con nuestras obras. Extendamos el Reino.

jueves, 23 de enero de 2020

LO SIGUIÓ UNA GRAN MUCHEDUMBRE


Mc 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él, y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

HABÍA CURADO A MUCHOS

Jesús sana. En su estancia entre nosotros sanó a muchos y no solo físicamente, también espiritualmente. Pasó haciendo el bien.

Nosotros quizá no podamos sanar físicamente cegueras y sorderas, pero sí podemos ayudar a sanar otra clase de cegueras y sorderas.

Hay muchos ciegos y sordos espirituales  a los que sanar. Que oigan y vean a Jesús es tarea nuestra.


martes, 21 de enero de 2020

LO ESTABAN OBSERVANDO


Mc 3, 1-6

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio»
Y a ellos les preguntó:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.


¿HACER LO BUENO O LO MALO?

¿Qué está permitido: hacer lo bueno o lo malo? Evidentemente, lo bueno. Aunque la pregunta bien podría ser otra.

¿Qué hacer: lo bueno o lo malo? Creados en libertad, tenemos una responsabilidad grande en nuestras vidas, pero sabemos distinguir qué hacer.

Y ya que lo sabemos, ya que sabemos qué es lo bueno y cómo hacerlo, no queda más que ponerlo en práctica. 




ARRANCANDO ESPIGAS


Mc 2, 23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde:
« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

EL HOMBRE Y EL SÁBADO

Jesús lo tenía claro y así nos lo transmitió: el sábado no es más importante que las personas. Las normas no nos deben hacer olvidar lo verdaderamente importante.

Jesús optó siempre por la gente y mayormente por los más desfavorecidos. Era judío, sabía de las normas, pero nunca permitió que fueran más importantes que las personas.

El hombre se hizo para el sábado y no el sábado para el hombre. Cuando confundimos esos términos, confundimos el amor.



LO VIEJO Y LO NUEVO


Mc 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contestó:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo; y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto - lo nuevo de lo viejo - y deja un roto peor.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

LO VIEJO Y LO NUEVO

Hoy el evangelio nos habla de lo nuevo y lo viejo. "Belleza siempre antigua y siempre nueva", así llamaba a Dios san Agustín. Y es que Dios siempre es novedad aun existiendo desde siempre.

Novedad en el amar, novedad en el servicio, novedad en la evangelización...Dios siempre es más y siempre nos sorprende.

Antigua belleza que nos enamora y belleza n ueva que entusiasma el alma. belleza inefable de dimensiones infinitas.

domingo, 19 de enero de 2020

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Jn 1, 29-34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: ”Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
“Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

PARA  HACER TU VOLUNTAD

Hoy nos hemos fijado especialmente en esa frase del Salmo. Estamos aquí, Señor, para hacer tu Voluntad. LO que Dios quiere para nosotros, su Voluntad, es lo mejor para nosotros.

Y estamos aquí para llevarla a cabo, como nos dice san Pablo, llamado a ser apóstol. Y lo hizo de tal manera que llevó el evangelio hasta los confines del mundo, ofreciendola gracia y la paz de Dios en nombre de Jesucristo.

Como Juan, a quien Jesús encontró haciendo la Voluntad del Padre. Así debe encontrarnos a nosotros, haciendo su Voluntad, Así nosotros, como Juan, podremos dar testimonio hasta los confines de la tierra, como Pablo. Haciendo su Voluntad. 




viernes, 17 de enero de 2020

SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ


Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa, de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que los seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores».

ERAN MUCHOS LOS QUE LOS SEGUÍAN

Puede que a veces oigamos que somos pocos en el seguimiento de Jesús, que las iglesias están vacías, que no hay respuesta.

Pero eso es ver el vaso medio vacío. Somos cientos de millones de personas en los sitios más remotos del mundo creyendo en la misma Persona.

Jesús, que predicó el amor, el perdón. Somos muchos, muchos los que con pequeños o grandes gestos podemos cambiar el mundo. Y con su ayuda, así será. 




ENTRÓ EN CAFARNAÚM


Mc 2, 1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaúm, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados - dice al paralítico -:
“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».


NUNCA HEMOS VISTO UNA COSA IGUAL

Era Jesús. En efecto, nunca habrían visto una cosa igual. Jesús era excepcional, semejante a nosotros, menos en el pecado.

Milagros, amor, misericordia, compasión, perdón, sabiduría, alegría... No se había visto cosa igual. Llamaba la atención la novedad y la profundidad.

Nosotros debemos ser reflejo de esa misma admiración que provocaba Jesús ante la novedad de su obra y su lenguaje. Así también llegará el Reino.


jueves, 16 de enero de 2020

QUIERO, QUEDA LIMPIO


Mc 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

COMPADECIDO

No nos deberían extrañar las expresiones del evangelio que se refieren a Jesús como a una persona compasiva. A veces nos lo han presentado muy lejano a las emociones.

Él era Dios, pero también hombre. No olvidemos que el Dios cristiano es un Dios compasivo y así se muestra Jesús.

Manso, humilde, compasivo. Así nos enseñó a ser. Sigamos su ejemplo.


miércoles, 15 de enero de 2020

TODO EL MUNDO TE BUSCA


Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


TODO EL MUNDO TE BUSCA

Jesús se levantó de madrugada a orar. Los discípulos lo buscaban. Todo el mundo quería encontrarle porque su fama ya se extendía.

No es una época la nuestra en la que "todo el mundo busca" a Jesús, aunque Él siempre se deja encontrar, siempre se deja buscar.

"Buscad y hallaréis", dijo en otra ocasión. Segamos buscándole siempre, hasta encontrarle definitivamente.


martes, 14 de enero de 2020

CONVERTÍOS Y CREED


Mc 1, 14-20


Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón. echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

CONVERTÍOS Y CREED

El evangelio de hoy nos lleva a los primeros tiempos de la predicación del evangelio cuando Jesús escogió a los primeros apóstoles.

Convertíos y creed, nos dijo. dentro de lo sencillo que puede ser no deja de tener una implicación personal y comunitaria.

Convertirse y creer en el Evangelio quizá sean las dos tareas más importantes del ser humanos en este y en todos los tiempos. Debemos intentarlo. Su ayuda no nos faltará.

SE RETIRÓ A GALILEA


Mt 4, 12-17. 23-25


En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.


RECORRÍA TODA GALILEA ENSEÑANDO

En los principios de su predicación Jesús recorría los pueblos enseñando. El evangelio no nos dice que hubiera mucha ni poca respuesta en ese momento.

Pero Él seguía enseñando. Sabía lo que tenía que hacer y no descansaba hasta hacerlo. Predicar el reino, el amor, que conocieran al Padre.

No importaba el resultado, no importaban los números. Eso vendría por añadidura. Su misión era predicar. Y esperar a la cosecha sembrada en buena tierra.




domingo, 12 de enero de 2020

EL BAUTISMO DEL SEÑOR


Mt 3, 13-17 

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presento a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una luz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Acabamos el tiempo litúrgico de Navidad y ya el primer domingo del Tiempo Ordinario está dedicado al Bautismo de Jesús. Así empezó su vida pública, al lado de Juan, su precursor. Y surge la pregunta: "¿Para qué se bautizó Jesús?" Él era la limpieza en persona y el bautismo borraba las faltas. Es lo mismo que le preguntó Juan.

Y Dios nos contesta a todos: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco". Está  bien todo lo que hace, debía bautizarse para dar ejemplo, para empezar una vida nueva, para santificar las aguas y darles una fuerza nueva.

"Ungido por Dios  con la fuerza del Espíritu santo", como dicen las lecturas de hoy, "manifestará la justicia a las naciones". Jesús comienza su vida pública, y lo hace dando ejemplo de humildad y sencillez, de cercanía al pueblo. Seamos así también humildes y sencillos, sabiendo cuál es nuestra misión en el mundo. 


sábado, 11 de enero de 2020

SOLÍA RETIRARSE


Lc 5, 12-16

Sucedió que, estando Jesús en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó diciendo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y enseguida la lepra se le quitó.
Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo:
«Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación según mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírlo y a que los curara de sus enfermedades.
Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración.


SE ENTREGABA A LA ORACIÓN

En muchas ocasiones el evangelio nos habla de un Jesús orante, pasando noches enteras en oración, suplicando al Padre y orando por nosotros.

Relación única entre ellos, Jesús orando al Padre y el Padre con el Corazón en su Hijo, siendo su mismo Corazón.

Entregarse a la oración, Aunque en nuestra pobreza también debería ser una parte de nuestras vidas, una parte importante. Porque en su Corazón estamos todos. 


viernes, 10 de enero de 2020

ENSEÑABA EN LAS SINAGOGAS


 Lc 4, 14-22a

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca.
Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.


SE ADMIRABAN

Cuando Jesús fue a la sinagoga a enseñar despertaba admiración, todos se admiraban. Jesús sigue enseñando hoy por medio de su Palabra y sus testigos.

Quizá sea la mejor actitud para empezar a conocer a Jesús, admirarse. Tener un corazón grande y limpio para que Él lo llene cada día de nuevo.

Admirarse de su Palabra y seguirle. Es el camino.




jueves, 9 de enero de 2020

ANDAR SOBRE EL MAR


Mc 6, 45-52

Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos y les dice:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

FATIGADOS DE REMAR

Hoy el evangelio nos habla de la fe, del cansancio, de la incomprensión y de la confianza. Mientras Él andaba sobre el mar los discípulos se habían cansado de remar.

Pero al verle, se asustaron, creyeron que era un fantasma. Cuando les habló, creyeron. Los animó a creer en contra de lo evidente.

Fatigados, cansados de remar, a veces contracorriente, derrotados a veces por las circunstancias siempre aparece Jesús para decirnos: "Ánimo, no tengáis miedo".


martes, 7 de enero de 2020

COMIERON CINCO MIL HOMBRES


Mc 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
El les replicó:
«Dadles vosotros de comer».
Ellos le preguntaron:
«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron:
«Cinco, y dos peces».
Él les mandó que la gente se recostará sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.

NÚMEROS

En el evangelio de hoy hay muchos números: docientos denarios, cinco panes, dos peces, grupos de cien y de cincuenta, doce cestos, cinco mil hombres. 

Los números no cuentan para Dios, solo cuentan para nosotros. Los grandes impresionan y a los pequeños números los dominamos rápidamente.

Pero los números no importan en el amor. Solo las acciones, las obras. Y es lo que se nos pide.


HABÍAN ARRESTADO A JUAN


Mt 4, 12-17. 23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.


ESTÁ CERCA EL REINO DE LOS CIELOS

Es lo que nos dice hoy Jesús en el evangelio. Al comenzar a predicar fue lo primero que empezó a enseñar a todo aquel que lo quisiera escuchar.

Está cerca. A veces muy, muy cerca. Tan cerca que hasta lo podemos ver y tocar en tantas personas y tantas situaciones como podemos encontrarnos a diario.

Estemos atentos. El Reino está cerca. Hagámoslo realidad.


lunes, 6 de enero de 2020

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR


Mt 2, 1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y, venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

EPIFANÍA

Epifanía quiere decir manifestación, Dios se manifiesta, se muestra, se da a conocer como hombre, siendo un niño indefenso. Los magos son la imagen de todos nosotros adorando un Dios hecho hombre, un Salvador, el Mesías , el Señor.

Ellos son la imagen de la peregrinación de la fe, de nuestra fe, siempre en camino, siempre hacia adelante, siempre hacia un fin. El camino donde le encontramos y le encontramos de verdad, apoyados en nuestra fe.

En el principio de nuestra historia hay un Niño, un Dios, un Profeta, un hombre como nosotros que nos impulsa a seguir ese camino de fe, el camino del servicio y del amor incondicional. Como los magos, manifestemos al mundo quién es y cómo es.




domingo, 5 de enero de 2020

II DOMINGO DE NAVIDAD


Jn 1, 1-18

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.

VINIENDO AL MUNDO

En este segundo domingo de Navidad el evangelio nos habla de la venida de Jesús al mundo. Tanto fue su amor por nosotros, tantas eran sus ganas de darnos a conocer al Padre, su Misericordia y su Amor que se hizo uno de nosotros, a sabiendas de que no iba a ser fácil. 

Vino al mundo, siendo una de las verdades fundamentales de nuestra fe. La mayor y mejor noticia de la Historia de la humanidad, la que verdaderamente cambió el mundo. Viniendo al mundo, cambió radicalmente el corazón de muchas personas que hemos recibido gracia tras gracia.

A los que creemos en su nombre somos "porción del Señor, su pueblo glorioso", como nos dice el Eclesiástico. Su pueblo, que él se escogió como heredad, somos nosotros. Hagámoslo realidad con nuestra vida y obras.


sábado, 4 de enero de 2020

¿DÓNDE VIVES?


Jn 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo:
«Venid y lo veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».


HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

Los primeros apóstoles anunciaron a Jesús de la manera más sencilla: "Hemos encontrado al Mesías". Con naturalidad, con ternura.

Así deberíamos anunciarle nosotros. La gente está cansada de tanta palabra y tanto ruido. Necesita escuchar un mensaje auténtico y sencillo.

Antiguo y nuevo mensaje, antigua y nueva misión. Pero siempre con la alegría de quien sabe de quién se ha fiado. 


viernes, 3 de enero de 2020

SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS


Jn 1, 29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo” Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

JESÚS

Seguimos en el tiempo litúrgico de Navidad y la Iglesia nos regala este día para recordar que Jesús fue el nombre de Dios en la tierra.

Jesús, Salvador. Vino a salvarnos y para salvarnos. Vino para darnos a conocer al Padre, su Misericordia y su Compasión hacia nosotros.

Jesús, decir tu nombre es decirlo todo en nuestras vidas. Decir tu nombre es decir Amor.



jueves, 2 de enero de 2020

EL TESTIMONIO DE JUAN


Jn 1, 19-28


Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió:«No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
El contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.


ESTE ES EL TESTIMONIO DE JUAN

Juan Bautista dio testimonio de Jesús claramente, sin ambages, sin confundir a los que le oían. Él no era el Mesías, había otro que vendría y sí lo era.

Dar testimonio hoy a favor del Mesías es algo tan inusitado que casi es noticia de las televisiones cuando alguien lo hace, de palabra o de obra.

Seamos valientes, demos testimonio de lo que hemos visto y oído. Sin ambages.


miércoles, 1 de enero de 2020

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS


Lc 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

SANTA MARÍA

El primer día del año la Iglesia lo quiere dedicar a santa María, la madre de Dios. Ella, la llena de Gracia, la que acompaña, la que consuela y ampara, la que auxilia y socorre, siempre Madre, siempre María.

No podía haber otra que fuera la Madre de Dios, no encontró Dios otra mujer para una misión tan importante, la más importante de la Historia: ser Madre de Dios, Madre del Creador, Madre del Salvador, siempre Madre, siempre María.

Cuidó de Jesús, lo alimentó, , lo crió. Le enseñó a decir madre, a decir Dios, a decir hermano. Y si es Madre de Dios, Madre nuestra también, para nosotros siempre Madre, siempre María.