sábado, 30 de noviembre de 2019

ANDRÉS Y PEDRO


Mt 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

ANDRÉS Y PEDRO

Hoy celebramos a san Andrés. Hermano de san Pedro, junto con él fue a quienes eligió primero Jesús para ser apóstoles.

Es grande la proeza de estos dos hermanos que expandieron la Palabra y el Reino, unidos no solo por la sangre, sino por la fe.

Evangelicemos siguiendo su ejemplo y también tengamos en cuenta para ello a nuestros familiares más cercanos. La unión hace la fuerza.


viernes, 29 de noviembre de 2019

ESTÁ CERCA EL REINO DE DIOS


 Lc 21, 29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

MIS PALABRAS NO PASARÁN

Vivimos en medio del ruido, de las prisas, de la inmediatez. Si no contestan a nuestro whatsapp en 5 segundos nos extraña y puede que nos moleste.

El ruido mata, la música regenera. ¡No digamos la Palabra de Dios...! Sus palabras no pasarán y de hecho no han pasado en 2000 años.

Sigamos haciendo posible que la Palabra no pase, que perdure y prenda en el corazón de los hombres y así haremos vida el Reino. 


jueves, 28 de noviembre de 2019

"DÍAS DE VENGANZA"


Lc 21, 20-28


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».


HABRÁ SIGNOS

Confiar, fiarse-con es una virtud que deberíamos practicar más. Últimamente lo que surge espontáneo es la desconfianza ante un mundo "enemigo".

Por eso antes de confiar pedimos signos, pruebas. Incluso a Dios. ¡Y qué mayor prueba que morir en Cruz por amor a nosotros!

Nos dice el evangelio que antes del fin de los tiempos habrá signos que nos indicarán que Jesús está cerca. Estemos atentos y confiemos.


DAR TESTIMONIO


Lc 21, 12-19


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


OS SERVIRÁ DE OCASIÓN PARA DAR TESTIMONIO

A veces podemos pensar que con lo poco que somos o representamos en la Iglesia no podemos hacer grandes cosas.

Pero nada más lejos de la realidad. Toda ocasión nos puede servir para dar testimonio puesto que nuestra vida está transida de Dios.

Él es el Rey, nos lo recordaban el domingo. Y nuestra vida de agradecimiento y constante misericordia será ocasión de dar testimonio.


martes, 26 de noviembre de 2019

¿CUÁL SERÁ LA SEÑAL?


Lc 21, 5-11

En aquel tiempo, algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»

Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien “Esta llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el final no será enseguida».

Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambre y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

QUE NADIE OS ENGAÑE

El evangelio de hoy es, como acostumbra, totalmente actual. Nos avisa sobre que nadie nos engañe sobre falsos Mesías o el fin de los tiempos.

Y en esta época hay mucho de las dos cosas. Vivamos con la convicción de que el momento actual es fecundo si lo llenamos de amor al prójimo.

Y así, que venga lo que tenga que venir. Si llega Jesús glorioso o en fin de los tiempos, que nos encuentre unidos en el Amor. 


lunes, 25 de noviembre de 2019

DOS MONEDILLAS


Lc 21, 1-4


En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

ALZANDO LOS OJOS

El evangelio de hoy nos dice que Jesús alzó los ojos al cielo y rezó. Un signo de que Dios siempre está arriba, por encima, siempre más.

No se nos puede olvidar nunca alzar los ojos al cielo y rezar, alabar a Dios y agradecer todo lo que nos da y ofrece. 

Alcemos los ojos y las manos, levantemos el corazón hacia el Señor. Adoremos al Amor alzando las manos y ofreciéndolas al que lo necesite.




viernes, 22 de noviembre de 2019

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO. XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 23, 35-43

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús, diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Éste es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

CRISTO REY

La Solemnidad de hoy nos recuerda quién es en verdad el que rige el universo y nuestras vidas. Por amor, siempre por amor. San Pablo hoy, en la lectura de la Carta a los Colosensen llama a Jesús "el hijo de su amor", hablando del Padre. Todo creado por Él y para Él. Es Rey y su Reino no tendrá fin.

Según nos dice el Salmo, celebremos el nombre del Señor. No es un rey como los de la tierra, sino que es un Rey misericordioso y bueno que desea que su Reino se extienda, no terrenalmente, sino en nuestros corazones y desde ahí llevemos la paz al mundo.

Pero la paz por la sangre de su cruz, como sigue la Carta de Colosenses. Reinó, pero en una Cruz. Reinó, pero su corona fue de espinas. Reinó, y tuvo que morir para ello sembrando de paz el mundo. Seamos sembradores de esa paz que nos vino por el trono de su Cruz. 



SIETE HERMANOS


Lc 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

SIETE HERMANOS

Con relativa frecuencia sale el número siete en la Biblia. En el evangelio de hoy también. En esta ocasión para tender una trampa a Jesús.

La mujer que se queda viuda seis veces y los siete hermanos se casan con ella. ¿De cuál sería esposa? Supongo la sonrisa interior de Jesús.

No nos entretengamos en disquisiciones sin sustancia. Pongamos en marcha el Reino siendo apóstoles de la Misericordia. 



CASA DE ORACIÓN


 Lc 19, 45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

TODOS LOS DÍAS

El evangelio de hoy nos dice que Jesús enseñaba en el templo todos los días. Y como en todo, en eso también nos da ejemplo.

A veces nos puede el cansancio, la desidia, la pereza... pero debemos todos los días predicar la Palabra, sea con la boca o con nuestras obras.

Todos los días, como decía san Pablo, a tiempo y a destiempo. Hagamos que el mundo cambie a mejor.




miércoles, 20 de noviembre de 2019

LLORÓ SOBRE ELLA


Lc 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

LLORÓ SOBRE ELLA

Pocas veces el evangelio nos ofrece la imagen de Jesús llorando. En el de hoy llora sobre Jerusalén  por no reconocer lo evidente.

Jesús llorando ante la humanidad que no acaba de ver qué es lo verdaderamente importante. Jesús llorando por nosotros.

Una imagen brutal. Reflexionemos sobre ello.


martes, 19 de noviembre de 2019

UN PAÍS LEJANO


Lc 19, 11-28


En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.
Dijo, pues:
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:
“Negociad mientras vuelvo”.
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu mina ha producido diez”.
Él le dijo:
“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.
El segundo llegó y dijo:
“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.
A ese le dijo también:
“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.
El otro llegó y dijo:
“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, porque eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.
Él le dijo:
“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.
Entonces dijo a los presentes:
“Quitadle a éste la mina y dádsela al que tiene diez minas”.
Le dijeron:
“Señor, si ya tiene diez minas”.
“Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.


FIEL EN LO PEQUEÑO

Es curioso como a Jesús le gusta siempre lo pequeño, hasta para ser fiel. Lo poco siempre nos parece eso: poco. Pero para Dios no existe el poco.

Todo lo que hagamos siempre será mucho, todo lo que entreguemos siempre será mucho. Él nos conoce y pone en valor nuestros méritos.

Seamos fieles a Dios en lo pequeño, aunque nos parezca poco. Seamos fieles en lo poco, que Él lo transformará para que dé fruto y fruto abundante.


ZAQUEO


Lc 19, 1-10


En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, y dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».


ZAQUEO, DATE PRISA

Hoy el evangelio nos cuenta el encuentro com Jesús y Zaqueo. Una estampa simpática de la predicación del Señor.

Jesús nunca nos pide prisas, pero en esta ocasión le dijo a Zaqueo que se diera prisa, que bajara del árbol, que tenía que recibirlo en su casa.

Con Jesús solo debemos tener prisa para una cosa: recibirlo en la casa de nuestro corazón.


domingo, 17 de noviembre de 2019

SEÑOR, QUE RECOBRE LA VISTA


Lc 18, 35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús Nazareno». Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»

Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» Él dijo: «Señor, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

PASA JESÚS NAZARENO

Decía san Agustín "Temo al Señor que pasa y no vuelve más". Hoy el evangelio nos dice que con solo decir "Pasa Jesús Nazareno" le cambió la vida a un ciego del camino.

No dejemos que pase Jesús por nuestro lado y no nos demos cuenta, no dejemos que pase Jesús y nos dé igual.

No dejemos que un hermano necesitado pase por nuestro lado y ni siquiera nos demos cuenta. Jesús pasa a nuestro lado a diario.


XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo.
«Esto que contempláis, llegarán un días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy", o bien: "Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el final no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.
Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndonos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


UN SOL DE JUSTICIA

Estamos a punto de acabar el año litúrgico y las lecturas de este domingo nos recuerdan que para llegar al Reino puede que pasemos por persecuciones, incomprensiones, odios... y no solo de los que nos parecieran contrarios, sino de los mismos compañeros de fe.

Ya Malaquías nos dice que si somos fieles nos iluminará un sol de justicia y estaremos seguros a su sombra. ¡Qué imagen más bonita de un Dios Padre que nos cobija a todos! También el Salmo nos habla de un Dios justo que dirige a su pueblo con rectitud. Nuestro modelo a imitar, como dice san Pablo.

Se acerca el tiempo de espera, se acerca el tiempo en el que debemos permanecer fieles aunque todo indique lo contrario, en el que debemos dar razón de nuestra fe ante todo aquel que nos lo pida. Siendo fieles, siendo justos, siendo rectos, cobijando a todos, a ejemplo del Padre.



sábado, 16 de noviembre de 2019

HAZME JUSTICIA


Lc 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»


NI TEMÍA A DIOS NI LE IMPORTABAN LOS HOMBRES

Esa descripción bien podría ser la de cualquiera de las personas que viven a nuestro alrededor y dicen ser agnósticos.

No podemos dar la espalda a nuestros hermanos ni a Dios para hacer lo que nos venga en gana sin tener en cuenta más que a nosotros.

A los cristianos sí nos importan los hombres y tenemos un santo temor de Dios que nos otorga el Espíritu. Seamos coherentes con ello.


viernes, 15 de noviembre de 2019

LA MUJER DE LOT


 Lc, 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

EL QUE PRETENDA GUARDAR SU VIDA

El evangelio, al fin y al cabo, va de amor, generosidad, misericordia, compasión, ternura de un Dios que nos ama hasta el extremo.

Si ponemos en marcha en nuestra vida todas esas virtudes y actitudes no guardaremos nuestra vida, sino que la estaremos entregando segundo a segundo a los demás.

"Perder la vida" por los demás nos hará recobrarla en Dios.



jueves, 14 de noviembre de 2019

EN MEDIO DE VOSOTROS


Lc 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?»
Él les contesto:
«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí “o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

CUÁNDO

En el evangelio de hoy los fariseos le preguntan a Jesús "cuándo" va a llegar el Reino de Dios. Y Jesús, en su pedagogía les responde "dónde".

Nos dice que está "en medio de nosotros". Porque a Jesús no le importa en cuándo sino el dónde. ¡Qué más da cuándo si estando en medio de nosotros siempre estará...!

Hagamos que de verdad esté ya aquí su Reino tan deseado. En medio de nosotros y en medio de este mundo.


miércoles, 13 de noviembre de 2019

TU FE TE HA SALVADO


Lc 17, 11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? »
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

TU FE TE HA SALVADO

La fe no debe ser un analgésico al que agarrarnos cuando algo material o espiritual nos duele. La fe debe ser algo más en nuestra vida.

Creer también es un privilegio, conocer a Jesús, sus hazañas y sus enseñanzas, debería ser una de nuestras glorias.

Esta fe muchas veces es lo que nos salva de no perecer ante las corrientes antievangélicas de hoy. La fe es nuestra base y nuestra gloria.


martes, 12 de noviembre de 2019

VEN Y PONTE A LA MESA


Lc 17, 7-10


En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:
“En seguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis:
“Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

CÍÑETE

Uno de los significados de ceñirse es "arrimarse mucho a un lugar". Hoy Jesús nos invita a ceñirnos en nuestra misión de ser siervos.

Nos ceñiremos fuertemente ala único lugar donde no se defrauda al que espera, donde no se reparte tristeza ni se vive cabizbajo.

Ese lugar es el Corazón de Dios. Arde de amor, arrímate a él. 



SI TU HERMANO TE OFENDE

Lc 17, 1-6


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».

SI TU HERMANO TE OFENDE

Creo que todos tenemos claro lo que nos diría Jesús si nos viéramos en la situación de creernos ofendidos por un hermano.

Aunque quizá no sería tan fácil el perdonar. ¿O sí? Todo es cuestión de ir sanando nuestro corazón.

Cuanto más sano y limpio esté nuestro corazón, más sabremos perdonar. Comencemos por limpiarnos a nosotros mismos.

domingo, 10 de noviembre de 2019

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 20, 27-38

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron cono mujer».

Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».


PARA ÉL TODOS ESTÁN VIVOS

Noviembre es un mes en el que recordamos especialmente a los que ya no están físicamente con nosotros. Para Dios están todos vivos, aunque nuestra razón y nuestro corazón no lo entiendan del todo. Más allá de la vida y de la muerte, de nuestra existencia terrena hay Alguien que sigue amándonos hasta el extremo.

Resurrección es esperanza y esperanza viva. "Al despertar me saciaré de tu semblante", esta certeza del salmo de hoy es la que alimenta esta esperanza en nuestro vivir en Cristo que es la vida eterna. San Pablo invita a dar gracias a Dios por darnos una esperanza incorruptible, vivir eternamente junto a Él.

Dios nos ha creado para la vida. Y lo mejor de nuestra vida está por suceder: encontrarnos con Él cara a cara y cuando así sea nos fundiremos con Dios en un abrazo eterno. 


sábado, 9 de noviembre de 2019

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN


Jn 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

¿QUÉ SIGNOS NOS MUESTRAS?

¿Por qué siempre piden signos ante cuestiones de fe? La fe no tiene nada que ver con comprobaciones, ni con la ciencia.

Fe y ciencia se complementan, pero la primera se comprueba de otra manera, con la misericordia y la compasión, con el amor. 

Los no creyentes siempre pedirán signos y los que creemos siempre les podremos decir "Ven y verás". 


viernes, 8 de noviembre de 2019

DAME CUENTA DE TU ADMINISTRACIÓN


Lc 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a echar sus cálculos: “¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Este respondió: “Cien barriles de aceite”.

Él le dijo: “Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: 
Y tú, ¿cuánto debes?” Él dijo: “Cien fanegas de trigo”. Le dice: “Toma tu recibo, escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».


¿CUÁNTO DEBES A  MI AMO?

En la parábola del administrador astuto se ven reflejadas unas actitudes que no se pueden considerar cristianas. El mal al servicio del bien.

Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz. Nosotros debemos ser hijos de la luz, alumbrar y mostrar el camino.

Y no hay más camino que hacer el bien siempre y desinteresadamente. 


jueves, 7 de noviembre de 2019

ACOGE A LOS PECADORES


Lc 15, 1-10


En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».


ACOGE A LOS PECADORES

Esa era la mayor pega que podían ponerle a Jesús, que comía con pecadores, se mezclaba con ellos y los acogía en su vida y su corazón.

Supongo la sonrisa interior de Jesús...¡si había venido para eso...! Ya lo dijo en alguna que otra ocasión. Y se alegraba de ello.

¡Pues claro que acogía a los "pecadores"! Porque para Él no eran pecadores, eran (somos) hijos queridos, hermanos a los que acoger en sus necesidades. Sigamos su ejemplo.




¿QUIÉN DE VOSOTROS?


 Lc 14, 25-33


En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
"Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

¿QUIÉN DE VOSOTROS?

Eso es lo que nos pregunta hoy Jesús. ¿Quién de vosotros...? ¿Quién está dispuesto a seguirme sin mirar atrás?¿Quién se arriesga?

A veces no somos lo suficientemente valientes para seguir con toda el alma, con todo el corazón y con toda la vida a Aquel que es nuestro dueño y Señor. Solo necesitamos confianza y una gran dosis de esperanza.

La fe es un don. El amor que Dios nos tiene es infinito. Él nos lo da todo y por eso nos pregunta"¿Quién de vosotros...?" Pidámosle el valor de responder.


martes, 5 de noviembre de 2019

DISPÉNSAME, POR FAVOR


Lc 14, 15-24


En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!»

Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:
"Venid, que ya está preparado".
Pero todos a una empezaron a excusarse.
El primero le dijo:
"He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor".
Otro dijo:
"He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor."
Otro dijo:
"Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir."
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
"Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".
El criado dijo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio".
Entonces el señor dijo al criado:
"Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene mi casa."
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete».


DISPÉNSAME, POR FAVOR

La parábola que nos explica hoy Jesús es muy actual. Un hombre da un banquete y una vez preparado, todos se excusan.

Jesús nos ofrece en mejor de los banquetes, su Cuerpo y Sangre, y la inmensa mayoría dan excusas para no ir.

No seamos de los que se excusan. Vayamos con alegría a participar de la mayor de las fiestas y el mejor de los manjares: Dios mismo.



BIENAVENTURADO PORQUE NO PUEDEN PAGARTE


Lc 14, 12-14


En aquel tiempo, Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».



BIENAVENTURADO, PORQUE NO PUEDEN PAGARTE

Ser agradecidos es de bien nacidos, siempre se ha dicho así y es verdad. Por eso es tan necesario dar gracias a Dios por todo lo que nos da.

Y si encima no podemos "pagar" de ninguna manera ese favor que nos han hecho o no nos lo pueden pagar de ninguna manera, nos dice el Evangelio de hoy que somos bienaventurados.

Los cristianos no debemos hacer las cosas para que nos las agradezcan, sino por pura misericordia. Así alcanzaremos la verdadera alegría.




domingo, 3 de noviembre de 2019

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lc 19, 1 - 10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».


EN CASA DE UN PECADOR

En el evangelio de hoy quedan claras las posturas de cada protagonista. Jesús no hace acepción de personas, Zaqueo se convierte ante la visita de Jesús y los demás murmurando porque Jesús había hecho algo reprobable por la ley farisaica: había entrado en la casa de un "pecador".

Leyendo y meditando este pasaje te pido, Señor, que entres en mi casa, que entres en la casa de este "pecador" y que me convierta a ti, me convierta a tu Corazón en el que cabemos todos sin excepción y que no me importe cómo me vean los demás sabiendo que todos somos "pecadores" y que , cuando quieras, entrarás en su casa para que también se conviertan a tu Corazón.

Así, "todas tus criaturas te darán gracias" como dice el Salmo. Y el libro de la Sabiduría, que deberíamos leer todos en algún momento de nuestras vidas, define bellamente a Dios como "amigo de la vida". Somos para Dios, sigue diciendo, como un grano de arena o una gota de rocío. Por ello nos ama, por ello"todo lo puede y pasa por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan". Ven, Señor, entra en mi casa y sáname.