lunes, 23 de enero de 2023

LOS INVITÓ A ACERCARSE

 Mc 3,22-30

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

LOS INVITÓ A ACERCARSE

Los escribas, al oír a Jesús en Jerusalén, hablaban de Él y decían que tenía un demonio. Aun así, les invitó a acercarse.

Y, ya con Jesús, les enseñó, sin enfrentamientos ni rencores, quién era Él, quién era Satanás y la incompatibilidad entre ellos.

Jesús siempre está dispuesto a enseñarnos, a que le conozcamos. Acerquémonos a Él y estemos dispuestos a conocerle.

domingo, 22 de enero de 2023

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 4,12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

PESCADORES DE HOMBRES
El verbo pescar, si se aplica figuradamente, puede tener un significado negativo. Pescar a alguien puede significar engañarlo con engaños. Pero Jesús no lo dijo en ese sentido. A los apóstoles les dijo que serían pescadores de hombres, puesto que siempre ponía ejemplos y parábolas que ellos pudieran entender. 
Eran pescadores y entendían de pescar. Los apóstoles sabían de redes, de pescadores, de barcas, de tormentas, de viento a favor y en contra... y todo ello servía para enseñarles sobre la Iglesia, la predicación, la humanidad y la evangelización. 
Debemos ser pescadores de hombres nosotros también, colaborando en la misión de Jesús, siendo profetas y apóstoles, yendo siempre en pos de Jesús.

sábado, 21 de enero de 2023

NO LOS DEJABAN NI COMER

 Mc 3,20-21

En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

NO LOS DEJABAN NI COMER

A veces, nos cuenta hoy el evangelio, Jesús y sus discípulos estaban tan metidos en la predicación que no les llegaba el tiempo ni para comer.

La misión de los cristianos es evangelizar a tiempo y a destiempo. Y en países de misión seguro que alguna vez también se han quedado sin comer por la misión.

Quizá en nuestro día a día no nos quedemos sin comer por misionar, pero no minusvaloremos la importancia de la evangelización.

LOS NOMBRES

 Mc 3,13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.
LOS NOMBRES
Jesús hoy en el evangelio llama a los apóstoles por sus nombres. Porque solo Él puede nombrarnos en plenitud, en la totalidad de nuestro ser.
Y hoy como ayer también nos llama a nosotros por nuestro nombre. Y ese nombre, el nuestro, hace eco en su Corazón.
Que siempre nos llame; que siempre sepamos responder a su llamada.

jueves, 19 de enero de 2023

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS

 Mc 3,7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS
Hasta los espíritus inmundos reconocían en Jesús al Hijo de Dios. Y dos mil años después sigue habiendo gente que no lo reconoce.
Es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador que todo Israel esperaba y que es nuestra Esperanza y la misma Misericordia.
¿Cómo no iban a reconocerle? Sanaba, curaba, predicaba. Era el Hijo de Dios.

miércoles, 18 de enero de 2023

¿HACER LO BUENO O LO MALO?

Mc 3,1-6
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano.»
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

¿HACER LO BUENO O LO MALO?
Los fariseos, una vez más, querían poner en un compromiso a Jesús con las preguntas que le hacían. Pero Jesús contestaba también con preguntas.
A ellos y a nosotros nos pregunta: "¿hacer lo bueno o lo malo?". Todos tenemos suficiente conocimiento para saber si estamos haciendo el bien o el mal.
Hagamos siempre el bien, como cristianos, con el prójimo, con todo aquel que se cruce con nosotros. En todo tiempo y circunstancia, hagamos el bien. 

LOS FARISEOS LE PREGUNTAN

 Mt 19,16-26

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener  la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó:
«¿Cuáles?».
Jesús le contestó:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo:
«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó:
«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico. Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».

LOS FARISEOS LE PREGUNTAN
Cuando los fariseos empezaron a ver los signos que hacía Jesús empezaron a preguntarse y preguntarle quién era. Lo suponían, pero no querían verlo.
Querían que se lo dijera Él mismo. Sus milagros y curaciones no les llegaban. Su ceguera era mayor que su amor.
No seamos ciegos. Que siempre venza el Amor en nuestras vidas.

lunes, 16 de enero de 2023

¿POR QUÉ LOS TUYOS NO?

 Mc 2,18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»

¿POR QUÉ LOS TUYOS NO?
Los contemporáneos de Jesús le echaban en cara que sus discípulos no hacían lo mismo que los demás discípulos de otros maestros.
Y la respuesta de Jesús, como siempre, no deja lugar a dudas. Soy el Esposo, lo nuevo, dejando atrás costumbres que no se centran en lo fundamental.
Somos odres nuevos para el vino nuevo del Amor y la Misericordia. 

domingo, 15 de enero de 2023

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Jn 1,29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo". Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo". Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

CORDERO DE DIOS
Juan nos dio testimonio de Jesús diciendo que era el Cordero de Dios. Un cordero, en una de sus acepciones significa persona mansa, dócil y humilde y esas cualidades son, por definición, de Jesús.
Nos dijo que fuéramos mansos y humildes como Él. Y, en su bautismo, el Espíritu se hizo presente en forma de una sencilla paloma. Y fue "luz de las naciones", como nos dice la lectura del profeta Isaías.
Seamos humildes puesto que esa cualidad debe ser una cualidad de los cristianos. Seamos sencillos, seamos luz, seamos santos como nos recuerdan hoy las lecturas de la Eucaristía. Buen propósito para la semana y para la vida. 

sábado, 14 de enero de 2023

SÍGUEME

 Mc 2,13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme.»
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

SÍGUEME
Es una de las palabras más hermosas que dijo Jesús: "Sígueme". Nos invitó a seguirle, quiso que le siguiéramos.
Y nosotros no tenemos otro camino porque Él es el Camino, aquel a quien debemos seguir. 
Adondequiera que vaya, lo seguiremos. Adondequiera que vaya, sabrá que estamos tras Él, con Él y en Él. Siempre.

SE QUEDARON ATÓNITOS

 Mc 2,1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-: "Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».

SE QUEDARON ATÓNITOS
Ante lo que hacía Jesús, los que le veían y seguían se quedaban atónitos. Nadie había visto nada igual.
Y es que nunca el mismo Dios se había rebajado hasta hacerse como uno de nosotros. Nunca un Dios había estado entre nosotros.
Y nunca nadie hizo tales milagros. Jesús era el Hijo de Dios, era el Mesías y a nadie dejó indiferente, ni siquiera dos mil años después.

jueves, 12 de enero de 2023

PUEDES LIMPIARME

 Mc 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó
Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

PUEDES LIMPIARME
El leproso se le acercó y, de rodillas, le suplicó. "Puedes limpiarme", Jesús. Puedes quitarme todo lo malo que tengo.
Retíralo de mí, llévatelo. Yo solo quiero quedar limpio, estar limpio para Ti, para hacer el bien a los demás. 
Y al quedar limpio de mi "lepra", pregonaré siempre a los cuatro vientos que eres mi Salvador, mi Señor, por siempre.

miércoles, 11 de enero de 2023

TODO EL MUNDO TE BUSCA

 Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

TODO EL MUNDO TE BUSCA
Eso le dijeron a Jesús los apóstoles al encontrarlo después que se fuera de madrugada a orar a un lugar solitario.
Jesús nos enseña a orar, Él mismo ora al Padre. Y cuando está en oración todo el mundo le busca. Ante eso, Él va a buscar a la gente.
Después de orar siguió predicando y expulsando demonios. Signos y palabras, así predicaba. Oración y hechos, no hay otro camino.

martes, 10 de enero de 2023

ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

 Mc 1,21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA
Jesús no dejó de asombrar en toda su vida terrena. Desde su concepción, su nacimiento, su vida ordinaria, su muerte y resurrección.
Toda su vida nos deja estupefactos. Toda su vida nos deja colgados de su enseñanza y su autoridad. 
Y dos mil años después sigue pasando. Su Palabra, su Vida, su Amor, su Misericordia nos siguen asombrando.

lunes, 9 de enero de 2023

CONVERTÍOS Y CREED

 Mc 1,14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.
Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

CONVERTÍOS Y CREED
Ese podría ser un buen comienzo de nuestra vida cristiana. También un buen comienzo de año con respecto a nuestra vida espiritual.
Nuestra relación con Dios es una constante vuelta a su Corazón, un volver y volverse hacia Él. Así nos convertimos día a día.
Y creer. Nuestra fe debe ser fuerte y profunda. Para ello debemos conocer cada vez más las Escrituras, la Palabra. Convertíos y creed. 

domingo, 8 de enero de 2023

BAUTISMO DEL SEÑOR

 Mt 3,13-17

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

BAUTISMO
Hoy es un día especial para recordar nuestro Bautismo. Aunque esté lejos en el tiempo, ¿sabemos qué día se celebró? Preguntemos a nuestros padres o a nuestros padrinos. Seguro que fue una gran fiesta.
Pero no nos quedemos solo ahí. Nuestro Bautismo nos hizo hijos de la Iglesia, miembros de un Pueblo único. Nos hizo partícipes del Bautismo de Jesús por lo que participamos de su ser sacerdote, profeta y rey.
Formar parte de la familia de Dios nos hace únicos. Somos sacerdotes porque podemos ofrecer nuestra vida; somos profetas porque anunciamos a Dios y somos reyes porque debemos gobernar nuestra vida según la voluntad de Dios. 

sábado, 7 de enero de 2023

CONVERTÍOS

 Mt 4,12-17.23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertios, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.


CONVERTÍOS

Es la recomendación de hoy en el evangelio. No solamente deben convertirse aquellos que no creen, también debemos convertirnos nosotros.

Y tenemos muchas oportunidades al día para volver y volver al Corazón de Dios, que eso es convertirse. Tantos momentos, tantas situaciones...

No dejemos pasar ninguna oportunidad para llegar a su Corazón.

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA

 Mt 2,1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel"».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
DE RODILLAS LO ADORARON
Es el día de la Epifanía, el día de la manifestación del niño Jesús a la humanidad. Eso celebramos hoy. De diferentes sitios del mundo vinieron a adorarlo los Magos.
Y al encontrarse con Él, de rodillas lo adoraron. Adorar es un verbo que se refiere a Dios.. Por lo que debían saber o intuir que aquel niño era, cuanto menos, especial.
De ahí sus regalos: oro, incienso y mirra. Dios y hombre, muerte y resurrección. Y un Dios que se hizo hombre para y por nosotros. 

¿DE QUÉ ME CONOCES?

 Jn 1,43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
«Sígueme».
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
¿DE QUÉ ME CONOCES?
Cuando Natanael le hizo esa pregunta a Jesús, seguro que el Señor se reiría por dentro, y mucho. Porque Jesús lo conocía como nadie.
Solo Él nos puede nombrar como nadie, solo Él nos conoce como nadie, ni siquiera nuestros padres. Por eso probablemente se reiría de la pregunta de Natanael.
Claro que te conozco, desde antes de que respirases, desde antes de nacer, desde siempre te conozco.

VENID Y VERÉIS

 Jn 1,35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
VENID Y VERÉIS
En estas fechas hemos vivido realmente cosas extraordinarias. Las hemos vivido y las hemos visto. Y las que quedan no son pocas. 
Jesús nos invita a ir tras Él, cumpliendo su Palabra, haciéndola Vida. Y así podremos ver cuán grande es su Amor y Misericordia.
Vayamos, vayamos con Él, hagámonos uno con Él. Y veremos.

JUAN DIO TESTIMONIO

Jn 1,29-34
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo". Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo". Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios»
.


JUAN DIO TESTIMONIO
Juan Bautista dio testimonio de Jesús. Tenía muy clara su misión: anunciar y proclamar que Jesús era el Mesías.
Aquel a quien aguardaron durante siglos, estaba presente. El Esperado de las naciones, había llegado y había que anunciarlo.
Demos testimonio nosotros también, anunciemos al mundo que el Mesías ha llegado.

¿TÚ, QUIÉN ERES?

 Jn 1,19-28

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?».
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
¿TÚ, QUIÉN ERES?
Esa pregunta se la hacían a Jesús sus contemporáneos, sus discípulos, todo aquel que le veía. parecía uno más, pero no era así.
Y hoy debemos hacérnosla también nosotros. Jesús, ¿quién eres?, ¿quién eres para mí?, para el mundo?
Nos lo seguimos preguntando mientras su respuesta está en el pesebre, en una Cruz, en el Sagrario.
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MARÍA

 Lc 2,16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.
María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
MARÍA
No hace falta más. Decir María es decir dulzura, comprensión, misericordia, amor de Madre, presencia perenne. Decir maría es decir Madre.
Se la ha llamado la "omnipotencia suplicante", nombre precioso aplicado a la Madre de Dios. A Ella acudimos siempre, sabiendo que siempre está.
María, no hace falta decir más. 

EL VERBO SE HIZO CARNE

 Jn 1,1-18

En el principio existía el Verbo,
y el Verbo estaba junto a Dios,
y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo,
y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla,
y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre,
viniendo al mundo.
En el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de él,
y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa,
y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron,
les dio poder de ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

EL VERBO SE HIZO CARNE

Y finalizamos el año con uno de los evangelios más hermosos. No hay frase más bonita que resuma mejor el Amor de Dios.

El Verbo se hizo carne, el Verbo, por nosotros, derramó su Amor hasta poner por encima a los demás, a sus hermanos, a nosotros,

El Verbo, la Palabra, en medio del silencio, se hizo carne, se hizo uno con nosotros. Acabemos el año dando gracias por tanto amor.

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

 Mt 2,13-15.19-23

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
SAGRADA FAMILIA

En la Fiesta de la Sagrada Familia queremos recordar a todas las familias. Base y célula de la sociedad siempre será indestructible.

Jesús, María y José formaron ese armazón fuerte e intenso que nos llena a todos y al cual todos volvemos en un momento y otro de nuestra vida.

Porque sabemos que allí está nuestro refugio, donde siempre se nos entiende, donde siempre seremos. Pidamos por las familias. 

AGUARDABA EL CONSUELO DE ISRAEL

 Lc 2,22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jeru-salén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos "han visto a tu Salvador",
a quien has presentado ante todos los pueblos:
"luz para alumbrar a las naciones"
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

AGUARDABA EL CONSUELO DE ISRAEL

Simeón había tenido una revelación: que antes de morir vería al Mesías, Consuelo de Israel. Y creía firmemente que así sería. Fe y esperanza van de la mano.

Nosotros, por suerte, podemos ver el Consuelo de nuestras vidas a cada instante. Jesús se hizo hombre por nosotros, y se hizo Pan.

La Eucaristía, presente el el Sagrario, es nuestro constante Consuelo. Simeón lo vio; nosotros lo vemos también. 

HUYE A EGIPTO

 Mt 2,13-18

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes;
es Raquel que llora por sus hijos
y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».
HUYE A EGIPTO
José fue muy valiente al obedecer a Dios y dejarlo todo por lo que más quería. Tenía que proteger a su familia.
Hoy, desgraciadamente, también hay muchos "Josés" que, por proteger a su familia, huyen a "Egipto", sin nada. Únicamente con fe y esperanza.
Que todos aquellos que han huido de situaciones desesperadas encuentren acogida y unos brazos generosos allá donde vayan. 

VIO Y CREYÓ

 Jn 20,2-8

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
VIO Y CREYÓ
Hoy celebramos la fiesta de san Juan, el evangelista, el apóstol joven a quien Jesús amaba. Y el evangelio nos habla de la Resurrección.
Siendo el más querido por Jesús, el que estuvo a los pies de la Cruz junto a María, tampoco acabó de entender que la Muerte no es el final.
Fue al sepulcro y creyó al ver. Leamos su evangelio y sus escritos para que la fe supla lo que nuestros ojos no ven.  

NO SERÉIS VOSOTROS LOS QUE HABLÉIS

 Mt 10,17-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
NO SERÉIS VOSOTROS LOS QUE HABLÉIS
El evangelio de hoy nos da pie a referirnos al santo que hoy celebramos, día siguiente de la Solemnidad de la Natividad del Señor: san Esteban.
Fue mártir, perseguido, acusado, asesinado por sr fiel a Dios. la fortaleza de los mártires nos debería dar ánimo y valentía.
Dio su vida por Jesús y murió por ello. También nosotros podremos dar la vida por Él, a diario, en cada detalle. Así también se ama hasta el extremo.

SOLENMIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

 Jn 1,1-18: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

En el principio existía el Verbo,
y el Verbo estaba junto a Dios,
y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo,
y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla,
y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre,
viniendo al mundo.
En el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de él,
y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa,
y los suyos no lo recibieron.  
Pero a cuantos lo recibieron,
les dio poder de ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

EL VERBO

Hoy nació, hoy llegó a nuestras vidas el Señor, la Palabra, el Verbo. "La Palabra se hizo carne", no hay frase más bella.

La Palabra, el Verbo quiso hacerse como tú, como yo. Quiso ser hombre, con todas las de la ley, menos en el pecado.

El Verbo nació, el Verbo está ya en brazos de José, en el regazo de María. Y quiere estar así también contigo. El Verbo, sí, quiere hacerse uno contigo.

NOS VISITARÁ EL SOL QUE NACE DE LO ALTO

 Lc 1,67-79

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«"Bendito sea el Señor, Dios de Israel",
porque ha visitado y "redimido a su pueblo",
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la "misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza"
y "el juramento que juró a nuestro padre Abrahán" para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante "del Señor a preparar sus caminos",
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
NOS VISITARÁ EL SOL QUE NACE DE LO ALTO
Nos visitará, vendrá y se quedará. Vino como hombre, un Dios quiso hacerse uno de nosotros, menos en el pecado.
Estamos esperando al Mesías, que llegará en breve, que está a punto de llegar. Volvemos a revivir el mayor de los milagros.
Esperemos con amor. Esperemos con el resto de la humanidad al Dios hecho Niño. 

JUAN ES SU NOMBRE

 Lc 1,57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.
JUAN ES SU NOMBRE
Por mucho que le dijeron a Isabel, por mucho que le insistieron a Zacarías para que no le llamasen así, ellos sabían que su hijo debía llamarse Juan.
Su llegada y su nacimiento fueron anuncio de la llegada y nacimiento del Salvador. Ya desde que estaba en el vientre de Isabel.
Saltó de alegría al oír la voz de María. Y fue el precursor del Señor. Se llamó Juan, el Bautista. 

¡BENDITA!

 Lc 1,39-45

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

¡BENDITA!
Bendita la Madre de Dios, vino a decir Isabel cuando vio a María. La Virgen fue a ayudarla en cuanto se enteró de que la necesitaba.
Bendita por llevar en tu vientre a Jesús. Bendita por llevar el fruto de la Salvación. Bendita por ser su Tabernáculo.
¡Bendita seas por siempre, Madre!

MARÍA CONTESTÓ

 Lc 1,26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, "porque para Dios nada hay imposible"».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
MARÍA CONTESTÓ
El ángel anunció a María que iba a ser Madre de Dios, Madre del Mesías, Madre del Salvador. Ella sabía de lo que hablaba Gabriel.
Conocía las Escrituras y sabía que una joven sería la madre del Mesías. Y contestó, respondió al requerimiento de Dios.
Y contestó. Y su "Sí" sin condiciones cambió la humanidad.

NO TEMAS

 Lc 1,5-25

En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elias, "para convertir los corazones de los padres hacia los hijos", y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa.
            Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente».

NO TEMAS

Es lo que le dice el ángel a Zacarías en el evangelio de hoy. No temas, es una frase recurrente en la Biblia. Y es que Dios no da miedo.

No temas, yo estoy, nos dice. No temas, porque yo estoy contigo. No temas, sé fiel y todo se hará conmigo.

El miedo no es amigo de los amigos de Dios. Seamos valientes, vayamos detrás de Jesús hacia el Reino. No temáis.

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 Mt 1,18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
DIOS CON NOSOTROS
Hoy el evangelio nos habla del anuncio del Emmanuel. Nos cuenta cómo fue su nacimiento. Cuarto domingo de Adviento, ya está cerca su llegada.
Dios con nosotros para siempre. Siempre, una palabra que solo tiene sentido si la referimos a Dios. Todo lo demás es efímero, pasajero, inconstante.
Injertados en Él, viviendo en Él, corazó con Corazón, tendremos siempre a Dios con nosotros.

GENEALOGÍA

 Mt 1,1-17

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amos, Amos engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.
GENEALOGÍA
La genealogía es el conjunto de los antepasados de una persona. Hoy el evangelio nos presenta la genealogía de Jesús desde Abraham. 
Esto, aparte de su conexión con el Antiguo Testamento, nos quiere destacar y remarcar que fue hombre como nosotros, exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Dios se hizo hombre. Todo un Dios se hizo uno de nosotros. Y fue por Amor.

EL PADRE ME HA ENVIADO

 Mt 17,10-13

Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
EL PADRE ME HA ENVIADO
Lo dijo Jesús y Él no nos miente, es la Verdad. Enviado por el Padre para salvarnos, hecho Niño en Belén.
Y así nos envía Él a predicar su Palabra y su ejemplo, su Misericordia y su Amor. No puede ser de otra manera. El Amor es la diferencia. 
Somos enviados.

DIOS ES JUSTO

 Mt 11,16-19

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:
"Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado;
hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado".
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio". Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores".
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

DIOS ES JUSTO
Juan. el Bautista es uno de los protagonistas de la liturgia en estos días de Adviento. Hoy Jesús le dedica unos cuantos piropos. Le llama "más que profeta".
Dios es justo y fue justo entonces. Dios es justos, es la misma Justicia. pero no como entendemos la justicia en la tierra.
No es justicia vengativa, sino que su justicia es su misericordia. Solo así Él es justo.