jueves, 30 de noviembre de 2017

ESTÁ CERCA EL REINO DE DIOS

Lc 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

MIS PALABRAS NO PASARÁN
Del evangelio de hoy sorprende la rotundidad de las palabras de Jesús: "mis palabras no pasarán". Él lo tenía claro, era Dios.
Nosotros deberíamos tenerlo claro también. Sus palabras, su Palabra no va a pasar a pesar del tiempo, a pesar de todo lo que se ponga en contra.
Y con la misma rotundidad debemos defender sus palabras, las que no pasan, las que perduran. Todo pasará, pero Él siempre permanece. Permanezcamos en Él.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

VENID EN POS DE MÍ

 Mt 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

INMEDIATAMENTE
En el día en que la Iglesia celebra a san Andrés la liturgia nos ofrece el primer encuentro de Jesús con él, cuando estaba pescando con su hermano Pedro.
El evangelio nos dice que, al verlo, "inmediatamente" lo siguieron. Sin pensárselo dos veces, yendo a por todas, sabiendo a quién seguían y lo que dejaban.
Inmediatamente, así, sin más. Así debemos seguir a Jesús, como los primeros discípulos, con la ilusión en la mirada y en el corazón, sabiendo que hemos elegido la mejor parte: a Jesús. 


martes, 28 de noviembre de 2017

OS PERSEGUIRÁN

 Lc 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

OS SERVIRÁ PARA DAR TESTIMONIO
Las personas que han vivido algún acontecimiento pueden hablar de lo que han visto y contarlo. darán testimonio de ello ante los demás.
Hoy, los cristianos debemos dar testimonio de lo que hemos visto y oído: el amor de Dios en nuestras vidas, la Providencia diaria, su ternura con nosotros.
Todo aquel que nos pida razón de nuestra fe debe recibir como respuesta la alegría de una vida de servicio y entrega. Debemos ser testimonio con nuestras palabras y nuestras obras. 


lunes, 27 de noviembre de 2017

GUERRAS Y REVOLUCIONES

Lc 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "Esta llegando el tiempo"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el final no será enseguida».
Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambre y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

GRANDES SIGNOS
Quizá en otro tiempo el pueblo de Dios sí necesitase grandes signos de la naturaleza o físicas para que su fe se afianzase.
Actualmente los signos que llegan al pueblo, a la gente son de otra clase. Y el mayor de los signos es el amor, la entrega desinteresada y el servicio. 
Esos son los signos más grandes y los que nos hacen realidad el Reino entre nosotros. Estemos atentos a ellos y ahí veremos el Corazón de Dios. 


domingo, 26 de noviembre de 2017

LA VIUDA POBRE

 Lc 21, 1-4
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

TODO LO QUE TENÍA
El evangelio de hoy nos habla de la viuda que echó todo lo que tenía en el tesoro del templo. Todo lo que tenía, ¿haríamos nosotros lo mismo?
Dar todo lo que tenemos es estar dispuestos a ofrecer a los demás lo que necesiten: nuestro tiempo, nuestro consejo, nuestra sonrisa, nuestra acogida...
Dar todo lo que tenemos es una buena manera de ser discípulos de Aquel que lo dio todo por nosotros. Darlo todo es una bienaventuranza, vivámosla. 


sábado, 25 de noviembre de 2017

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Mt 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme".
Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá: "En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños conmigo lo hicisteis".
Entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.
Entonces también estos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Él les replicará: "En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo". Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

REY
Jesús es Rey del universo, rey de nuestras vidas, rey de todo lo creado. Él reina, pero su Reino es el servicio, la misericordia, la compasión. Su Trono fue una Cruz y su corona, unas espinas.
Y nos dejó su Reino. El Reino de la justicia, el amor y la paz está ya aquí, con Él, pero todavía no del todo. Nosotros debemos hacer, con nuestras obras, que el Reino llegue definitivamente.
Así reinaremos: sirviendo. No hay otra forma ni otro camino. El servicio nos hace reyes, el amor al prójimo, traducido en un vaso de agua, una casa amiga, una visita amable con los más pequeños, los preferidos de Dios, pues cada vez que lo hacemos, se lo hacemos a Él.


YA NO PUEDEN MORIR

Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

NO ES DIOS DE MUERTOS
Jesús es la Resurrección y la vida. Él se hizo Resurrección para nosotros y nosotros debemos resucitar cada día para vencer a las muertes cotidianas.

Dios es un Dios de vivos y no nos quiere muertos. Hay que vivir y vivir con amor, porque el amor de Cristo venció a la muerte.

Así resucitamos: amando. No hay otro camino ni otra manera de vivir, puesto que vivir sin amor no es vivir. Y Dios no es un Dios de muertos.



jueves, 23 de noviembre de 2017

CASA DE ORACIÓN

 Lc 19, 45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían que hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

PENDIENTE DE ÉL, ESCUCHÁNDOLO
Cuando Jesús echó del templo a los vendedores, los escribas y fariseos no pudieron echarle mano porque el pueblo entero estaba pendiente de él.
Nosotros, al igual que ellos, debemos estar pendientes de Jesús, de sus cosas, que son las cosas de Dios para que el Reino llegue.
Y escuchándolo en nuestros ratos de oración, en la intimidad del silencio habitado, en el que todo lo llena Él. Escuchar todo lo que tenga que decirnos y vivirlo. 


miércoles, 22 de noviembre de 2017

LLORÓ SOBRE JERUSALÉN

Lc 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

NO RECONOCISTE EL TIEMPO DE TU VISITA
Jesús se lamentaba de que la ciudad de Jerusalén no reconociese los signos de Dios, que no reconociese cuándo y cómo Dios estaba presente. Y lloró por ello. 
¿Sabemos reconocer nosotros los signos de Dios en nuestra vida, cuándo y cómo Él se quiere hacer presente? Hay que estar atentos, porque lo hace de forma discreta, silenciosa, como la lluvia suave en la tierra.
La presencia de Dios no está únicamente en lo extraordinario, sino en lo cotidiano de cada día, en la alegría, la paz, el servicio, en la oración, en tantos y tantos signos de amor hacia nosotros. Estemos atentos y Dios se hará presente. 


martes, 21 de noviembre de 2017

SUBIENDO HACIA JERUSALÉN

 Lc 19, 11-28
En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo".
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: "No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros".
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo: "Señor, tu mina ha producido diez".
Él le dijo: "Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades".
El segundo llegó y dijo: "Tu mina, señor, ha rendido cinco".
A ese le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades".
El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, porque eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado".
Él le dijo: "Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la mina y dádsela al que tiene diez minas".
Le dijeron: "Señor, si ya tiene diez minas".
"Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

CAMINABA DELANTE DE ELLOS
Hoy el evangelio después de la parábola de las minas, nos dice que Jesús caminaba delante de los discípulos, hacia Jerusalén.
Sabiendo lo que le esperaba, caminaba el primero, delante, valiente. Nos dio otra vez ejemplo de cómo debemos ir hacia lo que es Voluntad del Padre.
Aceptemos la Voluntad de Dios así de valientes, como el Maestro. Conscientes de que Jesús nos acompaña por delante, el primero. Sigámosle hacia Jerusalén. 


lunes, 20 de noviembre de 2017

LO QUE ESTABA PERDIDO

Lc 19, 1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, y dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

ES NECESARIO QUE HOY ME QUEDE EN TU CASA
Zaqueo tuvo la gran suerte de que Jesús fuera a su casa y comiera allí. Y nosotros podemos tener también la suerte de que se hospede en nuestra casa.
Jesús se nos ofrece a diario para habitar en nosotros en la Eucaristía, Pan partido y repartido. Dejémosle que entre, que viva dentro de nosotros. 
Como María, con la que hoy celebramos su Presentación. Ella le dejó habitar en su corazón y, desde ese momento su vida cambió. Que Dios cambie nuestra vida para hacerla servicio, como María. 


domingo, 19 de noviembre de 2017

PASA JESÚS NAZARENO

Lc 18, 35-43
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo: «Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

ÉL GRITABA MÁS FUERTE
El ciego de Jericó cuando se enteró que Jesús pasaba, le gritó para que le curase su ceguera. Los demás le hicieron callar, pero él no hizo caso y gritaba más fuerte.
¡Cuántas veces nuestros compañeros de camino nos intentan convencer de que desistamos de nuestras esperanzas! Pero nosotros, a ejemplo del ciego, debemos "gritar más fuerte". 
Amemos más fuerte, seamos misericordiosos "más fuerte", recemos "más fuerte", ayudemos "más fuerte" y, como al ciego, Jesús nos dirá: "Tu fe te ha salvado".


sábado, 18 de noviembre de 2017

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».

FIEL EN LO POCO
La fidelidad es una de las virtudes que se valoran mucho en las relaciones de amistad y de familia. Un amigo fiel es un refugio seguro, nos dice el libro del Eclesiástico.
Nos refugiamos en la fidelidad del amigo y en la fidelidad del mejor de los amigos, que es Jesús. Ser fiel en lo poco denota que lo seremos en lo mucho, en la amistad y en la vida.
Seamos fieles en lo pequeños detalles de la vida diaria, con la mirada puesta en Jesús. Fieles en lo poco, como los niños y nuestro Padre fiel nos acogerá en su regazo. 


viernes, 17 de noviembre de 2017

ESTA FE EN LA TIERRA

Lc 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario". 
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

ES NECESARIO ORAR SIEMPRE
En el evangelio de hoy Jesús nos deja claro la necesidad de orar siempre. Y nos lo ilustra con la parábola de la viuda y el juez.
Insistir en la oración, pedir a Dios es oración. Pero hay más maneras de orar. Alabar, contemplar, rezar, suplicar, pedir... y hay una manera de orar por cada persona que ora.
Lo necesario es orar siempre. No dejemos la oración. Es nuestra manera de acercarnos a la incomprensible cercanía de Dios. Oremos sin desfallecer, corazón a Corazón. 



jueves, 16 de noviembre de 2017

EL DÍA QUE SE REVELE EL HIJO DEL HOMBRE

Lc 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?».
Él les dijo: «Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

¿DÓNDE, SEÑOR?

Muchas veces nos preguntan, y nos preguntamos, ¿dónde está Dios? ¿Dónde se esconde? ¿Por qué no se deja ver, y a veces, ni siquiera intuir?
Nos dijo Isaías que el que busca a Dios con todo el corazón, lo encuentra. ¿Buscamos así a Dios para encontrarlo, buscamos a Dios con todo el corazón?
Le buscamos por fuera, en todas las cosas, pero Dios está dentro de cada uno de nosotros. Busquémosle allí, en nuestro interior. Allí habita la verdad (san Agustín). 



miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿CUÁNDO VA A LLEGAR EL REINO DE DIOS?

Lc 17, 20-25
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».
Él les contesto: «El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí “o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: “Está aquí “o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

EL REINO DE DIOS NO VIENE APARATOSAMENTE
Una de las características de la venida y la estancia de Jesús entre nosotros es la humildad, el silencio, y, sin que se note, se hace realidad.
Por eso el Reino de Dios tampoco viene con ruido ni con estrépito. Sin que se note, la semilla crece; sin que se note, el Reino se va haciendo presente.
Humildad, silencio lleno de Amor, con suavidad. Dios no puede ser de otra manera, la Suprema Bondad llega como huracán suave y su Reino llega con mansedumbre. 



martes, 14 de noviembre de 2017

ENTRE SAMARIA Y GALILEA

Lc 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes».
Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera dar gloria a Dios más que este extranjero? ».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

ALABANDO A DIOS
En el evangelio de hoy Jesús cura a diez leprosos, pero solo uno alabó a Dios con grandes gritos y se lo agradeció. Alabar a Dios y darle gracias son expresiones de amor.
Reconocer y agradecer la presencia de Dios en nuestras vidas, en la vivencia del amor al prójimo, en lo cotidiano y no tan cotidiano de la realidad que vivimos es nuestra respuesta a tanto don recibido.
Mientras vamos de camino demos gracias a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros, todo lo que nos da desde su amor desinteresado e incondicional hacia nosotros.


lunes, 13 de noviembre de 2017

SIERVOS INÚTILES

 Lc 17, 7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: "En seguida, ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».

LO QUE TENÍAMOS QUE HACER
La libertad es uno de los dones más preciados con que nos ha regalado el Señor. Hemos sido creados libres, con inteligencia y voluntad.
Pero libertad no es hacer lo que nos da la gana, sino que es hacer lo que tenemos que hacer porque nos da la gana.
Todos sabemos lo que tenemos que hacer en el seguimiento de Jesús, en nuestro ser cristiano. Pidamos a Dios que nos ayude cada día a ejercer la libertad de los hijos de Dios. 


domingo, 12 de noviembre de 2017

TENED CUIDADO

 Lc 17, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Me arrepiento", lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", y os obedecería».

SI TUVIERAIS FE
La fe no es un seguro de vida ante los problemas que se nos presenten, no es saberlo todo ni seguridad. Dejar atrás nuestros temores.
Si tenemos fe veremos a Dios en todos los acontecimientos de la vida, por eso debemos cultivarla para que esté viva en el aquí de nuestra historia.
La fe es don, regalo de Dios. Un tesoro gratuito al que respondemos también libremente. Creer en la Bondad de un Dios que nos ama, eso es la fe. 


sábado, 11 de noviembre de 2017

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!"
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.”
Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos."
Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco."
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

NO SABÉIS EL DÍA NI LA HORA
Hoy el evangelio nos habla de futuro, de esperanza, de pies en el suelo y corazón en el cielo. Debemos estar con las lámparas encendidas ante la posible venida del Esposo.
Y Él siempre vuelve, siempre viene. Siempre está. Nuestras lámparas deben estar siempre encendidas dando luz, guiando hacia Jesús a todo aquel que nos vea.
Y encendidas esperando su llegada. Esperarle con determinación, con voluntad, con decisión de seguir su ejemplo, día a día, hora a hora.


viernes, 10 de noviembre de 2017

FIEL EN LO POCO

 Lc 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo: «Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

DIOS CONOCE VUESTROS CORAZONES
Y no solo nuestros corazones: nos conoce en totalidad, profundamente, desde siempre. Y nos acompañará siempre en nuestra vida hasta el final.
Dios no es nuestro enemigo, sino nuestro Padre, es Amor, un amor inefable en el que perdernos, ese latido eterno que nos repite a cada momento que nos ama.
Dios conoce nuestro corazón. En él nacen todos los buenos sentimientos y las mejores obras. Que nuestro corazón lata siempre al ritmo del Corazón de Dios. 


jueves, 9 de noviembre de 2017

EL ADMINISTRADOR INJUSTO

Lc 6, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.
El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa."
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"
Este respondió: "Cien barriles de aceite".
Él le dijo: "Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta".
Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?".
Él dijo: "Cien fanegas de trigo."
Le dice: "Toma tu recibo, escribe ochenta".
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

LOS HIJOS DE LA LUZ
La luz ilumina, nos hace ver con claridad y, a veces, da un poco de calor. Si somos hijos de la luz seremos para los demás esa claridad y ese calor.
No somos hijos de la noche, sino hijos del día. Somos discípulos de Aquel que es Luz de Luz y que ilumina con su vida y sus palabras a toda la humanidad.
Seamos luz, calor, claridad, transparencia sin oscuridad ninguna. Que todo aquel que se acerque a nosotros reciba esa Luz de Cristo que existe en nuestro corazón.