viernes, 28 de mayo de 2021

BETANIA

 Mc 11, 11-26

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo:
«¿No está escrito: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».

BETANIA

Ya era tarde, y Jesús, con los Doce, se marchó a Betania. ¡Llegaban a casa 13 personas! Y sigue diciendo el evangelio que se marcharon al día siguiente. Ejemplo de hospitalidad.

En nuestra perspectiva, en la era de internet, llamaríamos a una pizzería y a cenar todos. No se ve por ningún lado enfado de Marta, María o Lázaro, porque eran sus amigos. ¡Pero qué susto al ver llegar a tanta gente!

Nada importa cuando llega un amigo a casa (¡o trece!) o a nuestro corazón. Que siempre tengamos nuestras casas y nuestros corazones dispuestos a acoger. Acoger es amar.

jueves, 27 de mayo de 2021

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

 Mc 14, 12a. 22-25

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

"Tomad, esto es mi cuerpo". Frase total, absoluta del amor entregado. ¿Quién podría aceptar una ofrenda así, quién puede ofrecerse de esa manera?

Amor absoluto y total. Amor desbordado. No solo da su vida, sino que nos ofrece su Cuerpo. No solo es Amor, sino Amor partido y compartido.

En el día en que conmemoramos a Jesucristo como sumo y eterno sacerdote recordamos a todos los sacerdotes que ofrecen a diario su vida y servicio por todos.

EL QUE QUIERA SER GRANDE, SEA VUESTRO SERVIDOR

 Mc 10, 32-45

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
-«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
-«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
-«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. »
Jesús replicó:
-«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
-«Lo somos.»
Jesús les dijo:
-«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos».

EL QUE QUIERA SER GRANDE, SEA VUESTRO SERVIDOR

El servicio desinteresado es la mejor ofrenda que podemos dar a todo aquel que nos pida que le enseñemos nuestra fe.

La fe sin obras se queda coja, a medias. Y la obra que se nos pide es servir, como sirvió Jesús, hasta dar la vida.

Servir es reinar. Reinemos sirviendo.


TE HEMOS SEGUIDO

  Mc 10, 28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más - casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

TE HEMOS SEGUIDO

Hemos seguido a Jesús. Muchas veces, como dice el evangelio de hoy, lo hemos dejado todo y le hemos seguido.

Hemos dejado todos nuestros miedos y le hemos seguido, hemos dejado nuestros deseos y le hemos seguido, hemos dejado todo aquello que nos aleja de Él y le hemos seguido.

Te hemos seguido, por ti, por tu palabra. Por tu promesa de ser siempre para ti.


TENGO SED

Jn 19, 25-34

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

TENGO SED

Y siempre tendrá sed. Esas dos palabras nos recuerdan sufrimiento en la Cruz, pero no se quedaron allí.

Resuenan siempre y a través de la Historia en los corazones de los que aman a un Dios hecho hombre, Amor hecho vida.

Hoy las vuelve a decir. Tiene sed de nuestra sed. Tiene sed de nuestro ser cristiano, comprometidos, actuales, misioneros. Apaguemos su sed.

domingo, 23 de mayo de 2021

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

  Jn 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

PENTECOSTÉS

Y llegó el Espíritu, llegó el Paráclito, el Consolador. Aquel que nos acompaña siempre, nos santifica, nos ilumina y guía con su llama de fuego. Espíritu que nos enciende en nuestra vida de autenticidad, de entrega, de misión, de amor desinteresado.

Llamas de fuego, eso debemos ser en medio del mundo. Fuego que encienda otros fuegos, llama que encienda corazones y mentes. En medio de este mundo frío por la indiferencia y el desconsuelo, seamos apóstoles de fuego, repartiendo el consuelo del Espíritu.

El mundo necesita corazones ardientes, nuestros corazones que arden en amor de Dios para que el mundo renazca y se vuelva hacia el Corazón de Cristo. Como el Padre lo ha enviado, así nos envía Él. Tenemos tarea.

MUCHAS OTRAS COSAS HIZO JESÚS

 Jn 21, 20-25

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

MUCHAS OTRAS COSAS HIZO JESÚS

Eso nos dice hoy el evangelio. Serían tantas que no cabrían en los libros. ¿Por qué no nos han llegado?

Quizá los evangelistas pensaron que no serían necesarias porque, con lo que nos habían contado sobre Jesús, ya era suficiente para saber qué teníamos que hacer.

Amar, ser mansos, dar la vida, perdonar siempre. Aunque nos hubiera gustado que nos lo hubieran contado todo, con eso tenemos suficiente para una vida.

¿ME AMAS?

  Jn 21, 15-19

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú, sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

¿ME AMAS?

La pregunta que Jesús le hizo a Pedro alguna vez resonará en nuestros oídos y en nuestro corazón.

¿y qué diremos? ¿Cuál será nuestra respuesta? ¿Cuál sería nuestra respuesta ahora mismo?¿Le amamos?

Y YO EN ELLOS

 Jn 17, 20-26

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:
- «No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

Y YO EN ELLOS

Jesús quiere estar en nosotros, siendo completamente uno. En nosotros es más que con nosotros.

Ser uno con Cristo, a eso debemos tender en toda nuestra vida de cristianos entregados al amor incondicional.

Que siempre seamos uno contigo, Jesús.

PARA QUE SEAN UNO

  Jn 17, 11b-19

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

PARA QUE SEAN UNO

Deseo de Jesús hecho anhelo constante. La Unidad de la Trinidad se vuelca en nosotros en ese deseo de ser uno.

Seamos uno en el amor, uno en la fe, uno en la esperanza. Seamos uno en el deseo también de que el Reino llegue a nosotros.

Que seamos iuno a su imagen y semejanza.

QUE TE CONOZCAN A TI

 Jn 17, 1-11a

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús:
«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los que le dado sobre todo carne, dé la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti».

QUE TE CONOZCAN A TI

Sería lo que deberíamos hacer a cada momento de nuestra vida, conocer a Jesús tan profundamente como Él nos conoce.

Conocer a Jesús, saber de Él continuamente, no dejar de ser uno con Él. Es lo ideal, pero a ello debemos tender. 

Lo inalcanzable debe ser lo alcanzable si ponemos todo nuestro empeño y nuestro corazón. Conozcamos a Jesús.

NO ESTOY SOLO

 Jn 16, 29-33

En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios».
Les contestó Jesús:
¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

NO ESTOY SOLO

Eso nos dice Jesús, que no está solo, y es así porque verdaderamente no lo está. Nunca está solo. 

Nosotros, como hijos de Dios, tampoco estamos solos nunca. Dios está con nosotros, en toda ocasión y circunstancia.

No estamos solos.

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

  Mc 16,15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

ASCENSIÓN

Hoy celebramos el comienzo de una historia, Aunque sea el fin de la estancia terrena de Jesús, ese día comenzó nuestra tarea como cristianos. Jesús ascendió y puso en nuestras manos el futuro de la Iglesia.

Ahora es nuestra hora. Nos confió todo lo que debíamos saber sobre el amor desinteresado, sobre el verdadero amor y el camino para conseguir vivirlo.

Pongamos manos a la obra, que todos conozcan al Padre, al Hijo al Espíritu. Que todos sepan amar como Él nos amó. Comienza nuestra tarea.


EL PADRE MISMO OS QUIERE

  Jn 16, 23b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

EL PADRE MISMO OS QUIERE

Jesús lo ha dicho claramente. Nos quiere. El que es el mismo Amor, nos quiere, porque no puede hacer otra cosa que querer.

Y esta debe ser nuestra alegría: somos amados por el mismo amor. ¿Qué deberíamos hacer? Sencillamente, amar.

Como decía san Francisco, el Amor no es amado. Dejémonos amar por Él y amemos como Él nos ama.

PARA QUE VAYÁIS Y DEIS FRUTO

 Jn 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».

PARA QUE VAYÁIS Y DES FRUTO

Como acostumbra, nos lo dice muy claro hoy también. Nos ha elegido para que vayamos y demos fruto.

No hay más que cumplir su voluntad. Vayamos, vayamos por todo el mundo y demos frutos del Espíritu.

Mostremos a Jesús a todos, siempre. Que todos conozcan su amoroso Corazón.


TRISTEZA Y ALEGRÍA

 Jn 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver", y eso de "me voy al Padre"?»
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver"? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

TRISTEZA Y ALEGRÍA

Hoy el evangelio nos habla de tristeza y alegría. La alegría del mundo no es la alegría de Dios.

Nuestra alegría, la de los cristianos, la que proviene de un Dios hecho hombre, resucitado, no nos la puede quitar nadie.

Seamos apóstoles de la alegría, sembrando evangelio, buena noticia, la mejor noticia de la humanidad.


LA VERDAD PLENA

 Jn 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

LA VERDAD PLENA

La verdad plena es Jesús, Nos lo dijo en otra ocasión: "yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Rotundamente.

Verdad plena solo la podemos encontrar en Jesús. No hay otra verdad, no hay otra luz, no hay otro fundamento.

Y el Espíritu es el que nos guiará a esa Verdad. El Espíritu es el que nos guiará a esa Verdad. El Espíritu que nos envió Jesús.

martes, 11 de mayo de 2021

EL PARÁCLITO

 Jn 16, 5-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

EL PARÁCLITO

El evangelio de hoy nos pone delante al espíritu santo, en vista a su venida. Jesús se va despidiendo con tacto, con suavidad.

Sabe que su marcha será un duro golpe para los discípulos, pero no los deja huérfanos, no nos deja huérfanos, nos da al Espíritu.

Paráclito significa aquel que consuela. Y el Espíritu, dulce huésped del alma, nos consolará, nos dará fuerzas y nos levantará hacia la meta.

DESDE EL PRINCIPIO ESTÁIS CONMIGO

 Jn 15, 26-16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

DESDE EL PRINCIPIO ESTÁIS CONMIGO

Es un verdadero consuelo que el mismo Jesús nos diga y asegure que hemos estado con Él desde el principio. Con Él y en Él.

En su Corazón desde siempre. Y así seguirá siendo porque su Amor es inmenso. Lo único constante en nuestras vidas.

Seamos conscientes de ello y demos gracias porque su amor sí es infinito.

VI DOMINGO DE PASCUA

 Jn 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».

LO QUE PIDÁIS AL PADRE

Como nos dice Jesús en otra ocasión, si le pides a tu padre pan, no te dará una piedra. El amor va implícito en la solicitud por ser padre. Y nada menos que nuestro Padre lo es de manera muy especial.

Cuando somos niños y necesitamos algo, se lo pedimos a nuestro padre o a nuestra madre, sabiendo que nos lo dará todo y en la medida que pueda. Así también nuestro Padre del cielo.

Pidamos a Dios sin miedo, con la confianza de un niño, como un hijo habla con su padre, con la esperanza de que el corazón de un padre siempre está para todo lo que necesite un hijo. Pedid y se os dará.

TAMBIÉN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN

 Juan 15, 18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

TAMBIÉN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN

En algunas partes del mundo, en algún momento de cada día hay un cristiano perseguido por serlo.

Quizá nosotros también, de alguna manera lo somos. Pero Él está siempre, porque a Él lo persiguieron primero.

Amad, aunque os persigan. Esa fue su enseñanza.

VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS

 Jn 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS

Si conocemos por experiencia qué significa la palabra amigo, sabremos qué nos está queriendo decir Jesús en este evangelio.

Amigos de verdad tenemos pocos, porque así debe ser. Confianza personal con pocos y éstos, probados.

Pues Jesús nos llama amigos, de los de verdad, de los auténticos. Así nos ama y así nos quiere. Correspondamos.

QUE MI ALEGRÍA ESTÉ EN VOSOTROS

 Jn 15, 9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

QUE MI ALEGRÍA ESTÉ EN VOSOTROS

Una característica de los cristianos debería ser siempre la alegría. Y nadie nos dará tanta alegría como Jesús.

Ser cristianos debería darnos tal alegría que todo aquel que nos viera se diera cuenta de que lo somos por nuestra alegría.

Y muchas veces es al contrario. La tristeza domina nuestra vida. Que su alegría esté en nosotros.

PERMANECER

 Jn 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

PERMANECER

Permanecer en su amor, permanecer en Él, estar siempre en contacto con todo lo que tenga que ver con Jesús.

Jesús nos invita a permanecer en Él y lo hace porque sabe que podemos sumergirnos en su Corazón.

Bucear en su Espíritu, estar en su Corazón, permanecer en el Padre.

LA PAZ

 Jn 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo».

LA PAZ

Ser pacíficos, pacificar el ambiente, a nuestros hermanos, a nosotros mismos debería ser tarea diaria de cada cristiano. Ser paz.

Paz a vosotros, la paz os doy, frases de Jesús que nos recuerdan una de las bases sobre las que construir el reino.

Nos dijo que aprendiéramos de Él a ser mansos, pacíficos. Por eso la paz es tan importante en nuestra vida. Bienaventurados los pacíficos.


YO ESTOY EN EL PADRE

 Jn 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

YO ESTOY EN EL PADRE

Jesús era el único que sabía a ciencia cierta qué es "estar en el Padre". Estar en alguien, no con alguien.

Estar en Él, ser en Él. Trinidad a nuestro corto alcance.

Estar en Él. ¿podemos llamar así al cielo?

domingo, 2 de mayo de 2021

V DOMINGO DE PASCUA

  Jn 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

LA VID Y LOS SARMIENTOS

Muchas veces oímos la palabra "gracia de Dios".  El evangelio de hoy nos hace entender que la gracia es participar de la vida de Dios, incorporados a Cristo, como el sarmiento a la vid. La vida de los hombres es posible cuando recibimos de Cristo su savia, su vida.

Eso fue lo que sucedió el día de nuestro Bautismo. Quitar lo que nos aparta de Dios, para llegar a Él. participar de su fuerza para poder llevar una vida según Cristo. Que no seamos nunca "desinjertados" de Jesús porque sin Él no podemos hacer nada.

Ahí radica nuestra vida. Demos más fruto, fruto del que vive incorporado a Cristo. Dejémonos podar para dar todo el fruto posible en favor de los hermanos, de la humanidad.

ME VOY AL PADRE

 Jn 14, 7-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mi, hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mi, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

ME VOY AL PADRE

Jesús ya nos va anunciando que se irá con el Padre, se irá a su lugar propio, de donde salió.

Así nosotros debemos ir al Padre, al Corazón de Dios, que es nuestro lugar, el lufar donde Él quiere que estemos.

Em Él, en su Corazón siempre.


CAMINO, VERDAD Y VIDA

 Jn 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

CAMINO, VERDAD Y VIDA

Nadie va al Padre si no es por Él, con Él, a través e Él. Porque Jesús es el Camino.

La Verdad que nos trae Jesús es la única posible. La Verdad infinita del Amor partido y repartido. Porque Jesús es la Verdad.

Sin Jesús no hay vida. Nos la da a cada paso, a cada momento, con la suya, con su Cuerpo y Sangre. Porque Jesús es la Vida.