domingo, 2 de mayo de 2021

V DOMINGO DE PASCUA

  Jn 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

LA VID Y LOS SARMIENTOS

Muchas veces oímos la palabra "gracia de Dios".  El evangelio de hoy nos hace entender que la gracia es participar de la vida de Dios, incorporados a Cristo, como el sarmiento a la vid. La vida de los hombres es posible cuando recibimos de Cristo su savia, su vida.

Eso fue lo que sucedió el día de nuestro Bautismo. Quitar lo que nos aparta de Dios, para llegar a Él. participar de su fuerza para poder llevar una vida según Cristo. Que no seamos nunca "desinjertados" de Jesús porque sin Él no podemos hacer nada.

Ahí radica nuestra vida. Demos más fruto, fruto del que vive incorporado a Cristo. Dejémonos podar para dar todo el fruto posible en favor de los hermanos, de la humanidad.

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