domingo, 28 de febrero de 2021

II DOMINGO DE CUARESMA

 Mc 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos».
Esto se les quedó grabado, y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos».

TRANSFIGURACIÓN

El segundo domingo de Cuaresma siempre nos recuerda este pasaje del evangelio. Tiempo propicio para volver a Dios, para redirigir nuestra mirada hacia la verdaderamente importante. Quitar lo secundario de nuestra vida para quedarnos con lo esencial.

Quizá por eso la Transfiguración nos lleva a creer en lo esencial de Jesús, que no eran los milagros, ni lo exterior, sino sencillamente su Persona, su ser Dios. Dios que se hizo hombre para salvarnos. Dios que nos ama infinitamente, como solo Él puede hacerlo.

El Hijo de Dios amado se transfigura y nos transfigura si nosotros nos dejamos transfigurar. Subamos con Jesús al Tabor, solos con Él, escuchemos su voz y que nos cubra con su nube. 

SED PERFECTOS

 Mt 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

SED PERFECTOS

Eso es lo que nos pide hoy Jesús. Ser perfectos es una manera de ser un verdadero cristiano.

Perfectos en el amor, perfectos en la misericordia, perfectos en el perdón.

Solo se nos pide la perfección en el amor. 

viernes, 26 de febrero de 2021

VUESTRA JUSTICIA

  Mt 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la “gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

VUESTRA JUSTICIA

Menos mal que tantas veces no ejercemos nuestra justicia, que poco o nada tendría que ver con la verdadera justicia.

Jesús lo dijo: "Pero Yo os digo". Su justicia es algo nuevo y renovado, que poco o nada tiene que ver con la justicia del "ojo por ojo".

"Vete primero a reconciliarte con tu hermano", esa es la verdadera justicia, el amor, el perdón , la misericordia. Amén. 

HACEDLO VOSOTROS CON ELLOS

  Mt 7, 7-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

HACEDLO VOSOTROS CON ELLOS

Todo aquello que no quieres que te hagan, no lo hagas a los demás. Es algo que llevamos impreso en nuestra conciencia.

Y Jesús lo dejó claro: "amaos los unos a los otros". Hacedlo, amaos con el amor con que yo os amo.

Jesús no tiene otra razón que el Amor. Que sea también la nuestra.

miércoles, 24 de febrero de 2021

JONÁS

 Lc 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

JONÁS

Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive. En tiempos de Jesús se le pedía un signo y Él quiso que se fijaran en Jonás.

Cruzó Nínive predicando la conversión y Jesús cruzó pueblos y ciudades predicando el Amor y el perdón de un Padre que nos ama infinitamente.

Jesús es más que Jonás. Murió por nosotros, se entregó por nosotros. No hay mejor signo que ese. 

martes, 23 de febrero de 2021

CUANDO RECÉIS

 Mt 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así:
"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal".
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

CUANDO RECÉIS

Cuando recemos solo debemos amar y dejarnos amar por el Corazón de Jesús. Cuando recemos solo debemos hablar con el corazón.

Cuando recemos, escuchemos. Cuando recemos, dejemos las preocupaciones en su mano, que Él las recoge con Amor.

Aprovechemos esta Cuaresma para aumentar nuestro tiempo de oración. Corazón a corazón.

AHORA YO TE DIGO

 Mt 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».


AHORA YO TE DIGO

Jesús viene a cambiarlo todo. Cambiarlo hacia el amor, por amor y con amor. No puede ser de otra manera.

Se dijo "ojo por ojo", pero yo os digo: "Amad a vuestros enemigos". Jesús es Amor.

Hayas vivido lo que hayas vivido, Jesús te dice: "Ahora yo te figo...". Deja que lo transforme todo en Amor.



domingo, 21 de febrero de 2021

I DOMINGO DE CUARESMA

  Mc 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.
Después de que Juan, fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

ALIANZA

Alianza, una palabra que se repite en la liturgia de hoy, primer domingo de Cuaresma. Alianza es pacto, acuerdo, trato, lazo. Y una alianza fue lo que hizo el pueblo con Dios. Ellos eran su pueblo y Dios era su Señor. Para siempre. En todo.

Muchas veces el pueblo rompió ese pacto, pero Dios siempre fue fiel. Quizá sea esa la enseñanza que debemos sacar hoy de la Escritura. Ser siempre fieles al Señor, porque Él siempre fue y será fiel. No puede ser de otro modo.

Nosotros debemos convertirnos y creer en el Evangelio, porque está cerca el Reino. Buen trato para vivir esta nueva Cuaresma. 

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

 Lc 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y los escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».


DEJÁNDOLO TODO

Año tras año, vamos dejando situaciones, personas por el camino. Pero nunca será todo.

Quienes lo dejan todo para seguir a Jesús sienten una alegría plena, un lleno en su vida indescriptible.

¿Probamos a ir dejando cosas en nuestra vida que nos impiden seguir a Jesús?



 

viernes, 19 de febrero de 2021

VIERNES DESPUÉS DE CENIZA

 Mt 9, 14-15

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».

¿POR QUÉ?

¿Por qué el ayuno? Es la pregunta que ya le hacían a Jesús hace 2000 años. Parece que no hubiéramos aprendido nada.

¿Por qué tengo que ayunar? Es una herramienta espiritual que nos acerca a Dios. La Cuaresma nos debe reincorporar de una manera u otra a Dios. 

Y el ayuno es una ayuda para ello. Ayunemos no solo de comida, sino de todo aquello que nos separe de Dios. 

jueves, 18 de febrero de 2021

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA

 Lc 9,22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día»
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?»

SI ALGUNO QUIERE

Si alguno quiere, nos dice Jesús. La libertad que nos otorgó está siempre presente cuando nos habla, nos pide, nos enseña algo.

Si alguno quiere venir, si alguno quiere cruzar a la otra orilla y encontrarle, si alguno quiere transformar su vida en luz, que venga.

Que se  niegue a sí mismo y su alma derramará amor y más amor. Y nos dice: "Si alguno quiere llevar la Cruz, que me siga". 

miércoles, 17 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA

 Mt 6, 1-6.16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

MISERICORDIA

"Misericordia, Dios mío, por tu bondad", así empieza el Salmo de hoy, miércoles de Ceniza. Empezamos la Cuaresma y todas las lecturas nos orientan hacia el ejercicio de la Misericordia, de la Caridad en grado sumo. 

Así proclamaremos su alabanza, como enviados de Cristo anunciando el día de su salvación. Sin olvidar que cuando ayunemos, demos limosna y oremos los hagamos con alegría, dejándonos habitar por su Gracia. 

Dios compasivo y misericordioso nos ofrece su Corazón, ardiendo en Amor, para que lo llevemos a todos y multipliquemos su Misericordia en nuestros hermanos. Que así sea en esta Cuaresma. 

martes, 16 de febrero de 2021

¿Y NO ACABÁIS DE COMPRENDER?

 Mc 8, 14-21

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».
Y discutían entre ellos sobre el hecho de que o tenían panes.
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis en corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?»
Ellos contestaron:
«Doce».
« ¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron:
«Siete».
Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?»

¿Y NO ACABÁIS DE COMPRENDER?

Eso nos dice hoy Jesús. Y con razón. No acabamos de comprender que nadie nos ama como Él, nadie nos comprende como Él.

No acabamos de comprender que todo lo hizo por amor, todo lo hizo por nosotros, por lo mucho que nos echa de menos cuando no estamos con Él.

No acabamos de comprender que solo Èl murió por nosotros y lo sigue haciendo a diario. No acabamos de comprender que Dios es Amor.

lunes, 15 de febrero de 2021

UN SIGNO

 Mc 8, 11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

UN SIGNO

¿Quién no ha pedido a Dios alguna vez una señal, un signo, una pequeña pista de por dónde tirar, qué hacer en determinada situación?

Los contemporáneos de Jesús también le pidieron un signo para que demostrara que era el Mesías. Jesús suspiró. Y no se lo dio.

Tenemos cientos de signos al día para descubrir a Dios en todo, sobre todo en nosotros. La vid, la vida que se nos ofrece ante los ojos, nos debe hacer más "creyentes".

domingo, 14 de febrero de 2021

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Mc 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio»,
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

QUEDA LIMPIO

En tiempos de Jesús, a  los que tenían la lepra. enfermedad maldita en aquel tiempo, los apartaban y los aislaban de todo. Quizá las cosas en ese sentido no hayan cambiado mucho. Y lo único que quería aquel hombre, de rodillas, rogando a Jesús era quedar limpio.

Las lepras de nuestro tiempo, las lepras espirituales son más difíciles de curar quizá porque no conocemos hasta qué punto puede limpiarnos Jesús de todo aquello que en nuestro interior está destruyendo todo lo bueno que hay en nosotros.

Él es nuestro refugio, como nos dice bellamente el Salmo. Un refugio que nos da alas para salir renovados después de haber conocido la Bondad, al Único que puede salvarnos de nuestras lepras. 

SIENTO COMPASIÓN

 Mc 8, 1-10

Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos»
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?»
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

SIENTO COMPASIÓN

Jesús sintió compasión de la gente que le acompañaba y le escuchaba. Iban con él y se quedaban con él.

No les importaba otra cosa más que estar con él, saber de Él, sentir con Él.

Así deberíamos ser nosotros. Estar con Él y no desear más. 

viernes, 12 de febrero de 2021

AL MOMENTO

 Mc 7, 31 37

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es: «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

AL MOMENTO

Hoy a Jesús le presentaron un sordomudo para que le impusiera las manos. Él lo hizo y "al momento" habló y oyó.

Jesús actuaba así. Lo hacía y era su palabra. Coherencia y compromiso. Signos de su divinidad que solo pasaban desapercibidos a los ciegos de corazón.

Nosotros muchas veces queremos las cosas "al momento", también. Seamos pacientes. Dios nos está esperando en el camino. 

jueves, 11 de febrero de 2021

LA MUJER ERA PAGANA

 Mc 7, 24-30

En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que coman primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.


LA MUJER ERA PAGANA

Hoy la protagonista del evangelio es una mujer que le rogaba a Jesús echara el demonio de su hija. Y comenta: "Era pagana".

La aclaración quizá a nosotros no nos importa tanto, pero ser pagano y acudir a Jesús era como no ser de los elegidos y pretender ser uno de ellos. Un atrevimiento.

¿Y Jesús? A Él no le importaba. Para Él era una hija más. Fue bueno y misericordioso con ella, como no podía ser de otra manera. ¿Por qué, entonces, nosotros a veces no somos así?

miércoles, 10 de febrero de 2021

ESCUCHAD Y ENTENDED

 Mc 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina». (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

ESCUCHAD Y ENTENDED

Son dos cosas diferentes y las dos importantes. Por eso Jesús nos insiste en ello. Escuchad lo que os digo, tened atento el oído.

Y entended. La mente, la inteligencia es parte muy importante de la fe. "Si no entendéis, no creeréis", decía san Agustín.

Preparemos el oído del corazón y la mente. Dios quiere darse a conocer. 

martes, 9 de febrero de 2021

MANOS IMPURAS

 Mc 7, 1-13

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos."
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

MANOS IMPURAS

En el tiempo de Jesús parecía más importante tener las manos limpias que un corazón limpio. Por más que lo dijo los fariseos y escribas no entendían.

Quizá hoy sigamos con la misma tónica. Un corazón limpio es lo más hermoso que podemos ofrecer a nuestros hermanos y que ellos pueden ofrecer.

Corazón puro, como el suyo. Un buen propósito.

lunes, 8 de febrero de 2021

AL MENOS LA ORLA DE SU MANTO

 Mc 6, 53-56

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

AL MENOS, LA ORLA DE SU MANTO

Admira la esperanza y confianza que tenían puesta en Jesús sus contemporáneos. Querían que, al menos les tocase el borde del manto.

Un poco, un poquito de Jesús me curará. Eso les bastaba. No sé hasta qué punto  nos bastaría a nosotros.

Jesús se nos da por entero. Muere por nosotros. Él nos curará.

domingo, 7 de febrero de 2021

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

TODO EL MUNDO TE BUSCA

Todo el mundo buscaba a Jesús. Unos, por sus milagros, otros, por cómo predicaba, otros, por su convicción de que era el Mesías esperado por Israel. Hoy, no todo el mundo busca a Jesús. Unos, por desconocimiento, otros, por oposición. Pero sigue habiendo personas que buscan a Jesús sabiendo que es parte innegable de sus vidas.

Él sana los corazones destrozados, nos dice el Salmo. Nuestros corazones, en este momento de la Historia, o de nuestra historia personal puede que estén destrozados, pero siempre estará Jesús presente, grande y poderoso, sosteniendo a los humildes.

Nuestra vida es un soplo, como nos recuerda Job. Pero, que todo lo que hagamos, sea por causa del evangelio, como Pablo. Busquemos a Jesús, pongamos en él nuestra esperanza, en Él, que sana nuestros corazones.

sábado, 6 de febrero de 2021

LOS RECONOCIERON

 Mc 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

LOS RECONOCIERON

Los apóstoles de Jesús eran reconocidos allá donde iban. Tenían una forma de ser, de estar, de ir juntos que a la gente les era fácil reconocerlos.

Ellos no disimulaban ser seguidores de Jesús, el ir con Él, hablar con Él y de Él. Fueron enviados a predicar y volvieron alegres.

El seguir a Cristo nunca nos puede ocasionar tristeza, ni cobardía. Que nos reconozcan como seguidores de Jesús por nuestras palabras y obras.

viernes, 5 de febrero de 2021

EN UNA BANDEJA

 Mc 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían:
«Juan el Bautista ha resucitado, de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Otros decían:
«Es Elías».
Otros:
«Es un profeta como los antiguos».
Herodes, al oírlo, decía:
«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

EN UNA BANDEJA

Quizá no sea lo más a destacar del evangelio de hoy donde nos relatan la decapitación de Juan, el Bautista. Pero podemos fijarnos en ese detalle.

Pidieron su cabeza, y no solo eso, que se la entregaran en una bandeja, como un triunfo, como un trofeo. Y el mal nunca puede ser un trofeo.

Nunca presumamos de todo aquello que hemos hecho mal, ni del mal que quizá hagan los otros por nuestra causa. Nuestro Dios es la Bondad y nosotros sabemos cómo hacer el bien. 

jueves, 4 de febrero de 2021

SALIERON A PREDICAR

 Mc 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
-«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

SALIERON A PREDICAR

Para predicar hay que salir. Primero de uno mismo, segundo, a encontrar corazones que acepten la misericordia de Dios en sus vidas.

Predicar a un Dios bueno, santo, que nos quiere a su imagen, santos en todo y para todo. Sencillos y humildes.

Salir de nosotros mismos tiene que ver con la humildad. Humildad para con uno mismo y para con los demás. A partir de ahí, predicar.

SE ADMIRABA DE SU FALTA DE FE

 Mc 6, 1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

SE ADMIRABA DE SU FALTA DE FE

A Jesús le admiraba la falta de fe de sus contemporáneos. Y eso que en aquella época estaban esperando al Mesías.

¿Qué diría hoy de nosotros? ¿Se admiraría también de nuestra falta de fe?

martes, 2 de febrero de 2021

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Lc 2, 22-32

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

PURIFICACIÓN

En la Fiesta de la Presentación del Señor, fiesta de las candelas y de la luz, el evangelio nos habla de purificación. En aquella cultura y época su significado era muy diferente al actual.

Pero hoy también tenemos necesidad de una purificación, personal, interior, de corazón. Abandonando todo aquello que nos aleje de Dios.

Solo así se iluminará nuestro interior con la luz del Espíritu y sabremos de verdad qué es lo verdaderamente importante. 

lunes, 1 de febrero de 2021

HIJO DE DIOS ALTÍSIMO

 Mc 5, 1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?»
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
-«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

HIJO DE DIOS ALTÍSIMO

Hasta los demonios confesaban que Jesús era el Hijo de Dios. Hasta ellos eran incapaces de resistirse a su poder.

Hoy mucha gente no cree en Dios ni proclama que Jesús es el Mesías Salvador. No conocen su misericordia.

A nosotros, que sí lo sabemos, nos dice: "Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti".