martes, 9 de febrero de 2021

MANOS IMPURAS

 Mc 7, 1-13

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos."
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

MANOS IMPURAS

En el tiempo de Jesús parecía más importante tener las manos limpias que un corazón limpio. Por más que lo dijo los fariseos y escribas no entendían.

Quizá hoy sigamos con la misma tónica. Un corazón limpio es lo más hermoso que podemos ofrecer a nuestros hermanos y que ellos pueden ofrecer.

Corazón puro, como el suyo. Un buen propósito.

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