sábado, 29 de enero de 2022

¿AÚN NO TENÉIS FE?

 Mc 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dice Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?»
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas lo obedecen!»

¿AÚN NO TENÉIS FE?

Han pasado muchos siglos, sabemos muchas más cosas, estamos mejor comunicados que nunca, ¡ha cambiado todo tanto desde la época de Jesús!

Pero una de las cosas que no ha cambiado es la fe. La fe en Jesús era la misma entonces que ahora: o se tiene o no se tiene.

Por eso la pregunta de hoy es totalmente de actualidad: "¿aún no tenéis fe?" Espera nuestra respuesta. 

LA SEMILLA VA CRECIENDO SIN QUE ÉL SEPA CÓMO

 Mc 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar en su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

LA SEMILLA VA CRECIENDO SIN QUE ÉL SEPA CÓMO

En el día en que la Iglesia celebra a santo Tomás de Aquino, el evangelio nos cuenta la parábola de la semilla que crece sola sin que el labrador sepa cómo.

La semilla de la Iglesia ha crecido desde su comienzo a lo largo de los siglos, sin que nadie sepa cómo, en medio de dificultades.

A veces también en medio de situaciones buenas, de buenas personas, que las hay siempre y en todo lugar, que siguen a Jesús a donde quiera que vaya.

ATENCIÓN A LO QUE ESTÁIS OYENDO

 Mc 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no haya nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

ATENCIÓN A LO QUE ESTÁIS OYENDO

Es cierto. Podemos estar oyendo voces, ruidos, palabras, conversaciones, músicas... Y no estar oyéndolas con atención.

El ruido deshumaniza; la música nos devuelve al sentido. Desechemos todo aquel ruido que nos separe de Dios.

Pongamos atención a la Palabra que se nos regala a diario.

ROGAD AL DUEÑO DE LA MIES QUE ENVÍE OBREROS

 Lc 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”.
Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

ROGAD AL DUEÑO DE LA MIES QUE ENVÍE OBREROS

Esa petición sigue vigente después de tantos siglos. La mies sigue necesitando obreros. Y el que los puede enviar es el Señor. 

El Dueño, aquel que nos cuida, nos enviará a aquellos que necesitemos para seguir siendo fieles, para seguir enseñándonos a llegar al Corazón de Dios.

Rogad a ese Dueño para que los envíe,

ID Y PROCLAMAD

 Mc 16, 15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautice se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

ID Y PROCLAMAD

En la fiesta de la Conversión de san Pablo, el evangelio nos recuerda el mandato de extender la Buena Nueva allá donde vayamos.

En Pablo tenemos buen ejemplo de proclamación del Reino, del Amor de Dios, de la Misericordia, de lo que es una verdadera Comunidad cristiana.

Su conversión fue un hito en la historia del cristianismo. Demos gracias a Dios por habernos dado tal ejemplo.


LOS INVITÓ A ACERCARSE

 Mc 3, 22-30

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

LOS INVITÓ A ACERCARSE

Le llamaban Belcebú y le acusaban de tener poderes por obra de Belcebú y Él, siendo Dios, los invitó a acercarse.

Y les habló. Muchas veces opinarán sobre nosotros y nos dirán lo malos que somos para todo y para todos. Si lo hicieron con Él, lo harán con nosotros.

Y es en ese momento en el que debemos decirles: venid, veréis lo bueno que es el Señor. Ved las maravillas que ha hecho conmigo.

domingo, 23 de enero de 2022

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Lc 1, 1-4; 4, 14-21

Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo después he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

LOS OJOS CLAVADOS EN ÉL

Después de su bautismo, dice el evangelio que volvió "con la fuerza del Espíritu", sin duda refiriéndose a ese momento, Jesús volvió a Galilea, y le invitaron a comentar las Escrituras en la sinagoga. Todos tenían "los ojos clavados en él".

El Espíritu estaba sobre Él, y así lo dejó claro a los que, no solo le escuchaban, sino que inquirían con su mirada sus gestos y palabras. ¿Qué esperaban de Él? ¿Qué esperaban que dijera o hiciera? Aun sin saberlo, esperaban una palabra de salvación y de esperanza.

Eso mismo ocurre hoy. Esperamos una esperanza, una palabra de aliento y de apoyo, en este mundo tan maltrecho. Clavemos los ojos en Jesús, más aun, clavemos nuestro corazón en el suyo y entenderemos las Escrituras, que se cumplen en Él.


NO LOS DEJABAN NI COMER

 Mc 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

NO LOS DEJABAN NI COMER

Tenían tantos seguidores, tanto trabajo que hacer con ellos, tanto trabajo "pastoral", que no les dejaban ni comer.

Por una parte nos demuestra que eran muy buscados, que la gente tenía ganas de Dios, de la salvación del Mesías y querían un cambio.

Por otra, que a los discípulos no les importaba quedarse sin comer con tal de llevar el mensaje de Jesús a todos. Que seamos buscados por oos que tienen sed de Dios, que no tengamos tiempo de comer.

viernes, 21 de enero de 2022

Y SE FUERON CON ÉL

 Mc 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar demonios:
Simón, a quien puso de nombre Pedro, Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Y SE FUERON CON ÉL

El evangelio nos dice que Jesús eligió a los que quiso, y se fueron con Él. Jesús los eligió, pero dejó la libertad para que se fueran con Él o no.

Hoy también recordamos a santa Inés, escogida por Dios y que eligió seguir a Jesús con todas las consecuencias.

Murió mártir con doce años. Joven valiente que eligió ante todo el Amor con mayúsculas, eligió irse con Él.

HABÍA CURADO A MUCHOS

 Mc 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él, y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

HABÍA CURADO A MUCHOS

Es el Salvador, el sanador, el que cura toda dolencia y enfermedad. Cargó con nuestras dolencias, como dijo Isaías.

Sobre Él recae el peso del mundo y, aun así, nos cura, nos sana, nos perdona de todo aquello que supone un peso en nuestras vidas.

Pidámosle salud, del cuerpo y del alma, y seamos sus compañeros compartiendo la cruz, como hizo el Cireneo.

miércoles, 19 de enero de 2022

EXTIENDE LA MANO

 Mc 3, 1-6

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les preguntó:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

EXTIENDE LA MANO

Hoy Jesús le dice a un hombre que tenía la mano paralizada: "extiende tu mano". Y hoy también nos lo dice a nosotros.

Si tu mano está paralizada y no es capaz de ayudar a nadie, ni de ofrecerla para compartir, hoy te dice Jesús: "extiende tu mano".

Extiende la mano y ponte al servicio del prójimo. 

martes, 18 de enero de 2022

SEÑOR TAMBIÉN DEL SÁBADO

 Mc 2, 23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?»
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

SEÑOR TAMBIÉN DEL SÁBADO

Jesús es Señor de toda nuestra vida, de todo el universo. Por supuesto también Señor del sábado, como nos dice el evangelio hoy.

Eso significaba que el sábado para Él tenía una importancia relativa, como hemos visto otras veces. Él está por encima puesto que es Señor.

Y no se nos debe olvidar, para no dar tanta importancia a "los sábados" y dársela al que verdaderamente la tiene: Jesucristo.

¿POR QUÉ LOS TUYOS NO?

 Mc 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contestó:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo; y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto - lo nuevo de lo viejo - y deja un roto peor.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

¿POR QUÉ LOS TUYOS NO?

Hoy le echan en cara a Jesús que sus discípulos no son como los demás y no hacen lo que hacen los demás.

¿Y por qué debería ser así? No todos tenemos que ser iguales y menos los discípulos del Maestro por antonomasia.

Seamos diferentes, pero como es Jesús. Seamos distintos con la distinción de ser discípulos del Amor y la Misericordia.

domingo, 16 de enero de 2022

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Jn 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
- «No tienen vino».
Jesús le dice:
- «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
- «Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
- «Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
- «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al esposo y le dice:
- «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

CANÁ

"Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él". Así acaba el evangelio de hoy y es un buen resumen de la catequesis que quiso ofrecernos. La gloria de Dios se manifiesta, se da a conocer y Jesús, ante la petición de María, revela quién es. Los signos son importantes.

Y sus discípulos creyeron en Él. Vieron y comprobaron que había algo especial en Jesús, que era de verdad el Mesías esperado y que habían acertado en su seguimiento. Una ayuda, una obra de misericordia les llevó a creer.

Cada uno según su capacidad y comprensión entendió que aquello era el principio de algo más grande que ellos. Y lo dieron todo. Que hoy Jesús nos haga ver que formamos parte de algo mayor que nosotros, de una misión de la que todos deben participar. Que lo vean por nuestras obras.

JUSTOS Y PECADORES

 Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa, de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que los seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores».

JUSTOS Y PECADORES

El evangelio de hoy nos dice que Jesús no ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. ¿Y quiés es justo y quién pecador?

Solo hay un Justos y es Dios, Y nosotros debemos tomar ejemplo de Él. Vino a llamarnos para estar con Él. Vino a llamarnos para estar a su lado.

Vino a llamarnos para estar con Él. Porque quiere que seamos justos. Solo debemos querer serlo. Seamos justos porque Él es justo.


viernes, 14 de enero de 2022

ESTABA EN CASA

Mc 2, 1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados quedan perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico “tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados-dice al paralítico-: “Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».

ESTABA EN CASA

Nos dice hoy el evangelio que Jesús, al llegar a Cafarnaúm, "estaba en casa". Él también tuvo una casa, un hogar al que volver.

Tener un hogar al que volver es importante. Y nosotros debemos volver al hogar que es el Corazón de Cristo.

Allí siempre somos bien acogidos, allí siempre se nos espera. Volvamos siempre. 

jueves, 13 de enero de 2022

ACUDÍAN A ÉL DE TODAS PARTES

 Mc 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu, purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a Él de todas partes.

ACUDÍAN A ÉL DE TODAS PARTES

En el tiempo de Jesús acudían a Él todos y de todas partes. Jesús los acogía a todos y para todos tenia una palabra o una acción o una mirada.

Hoy no es exactamente del todo así, porque no todos acuden a Jesús. Pero todo aquel que acude a Él sigue teniendo una palabra, una acción o una mirada por su parte.

Acudamos a Jesús. Es nuestro mayor tesoro.

miércoles, 12 de enero de 2022

TODO EL MUNDO TE BUSCA

Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
- «Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
- «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

TODO EL MUNDO TE BUSCA

Pues sí, sería estupendo que todo el mundo, todo el mundo buscara a Jesús. Eso cambiaría toda nuestra realidad.

Seríamos más misericordiosos y el amor sí que, por fin, reinaría en nuestras vidas sin ninguna clase de envidias.

¿Utopía? A eso debemos tender para que el Reino sea realidad. ¿Empezamos?


martes, 11 de enero de 2022

SU FAMA SE EXTENDIÓ ENSEGUIDA

Mc 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

SU FAMA SE EXTENDIÓ ENSEGUIDA

Así deberíamos nosotros extender la "fama" de Jesús. Hablar a todos de Él, de sus maravillas, de sus hazañas.

Hacer lo que nos encargó, amar hasta el extremo, amar incluso al enemigo, amar siempre, sin fisuras, en el Sí permanente hacia el bien.

Y así su fama se extenderá por todo el universo llegando a todos los corazones.

CONVERTÍOS Y CREED

 Mc 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación, los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

CONVERTÍOS Y CREED

Al comienzo del Tiempo Ordinario el evangelio nos lleva a lo básico y fundamental del mensaje de Jesús y de la Buena Nueva: convertíos y creed.

Convertirnos hacia Jesús, hacia Dios y esto redundará en buen hacer para con nuestros hermanos y mejorará nuestra relación con Dios.

Y creed. Las obras son importantes, pero las obras sin fe serán algo apartado de Cristo y su Iglesia. Fe y obras. Obras y fe. Básico y fundamental.


EL BAUTISMO DEL SEÑOR

 Lc 3,15-16.21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos:
“Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino una voz del cielo:
“Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”.

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Hoy empieza el Tiempo Ordinario en la Liturgia. Y lo hace con el comienzo de la vida pública de Jesús. Su bautismo fue el punto de inflexión para dar a conocer el Amor del Padre a todos.

Porque como dice la lectura de los Hechos de los Apóstoles, Dios no hace acepción de personas, es para todos, se da a todos, a todos cuantos quieran recibirlo. Y nos bendice con su paz, somo dice el salmo.

Es su Amado, su Elegido. Y sabía dónde iba, sabía que iba a morir por nosotros, sabía que la Vida triunfaría y lo hizo por nosotros. Celebremos su Bautismo y acompañémosle hasta el Calvario.


SE PUSO A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS

  Mc 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
Él les replicó:
«Dadles vosotros de comer».
Ellos le preguntaron:
«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron:
«Cinco, y dos peces».
Él les mandó que la gente se recostará sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.

SE PUSO A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS

Él es e maestro y, como tal, nos enseña con su Palabra, con sus obras, con sus milagros, con su oración.

Nos enseña en la vida diaria, en el trato con los demás y con Dios. "Muchas cosas" tenemos que aprender de Él.

Dejemos que nos enseñe, porque si no ponemos ganas en aprender no seremos verdaderos discípulos.


Y ÉL LOS CURÓ

 Mt 4, 12-17. 23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí. para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

Y ÉL LOS CURÓ

Él nos cura siempre. Él es el único sanador, el que nos salva, Jesús, el Salvador. Salvar y curar fue su misión y la cumplió con creces.

El gran Médico y el gran Salvador quiere que también nosotros curemos y salvemos a nuestros hermanos en la medida que podamos.

Siempre a su lado, siempre teniendo su ejemplo. Curemos y salvemos todo lo que pueda curarse y salvarse.

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 Mt 2, 1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

EPIFANÍA

Y Dios se manifestó a todos. La humanidad está representada en los Magos. Los Magos adoraron y el Señor acogió sus regalos.

Dios nos acoge. Siempre. Y nosotros queremos que nos acoja, siempre. Cualquier cosa, cualquier regalo que le hagamos es bien recibido por Él. 

Que nos acoja siempre, que lo acojamos siempre a Él y, en su nombre, a todos los que lo necesiten. 

HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

 Jn 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron en él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

Ha venido, sencillamente, calladamente, en un pesebre, en el silencio de la noche. Y así quiso llegar. Por Amor.

Y en esa sencillez y humildad hay que buscar al Mesías y encontrarlo. Como el evangelio de hoy. Y anunciarlo a todos.

Porque su venida no puede quedar en el silencio. Hay que anunciar que el Amor ha nacido y que solo quiere amar.

EL CORDERO DE DIOS

 Jn 1,29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

EL CORDERO DE DIOS

Así llamaron a Jesús en el evangelio en varias ocasiones. el Cordero, el inocente Cordero que se entregó por nosotros.

El Cordero de Dios simboliza la entrega, el amor desinteresado, la confianza en el Amor. La pureza, la misericordia.

Y todo ello es Jesús. El Cordero. El Inocente.


DOMINGO II DE NAVIDAD

 Jn 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

LA LUZ VERDADERA

"El Verbo era la luz verdadera", nos dice el evangelio de hoy domingo. El Verbo, la Palabra, el Dios hecho hombre nos trae la luz a nuestras vidas, la luz verdadera.

No una luz efímera, ni pasajera, sino una luz que deslumbra nuestro interior y lo llena de lo que es justo y verdadero.

Luz, Vida, palabra, verdad, Justicia, Verbo hecho carne. Vino para quedarse con nosotros. recibámosle como se merece.


SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS

 Lc 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

EN SU CORAZÓN

El primer día del año la Iglesia recuerda a la Madre de Dios. ella, la Inmaculada, la elegida para tan inconmensurable misión.

La Madre de Dios guardaba todo lo vivido en su corazón y allí meditaba. Allí se preguntaba y su respuesta la encontraba cuando oía "madre" a su lado.

Madre. No hay palabra tan bella. Y Jesús se la dijo a Ella.

VINO A SU CASA

  Jn 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

VINO A SU CASA

Y así es. Vino a su casa, y vino a nuestros corazones para hacerlos su casa. Vino a este mundo hecho hombre para amarnos.

Dejemos que venga a nuestros corazones, dejemos que venga a nosotros y dejemos que permanezca, que se quede, que no se vaya.

Quiere tenernos con Él. Que venga a su casa.

HABLABA DEL NIÑO A TODOS

 Lc 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

HABLABA DEL NIÑO A TODOS

La anciana Ana hablaba del niño a todos. Lo había esperado con tantas ganas y desde hacía tantos años que no podía hacer otra cosa.

Sus esperanzas estaban colmadas. Había llegado el Niño, había llegado el Mesías, había llegado la esperanza de Israel.

Como para nosotros. También ha llegado nuestra esperanza, el Mesías. Por eso hay que hablarle del Niño a todos.


CONSUELO

  Lc 2, 22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción - y a ti misma una espada te traspasará el alma - para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

CONSUELO

Hoy el evangelio llama a Jesús "consuelo de Israel". Y en verdad, no debería ser solo el consuelo de Israel, sino de todo cristiano.

Consuelo, ánimo y tranquilidad del alma. Descanso del espíritu. ese es Jesús para nosotros. Nuestro consuelo y descanso.