domingo, 31 de enero de 2021

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mc 1, 21b-28

En la ciudad de Cafarnaún, y el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad es nuevo. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

CON AUTORIDAD

Jesús enseñaba con autoridad, como quien transmite una seguridad que ningún otro Rabí ni profeta había transmitido. Notaban en Él algo especial, sabiduría a raudales que llegaba al corazón de todo aquel que le escuchaba.

Y llegaba más a aquellos corazones que no se endurecían, como nos dice el Salmo tan bellamente hoy. "No endurezcáis el corazón", quizá porque es allí donde se libran las más duras batallas.

Había un profeta entre ellos, y más que profeta, que hasta echaba demonios. Y los demonios también reconocían su poder. Dejemos que su persona también llene  nuestros corazones y podamos ser todo aquello que Él espera de nosotros.

VAMOS A LA OTRA ORILLA

  Mc 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?»
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
« ¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen! »

VAMOS A LA OTRA ORILLA

Fue lo que les dijo Jesús a los apóstoles. Porque también tenemos necesidad de descansar, por un momento, después del duro trabajo.

Pero también yendo hacia la otra orilla se encuentran con la tormenta. Y la sorpresa es que Jesús duerme.

Jesús les echa en cara su falta de fe, puesto que Él vela siempre por ellos y nada de lo que les ocurre le es ajeno. Así es también para nosotros. Reflexionemos este evangelio.

SEMILLA EN LA TIERRA

 Mc 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

SEMILLA EN LA TIERRA

En las comparaciones que hacía Jesús con respecto al Reino de Dios, uno de las más conocidas es la de la semilla y el sembrador.

Semilla del Reino que se siembra en nuestro corazón para dar fruto de buenas obras en abundancia.

Somos sembrados, pero también podemos ser sembradores. Sembradores del Reino en los corazones de nuestros hermanos.


LA MEDIDA QUE USÉIS

 Mc 4, 21-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:
-«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.
El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
-«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces.
Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”.

LA MEDIDA QUE USÉIS

El amor es la medida para todo. No puede ser de otra manera. Amar y ser amado debe ser lo más importante en nuestra vida.

Pero un amor como el que Cristo nos tiene, amor incondicional, amor libre de todo interés.

Usemos solo la medida del Amor con mayúsculas.


miércoles, 27 de enero de 2021

SEMBRAR

 Marcos 4, 1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó solo, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os han dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

SEMBRAR

Como buen pedagogo, Jesús siempre enseñaba con parábolas cercanas a quienes le escuchaban. Sembrar, sembrador, eran palabras que entendían todos.

Y en su explicación l deja claro. Somos sembrados por Dios. La Palabra se debe hacer fecunda en nosotros, en nuestra tierra buena.

Seamos eso, tierra buena en la que se pueda enraizar el Reino y demos fruto abundante de amor, sencillez y misericordia. 

martes, 26 de enero de 2021

TU MADRE Y TUS HERMANOS

 Mc 3, 31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: - Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.
Les contestó: - ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
Y, paseando la mirada por el corro, dijo: - Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

TU MADRE Y TUS HERMANOS

La controversia de la frase del evangelio sigue siglo tras siglo y año tras año. La madre y los hermanos de Jesús fueron a buscarlo.

Pero, como siempre, usó de su pedagogía para enseñarnos algo muy importante. La familia de Jesús somos los que cumplimos la voluntad del Padre.

Seamos parte de su familia siempre, cumpliendo su voluntad.

lunes, 25 de enero de 2021

ID

  Mc 16, 15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautice se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

PROCLAMAD EL EVANGELIO

Proclamar es mucho más que predicar. Proclamar es decir algo en voz alta y públicamente y de forma solemne.

Así deberíamos predicar el evangelio. Evangelio, buena noticia que lo que merece es ser proclamada a los cuatro vientos, al mundo entero.

Porque el mundo entero debe conocer la Buena Nueva que es Jesús, el Cristo, el Señor. Id al mundo entero y proclamad el evangelio.

domingo, 24 de enero de 2021

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mc 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

COMIENZA A PREDICAR

Después de su Bautismo, Jesús comienza a predicar, empieza a darse a conocer a todos. Y lo hace recordando dos pilares: "está cerca el Reino" y "Convertíos y creed". Ahí se fundamentará toda su evangelización. De ahí surgirá su predicación.

Se habían olvidado de algunas cosas y Jesús tuvo que recordárselo. El Reino y la conversión. El Reino está aquí si nosotros también lo hacemos presente con nuestra vida, con nuestro quehacer ordinario orientado al bien y a la santidad.

Y conversión, no sólo en un momento puntual, sino conversión diaria, de todo aquello que nos haga alejarnos de Dios, de su Reino, de la Bondad y Misericordia. Está cerca el Reino; convirtámonos.

NO LOS DEJABAN NI COMER

  Mc 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

NO LOS DEJABAN NI COMER

¿Alguna vez nos hemos dedicado tanto a Cristo, a su misión, a la evangelización que nos hayamos olvidado de comer?

Su celo era tan intenso que hasta se olvidaban de comer. Deberíamos admirarnos de su entrega.

Y preguntarnos por la nuestra. ¿En qué medida me doy a la evangelización?


JESÚS SUBIÓ AL MONTE

 Mc 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso y se fueron con él.
E instituyo doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


JESÚS SUBIÓ AL MONTE

Jesús también, el que más, tenía necesidad de silencio, oración, soledad con Dios. Esa soledad que sólo se llena entrando en uno mismo.

Subió al monte, allá en la cima, solo, donde nada perturba la unión con Dios. Subir más allá de nuestra pobre realidad.

Subamos también nosotros hasta llegar al Corazón de Dios.

jueves, 21 de enero de 2021

HABÍA CURADO A MUCHOS

 Mc 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

HABÍA CURADO A MUCHOS

Jesús curó a muchas personas, reconocido por todos, le pedían un milagro en su vida. ¿Quién no ha pedido un milagro en alguna ocasión?

Pero no curó sólo físicamente. Las curaciones interiores, del alma, fueron también innumerables. Era el Hijo de Dios.

Pidámosle que nos cure de todo aquello en lo que estemos enfermos. Que cure a esta Humanidad herida.

miércoles, 20 de enero de 2021

¿HACER LO BUENO O LO MALO?

 Mc 3, 1-6

En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
Lo extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

¿HACER LO BUENO O LO MALO?

Está claro, ¿no? Hacer siempre lo bueno, que es lo que Dios quiere y es lo que debemos hacer en conciencia.

Lo malo está reñido con lo cristiano. Lo bueno siempre será provechoso y beneficioso para el alma.

Hacer siempre lo bueno. Un propósito inmejorable.

martes, 19 de enero de 2021

SENOR TAMBIÉN DEL SÁBADO

 Mc 2, 23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde:
« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él»
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

SEÑOR TAMBIÉN DEL SÁBADO

Jesús, el Hijo del hombre, es también señor del sábado, como nos dice hoy el evangelio. Dueño y Señor de la creación.

Es Aquel al que debemos dar gracias por su Reino y reinar en él con amor y justicia. Él lo rige todo con sencillez.

Y el Rey del mundo nos ama infinitamente. Meditemos en ello.

EL VINO Y LOS ODRES

 Mc 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

EL VINO Y LOS ODRES

Jesús era un maestro también cuando hablaba en parábolas y cuando explicaba el Reino. Lo hacía con ejemplos sencillos.

El vino, los odres... Era el lenguaje que entendían los que le oían. Buen pedagogo.

Así nosotros. Debemos adaptarnos a aquellos que nos oigan para que el mensaje llegue más profundamente. Odres nuevos para una humanidad nueva.

domingo, 17 de enero de 2021

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Jn 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo:
«Venid y veréis»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

VENID Y VERÉIS

Recién comenzado el Tiempo Ordinario Jesús nos invita a ir a Él y ver, con nuestros propios ojos, quién es, dónde vive y qué hace. Y esa invitación fue válida entonces y sigue siendo válida hoy en día, después de tantos años. Jesús sigue queriendo que vayamos a Él.

Y, al verlo, nos toca responder, como nos dice hoy el Salmo: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad". Dios se muestra, nos invita a conocerle y nosotros respondemos. Será una respuesta generosa, respondiendo a su generosidad.

Dar y darnos. Misión del cristiano. Decir: "Aquí estoy", como Samuel y dejar hacer a Dios. 

TODA LA GENTE ACUDÍA A ÉL

 Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él, y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

TODA LA GENTE ACUDÍA A ÉL

Así debería ser. Que acudamos todos a Jesús en cualquier ocasión o situación. Para darle gracias o adorarle, pedirle o alabarle.

Acudir siempre a Jesús debería ser cotidiano entre los cristianos, algo dentro de nuestra normalidad.

Oración, amistad, ser uno con Jesús. Ser cristianos.

viernes, 15 de enero de 2021

LES PROPÒNÍA LA PALABRA

 Mc 2, 1-12

Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados quedan perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decir al paralítico "tus pecados te son perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados - dice al paralítico -:
«Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».

LES PROPONÍA LA PALABRA

Si nos fijamos en los evangelios, Jesús es siempre respetuoso con la libertad de los demás. Hoy nos dice que proponía la palabra.

Proponer no es imponer. La libertad es uno de nuestros mayores dones. Tanto es así que ni siquiera Jesús lo traspasa.

Así pues, con la libertad de los hijos de Dios, propongamos también nosotros la Palabra a la humanidad, que tan necesitada està de ella.

COMPADECIDO

 Mc 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
-«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
-«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a el de todas partes.

COMPADECIDO

Así también se sentía Jesús al ver a la gente que estaba a su alrededor y le acompañaba. Se compadecía.

No podía ser de otra manera, su Corazón no puede dejar de padecer con y por aquellos que ama.

Y esos somos nosotros, sus hermanos. Hijos de un Padre que es la Bondad. Compadecerse es propio de cristianos.


miércoles, 13 de enero de 2021

SE PUSO A ORAR

 Mc 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
-«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
-«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.


SE PUSO A ORAR

Comenzando su vida pública y durante toda ella tenemos ejemplos en el evangelio de cómo Jesús oraba con frecuencia.

Su unión al Padre le permitía tener esta intimidad con Él. Y nosotros debemos seguir su hermoso ejemplo de oración.

Hermoso propósito para este nuevo año: crecer en intimidad con Dios por medio de la oración.

martes, 12 de enero de 2021

ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

 Mc 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros, contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.


ESTABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

En tiempos de Jesús, asombraba a sus contemporáneos por su enseñanza. No les cuadraba que atesorase tanta sabiduría.

Él es la Sabiduría, Él es la verdadera razón, Él es la causa de toda nuestra vida.

Que sigamos asombrándonos siempre de tu Sabiduría, Señor.

lunes, 11 de enero de 2021

VENID EN POS DE MÍ

  Mc 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

VENID EN POS DE MÍ

Ir tras de Jesús, seguirle, acompañados de nuestros hermanos, todos a una, siendo UNO, como más tarde nos dirá.

Pero detrás de Él, haciendo vida su Palabra, alabando su bondad, ayudando al prójimo hasta olvidarnos de nosotros mismos.

Él delante, abriendo camino, hacia la Cruz. 


domingo, 10 de enero de 2021

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

 Mc 1, 7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Con la fiesta de hoy termina el ciclo litúrgico de la Navidad. Y lo hace recordando el Bautismo de Jesús, con el que comienza su vida pública. En ese contexto, Dios Padre nos presenta a Jesús como su Hijo amado, en quien se complace. Manifestación de su Poder, de su Gloria y Divinidad.

Otra Epifanía, otra revelación sobre quién es Jesús y qué significa que se haya hecho hombre como uno de nosotros. Se bautiza, como cualquier otro, sin haber cometido pecado. Se pone en la cola, como uno más. Y Juan se suma a anunciarnos quién es: el que nos bautizará con Espíritu Santo.

 Somos hijos de Dios, somos hermanos de Jesús.  Sacerdotes, profetas y reyes desde que fuimos bautizados con agua y con Espíritu. Pensemos hoy en nuestro bautismo y demos gracias a Dios por ello.

sábado, 9 de enero de 2021

NO TENGÁIS MIEDO

 Mc 6, 45-52

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado.
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice:
- «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

NO TENGÁIS MIEDO

Después de preguntarnos ayer cuántos panes podemos poner en común para todos, hoy nos dice, nos anima a no tener miedo. 

Con Jesús al lado y sintiendo su presencia tenemos confianza y esperanza. Él nos la da y por Él tenemos la valentía de llamarnos cristianos.

No tengamos miedo y confiemos Jesús, amigo que nunca falla.

viernes, 8 de enero de 2021

¿CUÁNTOS PANES TENÉIS?

 Mc 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
- «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
El les replicó:
- «Dadles vosotros de comer»
Ellos le preguntaron:
- «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».
Él les dijo:
- «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron:
- «Cinco, y dos peces».
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.

¿CUÁNTOS PANES TENÉIS?

Esa es la pregunta. Las multitudes siguen a Jesús, algunas por interés. Y tienen hambre, muchas veces no sólo de comida.

Y Jesús nos pregunta a nosotros (a quienes las multitudes no siguen ni de quien esperan nada):¿Cuántos panes tenéis?

¿Qué tienes para dar a toda esta gente? ¿Qué puedes ofrecer? Pongámonos manos a la obra. 

ESTÁ CERCA EL REINO DE LOS CIELOS

Mt 4, 12-17. 23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
- «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba.
Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.

ESTÁ CERCA EL REINO DE LOS CIELOS

Hoy Jesús nos dice que el Reino de los Cielos está cerca. Al comienzo de su predicación nos habla ya del Reino.

Y está tan cerca como nosotros queramos que lo esté. Si tenemos a Jesús cerca, el Reino estará cerca.

Hagamos realidad ese reino de amor, justicia, paz, ternura y Misericordia.


miércoles, 6 de enero de 2021

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Mt 2, 1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y, venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

EPIFANÍA

Epifanía, manifestación, revelación, camino, ilusión... Hoy se hace realidad en la cara de tantos niños. Pero también puede ser nuestra historia, también nosotros estamos en camino hacia el encuentro con Jesús.

Y en ese camino también se nos manifiesta de muchas maneras. En una sonrisa, una palabra, una persona, una visita. Ocasiones no nos faltarán. 

Dejemos que Dios se manifieste en nuestras vidas, volvamos a ser niños y dejémonos asombrar por la ilusión y la alegría. 

VEN Y VERÁS

 Jn 1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
«Sígueme»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

VEN Y VERÁS

Este pasaje del evangelio siempre debería estimularnos a conocer más a Jesús, a profundizar en su Corazón.

Nos invita, pero sólo si queremos, a ir con Él y ver todo aquello que nos quiera mostrar.

Tenemos que ser decididos, intrépidos e ir tras Él. Veremos todo aquello que siempre quisimos ver.

¿QUÉ BUSCÁIS?

 Jn 1,35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo:
«Venid y lo veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

¿QUÉ BUSCÁIS?

Es la pregunta que nos hace Jesús, como se la hizo a los discípulos al comienzo de su vida pública. ¿Qué buscáis? ¿Qué busco en la vida?

Preguntémonos cuál es nuestro fin en la vida, qué buscamos, qué es lo más importante que esperamos.

Y no dejemos que la tristeza o el desánimo nos haga dejar de buscar a Dios con todo nuestro ser, con todo el corazón.

II DOMINGO DE NAVIDAD

 Comienzo del santo Evangelio según san Juan

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a loa que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne., ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

EN EL PRINCIPIO

En este segundo domingo de Navidad, primero del año, el evangelio nos habla del principio. En el principio existía Dios, existía la Palabra. Dios desde siempre y por siempre.

El principio de todo, sin Él no se hizo nada. Y sin Él nosotros no somos nada. Señor del Universo, Señor de nuestras vidas, que nos ama hasta dar su vida por nosotos.

A Él, gloria y honor por siempre.

sábado, 2 de enero de 2021

EL TESTIMONIO DE JUAN

 Jn 1, 19-28

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
-«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió:
«No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿Qué dices de ti mismo?»
El contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.


EL TESTIMONIO DE JUAN

Juan dio testimonio de Jesús predicando a todos que Jesús era el Mesías, que lo siguieran, que era el Maestro y la Palabra.

Juan no quería notoriedad, era el mensajero. Lo que importaba era el mensaje. Un mensaje que haría mucho bien a quien lo escuchara.

No debemos cansarnos de ser mensajeros de un Dios que se hizo ternura para estar con nosotros. El Amor debe proclamarse.


viernes, 1 de enero de 2021

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

 Lc 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

MARÍA

Si pensamos en Jesús siempre debemos hacerlo también en María. Si Ella brilla siempre, hoy con más razón, Empezamos el año y a quien recordamos en primer lugar es a María, Estrella rutilante que nos guía hacia Jesús.

Su Sí ilumina al mundo, a nuestras vidas y nos lleva de la mano a su Hijo. Un Sí hermoso y valiente a Dios que cambió el rumbo de toda la Humanidad. La tristeza se convirtió en alegría. Todo lo oscuro y gris se tiñó de blanco.

Pureza de corazón y vida, blancura inmaculada, Sí firme y confiado. María. 


JUEVES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

 Jn 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

DABA TESTIMONIO DE LA LUZ

Juan Bautista, precursor y predicador incansable de la conversión al Mesías, daba testimonio de la luz que es Cristo.

Nosotros, que sabemos también de esa Luz, que la vivimos y la sentimos dentro, debemos iluminar con ella.

Al acabar este año, sigamos iluminando, siendo portadores de luz a toda oscuridad y sin sentido del mundo.

MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

 Lc 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, y se lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

IBA CRECIENDO

Jesús crece y así como crece Él así debe también crecer nuestra fe en Cristo.

Crecer en la fe es una meta a la que debemos llegar como cristianos para más amar y mejor servir.

Nuestro alimento, la Eucaristía, la Palabra y el saber de tantos siglos de la Iglesia.