viernes, 15 de enero de 2021

COMPADECIDO

 Mc 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
-«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
-«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a el de todas partes.

COMPADECIDO

Así también se sentía Jesús al ver a la gente que estaba a su alrededor y le acompañaba. Se compadecía.

No podía ser de otra manera, su Corazón no puede dejar de padecer con y por aquellos que ama.

Y esos somos nosotros, sus hermanos. Hijos de un Padre que es la Bondad. Compadecerse es propio de cristianos.


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