domingo, 22 de mayo de 2022

VI SEMANA DE PASCUA.

  Jn 14, 23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

Y HAREMOS MORADA EN ÉL

Es, quizá, una de las frases más sobrecogedoras del evangelio. Jesús dice que quien guarde su Palabra será habitado por Dios. ¡Habitado por Dios! Que Dios estará en ti, siempre, siendo tu Huésped. Maravilloso anuncio que debería hacernos sentir dichosos.

El Señor del mundo, siendo Huésped de nuestros corazones. El Señor del mundo, queriendo estar permanentemente en nosotros, El Señor del mundo en el colmo de la humildad.

Pero a eso nos tiene acostumbrados. Seamos humildes, como Él. Seamos transparentes, como Él. Amemos su Palabra, el Paráclito vendrá y nos lo recordará todo. Humildad y Amor. Así habitará en nosotros.

TAMBIÉN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN

 Jn 15, 18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

TAMBIÉN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN

Nos lo dijo Jesús hace mucho tiempo. A nosotros nos perseguirán de la misma manera que lo persiguieron a Él. Es señal de ser sus discípulos.

Por eso no nos debería extrañar cuando nos critican por ser cristianos, cuando nos acusan sin razón, cuando pretenden crucificarnos.

Y aunque a veces lo consigan, sabremos que Él fue el primero. Y que siempre estará a nuestro lado en el sufrimiento y la persecución. 

QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS

  Jn 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS

¡Cuánto cambiaría todo si hiciéramos caso a lo que hoy nos dice Jesús! El Amor desinteresado, el Amor con mayúsculas sí que cambia el mundo.

Y, si lo pensamos, es fácil. Solo hay que amar, ser buenos, dar amor, ser misericordiosos. En definitiva, ser cristianos.

Amarnos unos a otros. Es sencillo. Y cambia el mundo. 

PERMANECED EN MI AMOR

  Jn 15, 9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

PERMANECED EN MI AMOR

Es deseo de Jesús que permanezcamos en su amor. Que permanezcamos en su amor para siempre y por siempre. Siempre en Él.

Su amor siempre será más fuerte que nuestro pecado, su amor siempre será más fuerte que nuestras faltas, su amor hacia nosotros siempre será más fuerte que nosotros mismos.

Permanezcamos en Él y permaneceremos en su amor. No hay mejor sitio.

VOSOTROS, LOS SARMIENTOS

 Jn 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

VOSOTROS, LOS SARMIENTOS

Nosotros estamos vinculados a la Vid, la Vid que es Jesús. Siempre a Él, siempre con Él, siempre para Él.

Los sarmientos dependen de la vid así como nosotros dependemos de Jesús. Él, que siempre nos sostiene, que siempre nos alimenta.

Vid, Vida, alimento y sustento. Ese es Jesús para nosotros, sus sarmientos. 

martes, 17 de mayo de 2022

MI PAZ OS DOY

 Jn 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo».

MI PAZ OS DOY

Nos da su paz. No solo nos la deja, sino que nos la da. Esa paz que embarga su Corazón nos la regala para que también embargue el nuestro.

Su paz, esa paz que debemos tener y regalar para ser pacíficos y pacificadores, como Él quiere. La paz debe ser nuestra tarjeta de presentación.

La paz como don. La paz como regla de vida. Un buen propósito para el cristiano.


EL QUE ME AMA, GUARDARÁ MI PALABRA

 Jn 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?».
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».


EL QUE ME AMA, GUARDARÁ MI PALABRA

Si amamos a Jesús, guardaremos su Palabra. ¿Y qué es guardar? ¿Poner bajo llave? ¿Esconderla para que nadie la vea?

Evidentemente, no. Guardar su Palabra es cumplirla, aceptarla, hacerla vida. Solo así seremos testigos del Amor.

Ese Amor quer solo Él sabe dar. Seamos apóstoles de la Palabra, apóstoles de su Amor.


domingo, 15 de mayo de 2022

V DOMINGO DE PASCUA

  Jn 13, 31-33a. 34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

UN MANDAMIENTO. Y NUEVO

Jesús nos ha dado un mandamiento. Los mandamientos, y Él lo sabía como buen judío, los había recibido Moisés en la montaña. Era montaña sagrada y mandamientos sagrados. No había más. 

Y Él , porque podía, nos dio uno más, uno nuevo. El más importante: amarnos unos a otros. Pero con un matiz. como yo os he amado. Con su enorme amor, con su infinito amor.

Renovemos nuestro amor, renovemos el amor a nuestros hermanos, renovemos el amor a Dios. Cumplamos los mandamientos y el mandamiento. El nuevo y eterno amor. 

PARA QUE MI ALEGRÍA ESTÉ EN VOSOTROS

  Jn 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».

PARA QUE MI ALEGRÍA ESTÉ EN VOSOTROS

Dios nos quiere felices, siempre. Dios quiere nuestra felicidad, siempre. Y quiere que su alegría esté en nosotros.

Es la Suma Bondad, no puede ser de otra manera. las bienaventuranzas son bendiciones de alegría y nos llamó bienaventurados. Seamos felices y bienaventurados.

Oremos para saber cuál es la alegría de Jesús y, con Él, queramos que esté en nosotros. Solo así seremos felices.

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

Jn 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

Por muchas veces que lo oigamos o lo leamos siempre impacta esa frase de Jesús por su profundidad y su absoluta plenitud.

Camino, Verdad y Vida que nos hace ser quien somos, que nos hace ser, sencilla y llanamente. Camino, Verdad y Vida que nos va enseñando a amar.

El Camino que tenemos que andar para amar, la Verdad con la que tenemos que amar y la Vida a la que tenemos que amar. No hay más. 

YO SOY

 Jn 13, 16-20

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

YO SOY

Dos palabras, cinco letras que, en boca de Jesús, tienen mayor fuerza y todo el sentido del mundo. Él es, el Único que es.

Una auténtica y pura síntesis de lo que significa su existencia. Sus contemporáneos lo entendieron enseguida, por eso quisieron que pagara por semejante blasfemia.

Para ellos, claro. Para nosotros es la más bella declaración de la divinidad de Jesús. En dos palabras, en cinco letras. 

LUZ

 Jn 12, 44-50

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
- «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

LUZ

Dios es Luz. Ilumina, guía, alumbra, da alegría, nos hace ver lo que antes no veíamos y nos libra de las tinieblas.

Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, así lo recitamos en el Credo tan bellamente...

Dios, Luz. Quien se acerca a ti nunca está en tinieblas, quien se acerca a ti sabrá qué es el Amor verdadero.

OS LO HE DICHO, Y NO CREÉIS

 Jn 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

OS LO HE DICHO, Y NO CREÉIS

Nos lo ha dicho. Él es el Mesías, que vino a salvarnos. Nos lo ha dicho, Él es nuestro Salvador. Nos lo ha dicho, y no acabamos de creer.

Creer es una cuestión de fe. Y la fe se vive y se expresa con nuestros hermanos y por nuestros hermanos.

Su testimonio debería ser suficiente para creer. Su testimonio debería adherirnos por siempre a su Corazón. Creamos.

YO SOY LA PUERTA

 Jn 10, 1-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

YO SOY LA PUERTA

En verdad, Jesús es la puerta por la que entramos al cielo (sabiendo que el cielo es estar en Él). Sin Él, no lo conseguiremos.

Puerta a su Corazón, el único lugar del que debemos tener nostalgia, el único lugar al que desear ir.

Él es la Puerta por la que debemos entrar a la Gloria. No tengamos miedo.

IV DOMINGO DE PASCUA

 Jn 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno».

BUEN PASTOR

Este domingo de Pascua está dedicado a esta imagen tan entrañable y tan auténtica de Jesús. Hoy rezamos por los Pastores, por el Papa, Obispos, párrocos y sacerdotes. Por su santidad y por su perseverancia.

Dice Jesús: "mi rebaño me escucha". Somos sus ovejas y escuchamos su voz, su Palabra. Debemos empaparnos de ella para conocerlo y reconocerlo.

Nos conoce y dice "ellos me siguen". Me conoce, me ha llamada y lo sigo. Sigo sus huellas para dar testimonio ante nuestros hermanos de su Amor y Misericordia sabiendo que es el único camino para la felicidad. 

¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?

 Jn 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?

Es inevitable que al escuchar o leer esa frase del evangelio de hoy nuestro corazón no sienta tristeza y cierta vergüenza.

Se la dice a sus discípulos pero, ?y si nos la dijera a nosotros? ¿Nos queremos marchar?

Imposible. Imposible marcharnos de su lado, de su Amor, de su paciencia, de su Corazón. No, Señor, nosotros no queremos marcharnos. Contigo siempre. 

viernes, 6 de mayo de 2022

VIVIRÁ PARA SIEMPRE

 Jn 6, 52-59

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

VIVIRÁ PARA SIEMPRE

El sueño de muchas personas a lo largo de la humanidad es y ha sido vivir para siempre. Y, es curioso, Jesús nos da la clave.

"El que como este pan vivirá para siempre". El Pan, ese Pan que se parte y se reparte, hecho de mil granos que se unen para darse.

Parábola y símil de la Iglesia. Realidad del que quiere vivir para siempre.

jueves, 5 de mayo de 2022

EL QUE CREE TIENE VIDA ETERNA

  Jn 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

EL QUE CREE TIENE VIDA ETERNA

La fe es creer la Verdad que nos transmitió Jesús. Esa seguridad que tenemos en Él, certeza de las realidades que no se ven, sino no sería fe.

La fe no es científica, significa lealtad, fidelidad. Palabras preciosas que no requieren pruebas, demostraciones o comprobaciones. 

La fe es Amor. Seamos fieles y felices. Nos espera la vida eterna.

miércoles, 4 de mayo de 2022

YO SOY EL PAN DE VIDA

 Jn 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

YO SOY EL PAN DE VIDA

Es el Pan verdadero, el Pan de la vida, el Pan que nos da la vida y que nos hace creer y crecer. El Pan sin el que no somos.

El Pan, trigo pisado, partido y repartido. Muchos granos hicieron ese Pan, mucha humildad y mucho Amor lo convirtieron en Cuerpo,

Que ese Pan siempre nos alimente. 

SI ME CONOCÉIS

 Jn 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

SI ME CONOCÉIS

Si conociéramos a Jesús muchas de nuestras dudas estarían más claras y más bien resueltas. Si conociéramos a Jesús...

Si lo conociéramos sabríamos de primera mano qué y quién es el Amor en persona, quién nos ama por encima de todo y de todos, incluso por encima de nuestros fallos.

Hagamos por conocerle en la oración y la Escritura. Nuestro mundo y el mundo de nuestro alrededor mejorará.

lunes, 2 de mayo de 2022

QUE CREÁIS

 Jn 6,22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».

QUE CREÁIS

La obra de Dios es que creáis en Jesús. Eso es lo que tenemos que hacer para realizar las obras de Dios. Fácil, ¿no?

Y nos lo ha dicho Él. Nos pondrá examen, pero nos ha dicho la pregunta y la respuesta. ¿Se puede ser más benigno?

Creamos, es sencillo. 


III DOMINGO DE PASCUA

 Jn 21, 1-14

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

ECHAD LA RED

Así nos lo dice el Señor. Por encima de nuestras indecisiones, por encima de nuestras dudas, por encima de todo aquello que se ponga en contra, echad la red.

Pescaremos uno o cien mil, pero echemos la red. escuchará uno o cien mil, pero echad la red.

La red del Amor, de la entrega, de la Misericordia, la red de la confianza, la red de la fe. Echad la red. El resto, depende de Dios. 

SOY YO, NO TEMÁIS

 Jn 6, 16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.
Habían remado unos veinticinco o o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.


SOY YO, NO TEMÁIS

Nos lo dice hoy Jesús en el evangelio. Pero nos lo dice todos los días, a todas horas, en toda circunstancia. Es Él, siempre.

Solo tenemos que afinar la vista, solo tenemos que afinar el sentido "cordial" y veremos que Jesús está, está siempre.

No temáis, soy yo. En toda situación y circunstancia. Soy yo.

MANSO Y HUMILDE

 Mt 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

MANSO Y HUMILDE

Jesús nos dijo que fuéramos mansos y humildes, que en eso le imitásemos. No que le imitemos en hacer milagros, no.

Mansos y humildes, como Él. ¡Cuántas cosas cambiarían en el mundo si fuésemos mansos! No habría guerras, ni enfados, ni envidias, ni...

Seamos mansos. Y el mundo cambiaría.


DIOS ES VERAZ

 Jn 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


DIOS ES VERAZ

Dios es la Verdad, Dios no quiere engañarnos ni gana nada engañando a sus hijos. Dios es Veraz, el Veraz.

Cuando todo se desmorona, cuando todo se da por perdido, cuando ya nada importa, solo importa Él, la Verdad.

Esa Verdad a la que aferrarse, a la que ir cuando queremos respuestas. Es el Camino, la Verdad y la Vida. 
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