sábado, 25 de noviembre de 2017

YA NO PUEDEN MORIR

Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

NO ES DIOS DE MUERTOS
Jesús es la Resurrección y la vida. Él se hizo Resurrección para nosotros y nosotros debemos resucitar cada día para vencer a las muertes cotidianas.

Dios es un Dios de vivos y no nos quiere muertos. Hay que vivir y vivir con amor, porque el amor de Cristo venció a la muerte.

Así resucitamos: amando. No hay otro camino ni otra manera de vivir, puesto que vivir sin amor no es vivir. Y Dios no es un Dios de muertos.



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