martes, 21 de enero de 2020

LO VIEJO Y LO NUEVO


Mc 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contestó:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo; y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto - lo nuevo de lo viejo - y deja un roto peor.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

LO VIEJO Y LO NUEVO

Hoy el evangelio nos habla de lo nuevo y lo viejo. "Belleza siempre antigua y siempre nueva", así llamaba a Dios san Agustín. Y es que Dios siempre es novedad aun existiendo desde siempre.

Novedad en el amar, novedad en el servicio, novedad en la evangelización...Dios siempre es más y siempre nos sorprende.

Antigua belleza que nos enamora y belleza n ueva que entusiasma el alma. belleza inefable de dimensiones infinitas.

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