martes, 21 de enero de 2020

ARRANCANDO ESPIGAS


Mc 2, 23-28

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde:
« ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

EL HOMBRE Y EL SÁBADO

Jesús lo tenía claro y así nos lo transmitió: el sábado no es más importante que las personas. Las normas no nos deben hacer olvidar lo verdaderamente importante.

Jesús optó siempre por la gente y mayormente por los más desfavorecidos. Era judío, sabía de las normas, pero nunca permitió que fueran más importantes que las personas.

El hombre se hizo para el sábado y no el sábado para el hombre. Cuando confundimos esos términos, confundimos el amor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.