martes, 30 de agosto de 2022

SE QUEDABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

 Lc 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal! de él».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

SE QUEDABAN ASOMBRADOS DE SU ENSEÑANZA

En la época de Jesús, en la que se tenía un sentido religioso más acusado, que esperaban al Mesías y la religión formaba parte de toda la vida, sus contemporáneos se quedaban asombrados.

En nuestra época, en la que se tiene un sentido religioso bastante vago, en la que la esperanza brilla por si ausencia, así como la religión, seguimos asombrándonos de la enseñanza de Jesús.

No importa lo exterior; lo importante es el interior. Volvamos al corazón.

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