domingo, 9 de agosto de 2020

UN MONTE ALTO

 Mt 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

UN MONTE ALTO

Hoy celebramos la Transfiguración del Señor, San Salvador. Y nos dice el evangelio que Jesús, son Pedro, Santiago y Juan, subieron a un monte alto.

Desde la altura se ve mejor, hay mejor perspectiva y más silencio, más tranquilidad. Por eso subieron a encontrarse con Dios.

Subamos, subamos siempre más alto y desde allí, con la perspectiva de una vida cristiana, que el SEñor nos transfigure.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.