domingo, 16 de agosto de 2020

ALLÍ ESTOY YO

 Mt 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

ALLÍ ESTOY YO

Suenan con rotundidad las palabras de Jesús en el evangelio de hoy. Donde estamos reunidos en su nombre, allí está Él.

Así. Rotundo. Comunión, unión de almas y corazones, siendo uno, siendo Uno, porque Él está. Y Jesús no miente.

Palabra que no podemos obviar, palabra que nos hace vivir la comunión como fundamental en nuestras vidas.

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