domingo, 9 de agosto de 2020

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

  Mt 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

NOS SACIAS

El único que puede saciarnos, el único que puede llenarnos a rebosar y aún le sobra, el único que se desborda en amor para con nosotros.

Él, que es "cariñoso con todas sus criaturas", como nos dice el Salmo de hoy. ¡Qué imagen tan preciosa y verdadera de Dios! Siempre pendiente de nosotros, de derramar su amor.

Señor, sigue saciándonos, sigue amándonos, sigue siendo Dios con nosotros.

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