martes, 3 de noviembre de 2020

UN BANQUETE

  Lc 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!»
Jesús le contestó:
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados:
"Venid, que ya está preparado".
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo:
"He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor"
Otro dijo:
"He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor".
Otro dijo:
"Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir".
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
"Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".
El criado dijo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio".
Entonces el señor dijo al criado:
"Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene mi casa.
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"».

UN BANQUETE

La idea del banquete es repetitiva en el evangelio, incluso en la Biblia. Siempre en los banquetes pasan cosas importantes sobre las que Dios nos quiere enseñar algo.

Banquete es participar de la Carne y Sangre de Jesús. Banquete que nos hace salir a las plazas a compartir nuestra dicha con los olvidados de la sociedad.

A los que no olvida Dios y prefiere en sus banquetes. No lo olvidemos. Y preparémonos para el banquete final.

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