domingo, 18 de octubre de 2020

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mt 22, 15-21

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
«¿De quién son esta imagen y esta inscripción?»
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

DIOS Y EL CÉSAR

El evangelio de hoy nos habla de la autoridad y el poder. La autoridad de Dios y el poder de los hombres que pretenden dirigir nuestras vidas, cuando el verdadero Señor, el verdadero director de nuestras vidas es Dios, sin duda alguna. 

Fuera de Él no hay Dios, por lo que, creyendo en Él "brillamos como lumbreras del mundo manteniendo firme la palabra de vida". ¡Qué buen propósito para cumplir es esta semana!

Aclamemos la gloria y el poder del Señor, como nos dice el Salmo. Así mostraremos al mundo su poder, que gobierna a los pueblos rectamente. Seamos rectos con la fuerza del Espíritu Santo.

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