martes, 19 de octubre de 2021

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 Mc 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir»
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que s para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

SERVICIO


Los cristianos debemos ser los mayores servidores. Servir  a Dios y al prójimo, a ejemplo de Jesús, sin pensar en la recompensa, aunque sea el Reino de los cielos.

Sercir, servir por siempre y amar, como dijo el poeta. El servicio es amos y amar es servir. No queramos ser los primeros más que en el servicio a los demás.

Como nos muestra hoy el evangelio, este servicio conlleva no querer ser los primeros, no querer destacar más que en amor y servir sin que lo sepa quien debe saberlo: Dios.

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