lunes, 5 de diciembre de 2022

JESÚS QUEDÓ ADMIRADO

 Mt 8,5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

JESÚS QUEDÓ ADMIRADO
Jesús se quedó admirado por la fe del centurión en Cafarnaúm. Y para que Jesús se quedara admirado, grande debió ser.
Y es que nada material que tengamos o poseamos admira a Jesús, solo nuestra fe, nuestra esperanza en Él.
En este Adviento, crezcamos en esperanza, crezcamos en fe. 

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