miércoles, 10 de abril de 2024

QUE TENGA VIDA ETERNA

 Jn 3,16-21

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

QUE TENGA VIDA ETERNA
Por esa razón vino Jesús al mundo y, a su tiempo, murió y resucitó. Quería que todos tengamos vida eterna.
Toda su vida estuvo dedicada en esa misión llevando el Amor de Dios Padre allí donde estaba, día tras día.
Y nosotros tenemos que poner de nuestra parte: querer la vida eterna. 

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