viernes, 1 de noviembre de 2024

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 Mt 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

TODOS LOS SANTOS
Cada uno de noviembre la Iglesia Católica recuerda a todos los santos, sin excepción, tanto los "oficiales" y reconocidos, como los totalmente anónimos. Es la gran celebración de los que están y son con Dios, compartiendo su gloria y triunfo.
Por eso este día la luz debe reinar, el color blanco de la liturgia nos grita salvación, pureza, santidad, fortaleciéndonos con el ejemplo de los que se nos han adelantado en el camino de la entrega y el servicio.
Demos gracias en este día y alegrémonos por la obra de Dios a lo largo de los siglos. El amor, la santidad, no se detiene, no pasa nunca, renovándose a cada instante. Ser santo es vivir la vocación a ser plenos en el amor. 





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