jueves, 7 de febrero de 2019

LLAMÓ A LOS DOCE

Mc 6, 7-13
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

SALIERON A PREDICAR LA CONVERSIÓN
Jesús envió a los apóstoles a predicar la salvación, lo que habían visto y oído, predicar la conversión a Dios y un cambio de vida.
Hoy hacen falta apóstoles que anuncien a Jesús, que anuncien la alegría que nos viene por Él, la gracia de la fe y la entrega y el reino del servicio.
¿Somos apóstoles de la entrega y de la alegría en este mundo tantas veces triste y egoísta?


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